Como logré ponerle con mi hermana (2)

En este relato sabran si mi hermana se decidio a coger conmigo para salvar su boda.

Hola. ¿Me recuerdan? Soy Diego, del relato de Victoria. Bueno nos quedamos en que mi hermana tendría que decidir si quería conservar secreto, pero para eso, tendría que coger conmigo. Lo que a mí me preocupaba era que fuera a contarle todo a mis papá. Claro que a ella le iría muy mal, pero a mí también.

Bueno, mis papás llegaron en un par de horas, y mi hermano el mayor se quedó a cenar. Fue una escena muy chistosa. Mi hermana y yo cenando uno frente a otro y conviviendo con la familia como si no pasara nada. Eso me hizo sentir confianza, pero por otro lado, no llevaba puesta la ropa que yo elegí para ella, sino que traía una simple short y una playera. Pero aun así yo estaba que me venía en la mesa de recordar como me había masturbado.

Por fin llegó la noche y me fui dormir. Eran las once cuando me acosté y la espera me mataba de ansía. Veía el reloj de la pared cada minuto y sentía que no avanzaba, fue una eternidad, en lo que dieron las doce, y luego las doce y medias. La muy puta no llegaba y yo empezaba a ponerme muy nervioso. Cuando dio la una de la mañana, decidí apagar la luz. Estaba muy enojado y preocupado, empecé a cuestionarme si realmente tendría el valor de delatar a mí hermana y echar a perder su boda. Cierto era que se lo merecía, pero también era cierto que no era asunto mío hacer justicia.

Ya había pasado mucho tiempo y casi estaba dormido cuando la puerta de mi cuarto se abrió. Mi respiración se agitó en lo que lograba ver la silueta por la luz que alcanzaba entrar. Era ella, la reconocí por la falda.

Cierra la puerta y prende la luz.- Dije.

Lo hizo. Tarde una fracción de segundo en acostumbrar mis ojos, pero valió la pena. Ella estaba vestida justo con la ropa que yo escogí. Era una blusa blanca muy ajustada y con un amplio escote en V, por la cual se transparentaba un poco el sostén de encaje, blanco también. Llevaba una falda negra de tablones, que le caía un poco por arriba de las rodillas. Yo sabía que debajo llevaba unas panties negras con encaje, que yo siempre me las imaginaba bien pegadas a su piel, casi como pintadas, lo iba a descubrir. Traía un liguero negro también, de medias veladas, y tacones. Su maquillaje era precioso, tenía el pelo recogido y llevaba pendientes largos que caían hasta sus hombros.

Se quedó parada frente a mí. Yo quité las cobijas y me senté en la cama. Nos contemplamos. Ella sabía lo que tenía que hacer, pero necesitaba valor para empezar.

Ven.- Le dije.

Se paro frente a mí. Yo seguía sentado en la cama y pose mis manos sobre su cintura. Le dije que se diera la vuelta y lo hizo. Pasé mis manos sobre sus piernas, y el contacto con la tela de sus medias me encantó.

Estás sabrosisima.- Le dije.- Me encanta como se ven tus tetas con esa blusa.- Subí mis manos y apreté sus tetas con fuerzas, me imagino que le hice daño, pero no dijo nada. Comencé a desabrochar la blusa y cuando termine le dije que se la quitara. - ¿Qué quieres?- Le pregunté. Ella se sonrió y se agacho hasta que su rostro quedó frente al mío.

Quiero que me metas la verga hermanito.- Dijo y luego me besó suavemente en los labios.

Metí mis manos dentro de su falda y comencé a sobar sus nalgas sobre las bragas. No resistí más y le quité la falda. Me levante y me bajé los shorts y la playera y de nuevo me senté en la cama. Abrí un poco las piernas, luego miré hacía mi verga que estaba tiesa y roja, luego la mira a los ojos.

¿Eres mi puta?

Soy lo que tú quieras.

Se arrodilló frente a mi, frotó sus manos sobre mis muslos, sus labios se veían rojos y tal y como yo le dije, ponía una tremenda expresión de deseo en su cara. La tomé por el cuello y la besé, le metí la lengua hasta la garganta y le saqué las tetas del sostén.

Chupala perra.- Le dije. Fue la primera vez que noté por su expresión que se sorprendía, pero se recobró.

Tomó mi verga con las dos manos y empezó a masturbarla. Parecía que estaba tomando valor para metérsela en la boca, pues estuvo unos minutos masturbándome. Yo no dije nada, pues lo hacía riquísimo, con la derecha me la jalaba poniendo bastante presión sobre mi verga, y con la otra me robaba los huevos por abajo. Por fin cobró valor y se agachó como antes lo hacía para chupársela a Fabián, sólo que esta vez me la iba a chupara a mí.

Cuando sentí la humedad de sus labios sobre mi glande, tuve que hacer un tremendo esfuerzo por no venirme. Espero me entiendan, pero llevaba seis años de mi vida masturbándome casi a diario, y del 80% de mis fantasías la protagonista era mi hermana Victoria, no podía creer que por fin fuera a tener mi verga dentro de su boca.

¡Ahhh!- Exclame cuando toda su boca rodeo mi verga.- Eso perra chúpamela rico. -Ella empezó con el clásico arriba y abajo, pero cuando lo hacía sacudía la lengua para dar cosquillas a mi palo, lo cual lo hacía delicioso.- Eres una puta experta Viky, mamás como ninguna.- Dije y bajé mis manos para apachurrarles sus tetotas.

No me cabe.- Dijo cuando se sacó la verga de la boca.- Está muy grande.

Pues que la del cabrón que se la chupabas era chica.

No era tan grande como la tuya. ¿Cuánto mide?

19cm. -Le dije.

La de él no tenía circuncisión. Me gusta más como la tienes tú.

Cállate y sigue mamando pinché zorra.

La tomé por la cabeza y le metí la verga en la boca. La tomé por los cabellos y comencé a moverlas rápido para tener una chupada de lo mejor y así fue.

Pronto sentí que me venía y como no quería que fuera tan rápido le saqué mi verga de su boca, y le dije que se levantara. La contemplé un segundo, no podía creer que la tuviera ahí para mí, me paré y la bese. Mientras lo hacíamos pasé mi manos por todo su cuerpo, le tomé sus ricas tetas, sus nalgas preciosas, y sin poder resistirlo más, hice sus br5agas a un lado, y le metí el dedo en su rajita. Ella me besaba como una mujer llena de deseo, y después de unos minutos, empezó a pasar sus manos por mi cuerpo. Deje de besarla, le quité el sostén y empecé a chupar esas ricas tetas, con los pezones rozados y totalmente erectos de mi hermana. La tire en la cama y empecé a desvestirla.

Estás preciosa Viky, siempre me has gustado. No puedo creer que por fin te vaya a meter la verga.- Le dije mientras le abría las piernas y me ponía en posición de chuparle su rajita, que estaba totalmente húmeda.

Hazme al amor ya. Quiero ser tuya.

Empecé a lamer su panochita, y el sabor era increíble. Empecé a meter dos dedos y mi lengua todo lo que podía. Ella empezó a jadear tan duro, que ya no supe si estaba fingiendo o si en realidad lo estaba gozando mucho, Pero se pasaban las manos por las tetas y se pellizcaba los pezones. Yo estiré mi brazo y le metí los dedos a la boca y ella empezó a mamarlos como si fuera una verga.

Me levanté y le dije que abriera más las piernas. Me puse justo frente a su raja y empecé a sacudir mi verga frente a ella. Por fin iba a ser mía y estaba disfrutando todo lo que podía del momento. Puse mi verga sobre su coño y empecé a penetrarla, y poco a poco me fui recostando sobre ella. El calor y la humedad de su vagina recibieron a mi verga de inmediato, todo era delicioso. Ella suspiraba como si esto de verdad le diera placer. Nos abrasamos y empecé a bombearla lo más duro que pude, tratando de que mi verga llegara lo más adentro de su vaina. ME ESTABA COGIENDO A MI HERMANA POR FIN. Era mi mayor fantasía hecha realidad. Ella gemía como la puta que era y decía que le encantaba que la cogiera más duro.

Pronto empecé a sentir el orgasmo de nuevo y tuve que detenerme. La voltee yle dije que levantara el culo, me recosté sobre ella y le tomé las tetas para sentir esa interminable erección de sus pezones. Le clavé la verga de un jalón en la vagina y me la empecé coger de perrito, cuando ya la estaba montando riquísimo le empecé a soltar una nalgadas bien dadas en el culo. Esto pareció excitarla mucho, pues me pedía más y más.

¿Te gusta perra?

Sí, sí.. me encanta.

¿Te gusta que te agarré a nalgadas pinché zorra?

Sí, me gusta que me coja mi hermanito. Dame duro.

Me excite tanto que supe que ya no podía retrazarlo más. No sabía que hacer, podía venirme dentro de ella, pues es riquísimo, pero también me encanta venirme sobre las nalgas de las mujeres, o en su boca. Decidí soltar mi primer chorro dentro de su vagina. Le enterré las uñas en las nalgas al momento que sentía que mi verga se hinchaba para chorrearse dentro de ella, el primer chorro+ó salió junto con un montón de líquido de mi hermana. Saqué la verga y me empecé a chorrear sobre sus nalgas, mientras le daba una buena dedeada con tres dedos. Luego con mis dedos tome sus jugos y mi semen y se los metía la boca. Ella me chupó los dedos como si fuera helado. La estuve besando y tocando hasta que mi erección regreso y me la volvía coger, pero esta vez me vine en su boquita. Luego la puse a que me chupara el ano, y fue algo riquísimo. A las seis de la mañana se fue a su cuarto, pero ya le había dicho yo que de ahora en adelante sería mía cuando yo quisiera.

Lo que a continuación les relato, pasó hasta nuestro cuanto encuentro sexual. Una vez cogimos en la cocina y las demás en mi cuarto. Les cuento que la tercera vez que me cogí a mi hermana, ella fue la puta más puta del mundo. Pues ese día me confesó que en la mañana se la había tirado su novio, en la tarde el cabrón con el que lo engañaba, Fabián y en la noche me la cogí yo. Ese día se trago el semen de tres cabrones, pues a su novio ya se la chupaba también.

Bueno esa noche la hice que me diera un masaje y la puse a darme una mamada. Luego ella se montó en mi y empezó a brincar para meter y sacar mi verga de su coñito, mientras lo le magreaba, las tetotas, que brincaban de una forma que me volvía loco, junto con sus gemido. Pero cuanto sentía que me corría la detuve, pues yo tenía otros planes. Saqué de mi cajón un humectante.

Hoy me vas a dar algo que quiero.

Lo que quieras hermanito, soy tu putita.

A Manuel le diste tu virginidad.

Sí.

A Fabián le diste tu primera mamada.

Sí.

Pues a mi me vas a dar tu culito hermanita. Te voy a coger por el culo hasta que grites de placer.

¿Por atrás?

No, pero yo

Tú que…¿No eres una puta que quiere que se la metan por todos lados?

Pareció que lo pensó un momento, pero ya había llegado demasiado lejos como para arrepentirse.

Claro que si. Cojéeme por donde quieras, pero hazlo despacio, nunca me la han metido por atrás.

No te preocupes Viky, tu hermanito te la a meter quedito.

Me unte un poco de aceite en el dedo, y se lo empecé a meter lentamente en el ano, mientras me la cogía de perrito, y claro, con la otra le daba sus buenas nalgadas, me tardé mucho en que mi dedo entrara y saliera con facilidad. La puta de mi hermana gemía como si le estuvieran metiendo tres vergas a la vez. Le saqué la verga de la vagina, y ella se comenzó a dar masaje con sus dedito. De inmediato presione mi pene sobre su ano, y lentamente y con algo de trabajo lo empecé a abrir. Ella se empezó a quejar y a decir que le dolía, así que puse un poquilito más de aceite y empecé a meterla mas lento, me tarde unos minutos en tenerla toda dentro, luego empecé bombear lentamente. NO PODÁI CREER QUE FUERA TAN RICO. Una presión más fuerte que la de la vagina y un calor igual, con la humedad del aceite, eso era perfecto. Con una mano le enterré las uñas en las nalgas y con la otra la empecé a nalguear. Me la cogía durísimo, ninguno de los dos dejaba de gemir de gusto. Yo le decía que era una puta zorra.

Me imagino que me estoy cogiendo a nuestra mamá puta.

Hay sí, cojéeme hijito. Soy tu mamí.

Fue en ese momento cuando sentí que me venía, la saqué, me acerque a la cara de mi hermana y me vine sobre ella. Ella se embarró de semen y aceite. Y sin importar que la acababa de sacar de su culo, se la metía a la boca y me la limpió toda. Luego me puse como de perrito y ella me chupo el ano y me metió su dedito, lo que me encanta. Ella me lamía el ano y me metía un dedito, con la otra mano me la jalaba y yo le chupaba su puchita como en 69, de esa forma tuve una corrida de las mejores de mi vida. Cuando estábamos solos en casa, yo la hacía que se pusiera la ropa interior de mi mamá para cogermela pensando que era ella.

Pronto le mando la ultima parte de mi relato. Bye.

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