Como llegué a ser Alexia (20)

Lo que sucedió durante mi estancia en la clínica.

Como llegué a ser Alexia (20)

Después de lo que sucedió con uno de los pacientes decidí tener más control sobre mi naturaleza cachonda. Iba a ser difícil pero pondría todo de mi parte para poder dominar esa calentura que tenía dentro de mí. Que en cualquier momento que en que veía una verga y ya la quería tener en mi boca o en mi culito. Y sacarle toda la leche y paladear ese néctar de los dioses hasta la última gota.

Así que le llame a Vanessa para que me ayudara en esto. Ella habló largo y tendido conmigo y me explicó que tendría que hacer ejercicios respiratorios y de meditación para bajarle el volumen a mi culito. Y así poder llegar a ser quien dominara y no ser dominada. Porqué los hombres eran muy volubles con las mujeres que cedían el tesorito tan fácilmente, y que su teoría era que así como se las habían dado tan rápido a ellos, así se las darían a otros. Debería ponerme más difícil, que dijera un no aunque en el fondo fuera un sí.

Volví a ir a consulta con el médico de aspecto joven, pero viejo de edad. Volvió a revisarme, pero ahora sin llegar a hacerme tacto rectal. Ya tenía los resultados de las pruebas de la psicóloga. En conclusión me dijo que si estaba en condiciones para efectuar mi transformación, tanto física como psicológicamente. Pero que tendría que hablar en persona con mis padres. Esto me sobresaltó, pero me dijo que ese era la única forma que haría la operación. También me dijo que necesitaba que acudiera a otra sala para que intentaran hacer crecer un poco más ese pene ya que esa era la piel que al final formaría mi nueva vagina.

Con estos pensamientos encontrados, regresé a mi cuarto. Donde me esperaba Vanessa. Le expliquen a grandes rasgos lo que me había dicho y que no sabía que actitud tendrían mis padres, ahora como un hecho acerca de mi cambio total. Porque había aceptado que actuara como una mujer, pero ahora con una operación irreversible. Quien sabe que diría.

Por lo pronto mi vida en esa clínica, que más bien parecía un spa, transcurrió hasta cierto punto monótona. Acudía a consulta médica. Después iba a un área, como urgencias, donde me aplicaban hormonas sexuales femeninas. Continuaba con una clase de modales, foniatría, y cambios de imagen (donde recibía clases de cómo vestir bien, peinarme, maquillarme, los cuidados que debería tener con mi nueva vagina. Por último iba a una especie de gimnasio, donde hacía ejercicio cardio y de pesas. Y pasaba a una especie de sex shop donde tenía que tomar un aparato de succión, como el que usan para poner el pene erecto cuando hay dificultad para ello, con lo que hice que mi pene volviera a recordar cosas que había olvidado. Con esto estiraba, la piel, del pene al máximo y la volvía elástica. No sé si con esto creciera mi apéndice sexual pero yo lo veía cada día más grande. También tenía que masajear mis testículos y estira la piel dele escroto por varias veces.

Un día Vanessa quiso estrenar mi pene, pero no logró ponerlo erecto por más que lo mamo de mil maneras. Lo único que logró es que estando flácido tuviera un orgasmo sin eyacular.

Mis padres llegaron 15 días después de que yo llegué a la clínica. Fueron hospedados en habitaciones de otra sección y nos vimos en la consulta con le medico, a cargo de mi caso. Les explicó a detalle lo que me harían y que resultados de obtendría. Mis padres estuvieron en silencio durante toda la explicación. Después al estar reunidos en mi habitación me dijeron que eso era una locura, que pensara bien las cosas. En ese momento Vanessa platicó con ello durante un buen tiempo y llegó a convencerlos que eso era lo mejor para mí.

Mis padres se quedaron todavía 3 días más. Hasta que mi madre habló conmigo y me dijo que si ese era mi destino pues adelante. Que ahora si iba a tener una verdadera hija y que apoyarían todos los trámites legales a los que me iba a enfrentar. Para que al fin me vieran verdaderamente feliz. Ya con el visto bueno de mis padres entonces se programo la cirugía para la siguiente semana.

El día de la cirugía no probé alimento. Me llevaron a una sección que no conocía. Entre a una parte donde todos estaban cubiertos de pies a cabeza y una persona muy amable me dijo que él era el anestesiólogo. Me colocaron un suero y en él me pasó el anestesiólogo un medicamento y me dijo que contara hasta el 10, no llegue hasta el cinco. Desperté en área de color blanco donde había varios aparatos que estaban conectados a mí. No sentía dolor pero me sentía flotar. Me dijo la persona que estaba encargada que no me moviera, que ya había terminado la operación y todo había salido bien.

Después me pasaron a un cuarto más pequeño donde continuaron poniéndome suero y medicamentos por la vena. Continué sin dolor, pero sentía que mi cuerpo era oprimido por una faja como le había visto usar a Vanessa. Después de varios días Vanessa me visitó y note que había cambiado. Ahora su porte era más elegante, tenía un andar más sexy pero no vulgar y su voz era más femenina. Me platicó que tenía ya una semana en esa área. Después me pasaron a un lugar más confortable, donde pude caminar, estar sentada y con ayuda darme una ducha. Le medico me visitó, pero era otra más simpático y bromista. Me comentó que todo iba bien. Que pronto podría estar con las demás. Hasta entonces me di cuenta que traía algo metido en mi nueva vagina y no era otra cosa que el consolador (que así le decía yo) que Vanessa también lo había traído.

Al pasar a mi habitación ya podía caminar y hacer todas mis actividades, excepto ejercicio físico. Continué acudiendo a mis clases. Después de dos meses pude quitarme la faja y verme al espejo para ver cómo había quedado. Vi los cambios que tenía. Unos labios carnosos, pero no exagerados, que hacían ver mi rostro más bello. No tenía vello en la cara. Mi nariz un poco más respingada. Mis pechos de tamaño mediano habían crecido hasta ser un 36 copa CC, aun con sus areolas obscuras y los pezones grandes. Mi abdomen era plano y mi monte de Venus estaba coronado con una mata de pelos, ya que no me había depilado. Busque un espejo para observar como había quedado con mi nuevo sexo y me sorprendí que era igualito a de las más bellas mujeres que había visto. Busqué cicatrices y no las encontré. Y la tocar ese sexo, tuve una sensación de cosquilleo muy agradable e incluso se puede decir más que placentero. Ahora estaba sintiendo como sentiría una verdadera muy. Además yo me consideraba una verdadera mujer.

El resto de mi cuerpo estaba acorde a mis pechos. Y al voltearme pude ver unas nalgas, más grandes de las que había tenido; hermosas, respingadas y duras, muy suaves. Me gusto lo que estaba viendo. Decidí bañarme, maquillarme, depilar mi pubis, peinarme con una coleta, vestirme con un conjunto de corpiño, tanga y liguero negros. Una medias con encaje en la parte del muslo. Y un vestido tan transparente que dejaba ver todo mi hermoso cuerpo. Ahora si había sentido lo agradable que era tener una tanga de hilo dental y no preocuparte por el paquete de enfrente ni tenerlo que acomodarlo de tal forma porque después salía algo. Me coloqué una uñas postizas que pinte de rojo. Así como las de los pies. Me puse unas sandalias con tacón de 15 cm. y de tipo gladiador.

Así baje a mi primera comida. Mis compañeras quedaron sorprendidas y no dejaban de elogiarme y decirme que hermosa estaba. Me senté a la mesas a un lado de Vanessa. Quien quedo muy sorprendida con mi gran cambio. Me hizo parame y caminar varias veces para ver como bamboleaba en forma muy sensual mi caderas y como mis pechos hacía un pequeño vaivén. Estuvimos comiendo muy entretenidas. Después fuimos a dar un paseo por la playa, por lo que me puse un micro bikini (la parte de arriba eran dos pequeños triángulos que apenas cubrían mis pezones y la parte de abajo era un cordón que iba en la cintura y el otro era un hilo dental hacia tras y hacia adelante que cubría lo que era mi clítoris y pasaba entre los labios mayores y se dirigía hacia atrás cubriendo, apenas mi culito, dejando al aire mis inmensa nalgas. Mientras que Vanessa traía un micro bikini, pero este si le cubría las areolas. En la parte de abajo era un triangulo que le cubría todo su sexo y pasaba entre el surco de sus nalgas con un hilo dental muy delgado.

Así nos fuimos a broncearnos. Causamos sensación en la playa y varios muchachos nos siguieron y no se cansaron de piropearnos. Lo primero que pensé fue en ofrecerle mi nuevo cuerpo a Julián para que fuera el primero en tenerme.

Pero estos deseos no se pudieron llevar a cabo. Porque el destino me tenía preparada otra cosa que nunca en la vida me hubiera imaginado.

Esta historia continuará...