Como llegué a ser Alexia (14)

Lo que hicimos el domingo por la mañana. mi primer engaño a Julian.

Como llegué a ser Alexia (14)

Por la mañana del domingo. Nos levantamos de la cama y lo primero que hicimos fue bañarnos. Entonces pude ver la nueva vagina que tenía Vanessa aun inflamada, pero sin cicatrices observable. Parecía como si no hubiera sido operada. Lo sabía por la inflamación y por lo que me había contado Vanessa. Me enseñó el nuevo aditamento que tenía que colocarse dentro de su nueva vagina, era como una especie de tanga con un triangulo que ocupaba la parte más baja del pubis y cubría su nuevos labios mayores, por la parte que iba hacia la vagina, parecía una especie de consolador pero muy grueso. Esta parte se colocaba dentro de la vagina y seguía una especie de hilo dental que se colocaba entre las nalgas. Todo esto estaba fijo con unas correas transparentes que iban en sus caderas, como una tanga con una triangulo duro de silicona al frente.

Los pechos estaban turgentes y duros, un poco inflamados. Sus nalgas eran más prominentes que las que yo le había conocido, me dijo que la grasas que le habían retirado de los muslos, por unas chaparreras incipientes que había tenido, se la colocaron en los cachetes de su gran culo. Le puse una crema especial, en todas sus zonas operadas. Y luego le ayudé a colocarse la faja color carne que ocupaba desde sus muslos hasta sus pechos, tenía abierta la parte de la entrepierna dejando ver la tanga tan especial que se puso.

Después continué con mi cuerpo, aplicándome nuevamente una crema depilatoria en todas las partes donde me crecía el vello. Donde Vanessa me aplico cera fue entre mis nalgas, pubis y esos pequeños huevitos que colgaban apenas. También me aplicó crema humectante. Y me procedió a maquillarme levemente. Únicamente rímel, una sobra en los parpados poco más obscura que mi piel y los labios únicamente brillo. Me escogió un conjunto de minifalda, con una blusa que le puso un nudo muy coqueto en la parte de enfrente, dejando mi abdomen al descubierto. Como única ropa interior una tanga con apenas un triangulo en frente y un hilo dental, que verdaderamente era un hilo dental.

Ella se vistió sobria con una traje sastre, pero de corte muy juvenil. Nos pusimos unas sandalias con una plataforma pequeña y un tacón de 5 cm. se maquilló, también, muy natural. Me peinó el cabello rubio con unas trenzas que parecía campesina rusa. Y ella se peino sobriamente.

Así vestidas, nos fuimos a desayunar a una cafetería que siempre estaba llena de comensales. Cuando llegamos ambas causamos sensación. Sentíamos las miradas clavadas de los hombres y los gestos de desaprobación de sus mujeres. Nos sentamos en una mesa los más retirado de la puerta y desayunamos ligero. Hicimos una sobremesa prolongada. Lo que nos permitió platicar acerca de mi futuro. En algunos momentos, me día cuenta, que los hombres dirigían miradas hacía mis piernas apenas cubiertas por la minifalda. Así que me movía, inocentemente, para poder enseñar un poco más de la cuenta e incluso abrirá de vez en cuando las piernas para que se pudieran solazar, y como parecía que no traía ropa interior por la micro-tanga que me había puesto. La acción se hacía muy interesante ya que veía como clavaban su mirada y hasta en un descuido se les podía haber salido la baba.

La plática se desarrollo el tema de lo que Roberto quería que yo hiciera. Él quería que me operara como Vanessa, ya tenía el lugar, el cirujano y de los costos no había problema. Los solventaría todo. Así que era mi decisión. Le platiqué a Vanessa que mis padres irían al departamento el próximo fin de semana, ya que había suspendido mis estudios y querían saber por qué. No me atrevía decirles a mis padres acerca de todos mis planes y que en lugar de un hijo tendrían una hija. Ella me dijo que le dejara eso a ella, que sabía cómo resolverlo ya que tenía experiencia en ello. Le pregunté por qué y me contestó que esa había sido su historia.

Le dije que si deseaba que me operara. Ya que el pene lo había utilizado únicamente para orinar y que esos huevos que apenas colgaban estaban actualmente atróficos y que ya no producían hormonas masculinas. Así que como me sentía encerrada en un cuerpo de hombre, eso me liberaría y haría mi vida fuera feliz.

Al pedir la cuenta, nos dijo el mesero que unos jóvenes que estaban sentados enfrente de nuestra mesa ya la había pagado. Los saludamos con un movimiento de cabeza y nos retiramos. Ello, nos estaban esperando en la calle y nos dijeron que nos llevan a cualquier sitio que quisiéramos. Nos subimos a un carro deportivo descapotado. Y le dijimos que nos dejaran en el parque enfrente de los departamentos, para que no conocieran donde vivíamos. En lugar de dirigirse hacia donde les habíamos dicho se dirigieron a otro parque, más solitario, hacia lo más profundo.

En ese momento, tuvimos miedo de que nos violaran. Pero ellos tranquilamente iniciaron una plática muy amistosa. Haciéndonos preguntas acerca de nuestro trabajo, horarios, gustos, etc. Después nos bajamos de auto y caminamos por un sendero lleno de arboles y con un pequeño lago, hacia el centro, muy romántico. Descansamos al pie de un gran árbol con una gran sombra y pasto alrededor. El que me acompañaba se quito un la camisa y la puso en el suelo para que yo me pudiera sentar y él se sentó a un lado mío. Platicamos de miles de cosas hasta que empezó a decirme que hermosa era, que tenía un cuerpo de ensueño. Pero no se propasó. Al mirar en la entrepierna me di cuentas de que iniciaba a excitarse, por el bulto que iba en aumento. No era feo, más bien guapo, rubio con pecas y un cuerpo no también dotado; se notaba que no hacía ejercicio en forma constante, con un abdomen un tanto prominente.

Pero en fin, lo más interesante era lo que le iba creciendo en la entrepierna. El imaginármelo como era, me puso cachonda. Pero me no pensaba engañar a Julián. El notó que mi cara se estaba poniendo un tanto sonrojada y mi voz cambiando de tono, haciéndose más ronca, lo aprovechó para iniciar una plática más caliente. Mencionando cosas como que a él le gustaba más las relaciones anales ya que el ojete apretaba mejor que la vagina y esto hacía las relaciones más placenteras, además que no había el peligro de embarazo. Que a él le gustaba mamar mejor el culo que la vagina, debido a que tenía mejor sabor el culo. Que a él le gustaba que se la mamaran y que la mujer se tragara el semen y que le limpiaran la verga con la lengua hasta que ya no hubiera más semen.

Esto me hizo ponerme muy caliente. Y pensé que con una buena mamada no engañaba a Julián. Así que tomé la iniciativa y le abrí la bragueta y le saque su arma. Aun estaba un poco fláccida, pero prometía ser un respetable tamaño y grosor. Lo empecé a masturbar y aquello empezó a dar visos de empezar a crecer. Entonces me fijé de una cosa, su verga, estaba curvada hacia la derecha. Como si la hubiera torcido, llegándose a observar parte de su cabeza que queda hacia abajo (cuando está bien erecta).

Pero al iniciar la mamada, este defecto, no permitía hacer bien el trabajo. Porque su cabeza goleaba con la parte interna de mi mejilla. Pero esto no impidió que la siguiera mamando y recorriendo en toda su extensión con mi lengua. Además el tronco era corto, lo que estaba muy grande y alargado era su capullo. Medió la impresión de tener la cabeza como esos dinosaurios que eran gordos con una cabeza que se prolongaba hacia atrás con unos picos, nada más le faltaban los picos. Su sabor era acido con un olor a orina, pero aun así me la comí entera. Tratando de imitar a Vanessa con la garganta profunda. Logre meterla toda hasta los pelos del pubis. Así continúe el trabajo sacándola y metiéndola en mi boca. Y haciendo una succión lo más intensa posible. Cuando estaba en lo más concentrada en mi labor, siento que sus manos me jalan y me ponen con mi cola cerca de su cara, haciendo un lado el hilo dental. Inició una mamada de experto que rápido hizo que tuviera un orgasmo. Entonces le acaricie los huevos y la parte de éstos con su culo. Con esta maniobra logré que tuviera una venida con un semen pastoso, con sabor a grasa rancia, abundante. Que me dio asco, dándome una raqueo que casi me hace vomitar y escupí todo su contenido fuera de mi boca. Mientras el continuaba su labor de mamarme mi culito y acariciarme las nalgas lo que hizo que no se diera cuenta d lo que había hecho con su gran venida.

Tuve un gran remordimiento por lo que había hecho. Y ni el sabor del semen desquitó la engañada que le había propinado a Julián. Me levante, me arregle mi minifalda e inicié el regreso al auto. Al llegar al mismo observe a Vanessa que estaba sentada en el asiento de atrás y el otro muchacho estaba parado fuera del auto. Todo el trayecto fue en un silencio sepulcral. Nos llevaron al parque cercano del departamento, y nos despedimos fríamente.

Esta historia continuará….