Como llegué a ser lo que soy.
Siempre pensé que algo malo había en mi pues mis gustos referentes a lo sexual no han sido lo que se suelen decir "aceptados por la sociedad". Aquí cuento como aprendí a aceptar mis gustos y a disfrutar de ellos. Espero que os guste y gracias.
Desde que empecé a explorar mi sexualidad, a los 18 años digamos, sentí que no era normal con respecto a los temas sexuales. Es decir, no me atraía lo que la gente llama una relación sexual “normal”: en misionero y todo dulzura. Cuando empecé a masturbarme me di cuenta realmente de que mis gustos eran diferentes a los de mis amigas pues si veía algún vídeo porno no ponía los típicos donde un fontanero viene y se tira a la chica tetorra y guapa sino aquellos donde el sexo era duro, fuerte y con palabras malsonantes. No fue hasta que no me pasó lo que hoy vengo a relatar que no me acepte a mi y a mis gustos y empecé a disfrutarlos.
Nunca he sido una chica miedosa, no me ha dado miedo ir por la calle nunca a altas horas de la madrugada yendo sola ni nada. Es mas, por el contrario siempre me ha gustado pues la soledad no es algo que odie.
Una noche iba caminando sola hacia la fiesta donde me esperaban mis amigos cuando escuche como unos pasos se acercaban a mi. No le di importancia y seguí caminando tranquilamente. Segundos mas tarde sentí como cogían mi brazo y tiraban de él para darme la vuelta. Apenas tuve tiempo de gritar antes de que aquel chico aparentemente guapo pusiera su mano sobre mi boca.
- Ni se te ocurra hablar, ¿está claro?- asentí como pude sintiendo el miedo correr por mis venas.- Está bien, te quito la mano de la boca pero como salga un solo ruido de ella estarás bien jodida, ¿si?- no pude hacer mas que volver a asentir. Quito poco a poco la mano de mi boca y con las dos manos cogió mis brazos y los pego a la pared a los lados de mi cuerpo.
- No me hagas nada, por favor. Tengo dinero y el móvil y...- pare de susurrarle cuando vi su sonrisa. Algo macabra para mi gusto.
- Que inocente eres chica-rio-. ¿Crees de verdad que quiero tus cosas?- baje la mirada y pude ver su ropa: chaqueta de chándal y pantalones a conjunto, sin bolsillos. Tal vez el chico era mas fuerte pero estaba segura de que podría pegarle y escapar de el- Escúchame, no te haré nada, ¿si?-volví a asentir.
- ¿Que quieres?- me atreví a preguntar. Él volvió a sonreír acercando su cara un poco mas a la mía Apenas cinco centímetros nos separaban. Rio levemente y pego su boca a la mía No me moví ni un milímetro hasta que me mordió el labio, momento en el que comprendí que la única cosa que me quedaba era cooperar. Moví mi boca al mismo tiempo que el y un pequeño escalofrío me recorrió la espina. Noté como la sangre se me calentaba poco a poco mientras el dejaba mis labios para pasar a mi cuello. Un pequeño suspiro salio de mi boca llevándose el poco aire que quedaba en mis pulmones. Volví a reaccionar sintiendo algo de asco de mi pues me había calentado siendo forzada. Le pegue un empujón y empece a correr hacia el bar donde había quedado. Cuando llegue pedí algo para beber y me fui con mis amigas a bailar a la pista.
No se cuanto tiempo paso hasta que sentí unas manos en mis caderas. No eran las primeras por lo que las deje estar mientras bailaba de espaldas a aquel chico que me tenia agarrada. Empece a notar como su pene se ponía duro y se clavaba entre mis nalgas.
Sentí sus labios en mi clavícula subiendo hasta mi cuello y un conocido escalofrió me recorrió la espalda. No se como ni por que pero supe que era él, el chico que me había forzado tiempo atrás.
Me quede estática y pude sentir su sonrisa pegada contra mi piel mientras mi pulso aumentaba.
- ¿Que tal, guapa? Llevo un rato viéndote, ¿sabes? Me has puesto muy duro bailando de esa forma contra mi polla. Ya sabia yo que eras una guarra.- me gire para encararle y pude apreciar que realmente era guapo: rubio, ojos oscuros como la noche y una mandíbula fuerte y bonita.
- ¿Quien te crees que eres, gilipollas? Oye, no se de que coño vas pero lo mejor sera que te pires.
- ¿O que? ¿Me harás algo a parte de restregarte contra mi como la zorrita que eres?
- No te lo vuelvo a repetir, imbécil, pírate.-sonrió irónicamente y dijo:
- Parece que aun no te has dado cuenta de que quien lleva la batuta aquí soy yo, guapa.-me cogió del culo y empujándome hacia el me beso de una manera inigualable. Mi mente se nublo en aquel momento y lo único que hice fue responder a aquel beso, note su sonrisa y sus manos apretándome mas fuerte.-. Vamos.
- ¿Que?
- Vamos he dicho.- seguía sonriendo pero sus ojos estaban serios.
- ¿Donde?
- A mi casa, ahí vas a saber lo que es bueno.
- No quiero.
- Me da igual, cariño, vas a venir quieras o no. Te doy la oportunidad de hacerlo por las buenas así que no lo estropees.-lo dijo de una forma que hizo que todo el vello de mi cuerpo se pusiera de punta y mi entrepierna se mojara un poco mas de lo que ya estaba.
- Bien.-vacile. Me cogió de la mano y me llevo hasta fuera. 5 minutos mas tarde llegábamos a su coche, me abrió la puerta del copiloto y entre mientras le mandaba un mensaje a una de mis amigas diciéndole que ya me había ido por que me aburría. Podría haberle mandado un mensaje con la verdad pero no lo hice y aun hoy no se por que.
Él se subió al asiento del conductor y encendió el coche. Era casi invierno así que puso la calefacción. Salimos del aparcamiento y nos dirigimos hacia su casa.
Yo llevaba puesta una falda y una blusa, no llevaba medias pues iba a estar dentro de un bar sudando y sabia que al final me molestaría.
- Abre las piernas.- ni siquiera pensé en lo que hacia ni vacile. Acate su orden dejando que su mano se colara en mis piernas. No dijo nada pero volvió a sonreír de esa manera que hacia que te enfadaras y al mismo tiempo te sintieras bien- Estas mojada, cariño.- metió un dedo en mi coño y empezó un mete saca lento que me mataba.- Pero tendrás que esperar hasta que lleguemos a casa.
10 minutos después estábamos en el ascensor de su edificio mientras me manoseaba y nos besábamos. Llegamos a su casa y abrió la puerta empujándome dentro. Me llevo hasta la habitación donde me tiro sobre su cama.
- Desnúdate, ya.-no sonrió y sus ojos se pusieron mas oscuros. Tuve un poco de miedo por lo que acate su orden sin decir nada. Me quite las bragas dejándolas al lado de la cama mientras el me miraba atentamente y asentía.- Acércate.-me acerque a el esperando otra orden.- De rodillas, zorra.-Mi coño se encharco un poco mas mientras hacia lo que el ordenaba.- Quitame el pantalón.-hice lo que dijo y pude ver su enorme bulto. Realmente era grande y yo tenia ganas de comérmelo todo. Debió ver mi mirada de deseo por que con una sonrisa burlona dijo: baja los calzoncillos. Su polla salto directamente a mi cara y yo me relamí los labios.- Abre la boca, zorra.
Abrí la boca y metió su polla en ella. A duras penas entraba la mitad de su polla en mi boca. No pude apartar mis ojos de los suyos mientras me follaba con fuerza la boca. De mi boca caían ríos de saliva hasta mis tetas y pezones los cuales estaban erguidos y adoloridos esperando el mas mínimo tacto de sus manos. Cuando tuvo suficiente me soltó la cabeza y me levantó.
- Túmbate en la cama boca arriba.- hice lo que me dijo esperando la liberación interna. Se arrodillo entre mis piernas y toco con la mano mi coño. Un espasmo me recorrió el cuerpo.-Estas encharcada, puta. Sabia que no me equivocaba contigo.-empezó a lamerme mientras yo me retorcía en la cama. Segundos mas tarde me corría de una forma que nunca antes había sentido.- Zorra, te has corrido sin permiso.-me cogió del pelo y me levanto un poco la cabeza para que pudiera mirarlo bien a los ojos.- Escucha bien: si te corres sin permiso, castigo; si me desobedeces, castigo. ¿Esta claro?-asentí. Cogió un pezón, lo pellizco y yo me retorcí.-Si, “señor”. ¿Vale?
- Si, señor.
- Así me gusta.
Me soltó el pelo y me ordenó ponerme a cuatro patas sobre la cama. Cuando estuve en cuatro me metió tres dedos en el coño y me sentí desfallecer de placer.
- Oh Dios.
- ¿Te gusta, eh, zorra?- metía sus dedos hasta los nudillos y volvía sacarlos con fuerza para volver a repetir la acción. Pocos minutos mas tarde sentí el orgasmo cerca.
- Por favor.... Ah... Necesito... ¡AH!- gemí cuando metió un dedo en mi culo.
- ¿Que necesitas, putita?
- Necesito... Ah... Co-correrme.
- Aun no, puta.- intente aguantar todo lo que pude durante un minuto mas o menos mientras mi coño chorreaba.
- Por favor... ¡Ah! Lo necesito, señor.
- Esta bien, puedes correrte, zorra.- en cuanto dijo esas palabras yo me deje ir en un orgasmo inigualable. Deje caer la cabeza haciendo así que mi culo y coño quedasen a su total disposición.- Que vista mas perfecta, putita.- cogió su polla y puso la punta en la entrada de mi coño y de una estocada entro dentro de mi. Grite de placer y dolor. Su polla era enorme y mi coño estaba cerrado.
- ¡OH, JODER! Follame, señor. ¡SI!- gritaba cual puta, estaba fuera de mi mientras él embestía con la fuerza de un toro dentro de mi. Sentía que me rompía en dos.
- ¡Así me gusta, zorra! ¡AH, SI!- gemía mientras con sus manos me agarraba fuerte mis caderas arremetía con mas fuerza. Minutos mas tarde me corrí notando como su semen caliente salia de su polla y aterrizaba en mi culo y espalda. Se tumbo a mi lado y yo me deje caer.- Sabia que eras una zorra en el momento en el que te vi.-yo estaba dándole la espalda pero aun así sentí su sonrisa en sus palabras. Me quede durmiendo segundos mas tarde.
Después de ese momento supe que el sexo “normal” no era para mi. A mi me gustaba el sexo duro, sucio. Supe que era una zorra y que este encuentro era el escalón mas leve de todo aquello que me esperaba.
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Este es el primer relato que escribo, no sabia muy bien en que categoría ponerlo así que lo he puesto en “dominación” pues creo que es la que mas se le acerca.
Espero que os haya gustado y me encantaría recibir comentarios, tanto buenos como malos obviamente, diciendo vuestra opinión sobre este relato.
Atentamente, chica curiosa.