Como logre salir con mi jefa Victoria

Historia de como logre salir con mi jefa Victoria despues de que se enterara que uso su baño privado.

Como logré salir con mi jefa.

Ya casi todos mis compañeros de trabajo se han ido y puedo usar el baño de mi jefa sin problemas. No es que me excitara hacerlo sino que era mucho mejor que los de los empleados comunes. Como siempre los de arriba se dan esos lujillos en sus mobiliarios para inspirar a la plebe a trabajar más. Haciéndolos pensar que alguna vez estaremos en su lugar pero yo soy lo bastante listo para saber que el jefe siempre nombra a su hijo o en mi caso a su hija como nuevo director. Además esto es una empresa llena de asesores que se la daban de grandes sabihondos en los negocios. Ni con todo el vodka del mundo en la sangre me hubiera metido a dar órdenes a alguien más aquí. Ojala estuviera en capitán de mar y guerra, peleando contra la tempestad mientras rescato a una damisela de los piratas. Pero volviendo a la gris y mediocre realidad de ser un empleado administrativo, pensándolo bien no la paso tan mal. Nota mental: todavía puedo meterme en la cruz roja internacional y llevar a los chicos pobres del mundo alimentos o ingresar a la armada y ofrecerme a combatir a alguna brigada de la muerte. Ya en el baño, ni siquiera iba a usar el retrete me había manchado las manos con tinta y quería lavármelas. Me gusta escribir con pluma pero esa tinta que habían comprado en la empresa era una bazofia que nunca secaba. Segunda nota mental: expropiar algunos accesorios útiles de la empresa e intercambiarlos por tinta buena en lo de papelería de mi amigo Pablo. En eso oigo entrar dentro de la oficina a alguien. Cierro la canilla. Era mi jefa con alguien más, por la voz es su secretaria particular o sea la rata de su mejor amiga en la preparatoria o como los chicos dicen la prepa. En algunos países también tiene el nombre de secundaria y/o secundario. Si me descubren tendré que comerme media hora sobre porque estoy usando su baño y porque no debo volver a hacerlo de nuevo. Tal vez incluso me amenace con poderme una estrellita negra en mi expediente, tarada. Que le habrá pasado que volvió un viernes a la tarde, el momento justo para usar el poder de jefe e irse antes que todos de fin de semana, tal vez se olvidó su mariposa vibradora en el cajón del escritorio. Mi jefa se llama Victoria y su secretaria Lorena. No me molestaría encamarme con ninguna, les doy siete y ocho respectivamente en una escala de uno a diez. Oigo la palabra sexo. Me acerco sigilosamente a la puerta para oír mejor. Tercera nota mental: oír bien para tal vez escribir un relato erótico de lo que les pasa.

Victoria. – Las mujeres siempre llevamos la peor parte en el sexo. Lorena. – ¿A qué te refieres? Victoria. – Como que a qué me refiero. A lo obvio. Los hombres, los muy desgraciados, lo único que tienen que hacer es meter la tranca en un agujero y ya con eso están a full mientras que nosotras tenemos que tolerar que nos penetren por doquier como si fuera divertido tener una cosa en medio de la traquea. Sin contar como les gusta vernos sangrar. Deberíamos cortarles las venas para ver si también les gusta.

Me jefa debe ser de esas. De las que piensan que acostarse con un hombre es hacerle un favor.

Lorena. – Todo esto es porque tu novio te dejó por una desgraciada con tetas más grandes.

Deben ser unas muy grandes porque las de Victoria se notan bien aunque lleve ropa holgada. Y en verano cuando se le ve con blusa se le notan los pezones perfectamente. Las de Lorena tampoco son nada despreciables. En resumen dos pares de mangares que cualquiera querría degustar.

Victoria. – Incluso al perro le di la cola, me la clavó con todo, me hizo doler las entrañas y así me pagó. Lorena. – Que el no sepa como tratar a una mujer es su problema. Victoria. – Hablas como si hubiera un hombre que si supiera.

Ahora espero que Lorena diga “Solo una mujer sabe como tratar a otra” y armen una fiestecita.

Lorena. – Si no te caben los hombres búscate una mujer. Nunca oíste lo de…. Victoria. – No me digas. Solo una mujer sabe como tratar a otra.

Casi le acierto con la que lo iba a decir.

Victoria. – En eso tú, tienes mucha experiencia, no. Lorena. – Yo no soy lesbiana aunque una vez bese a una mujer estando borracha. Victoria. – Si tonta, me acuerdo, era yo. Lorena. – Lo que pasa es que el recto solo tiene sensibilidad en el esfínter, tiene que pedir que te metan la mano para que así puedas sentir como te presionan bien por dentro. Es toda una experiencia. Victoria. – No me digas que has dejado que te hagan esas cosas. Lorena. – Yo le pedí a Héctor que me lo hiciera. Victoria. – ¿Y te dolió? Lorena. – Solo un poco pero si te lo hacen mal obviamente no va a ser muy grato que digamos. Victoria. – Yo no estoy para esas cosas. Lorena. – Las mujeres estamos diseñadas para resistir el dolor. Victoria. – Ahora resulta que te gusta el sado. Lorena. – Solo digo que tienes que sacarle el jugo a lo que somos. Acuérdate de la comunicación. No te tires en la cama con las piernas abiertas esperando que todo salga de forma mágica. Estoy seguro que con tus pechotes les haces a los hombres unas buenas cubanas. Victoria. – No quiero hablar más de esto. Que Rogel y las tetas de esa puta se vayan al infierno. Lorena. – Toma tu cartera y vamonos. Victoria. – Antes voy al baño que también quiero sacarme la tinta de las manos.

Triple Maldición. Tinta del orto. Apago la luz y me pongo detrás de la puerta esperando un milagro. Por suerte mi jefa no cierra la puerta, solo se lava las manos y sale. Dicen unas tonterías más y ambas se van. Espero un rato para que se vayan del piso, no sea cosa que me vean salir del despacho mientras están esperando el ascensor o algo por el estilo. Todo resulta como espero, ya puedo largarme del trabajo sin problemas.

El fin de semana lo paso fabuloso. El sábado me dedico a dormir todo el día, por la noche con mis amigos vemos todas las películas de Star Wars con pizza y birra. En la trasnoche salimos a escabiar aún más. Ese boliche Peruca al que fuimos era una mugre. Trate de levantarme a una piel de ébano brasilera pero no le iban las relaciones interraciales aunque la acaricie por todos lados. No recuerdo bien pero creo que sus amigas me sacaron volando cuando nos vieron juntos. El domingo a la tarde fui a visitar a mis padres, son buena onda tocan en una orquesta de un teatro importante. Ojala pudiera rockear como mi padre o aunque sea como mi hermana. Todos se preguntan porque ni siquiera puedo tocar el triangulo. Que se le va a hacer. A veces ayudo a mi hermana con los instrumentos de su bandita. Ella toca el bajo y a veces canta. Vuelvo a mi casa. Me baño. No hago nada extraordinario en lo que resta del día.

Ya es lunes, el día de mayor suicidios sin contar los festivos. Llegó al trabajo, marco tarjeta. Me la paso contestando y redirigiendo llamadas de personas que necesitan asesoría. Para que nombran como jefe a alguien que no sabe lo que hay hacer. La estupidez humana, otro de los grandes misterios de la vida aunque tampoco hay que ser muy exigente hoy en día con el ritmo de vida actual pedirle a las personas que sean casi tan sabios como Gandalf o Joda es una locura. Suena el teléfono. El visor indica que es mi jefa. ¿Qué querrá ahora la insatisfecha sexual? Lo más seguro es que el acusador o sea el maldito programa de control teléfono le haya dicho que me he salido de los cánones probabilísticos sobre lo que se supone que tengo que hacer. Mi jefa me dice que quiere verme en su oficina, su vos se oye algo alterada o extraña. Cuando paso cerca de Claudia, la acusadora carnal del piso, ella me mira. Aparte de jodida fea, antes de tocarla me tiro a pozo lleno de estacas envenenadas de bambú. Resguardando a Victoria se encuentra Lorena en su escritorio viendo si tiene alguna uña maltrecha. La flaca no hace nada en todo el día pero no hay ningún tipo de resentimiento, se ha colgado de las tetas de su amiga y eso la hace una comadreja perfecta. En parte yo también soy medio comadreja. Me pregunto si el tal Héctor le habrá metido la mano en la cola el fin de semana. Le hago una señal que voy a pasar. Me dice que tiene que consultar a Victoria, deja su importantísima manicura y después del telefonazo ya puedo seguir. Mi jefa tiene cara de pocos amigos aunque a esta altura ya no se si es su rostro normal. Si sigue así cuando llegue a las treinta va a parecer de cincuenta.

Victoria. – ¿Manuel Rocas? Manuel. – Si. ¿Qué se le ofrece señorita Caseres? Victoria. – Me han informado de algo importante.

Que asqueroso chisme le habrá dicho la loca de Claudia, solo puede ser ella la botona, a esta tipa.

Victoria. – Que usted ha estado usando mi baño personal.

Le dijo la verdad total ni que fueran a tirarme a pozo lleno de estacas envene….

Manuel. – Si, he estado usando su baño personal.

Me siento y me preparo para contar los cuadritos del saco de mi jefa mientras tengo que soportar su sermón.

Victoria. – En particular me han comentado que estuvo usándolo el último viernes a la tarde.

Ahora entiendo mejor. Claudia estaba cuando entre a su oficina pero no cuando salí. Ella tiene acceso a los horarios gracias a las tarjetas. Pienso que sabe que la estuve oyendo. Ma si, veamos donde llegamos con todo esto, que sea lo que sea.

Manuel. – Si, lo estuve usando el viernes a la tarde después que usted se fue. Victoria. – Y mientras lo estaba usando no pasó nada. Manuel. – Salvo que usted junto con Lorena volvieron a buscar su cartera. No pasó nada relevante. Victoria. – Entonces admite que nos estuvo escuchando a escondidas. Manuel. – No, admito que las estuve escuchando sin que me descubrieran. A escondidas suena como si hubiera habido una intención de escucharlas. Pensé que no se enteraría y esta discusión jamás existiría. Victoria. – Ya veo. Somos unas tontas de las cuales puede burlarse con sus amigos desde lo lejos. Vanagloriándose de tener cerca unas…. Manuel. – Por favor Victoria deja el síndrome de reflejo de una buena vez. Victoria. – No le permito que me llame por mi nombre y de esa manera. Manuel. – No me interesa lo que hagas en tu vida privada pero creo saber lo que te pasa. Victoria. – ¡Ya le he dicho que no me trate así! Manuel. – No levantes la voz que todo el mundo nos va a oír. Victoria. – Lárguese de mi oficina. Manuel. – Tu ex novio Nigel. Victoria. – Se llama Rogel.

Si no hago hoyo en uno con lo de dármela de psicólogo salgo corriendo y renuncio vía e-mail.

Manuel. – Como sea. Fue de seguro tu noviecito de toda la vida. Victoria. – ¿Como sabe eso? Manuel. – Se seguro también el único con el que has estado. Victoria. – Eso no le incumbe. Manuel. – Que sea un hijo de puta no quiere decir que tengas que hacerte la cabeza de esa manera y vivir embroncada por el resto de tu vida. Victoria. – Ya le dicho que me mi vida privada no le concierne. Manuel. – Como quieras pero yo vuelvo a mi trabajo pero no sin antes. Victoria. – ¿Qué va a hacer?

Saco de mi bolsillo los cartuchos de tinta de calidad que Pablo me trajo el sábado a la noche, hay que mantenerlos ocultos no sea que alguno de la oficina me pida uno, y se los entrego a mi jefa.

Manuel. – Estos son los mejores del mercado. Para que no se manche de nuevo jefa.

Me levanto y salgo lo más rápido que puedo de la oficina. Lorena después de verle salir entra al despacho, tal vez esta preocupada ya que creo que estuvimos hablando bastante o más fuerte de lo debido. Que Victoria estaba de novio hace años lo sabía ya que se lo oí a Claudia en una pasada por la cafetería, no acertó sobre su posible casamiento y de que el tal Rogel era el único hombre con quien había estado todavía no se si le acerté realmente. Esta vez me voy del trabajo a la hora justa incluso antes que mi jefa.

Es martes y hasta ahora todo transcurre normalmente. Victoria ya llego a trabajar y esta dentro de la sala principal. La estoy mirando para comprobar que todo ha quedado en el olvido y al verme me guiña el ojo derecho. No se si es buena o mala señal. Ya casi es medio día y recibo un memorándum en mi computadora detallando que ya esta la nueva tinta para plumas en la oficina. Me voy a cerciorarlo y efectivamente el encargo de los suministros esta colocando muchísimas cajitas de la misma marca que le entregué a Victoria en el organizador. Mientras se va a la hora de costumbre mi jefa no para de mirarme. Definitivamente algo esta pasando.

Es miércoles, ya estamos a la mitad de la semana hábil. Esta vez Victoria no ha dado señales de tenerme en su cabeza. Parece que todo vuelve a la normalidad sin embargo aparece un repartidor que me entrega un paquete, algo que jamás a pasado. Firmo la planilla, es de esos que se entregan solamente a la persona indicada. Si hay un celular dentro tal vez sea Morfeo pidiéndome de que libere a la humanidad de la Matrix pero es solo un sobre con una tarjeta dentro. Tiene escrito una dirección de e-mail que también se puede usar como chat. La ingreso y a los pocos segundos me llega una confirmación. Establezco una conexión del 99,99% con Victoria.

Manuel. – Victoria mi teléfono esta en mi planilla personal.

Pasan un minuto o dos y me contestan.

Victoria. – Debes estar pensando que soy una tonta. Manuel. – Claro que no. Te veo a las seis en el café trébol rojo. Esta en esta misma cuadra. Victoria. – No se si voy a poder ir. Es muy pronto. Manuel. – Voy a estar de todas maneras esperándote. Victoria. – Hasta pronto. Besos. Manuel. – Igualmente.

Me mando besos electrónicos, todo un logro. Ya es tarde y Victoria sigue en su oficina; debe estar esperando que me vaya seguramente. No hay porque hacerla esperar. Llego al café acordado. Soy un idiota. Hay varios empleados de la empresa. Eso no le va a gustar. Todavía no son las seis. Me pido obviamente un café y me quedo viendo atentamente por la ventana para interceptarla lo antes posible. Ya casi es la hora acordada. La veo caminando hacia donde estoy y salgo rápidamente.

Manuel. – Vamos a otro lugar que allí nos pueden ver conocidos de la empresa. No quiero que digan nada malo de ti.

Ella sonríe y se deja guiar del brazo. He dicho cosas malas de ella pero todas mentales, tal vez alguna que otra estupidez en público. Caminamos dos cuadras y entramos en un bar tropical. Tomamos jugo de naranja, granadina y un poco de ron en cocos. Me cuenta que su padre lo operaron del corazón y que por eso ya no dirige la empresa. Tiene al igual que yo una hermana menor. Victoria es agradable fuera de su rol de jefa. Siempre esta pensando lo que dice creo que no sabe lo que quiere hacer conmigo realmente.

El jueves y el viernes salimos nuevamente y me doy cuenta que compartimos muchas cosas como el ballet (fui años al teatro para ver a mi hermana bailar), varias bandas de rock, el pool, los juegos de mesa aunque a ella no le llaman mucho las películas de ciencia ficción y yo no puedo soportar ver un musical. Le propongo ir a ver a mi hermana tocar este sábado en una disco. Ella acepta. La llevo bien juntitos hasta su auto. Yo me voy a tomar el subte hasta mi casa espero que ella no enloquezca mientras trata de salir del tráfico infernal de la ciudad.

Es otro sábado y duermo lo mejor que puedo hasta la noche. Le pido el auto al viejo, que me lo da con gusto. Mi madre ya se esta poniendo a organizar mi casamiento seguramente. Tengo que admitir que casi todas mis relaciones son de a lo sumo uno o dos meses. Estoy poniéndole mucha dedicación a Victoria. Llego a la hora acordada a su casa. Toco el timbre y ella me dice por el intercomunicador que la espera que ya salen. ¿Con quién estará? Lo más seguro es que sea Lorena con su novio. Se abre la puerta y a parte de los tres que espero hay otra mujer. Por su cara es la hermana de Victoria seguramente, se parecen bastante. Lorena al verme pone una cara de sorpresa evidente. Héctor parece agradable por lo menos al presentarse. La hermana de Victoria se llama Beatriz y tienen casi la misma aptitud, me agrada. Victoria lleva un vestido corto que se ajusta directamente por debajo de los pechos y que se sostiene además por unas tiras que los bordean, esto hace que sus senos tengan toda la atención y estén bien agarrados. Una blusa tableada le cubre el torso. Héctor me cae mucho mejor de lo esperado, tiene un auto Delorian con alas de gaviota, todo un clásico. Victoria, Beatriz van conmigo y Lorena y Héctor van por su lado.

Ya en la disco mi hermana nos espera en la puerta para dejarnos pasar. Es casi imposible hablar dentro, la música esta al tope y todo el mundo esta saltando por doquier. Le pido unas cervezas al barman y me trae un destornillador. Por suerte todo se normaliza cuando empieza a subir al escenario la primera banda. Tengo suerte y el baterista de la banda de mi hermana esta tratándose de levantarse a la hermana de Victoria. Lorena y Héctor no han parado de besarse y tocarse desde que llegamos. Le dijo que esta super preciosa y acercando mis labios a los suyos ella responde bien y nos comenzamos a besar. Como la mueve el guitarrista de la primera banda si no fueran los vasos de plástico creo que explotarían. Ahora le estoy acariciando la pierna a Victoria con mi mano, tengo que resistirme al impulso de querer llegar a su entrepierna a la primera. Después de casi cuarenta minutos de rock metálico lo único que oigo es un zumbido en mi cabeza. La gente vuelve a bailar y a saltar por todos lados. Ya nos hemos tomado todos varias copas excepto los integrantes de la banda de mi hermana. No quieren hacer un papelón arriba del escenario vomitando mientras tocan. La historia se repite y suben al escenario un hombre y una mujer con ropa de ejercicio. Empieza a sonar música electrónica. Son unos raperos de duelo que hablan en rima sobre como se comportan los hombres y las mujeres. Victoria escucha atenta lo que dicen. Las demás canciones hablan de trivialidades y de cosas de la actualidad como si fueran los raporteros. A la gente le hace gracias y muchos se ríen. Por fin llega el turno de la banda de mi hermana. Ellos tocan rock sombrío, tienen muchos seguidores ya que es la onda que esta de moda. En las tiendan se puede conseguir su único disco sin problema. Ya casi son las cinco de la mañana y el cantante de la banda de mi hermana nos empieza a llevar a todos los borrachines a nuestras casas. Él solo toma agua si va a cantar. En su auto lleva a todos los integrantes de la banda y después se vuelve para llevarnos a Victoria, Beatriz y a mí. Héctor no quiere saber nada de que toquen su auto o de dejarlo en medio de la calle y se va con Lorena; después me entero que los paro la policía y le retuvieron la nave por la ley de cero tolerancia. A Beatriz la dejamos en la casa de sus padres. Cuando llegamos a la casa de Victoria me bajo junto con ella y le dijo a Roy que se vaya. Le pregunto en la puerta de su casa si me deja pasar y ella me responde que lo haga. Roy cuando ve que no he rebotado se va con rumbo desconocido.

Ya dentro le pido permiso para darle un besito. Ella acerca su rostro al mió pero yo me agacho y zambullo mi cabeza por debajo de su vestido. Mientras lo hacia dijo algo que no comprendí. Tenía mis manos agarradas a sus muslos y mi boca sorbeteandole la tanga lo mejor que podía. Me agarró la cabeza no se si para sacarme por mi atrevimiento o para presionarla más contra su raja. Eso no duro mucho y llevó sus manos a algún lugar que no podía ver. Lo que si hizo fue abrir más sus piernas en señal que le gustaba lo que le estaba haciendo. Le bajo la prendita y empiezo a trabajar sin ninguna barrera en su conchita. Los labios externos están depilados pero hay algo de vello en su monte de Venus. Esta usando ligas, la lencería me calienta aún más y mi pantalón está que me estalla. Le estoy tocando con la lengua su precioso clítoris, puedo escuchar sus gemidos de placer y su néctar está corriéndose por toda mi cara. Me incorporo de nuevo. Ella me pregunta que pasa al sentir y ver mi detención. Le respondo que solo me voy a poner más cómodo. Me quito el suéter, la camisa y los zapatos. Le dijo que me deje desvestirla y ella solo asiente con la cabeza. Le quito los zapatos y la tanga, que es de un negro brillante como si fuera satinada. Le desabrocho las mangas más un par de los botones superiores de la blusa, le bajo las tiras del vestido y con algo de su ayuda le logro sacar la única protección que me impide verle sus hermosos pechos. En realidad solo se los veo parcialmente ya que todavía faltaba sacarle el sujetador que hacia juego con la tanga. Ya esta en el piso la prenda y ante mis ojos hay unos exuberantes senos con grandes aureolas rosadas y unos pezones completamente erizados. Le vuelvo a subir las tirar del vestido y me pregunta que estoy haciendo. Le respondo que me encanta verla con ese vestido. Ella deja escapar algunas risas y como no quiere quedarse atrás me empieza a sacar lo que me resta de mi ropa. Ahora solo me quedan un par de medias en los pies. Tengo el pene casi a al máximo de su tamaño. Me toma de la mano y me lleva al piso de arriba, supongo que vamos a su dormitorio. La casa de Victoria es bastante grande para una sola persona.

Ella se sienta sobre su cama matrimonial y me empieza a masturbar un buen rato. Toma sus pechos y me pide que se la ponga en medio de ellos. Yo proceso gustoso a hacerlo. Sentir la presión de ellos sobre mi miembro es increíble además de que con lengua no para de lamerme el capullo. Le aviso que voy a correrme y me mira fijamente sin dejar de presionar. Sus ojos están llenos de pasión. Le vuelco mi semen sobre su pecho y cuello. Lo recoge lo mejor que puede y empieza a untárselo por los senos. La vuelvo a besar. Me excita terriblemente lo que estamos haciendo. Nunca pensé que pudiera pasarla tan bien. Se acomoda en medio de la cama y me pide que la penetre, que la haga sentirse mujer. Mis preservativos están en mi cartera, mi cartera esta en mis pantalones y mis pantalones están en la planta baja. Salgo con todo para buscarlos. Al pasar por el pasillo doy un saltito y me parto la cabeza con la lámpara que cuelga a la mitad de este. Victoria al oírme maldecir se levanta y viene a ver que ha ocurrido.

Ahora tengo los pantalones en mis piernas y un montón de trocitos de hielo envueltos en un repasador en la frente. Estoy sentado en medio de la cocina, es bastante bonita, hay extractor de jugo. Victoria me dice que me he hecho un terrible moretón y que tengo suerte de no haberme abierto la cabeza. Por suerte el analgésico que me dio hace menguar el dolor bastante bien. No tengo que dejar que la situación me supere. Le pido que sostenga el hielo en mi cabeza unos momentos. Con mis brazos libres la agarro y la siento en mi regazo. Me pregunta que qué estoy haciendo. Le contesto: acariciándote. Le meto la mano entre las piernas y la empiezo a penetrar con dos dedos. Todavía tiene la almejita bien húmeda. Cuando mi mano esta completamente empapada la saco y le ofrezco su propio néctar. Ella lo acepta sin chispear y se mete mis dedos dentro de su boca. La levanto y saco uno de los preservativos de mi cartera. Tengo el pantalón completamente abierto. Mi pene esta listo y con su fuerza renovada. Ella se pone entre mis piernas y se levanta el vestido para que pueda ver donde meterla. Se ha hecho un triangulito de vello arriba de la vagina. La bajo lentamente y de a poco la voy penetrando. Ya no le cabe más y estamos bien apretados. Mientras se acostumbra a tenerlo dentro le muerdo un pezón y le masajeo los pechos. Le saco completamente mi pene y se lo vuelvo a introducir de la misma forma. Repetimos la penetración lenta y profunda un par de veces más. La doy vuelta y paso a sostenerme el hielo. Ahora nuestros movimientos son rápidos y bombeo constantemente dentro de ella. Ella gime sin parar. Sus manos van para todos lados a veces se agarra los pechos, otras la cintura o las apoya sobre nuestras piernas. La abrazo por la cadera. Lo mejor que puedo y sin sacárselo nos pongo a cuatro patas sobre el suelo de la cocina. Maniobrar es difícil por lo que dejo el hielo sobre la silla, ha esta altura ya ni se donde me lo estoy sosteniendo. Ayudado por mis brazos empiezo a penetrarla fuertemente. Ella solo gime y me insta a seguir. La presión sobre mi miembro es intensa y veo como se estremece ante su propio orgasmo. Sus codos seden y se hecha sobre el piso. No es bueno que sus hermosos pechos le hagan de cojín. Se la saco y me doy cuenta que ya he descargado bastante semen. Mi pene late con vigor y le queda todavía algo de fuerza. La ayudo a levantarse y la dejo sobre la mesa. Parece que casi toda su fuerza se ha ido. Ahora que lo pienso a sido una velada bastante activa y agotadora. Voy a hacerle una almohada improvisada con el mantel y veo si podemos tener otro orgasmo. Su cuerpo parece estar resbalándose de la mesa. La sostengo y me doy cuenta que mi amada Victoria se ha dormido. La llevo con cuidado en mis brazos hasta su dormitorio y me acuesto junto con ella.

Desde que nos despertamos el domingo al mediodía hasta ahora han pasado tres años. Tener a Victoria a mi lado ha sido fabuloso. Cuando empezamos a salir formalmente tuve que dejar mi empleo por obvias razones. Sus padres no estaban muy acordes con nuestra relación en especial por que ellos tienen lo que se dice mucha tela o pasta y yo solo podía aspirar a un salario medio. Por suerte conseguí un nuevo trabajo en la cruz roja internacional, me la paso dando vueltas por la ciudad viendo si puedo convencer a los potentados de soltar algo de efectivo, como esperaba no se gana mucho pero eso no me preocupa. También me metí a estudiar filosofía en la universidad nacional. Soy todo un filántropo no millonario. Lorena baja del dormitorio y me dice que Victoria ya esta lista. Héctor se puso las pilas y me ha prestado el Delorian para poder llevarla al registro civil no sea que perdamos el turno para casarnos.