Como llegue a ser la mujer de mi marido y su herma

Obsesionada por una fantasia sexual en la que era poseida por dos hombres a la vez,idee un plan para que mi marido y su hermano me cocieran al mismo tiempo. No sabia que esa noche de placer se prolongaria por años años, convirtiéndome en la sumisa de mi cuñado

De cómo llegue a ser la mujer de mi marido y su hermano

Ahora les voy a contar la historia de cómo cambio mi vida el hacer realidad una fantasía sexual. Soy una mujer de 40 años bastante guapa y sexi. Siempre me ha gustado el sexo y mi marido y yo, a lo largo de nuestros 20 años de casados, lo hemos disfrutado mucho. Hemos experimentado con juguetes, haciendo fotografías y videos,  pero siempre algo intimo de los dos sin compartirlo con nadie. Una de las cosas que me gusta hacer es ofrecerle mi ano para que juguetee con él, lo lama, lo estimule con los dedos y me lo penetre. Me encanta esa sensación de dolor y placer mezclada y ponerme en cuatro patas mientras me coge por detrás sin piedad. Así, que con frecuencia tenemos sexo anal,  pero últimamente he tenido la fantasía de llevar a cabo la doble penetración… y allí comienza esta historia.

Comencé buscando relatos verdaderos de mujeres que la hubiesen experimentado en internet y también videos que siempre me ponían calientísima y terminaba masturbándome cuando los veía. Deseosa ya de experimentar en carne propia,  una noche, al hacer el amor, cuando estaba en la cama desnuda, boca arriba, excitada y con las piernas completamente abiertas mientras mi marido me lamia mi chochita, saque, ante su sorpresa un pene de goma de tamaño mediano que había comprado, le unte un poco de lubricante y lo apunte directo al ano. Juan sorprendido y  gustoso, busco la cámara para filmarlo y encendió la lámpara para iluminar mi culito y filmar mejor lo que hacía, esto me puso más excitada aún. Empuje poco a poco el pene de goma mientras movía las caderas para acomodarlo en mi ano, lo empuje hasta sentirlo firme dentro de mí, rellenándome. Mi excitación aumento enormemente. Con una mano empujaba el pene dentro de mi ano y lo sacaba y con otra estimulaba mi clítoris…Mi esposo filmaba extasiado.

-Cógeme!! Cógeme! … supliqué.

Juan soltó la cámara y sin sacar el pene de goma de mi culo,  lentamente hundió su pene en mi chochita que chorreaba de placer.

  • Que rico se siente!!! Esta apretado!!! Que rico!!! Que Puta eres!!.. Me gritaba.

A la vez que entraba y salía su pene y yo gritaba de dolor y placer con cada embestida suya. Acabamos juntos en un orgasmo explosivo delicioso.

Demás está decir que repetimos la experiencia varias veces, pero pronto me llego la obsesión de hacerlo con dos hombres. Como seria con dos penes de carne?...más suaves…  sentirme poseída por dos hombres?…ser penetrada por dos hombres al mismo tiempo?.Siempre imagino que es así cuando estamos haciendo el amor y esa visión me lleva al orgasmo. Entonces surgió la idea de hacer realidad mi fantasía. Pensé en quien podría ser el otro por cuanto no quería poner en riesgo mi matrimonio e involucrar a un tercero podría ser delicado. Llegue a la conclusión de que ese hombre solo podría ser  mi cuñado.

El hermano de mi esposo es un hombre muy atractivo que además de ser  su jefe es muy querido y admirado por él. Son unos hermanos muy unidos en todo desde siempre, inclusive habían compartido mujeres en la misma cama. En ocasiones mi cuñado me ha coqueteado y se me ha sugerido un poco indicándome que le gusto y que me considera atractiva. Así que si mi esposo me iba a compartir, estaba segura que sería con su hermano. Y cuánta razón tenía…

Justo ese fin de semana Leo nos invito a su apartamento de la playa. Nos iríamos con él, en su carro  el viernes por la tarde y su novia llegaría el sábado. Me emocione pensando en lo perfecto de la ocasión… estaríamos en la playa de noche, solos los tres, en un apartamento con una terraza frente al mar. Justo lo que esperaba. En mi mente comencé a planear todo paso a paso. La ropa que llevaría, las bebidas que prepararía, donde nos sentaríamos y como se desarrollaría todo de manera que se viera como algo espontáneo. El viernes me preparé con un baño en la tina, exfolie mi piel, lave mi cabello, depile cuidadosamente mi chocita y mi ano con cera caliente. Quedando peladita y suavecita como la piel de un bebe. Me aplique un enema de agua con aceite para tener hasta mi ano limpio, lubricado y perfumado. Me excitaba solo de imaginar como esa noche seria poseída por dos hombres. Me masturbe un poco sin llegar a acabar, con solo la visión de tener el pene de mi cuñado en mi boca. Puse un poco de crema estimulante en mi clítoris, de esas que contienen un poco de extracto de jengibre, por lo que enseguida se enrojeció y se agrando, sobresaliendo provocativamente por entre los labios vaginales. Estaba tan hermosa mi chochita que tome una foto con el celular y se la envié a mi esposo como un anticipo de lo que tendría en la noche. Me puse una tanga y una faldita de playa pequeñita bien sexi. Me perfume y espere que me recogieran.

Llegamos a las 7 pm, enseguida pusimos música y abrimos una botella de vino y unos snack ligeros en la terraza del apartamento, conversamos alegremente y pronto abrimos la segunda botella. En un momento mi cuñado salió del apartamento dejándonos solos a mi esposo y a mí. Aproveche y me acerque a  besándolo y preguntándole si le había gustado la foto de mi chochita, me respondió besándome y poniendo su mano en mi entrepierna. Yo abrí un poco las piernas y tome su pene con mi mano. Estaba duro. Baje los pantalones y me arrodille para mamárselo. Pase mi lengua por su punta, y alrededor del pene y me introduje la mitad, en ese momento sentí que mi cuñado me miraba. Había llegado y yo ni cuenta me había dado. Mi marido estaba de espaldas y no le podía ver. Le sonreí con los ojos y con el pene dentro de mi boca y desde ese momento me concentre en darle una rica mamada mi marido mientras le miraba fijamente, anticipándole lo que tendría para él. La chupe completa, le hice gritar y aullar mientras mi cuñado sacaba su pene y se masturbaba mirándonos.

Mi esposo me tomo por la cintura y me acostó sobre la mesa, levantándome la falda y apartando la tanguita minúscula que me cubría. En ese momento  se percato de la presencia su hermano, que le dijo,

  • Que chorreada esta tu mujer. Y Que chochita tan pelada y rica tiene. Mira ese clítoris tan grande y rojo! Es una putica deliciosa…

-SIII esta rica y calentita. Tócala, le dijo, mientras  me abría las piernas y me quitaba la tanguita ofreciéndosela a su hermano.

Sentí un poco de vergüenza verme acostada en una mesa  a merced de dos hombres, pero estaba muy excitada y mojada y ya no podía pensar, sino solo dejarme llevar por el deseo.

Mi cuñado abrió los labios de mi chocha tomando mi clítoris entre sus dedos.  Sentí una corriente eléctrica por mi columna y un gemido involuntario salió de mi boca. Continuo apretándolo e metiendo un dedo dentro comenzó a estimular mi punto G. Estaba totalmente chorreada y a punto de acabar.

-No vayas a acabar!!

Me ordeno, retirando las manos de  mi cuerpo.

Respira profundo… reten el aire… expúlsalo lentamente… me fue indicado.

Yo le obedecí y en un instante sentí como la urgencia de tener un orgasmo desaparecía.

Me levanto de la mesa y tomo mis pezones entre sus dedos estirándolos y apretándolos tan fuerte que casi me hace gritar. Luego me indico que me arrodillara. Sacando su pene lo introdujo en mi boca. Yo comencé a lamerlo y solo entonces me di cuenta de lo grueso que es, no muy largo, de cabeza apetitosa y gorda. Lo metí en mi boca pero de tan grueso no pude tragarlo todo,  sino solo la mitad. Le chupe la punta mientras miraba a mi esposo directamente a los ojos. El sonreía complacido. Puso su pene cerca de mi boca. Ahora eran dos penes a mi disposición. Chupaba uno y luego el otro. Lamia uno y luego el otro. Estaba extasiada, es en verdad una experiencia excitante.

Mi cuñado me tumbo en la tumbona de playa en cuanto patas con el culo hacia arriba. Comenzó a estimularlo con sus dedos, los empapaba en mi chochita que estaba mojadisíma y luego comenzó  a meter un dedo por el ano. Sentí como  aumentaba la presión metiendo dos dedos y girándolos mientras mi esposo estimulaba mi clítoris hasta que me sentía desfallecer de la excitación. Entonces me decía que no acabara. Y Volvía al ejercicio de respiración. Inspira… expira… y la urgencia de  un orgasmo desaparecía. Luego, mi cuñado se puso a frente a mí metiendo su pene en mi boca mientras mi esposo me metía el suyo por el culo.

-Que rico este culo!!! Gritaba. Mientras mi esposo metía y sacaba su pene de mi culo sincronizado con su hermano que metía y sacaba el suyo de mi boca. Yo me sentía en verdad como una puta usada y sodomizaba y eso me excitaba aun más.

Mi cuñado se acostó en la silla y yo aproveche para meterme su pene en mi chocha sentándome encima de él. Sentí como me llenaba, como me apretaba y como rozaba mis paredes vaginales. ME incline hacia adelante y le ofrecí mi culito a mi esposo que enseguida apunto la punta de su pene al agujerito.

-Tranquila,  me dijo al oído

-Relájate, respira profundo y relaja el ano y así no te dolerá.

Hice caso a sus palaras y sentí como entraba el pene de mi esposo abriendo mis esfínteres.  El dolor, agudo en principio, se convirtió en un placer deliciosamente doloroso. Poco a poco, con delicadeza,  fue introduciéndolo, hasta que ya adentro completamente comenzaron a moverse al unísono, pero estaba tan apretado que era poco lo que se podía mover mi cuñado.Yo me sentía completamente llena, abierta y  excitada. Mi esposo me tomo por las caderas fuertemente y embistió varias veces hasta el fondo mientras mi cuñado me inmovilizaba abrazándome. Mi esposo acabo en mis entrañas, con un fuerte grito, clavándomelo hasta el fondo. En seguida me vine en un orgasmo que me recorrió toda la espalda hasta salir por mi boca con un grito, mi cuerpo se agito y casi pierdo la conciencia. Al abrir los ojos estaba mi cuñado derramando su semen en mis senos y regándolo por mi pecho. Y eso es lo último que recuerdo antes de quedar profundamente dormida.

Al día siguiente me desperté tarde, estaba sola en la cama. Inmediatamente llegaron a mi mente los recuerdos de la noche anterior, me dolía un poco el culito. Sentí un poco de vergüenza y pensé que ojala no tuviera que ver a mi cuñado. Me di una ducha y me vestí. Quise ponerme un traje de baño recatado pero solo había llevado tanguitas y  una minúscula falda. Así que no me quedo más que usar esa reveladora prenda. Me mire al espejo y me sentí un poco vulgar. Pinte mis labios y me dispuse a salir de la habitación rogando no ver a mi cuñado.  Por suerte no se veía por la sala, así que fui por un café a la cocina y mientras lo servía, sentí su voz a mi espalda diciéndome,

-Como amaneció mi ricura…

Quise responderle pero no me salió palabra sino que me sonroje completamente. Tomándome por los hombros me dio vuelta y sin más me aparto el sostén de mi traje de baño dejando un seno al aire. Yo baje la mirada avergonzada de que él se sintiera con la libertad de tratarme así. El tomo el pezón  entre sus dedos y lo apretó y manoseo. Yo trate de apartarme, pero me sostuvo fuerte mientras me estrujaba el pezón que enseguida se puso duro… y  entonces sentí como se humedecía mi chochita. Tomo el otro seno apretando el pezón para ponerlo duro también y bajo su mano hasta mi chocita… metió su dedo y para mi mayor vergüenza al sentirla tan mojada como estaba y con el clítoris hinchado como se me pone al estar excitada, dijo.

-Que rica putica eres!!! Estas toda mojada!!! Apuesto a que quieres que te coja ya.

- Voltéate y muéstrame como ha quedado tu culo!... Me ordenó.

Yo me quede paralizada. ¿ Como se atrevía a tratarme así? Pensé. Pero en ese instante sentí que me dio una nalgada. No fue muy fuerte, pero si me despabilo.

-Mi putica, no quiero castigarte, eres muy linda, pero debes obedecerme,- dijo con voz dulce.

  • Haz lo que te digo y tu culito y tu chochita gozaran muchísimo.

Suavemente me empujo  hasta hacerme quedar inclinada hacia adelante mostrándole el culo.

-Levántate la falda.-  Dijo con voz firme.

Yo seguía avergonzada y paralizada con la escena que vivía.

De nuevo me dio otra nalgada, esta vez en poco más fuerte…

-Obedece mi putica… o te gusta gozar con las nalgadas?

Levanté la falda, no fuera a pensar que me gustaban las nalgadas, avergonzada de mostrarle el culo. Me aparto el hilo de la tanga quedando mis nalgas completamente al aire.

- Abre las piernas y ábrete el culo con tus manos y déjame ver ese agujerito rico que tienes…

Obedecí abriendo mis piernas y apartando las nalgas hasta que mi ano todo rojito estuvo frete a él. Estaba sonrojada y avergonzada pero a la vez muy excitada y deseosa de que jugara con él, que introdujera sus dedos y lo estimulara. Sin embargo eso no fue lo que hizo dejándome con las ganas.

-HUMMM, está bien. Ya puedes bajar la falda.- Dijo como si no le gustara.

-Esta noche gozaras como nunca…- me dijo al oído y se fue.

Pero la historia de esa noche será  la historia de otro relato.