Como llegué a ser Alexia (3)

Continua el relato de lo que paso con Juanito y algo más

Como llegué a ser Alexia (3)

Entonces me pidió que le besara todo el cuerpo. Inicie con los pies y continué por las piernas, me brinque la entrepierna y seguí por su abdomen. Besándolo y mordiéndolo y y pasando la lengua. Por su pubis, abdomen, en el pecho me entretuve chupándole y mordiendo sus pezones hasta dejarlos erectos. Luego subí por su cuello le pase la lengua. Subí a sus orejas, las que mordí y la chupe y le pase la lengua. Entonces le di un beso prolongado, trenzando nuestras lenguas con lujuria y chupándole la lengua como si fuera un pequeño pene. Esto nos excitó bastante.

Entonces me tomo la cabeza con las dos manos hasta bajarme, hasta el nivel de mis labios, a la tremenda cabezota. La que bese, pase mi lengua como si estuviera saboreando un dulce y luego lo metí en mi boca. Sentí que me llenaba hasta la garganta y aun así, con lágrimas en los ojos, no la dejaba de mamar. Luego llegó la palpitación de todo el tronco y llego tan la deseada eyaculación de abundante semen. Que ahora tenía otro sabor, no desagradable, pero era otro sabor. Después de me dijo que probablemente era por el consumo abundantes de mariscos.

No solté la cabeza hasta que dejó de palpitar y empezó a perder erección. Entonces la saque de mi boca y no la deje de besar chupar, pasar mi lengua por toda su extensión. Y volvió a ponerse con ganas de pelear. Me desvistió delicadamente, acariciando y besando todo mi cuerpo. Me dejó únicamente con la tanguita, el liguero y las medias. Se puso detrás de mí y beso, me mordió y paso su lengua por toda mi espalda. Hasta bajar entre mis dos redondeces de mis cachetes de mis nalgas. Las que tomó con ambas manos y me las masajeó tan fuerte que empecé a sentir dolor. Me lo quitó al chupar y meter su lengua en el rodete de mi culito. Estuvo acariciando y chupando el ano hasta que sentí que se relajaba. Entonces aplicó un gel hidrosoluble en sus dedos y me metió el dedo meñique, con el que me acarició mi ojete. Primero con movimientos circulares y después metiéndolo y sacándolo. Después me mete el dedo índice haciendo la misma maniobra. Haciendo que lanzara quejido, pujido y diciéndole que no me hiciera sufrir y me la metiera. Pero el continuó con su trabajo.

Al final metió los cuatros dedos de su mano e inició un mete y saca que me volvió loca de placer, pidiéndole primero y después exigiéndole que ya no me hiciera sufrir y me metiera su cosota en mi cosita. Me puso en cuatro patas y luego llenó mi culito con bastante gel así como su inmenso miembro. Luego con la cabezota me estuvo acariciando las arrugas de mí ojete hasta lograra que se abriera un poco. Poniendo su cabezota en mi ano empujo poco a poco hasta lograr vencer mi esfínter. Esto no fue exento de dolor. Pero era un dolor que me excitaba, que pedía que me lo sacara y a la vez quería que lo metiera todo de un solo golpe. Así siguió lentamente hasta que paso por completo el esfínter, la tremenda cabezota, lo demás fue más fácil. No por ello menos doloroso.

Pero ya teniéndolo dentro de mí, se inició un movimiento coordinado, yo empujaba hacia atrás y el hacia adelante. Con lo que lograba que me ensartara hasta sus bolas. Y esta golpeaba, entre el ano y mis bolas, dándome un masaje muy excitante. Así estuvimos un largo tiempo hasta que el eyaculó, un verdadero enema, de caliente semen y yo sentía como mi ano se contraía y relajaba rítmicamente haciéndome tener un orgasmo. Con abundante salida de secreción (para aquellos que no conocen el intestino produce abundante moco cuando se es estimulado, se irrite o no).

Vi estrellitas, lucecitas, me sentía en el Nirvana. Mi Juanito continúo con su tremenda arma dentro de mí y prosiguió metiéndolo y sacándolo hasta que se puso fláccido. Nos quedamos otro momento besándonos y acariciándonos. Entonces nos bañamos. Nos vestimos y dejamos nuestro nido de amor pasajero. Luego me llevó en su auto a mi casa. Durante el trayecto me dijo cuánto me deseaba, me quería. Pero que era imposible vernos seguido. Así que nos veríamos las veces que él pudiera. Me despidió con un gran beso en el que nuevamente sentí su lengua hambrienta buscando la mía. Al bajarme del su auto sentí que ya no lo volvería a ver que sería nuestra despedida. Pero nuca lo olvidaría….

Entre a mi casa muy triste y con una sensación de vacío. Así que decidí continuar con mi plan que había decidida como sería mi vida de aquí en adelante.

Al siguiente día, por la noche acudí a una zona de la ciudad donde había transexuales ofreciendo sus servicios. Los había gordas, delgadas, otras con cuerpos descomunales. Entre todas ellas había una rubia fenomenal. Tenía unas tetas enormes, con una cintura muy delgada y un culo con unas nalgas redondas y de un tamaño espectacular. Vestía una ultra minifalda que no dejaba nada a la imaginación, con unas pantys de de red que le hacían lucir sus hermosas piernas. No traía sostén y sus pechos enormes se movían libremente al caminar. Sus grandes pies los ocultaba en unas sandalias de plataforma de plástico transparente y la parte superior de color dorado. Iba muy maquillada, pero sin ser vulgar.

Me dirigí a ellas. Diciéndole que quería hablar con ella, pero me comentó que ella ahí no estaba para platicar. Que si quería algún servicio que eran 200 dólares más el cuarto. Se los pague y nos dirigimos a un hotelucho de mala muerte. Lo atendía un sujeto de aspecto sucio y desaliñado. Quien sin alzar la mirada mascullo unas palabras ininteligibles y dio las llaves a la rubia espectacular.

Al entrar al cuarto este tenía aspecto sucio. Olía a humedad y únicamente tenía lo que se podía llamar una cama. Que era un colchón todo desvencijado, con unas sabanas que pedían a gritos un cambio. Y un bote de basura que contenía restos de papel y condones usados. Mi primera reacción fue salir corriendo de ese sórdido lugar.

Pero me controle. Mi deseo de convertirme en mujer fue más poderoso. Al tiempo de sentarme en la cama y volver mi vista hacia Vanessa (que así me dijo que se llamaba). Esta ya estaba desnuda únicamente le cubría una pequeña tanga negra y las pantimedias de red negra. Le dije que no quería hacerlo. Entonces ella me dijo que si no le gustaba lo que veía tenía otra cosa que sí me gustaría. Se quito la tanga y no sé de donde salió un inmenso pollón, sin llegar al tamaño de la de Juanito, de aceptables dimensiones.

Me gusto lo que me mostro, pero el ambiente en el que estaba me había enfriado. Así que le dije que quería platicar únicamente. Le explique brevemente lo que había sido mi vida y lo que quería hacer de aquí en adelante. Ella me contesto que lo pensara bien. Porque se inició como yo y que viera a donde había caído. Ella había sido una estrella en un show travesti de fama nacional y que un día había caído en las drogas y la despidieron. Ya se había rehabilitado pero nunca volvió a ser la misma.

Le dije que únicamente quería que me asesorara acerca de tomar hormonas femeninas y donde las conseguiría. Se porto bien conmigo. Me habló como un hermano mayor y me dijo todo lo que yo deseaba saber

Después continuaré como fue que llegué a ser Alexia