Como llegué a ser Alexia

Que pasó despues de la aventura con Juanito.

Como llegué a ser Alexia

Después de los encuentros en la cabaña, con Juanito. Mi regreso a la realidad fue terrible. Pues ya había decidido de lo que sería de mi vida. Pero no sabía cómo lograrlo.

Llegar a mi casa me entero que Juanito había aceptado un trabajo fuera de la ciudad, en otro estado muy lejos. Así que ya no podía continuar siendo su mujer. Todo volvió a la rutina. Por las mañanas acudir al colegio. Por las tardes las actividades deportivas y por la noche haber las labores escolares. Los fines de semana acudir a alguna casa de los tíos y visitar a los abuelos.

Así fueron pasando los días y veía muy lejano el poder lograr la meta que me había propuesto llegar a ser toda una mujer.

Lo único que me hacía un momento agradable era cuando después del deporte acudíamos a las duchas y todos los compañeros se desnudaban y podía darme un agasajo visual. Pero nada más.

Me dejé llevar por la insistencia de mis amigos y fui a un prostíbulo. Tuve que pagarle a la prostituta y decirle que le pagaba un poco más si les decía a mis amigos que me había portado como un verdadero tigre. Hice cita con muchachas pero únicamente de mano sudada y nuca llegar a más.

Pero cambio mi suerte al entrar a la Universidad. Pues la carrera que quería llevar no había en la universidad local, así que tuve que ir a otra ciudad. En esa universidad, donde fui aceptado había una tradición. El pelar a rape a los novatos de nuevo ingreso o acudir a un desfile donde deberíamos vestirnos de mujer. Esto se hacía después de 1 mes de haber estado inscrito. Esto me dio la oportunidad de poder comprarme una ropa de mujer muy sexy. Tangas, corpiños, medias, ligueros, pantimedias, baby dolls, maquillaje, pelucas y calzado (de varios tipos con plataforma, sandalias, con tacón de aguja y botas de varios estilos). Y pude pedir por internet unos pechos postizos de aspecto muy real. Compré tanta ropa porque acudí a varios negocios de artículos de mujer y así no levantar sospechas.

Horas antes del desfile me dispuse a prepararme para el gran momento. Como mis padres eran persona con una buena posición social alta. Tenía mi departamento para mí solo. Pues podía hacer y deshacer sin tener a nadie de testigo.

Así que tomé un baño de tina con sales perfumadas. Después de secarme cubrí con toda mi piel con una crema hidratante y refrescante y de olor a perfume de mujer. Me depile con crema las piernas, brazos y axilas. Me depile con cera fría el pubis, mi culito y cara. Quedando con una piel tersa, dándome una sensación al tacto de sr muy lisa.

Después me maquille, lo mejor que pude. Ya que en ese tiempo no contaba con la experiencia actual. Puse una revista de modas e intente maquillarme como las modelos que veía. Después me puse los pechos postizos, que verdaderamente se me veían muy naturales. Me congratule conmigo misma por la compra que había hecho. Me puse un sujetador, muy sexy, con encajes y de color rosa. Con una tanga de encaje, también rosa. Cuyo hilo dental me rozaba mi colita y sentía que me la acariciaba. Con la que mi pequeño apéndice reproductor se podía ocultar fácilmente. Me miré en el espejo y me quedé muy satisfecha con lo que reflejaba de mí.

Como anteriormente les dije mi cuerpo parecía más el de una mujer que el de un hombre, con las muslos gruesos las piernas delgadas pero con tobillo gruesos y con las caderas anchas y una cola respingada y redonda. Hombros pequeños, brazos delgados y manos delgadas. Sin mucha cintura, pero la podría hacer parecer con algunos trucos de ropa. Así que la ropa me estaba quedando más que bien.

Después me puse la peluca y en esto hubo un problema pues no sabía cuál era la que me quedaba mejor. Y me decidí por una peluca castaña de pelo natural que me caía hasta el hombro y con risos. Y me puse una minifalda muy corta que dejaba al descubierto mis torneados muslos y que al agacharme un poco dejaba ver las redondeces de mi cola. Y como era un desfile de guasa me puse un liguero rosa con unas medias rosas. Con lo que se veía parte del mismo liguero y donde las medias estaban fijas. Esta parte de las medía tenían encaje y por la parte de atrás tenían unos moñitos muy coquetos.

Me puse una blusa como de colegiala y me abroché los botones hasta que no se logró ver el pecho. Me di una última mirada y me gusto lo que veía. Ya no era aquel joven, sino que veía una verdadera mujer y muy bonita y sexy.

Así me dispuse a salir de mi departamento. Pero tuve que tomar una copa de licor para darme valor.

Dirigí mis pasos hasta un sitio de taxis y tome uno. El taxista me dijo a donde la llevo linda. Le dije que quería ir a la universidad. Durante todo el trayecto no dejo de verme por el espejo retrovisor e incluso lo movió varias veces para poderme ver mejor. Creo que lo que lo impactó mas fueron mis piernas.

Al llegar a la universidad, veo una gran multitud, unos estudiantes disfrazados de mujer, pero en forma grotesca. No como iba yo vestida, con toda la mano e incluso me atrevo a decir que hubiera podido detener el tráfico. Esto me hizo dudar. Y sin pensarlo más le dije al taxista que me llevara de nuevo al sitio de taxis donde lo había tomado. Me dijo si pasaba algo, que porque lo hacía regresar. Que si me había asustado con todos esos locos estudiantes disfrazados de mujer. Siendo yo una verdadera hembra. Aun así decidí regresar.

Ya en la casa decidí continuar así vestida. Por la noche me atreví a salir como estaba vestida. Seria porque tenía ganas o por las copas de licor que había tomado y me había dado valor. Pero salí a pasear. Había un parque cerca de mi casa y hacia allá dirigí mis pasos. Pero antes, en la casa, había quitado el liguero y las medias y me había puesto una pantimedias rosas, con unos rombos del mismo color.

Al pasear por el parque me percaté que había algunas miradas clavadas en mí. Algunos hombres jóvenes, pero la mayoría eran hombres maduros. Todos me miraban con lascivia y con unas ganas de comerme. Continué mi camino y me senté donde había más muchachas platicando. Una de ellas me hizo señas de que me acercara a su grupito. Lo que hice inmediatamente, porque me sentía acosada por los machos que pululaban por ese parque. La que me había hablado me pregunto que si era nueva en ese barrio y le dije que sí. Me aceptaron muy bien y continuamos platicando de diversos temas. Una me pregunta que donde vivo. Le digo que vivo en el edificio de departamentos cercano al parque. Al preguntarme que con quien me, me pongo nerviosa por no saber que contestar> de pronto digo que con mi hermano que estudia en la universidad local. Y que yo estoy preparándome para ingresar también a esa universidad. Después de un rato de charla me despido y me pregunta que como me llamo. En forma como un rayo me viene a la mente el nombre de una artista porno transexual, a la que yo admiraba por ser toda una mujer hermosa. Y les contesto Alexia. Quedamos de vernos después, pero les dije que quizás no podría porque estaba preparando mi examen de admisión.

Llegue a la casa satisfecha de mis resultados. Así que me propuse que al regresar de las clases de la facultad me vestiría en resto del tiempo como una verdadera mujer y que cada día sería más audaz y pasearía por toda la ciudad. Me acosté después del ritual de desmaquillarme, desvestirme y utilizar un bonito y sexy conjunto para dormir de vaporosa gasa negra transparente que me cubría completamente desde el cuello hasta los pies y con las mangas anchas. Pero que no dejaba nada a la imaginación.

Cuando me dormí me vino a la cabeza que no había ido al desfile y que probablemente me pelarían a rapa cuando acudiera a la facultad. Pero me dije a mi mismo, que sería bueno, así podía utilizar mejor las pelucas y que cuando me saliera pelo lo podía teñir de cualquier color y no tendría que dar explicaciones de por qué me teñía el pelo.

Apague la luz y dormí la noche más placida desde que llegue a esa ciudad.

Después continuaré como continuó mi viaje por este mundo hasta llegar a casi una verdadera mujer…. Besitos… Alexia