Como llegué a ser Alexia (15)

Lo que sucedió despues de llegar al departamente, Vanessa y yo

Como llegué a ser Alexia (15)

Al entrar al departamento, Vanessa, me preguntó que había sucedido. Le mencioné brevemente lo que había pasado. Ella me dijo como había rechazado al amante ocasional que se había quedado en el auto. Que se quiso propasar y como lo había puesto en su lugar con dos cachetadas. Después me reprendió severamente por lo que había hecho. Me dijo que si no aprendía a reprender esa cola de puta que tenía me iría muy mal. Que aprendiera a calmar esa calentura y pensar más con la cabeza que con el culo. Entonces me mando a bañar y a enjuagar todas las veces posible, la boca.

Al salir aun estaba molesta. Me dijo que si Roberto sabía esto, en lugar de hacerme la operación de cambio de sexo, lo que me haría sería cocer la boca y el ojete con el hilo más grueso para que no lo volviera usar con cualquiera. Que me viera. Que tenía categoría y no anduviera dándolas gratis.

Ya después de eso me aplicó, en inyección, una dosis elevada de hormonas sexuales femeninas. Me vistió con un leotardo azul con mallas rojas, elásticas que parecían una faja para mis piernas. Y que sentía que con el hilo dental del leotardo se me metían hasta acariciar sensualmente el anillo de mi ojete. Me puso a ensayar a caminar, a bailar, hacer pasos de ballet. Después me ejercicios de vocalización. Al terminar me mando nuevamente a ducharme.

Al salir de la ducha, observé que Vanessa estaba hablando por teléfono. Me supuse lo peor, pues pensé que le estaba contando a Roberto acerca de mi desliz. Para mi fortuna no era así. Estaba hablando con Julián. Al colgar me dijo que vendría él y su primo, ya que Ricardo resultó ser su primo a pasarse toda la tarde y noche de ese domingo. Procedió aplicarme enemas hasta que salió el agua limpia.

Entonces me maquilló perfectamente, me puso unas pestañas postizas muy largas. Me puso unas sobras en los parpados superiores, como las que usan las modelos. Pintó mis labios de un rojo intenso, con esa pintura que no se despinta al besar. Me puso una especie de parches que ocupaban la mitad inferior de ambos pechos y una tanga, de encaje de color rojo. Con un liguero que hacía juego con unas medias con costura atrás y encaje en el muslo. El liguero tenía 6 tirantes, 3 de cada lado. Que hacía que toda la ropa interior se viera muy sexy. Después me puso un vestido de tela vaporosa, como de gasas, que llegaba hasta el suelo, con un escote amplio en V hasta el ombligo y el escote posterior hasta el límite con hilos de la tanga. Iba amarrado hacia el cuello. Era de un rojo intenso. Me puso uñas postizas que pintó de color rojo intenso. Me sentó a observarla como preparaba la cena. Me dijo que esta iba a ser mi gran noche.

Ocultándose el sol y Julián y su primo llegaron. Iba con las mismas ropas del día anterior. Por lo que dijeron que se iban a duchar y después pasaban a la mesas. Salieron ambos desnudos, con sus instrumentos al aire. Por lo que pude observar a mis anchas ambos instrumentos. El de Ricardo se parecía mucho al de Julián, pero era más largo y más ancho. En ese momento me paso por la mente que fuera cogida por los dos. Por mis dos orificios que tenía disponibles. Pero recordé la reprimenda de Vanessa y lo deseché.

Cuando pasaron cerca de mí ambos me vieron con cara de admiración y me dijeron que guapa y buena me veía. Que era una verdadera belleza. Se sentaron a la mesa y ambos no podían apartar mi vista de mi cuerpo y continuaron sus piropos. Primero muy decentes y después muy caliente. Me decían que buena estaba, que tenía un culo precioso, que con esa boquita podía darles una mamadas magnificas, que se imaginaban mi culito con sus arrugas y más obscuro que el resto de mis nalgas; que esas nalgas eran para besarlas, morderlas y acariciarlas. Que si mi culito pudiera soportar dos pollas a la vez, que si esa boca podía recibir todo el semen que cargaban. Así hasta terminar la cena. Entonces a irse caminando a la sala para tomar el café pude observar que sus dos vergas estaban tiesas, bien paradas. Pasaron con mucho garbo y mostrando las armas que portaban orgullosamente.

Yo pase después y al sentarme, en un sillón, enfrente de ellos subí coquetamente mi vestido hasta descubrir parte de mis muslos. Esto los calentó aun más. Porque se pusieron de pie, enfrente de mí, quedando sus vergas a nivel de boca. Entonces Vanessa puso sus manos en mi nuca y me empujó mi cabeza hasta pegar los labios en la cabeza de la verga de Ricardo. Entonces él me tomó suavemente con sus manos de mi nuca. Y acerco su cabeza chata de esa verga larga y gruesa hasta que lo tocaron mis labios. En una forma refleja los abrí y sentí esa masa de carne palpitante que deseaba depositarse en mi boca. Así me deje llevar y abrí mi boca los mas que pude para albergar esa cabezota chata. Ya en mi boca procedí a chuparlo. Utilizando mi boca como una gran ventosa y luego pasarla hasta que me tocara mi garganta, procediendo a hacer unas inspiraciones profundas para evitar los arcos de la nauseas. Así pude tener la tercera parte, de esa verga, en mi cavidad oral y garganta. Procedía a deslizarla hacia adentro y hacia afuera, pero sin sacarla de mi boca. Con un movimiento que parecía que me estaba cogiendo por la boca. Mientras tanto, Julián me puso su verga en mi mano, la cual tomé delicadamente y con las dos manos la acaricié en toda su extensión, masturbándola suavemente. Así sentí por primera vez dos grandes vergas.

La cogida por la boca, al inicio, lenta. Después se hizo cada vez más rápida. Con movimientos salvajes de su cadera. Sentía que casi me atravesaba y la cabeza chata de esa verga saldría por mi nuca. Eso no sucedió, lo que sí paso fue una venida espectacular de una leche líquida, de un sabor a frutas secas, que no deje de tragar hasta la última gota. Y luego retire las manos de la verga de Julián, para poder exprimir la verga de Ricardo, para sacarle hasta la última gota de semen. Al retirar su verga, Ricardo, rápidamente Julián pasó a ocupar su lugar y me metió sin miramientos todo lo que pudo de su verga. Tuve un pequeño arqueo de nausea, pero como había aprendido autodidacta inspiré profundamente por la nariz y este paso. Permitiéndome iniciar una mamada parecida a la que había dado a Ricardo. Este último coloco su verga entre mis manos y me hizo masturbarlo en forma lenta.

Así seguí, mamando la verga de Julián hasta que tuvo una generosa venida de semen con sabor a vainilla. La que golosamente me tragué hasta sus últimas gotas. La exprimí como la de Ricardo para poder saborearla completa. Entonces sentí que la verga de Ricardo, otra vez, estaba en posición de ataque. Me cargaron y me llevaron hasta la cama. Durante el camino me fueron desnudando hasta dejarme únicamente con el liguero y las medias. Me acostaron con la cabeza cerca del borde de la cama, reposando sobre mi espalda, colocándose Ricardo nuevamente, de pie, con su verga en mi boca. Procediendo nuevamente a recetarle la misma mamada que le había dado. Sentí como fue aumentando de tamaño y como se puso dura como una roca. Y volvió a cogerme por la boca, pero ahora únicamente con extrema suavidad. Mientras Julián me comenzó a dar una mamada magistral en mi culito. Metiendo y sacando su lengua del orificio de mi ojete. Hizo gran esfuerzo y logró pasar el segundo esfínter de mi ojete. El cual al sentir en esa forma la lengua, cedió hasta poder dejar pasar las vergas que me estaban esperando. Cuando pasó esto Julián ocupó en lugar de Ricardo y este se colocó enfrente de mis caderas e inició a acariciarme el culo con esa cabezota chata, lubricándola de vez en vez con abundante saliva. Así continuó por un tiempo más hasta que sentí más que deseos una necesidad urgente de que me metiera. Le exigí con una voz ronca, como señal de lo caliente que estaba, que me la metiera. No me importaba si me partí en dos, pero yo quería tener esa verga dentro de mi culito.

Entonces empezó a introducirla, el paso del primer esfínter de mi ojete fue fácil, el que opuso cierta resistencia e hizo que tuviera un dolor agudo al momento de pasarlo, fue el segundo; el involuntario. Esta maniobra hizo que casi le diera un tremendo mordisco, a la verga de Julián. Que parece le estimuló bastante, porque me soltó un chorro de semen. Entonces, Ricardo, empezó una cogida lenta que progresivamente fue haciéndose más intensa, hasta que sentí golpear sus grandes testículos en la zona entre mis pequeños huevitos y mi culito lo que me excitó sobre manera teniendo una orgasmo que hizo que por primera vez me mojara, que saliera algo de ese pequeño apéndice que tenía por verga. Fue un orgasmo prolongado y muy intenso que me hizo apretar mi culito con lo que estimulé grandemente a la verga de Ricardo que hizo que me pusiera una verdadera lavativa de semen. Se quedó así hasta que le quedó esa vergota flácida. Entonces se la limpié con mi boca. Los tres quedamos agotados y no recostamos en mi cama y nos quedamos dormidos para reponer fuerzas..

Esta historia continuará