Como llegué a ser Alexia (19)

Lo que sucedio despues del hartazgo de sexo con Julián y Ricardo

Como llegué a ser Alexia (19)

Después de este hartazgo de sexo. Dormimos durante parte de la mañana. Al despertar los muchachos estaban bañados y vestidos. Se despidieron con besos y caricias. Julián de mi y Ricardo de Vanessa. Nos quedamos nosotras aun acostadas y nos levantamos de la cama después del mediodía. Nos bañamos juntas. Después nos pusimos cómodas con unos pantaloncillos cortos, que parecía tangas porque dejaban media nalga sin cubrir, y una camiseta. Las dos sin ropa interior. Desayunamos y nos volvimos a la recamara.

Entonces Vanessa me pregunto que si estaba lista para dar ese gran paso, que era mi cambio de sexo completo. Le dije que sí. Lo que me había convencido era verla gozar por esos tres orificios. Le dije que quería sentir eso. Pero lo que más me atraía era ser una verdadera mujer. Bueno no tan verdadera porque no podría tener hijos. Que era otro de mis sueños.

Llamó a Roberto. Estuvieron conversando largos y tendidos. Al colgar el teléfono se dirigió a mí y me dijo que en esto no había regreso. Que una vez iniciado el camino no había vuelta atrás. Le contesté que ya lo había pensado y que siempre había creído y sentido que estaba en un cuerpo equivocado. Y que merecía ser completamente feliz.

Me dijo que hiciera maletas porque al siguiente día saldríamos a un lugar de la costa donde había un instituto donde se haría la transformación. Que por el dinero no me debería de preocupar. Le dije que tendría que llevar. Lo indispensable: ropa interior, unos zapatos cómodos, la menor cantidad de ropa (principalmente ropa como la que traía puesta. Que el resto sería proporcionado a la medida, según mi nuevo cuerpo.

Al siguiente día estábamos en el aeropuerto. Me vestí con una blusa que apenas me cubría el abdomen y con unas mallas negras, casi transparentes. Que no dejaban nada a la imaginación, se me veía mi tremenda grupa y el surco que dividen mis nalgas. Por enfrente no hubo problema, pues lo ajustado de las malla y lo bien que lo acomodé (el pequeño pene que tenía) no se notaba nada. Además me había depilado el vello púbico. Vanessa iba más conservadora con un conjunto deportivo completo, como overol, de color rosa pálido y un poco holgado. Así que apenas se insinuaba su tremendo cuerpo. Lo único era que no llevaba ropa interior y su tremendo pecho luchaba para salirse de donde estaba guardado.

Causamos sensación desde nuestra llegada hasta el momento de abordar el avión. Llevábamos asientos en la clase de primera. Así que rápidamente nos sentamos y dejamos a muchos con deseos de observarnos. Ya en el avión nos dedicamos a dormir. Después de 2 horas de vuelo llegamos a nuestro destino. Que nos recibió con ese calor húmedo de la costa. En la sala de espera había un joven de cuerpo escultural con un letrero en su mano con nuestros nombres. Así hubo algunos jóvenes, que iban en nuestro vuelo se despidieron con chiflidos y piropos, diciendo nuestros nombres.

Al llegar a la clínica nos llevaron a nuestras habitaciones. Más que clínica parecía un gran resort. Con grandes jardines, fuentes, gimnasio, una gran estancia, sala de masajes. Todo me pareció precioso. Después de descansar un tiempo y de darme un baño me vestí con un pantaloncillo corto, que era un jean recortado, que dejaba todas mis nalgas al descubierto y una pequeña tira que pasaba entre mis nalgas. Llegó Vanessa a mi cuarto. Platicamos un rato acerca de lo maravilloso que estaba el lugar mientras llegaba la hora de la comida. Nos avisó, otro joven que parecía una adonis, y no llevó al comedor. Había bastantes personas. Todas de aspecto bello. Algunas rubias, morenas, de grandes pechos o de grandes caderas; pero todas muy bellas y del sexo femenino.

Comimos en silencio, durante un tiempo. Después se rompió el hielo. Y empezó la charla. Los temas que se trataban eran acerca de los adelantos que cada una había tenido en su transformación. Algunas aun tenían la voz grave, de hombre, otras con ademanes un poco toscas y otras ya con una faja, como la había visto puesta a Vanessa. Así transcurrió la comida. Después de haber ido nuevamente a mi habitación, me hablaron para acudir a mi primera consulta.

Pase a un consultorio muy lujoso. El médico era una persona muy joven, después supe que era de aproximadamente 60 años y que gracias a sus tratamientos se veía muy joven. Me hizo varias preguntas y luego una revisión exhaustiva. Para lo cual me tuve que desnudar completamente. Revisó mi órgano masculino, los pequeños testículos, mi cara, mi cuerpo y por último me revisó mi culito. Para ello me hizo ponerme en 4 patas, en la mesa de exploración, y así logró tener la mejor visión. Me metió un dedo, enguantado y lubricado, en mi culito. Lo movió expertamente de un lado hacia otro, de adentro hacia afuera de tal manera que me arrancó quejidos de placer. El médico se dio cuenta de ello. Por lo que procedió a meterme uno a uno los dedos de su mano exploradora. Hasta meter los cuatro dedos y con ellos juguetear en mi ojete.

Después de ello me hizo que me bajara de la mesa de exploración, y así desnuda volví a tomar asiento en el sillón. No pude ocultar mi excitación por mi agitación y del color rojo de mi cara. Entonces me dijo que no me preocupara, que por mi fisonomía y por presentar unas areolas muy grandes él había sabido inmediatamente mí forma de ser muy caliente. Que sabiendo hacer ciertas caricias yo me encendía rápidamente. Que eso no me lo podría quitar ni con 100 cirugías o tratamientos. Y que de eso después hablaríamos. Que él veía un solo problema, que tenía un pene demasiado pequeño y que me haría falta piel para formar una buena vagina funcional, y que pudiera tener orgasmos.

Después de vestirme me envió a otro consultorio. Era de la psicóloga, que después de platicar largo rato supe que había sido de las primeras pacientes del médico. Me hizo varias pruebas y me dijo que después hablaría conmigo acerca de los resultados. Salí de ahí aun caliente, porque no había tenido con que consolarme.

Me acompañó un joven esbelto, pero musculoso, guapo y lampiño. Al llegar a mi habitación le dije que si pasaba. El gustoso lo hizo. Entonces nos sentamos en una pequeña sala que tenía mi cuarto, que parecía una junior suite. Platicamos acerca de lo que pasaba en esa clínica y me dijo que él había sido ella y que aun continuaba bajo tratamiento. Para comprobarlo, le quite la ropa y lo dejé desnudo. Pude ver unos genitales masculinos, con un pene de muy buen ver y mejor tocar, con unos testículos grandes y colgantes. Al palparlo, el dio un quejido muy sensual. Lo que me hizo que siguiera acariciándolo. Lo lleve hasta la recamara, que tenía una gran cama, donde lo acosté. El dejó que yo hiciera todo. Lo que me excitaba sobre manera. Entonces procedí a mamar tremenda verga, entonces él hizo un movimiento, y se inició a poner erecta. Tomando un tamaño de aproximadamente 26 cm. y un grosor muy respetable.

Al ver todo aquello le pedí que me mamara mi culito. Lo hizo como un verdadero experto. Me lo lubricó muy bien. Entonces procedí a sentarme sobre semejante cosota, ambos enfrente uno del otro. Hice un intento y luego otro y no pude por el dolor y la falta de una buena dilatación. Entonces él, prácticamente, desinfló un poco semejante polla lo que permitió que pasara mis esfínteres y se alojara en mi recto. Entonces volvió a inflar nuevamente su verga, dentro de mi intestino. Teniendo una sensación muy extraña y a la vez un poco de dolor. Después de un tiempo mi culo se acopló a semejante verga y empecé a moverme hacía arriba y hacia abajo. Y luego continué con un movimiento, que le había visto hacer a Vanessa, como balanceando de adelante hacia atrás mi pelvis; con lo que lograba una penetración más profunda de esa polla que tenía alojada en mi recto. Después de estar así por un tiempo largo presenté un prolongado orgasmo.

Pero se me hizo raro que por más me afané, no logré que tuviera esta eyaculación abundante que tanto me gustaba sentir en mi culo. Pero si logré que tuviera un orgasmo un poco más prolongado que el que normalmente habían tenido los hombres que me había cogido. Desinfló nuevamente su aparato y lo retiró de mi culito, el que quedó abierto por un buen tiempo. Luego después de haberme quitado esa excitación, que me había ocasionado la exploración médica. Me pidió disculpas y se retiró en forma tan rápida que se fue vistiendo en el trayecto a la puerta de mi cuarto. Me hizo señales con el dedo que no comentara nada.

Me quedé desnuda, durante el resto de la tarde, recostada en la cama pesando en la nueva aventura que había iniciado. Recibí en mi teléfono móvil una llamada de Julián preguntándome que donde estaba. Le conté la historia sin omitir ningún detalle. Se sorprendió y a la vez le dio gusto por mí. Me dijo que se seguiría comunicando conmigo para saber cómo iba todo y que en cualquier momento que tuviera una dificultad no dudara en contárselo para acudir en mi ayuda. Me vi tentada en decirle que tenía una dificultad que necesitaba su verga en mi culito en forma urgente…..

Esta historia continuará….