Como llegué a ser Alexia (7)
continuaré mi relato de como me fue con mi primer cliente
Como llegué a ser Alexia (7)
Después de haber estado metiendo y sacando su lengua de mi cosita. Me dijo, acostándose de espaldas, que le mamara su cosota. Al verla se me hizo difícil llevar a cabo esa proeza. Primero observé detenidamente lo que me presentaba. Era un aparato genital masculino como no había visto. Tenía una cabeza como de hongo, que hacía ver el tronco delgado, con una piel muy fina, de un color más obscuro que el resto. Estaba circuncidado, por lo que podía verlo completamente, con un orificio grande, en la punta, por donde salía líquido transparente preseminal. El resto del tronco se observaba unas venas turgentes, gruesas, de color obscuro. Como un tubo grueso, que recorría toda su extensión y unía la base con el orificio de la punta y que al presionarla con los dedos en dirección a la punta hacía que saliera más líquido preseminal. Transparente y de un sabor como de frutas maduras. Todo esto estaba fijo a un pubis completamente depilado, que tomaba forma como de una base donde se fija un grueso tronco en la tierra. Más abajo estaban unos inmensos huevos, grandes como los de un toro de lidia y que colgaban igual y que estaban igual de depilados que el pubis, esto lo vi cuando estuvo de pie, porque acostado era una masa hermosa que no cabían en mis dos manos. Y al acariciarlos le causaba un enorme placer, lo supe por los suspiros y quejidos cachondos que daba.
Al terminar mi observación tan meticulosa procedí a darle la mejor mamada que me fue posible, ya que no pude meterla en mi boca a pesar de los intentos que hice y que fueron muchos. Únicamente su punta pude mamarlo a gusto. El reto pase mi lengua y chupe de lado la cabeza y el tronco. Además que lo masturbaba con ambas manos y esto desencadenaba enorme placer, a ambos.
Luego me dijo que intentara cabalgarlo, para que así en esta posición pudiera yo dirigir la acción y decidiera como me fuera entrando y causarme el menor dolor posible. Me dio una especie de lubricante anal, pero era especial, porque momentos después sentí una sensación de adormecimiento en mi culito. Me dijo que esto me permitiría recibirlo sin tener tanto dolor.
Ya en posición de montar, con sus dos manos, separó los cachetes de mis nalgas y dejó al descubierto mi hermoso capullo. Me acarició con la enorme cabezota, pasándola en varias ocasiones de arriba abajo, haciendo círculos. Para intentar que se relajara el esfínter de mi ojete.
Lo logro un poco, entonces procedió a intentar meterla. Al empujar un poco, sentí dolor, porque me retiré. Me habló palabras cariñosas, me beso en cuello y me acarició mis tetas, para relajarme. Hizo un nuevo intento y esta vez, logró acomodar su punta pasando el rodete de mi culito. Sentía dolor, pero también estaba bien caliente y pidiéndole que continuara y que lo metiera toda. La boca la sentía seca, no sé si por el esfuerzo o por el dolor.
Así nos quedamos unos minutos. Luego empujó un poco más y con muchos esfuerzos y dolor logró casi introducir la gran mayoría del hongo que tenía por cabeza. Volvió a acariciarme las tetas, pero ahora con movimientos más bruscos, pero que me gustaban y me continuaron poniendo caliente. Me decía que me relajara que todo iba bien. Yo le contestaba con una voz ronca, por la excitación que siguiera que no parara, aunque me destrozara el culo.
Volvió nuevamente a la carga y ahora logró pasar todos los obstáculos, después de un leve empujón. Que para mí fue como si me partieran en dos las nalgas. Se detuvo nuevamente y se dedicó a besarme, el cuello, a meter su lengua en mi boca hasta tocar mi garganta, a darme de su saliva y así poder refrescar mi boca y garganta.
Poco a poco fue penetrándome con ese tronco, que se me hizo interminable, hasta lograr meterlo todo y sentir su pubis en mis nalgas. La sensación fue un poco extraña ya que quería que la metiera hasta el fondo, pero a la vez mi cuerpo lo sentía como si fuera algo que mi cuerpo lo quisiera evacuar. Al hacer esto, él, se quedó nuevamente quieto y continuó el mismo procedimiento de besarme, acariciarme. Pero en esta ocasión apretó mis tetas tan fuerte que sentí dolor. No sé si fue esta maniobra hizo que me olvidara de la estaca que tenía en mi culo e intestino y con esto logró que me acostumbrara a ello.
Inició un movimiento lento de mete y saca, tan delicado que evitó que sintiera dolor. Pero en cambio me fue calentando al máximo, y sentía un placer indescriptible. Este movimiento poco a poco fue haciéndose más rápido y más intenso. Causándome un placer que había sentido antes, pero ahora más intenso. Hacía una maniobra en que casi sacaba la cabezota y luego con un movimiento rápido la introducía completamente en mi fundillito. Que estaba humillado por semejante cosota.
Perdí la noción del tiempo. Presenté varios orgasmos unos breves y otros prolongados. Y Roberto continuaba con una energía que no se le acaba al contrario sentía que su aparato crecía un poco más. En forma repentina lo sacó y luego me puso su cabezota en la boca. Que yo abrí a su máxima capacidad y se la inicie a mamar y recorrer su tronco con mis manos con un movimiento delicado, del pubis a la cabeza y de la cabeza al pubis con un ritmo suave. Logrando que tuviera una inmensa venida de abundante semen, que tenía un sabor a frutas maduras, que yo trague hasta la última gota. Después con mi lengua procedí a limpiársela. Cuando llegué a sus inamenos huevos los besé los más amoroso y delicado que puede agradeciendo toda la felicidad que me habían dado.
A pesar de haber terminado en forma explosiva, aun la tremenda verga se veía inmensa. Por lo que procedí a besarla y acariciarla nuevamente para ponerla en condiciones de un nuevo asalto a mi culito. El me acarició todo el cuerpo, que podía alcanzar, y con una mano se puso a juguetear con mi culito aun abierto que fácilmente aceptaba completamente, que me metiera, su mano.
Logré que nuevamente se pusiera, su cosota, en todo su esplendor. Entonces me puso en posición de perrito y, ahora sí con más facilidad y como lubricante únicamente salival, me metió la cabezota fácilmente y lo demás del tronco también. Me dio una cogida sublime. Metiéndola y sacándola lentamente, después rápidamente, casi completamente sacarla para volverme a meter hasta el pubis. Así fueron unos minutos maravillosos.
Esta vez se vino dentro de mi culo y sentí la invasión de una cantidad inmensa de leche. No la sacó hasta que perdió su erección. Luego con una mano tomó una copa con champan y me lo puso en la salida de mi culito. Para recobrar lo más posible del semen. Me hizo que pujara y con esto logré que saliera lo más posible. Luego me puso frente de él y me dio un largo beso. Y me hizo beber todo el contenido de la copa. El semen mezclado con mis secreciones intestinales y el champan tomo un sabor que no podía definir, pero me gusto.
Nos incorporamos de la cama y nos fuimos a bañar. El baño era muy hermoso, de mármol blanco, con un vestidor enorme, una tina con jacuzzi y una regadera. Al terminar de bañarnos. Yo lo enjabone a él. Por lo que tuve la oportunidad de ver ese hermoso cuerpo de adonis en toda su extensión, con unos músculos que mostraban un gran trabajo de gimnasio. Luego el me bañó a mi pero más que baño fue una acariciada como nuca me la habían dado. Después me secó con una toalla tan suave que parecía que me acariciaba. Yo lo seque también, con otra toalla. Nos pusimos una crema humectante en todo el cuerpo. Prestando especial atención a mi culito, que mas que aplicación de crema fue una masaje que alivió un poco el dolor que me había quedado.
Me pasó al vestidor y me dijo que escogiera la ropa que quisiera. Me puse un conjunto de corpiño y tanga de color amarillo con encaje. Unas pantimedias amarilla y un vestido de seda, también amarillo, que me llegaba hasta medio muslo. Unas sandalias doradas, con plataforma. Y un bolso pequeño. Me regreso de con Vanessa, en otro vehículo. Y me dejó hasta la esquina donde me había recogido. Ahí estaba Vanessa esperándome .
Esta historia continuará .