Como llegué a ser Alexia (13)

de lo que pasó entre Julián y su amigo con Vanessa y yo

Como llegué a ser Alexia (13)

Al siguiente día, al despertar, me encontré sola en la cama. Vanessa ya se había bañado y estaba preparando el desayuno. Me levante de la cama y me di un duchazo. Únicamente me puse un conjunto deportivo sin nada debajo y fui a desayunar. Durante el desayuno, platicamos, Vanessa y yo. Me dijo que Roberto le había pagado una cirugía de cambio de sexo. Que ella se lo había hecho completo, efectuándole una vaginoplastía, por lo que tenía que usar esa faja completa. Además un aditamento, como un dilatador de la vagina, para que cuando cicatrizara no se cerrara.

Después del desayuno me mostró todo, aun había inflamación en sus partes operadas. Y me dijo que en aproximadamente 3 meses podría estrenarlo. Que Roberto se había portado muy bien con ella, como agradecimiento de haberme presentado y por lo complaciente que fui. Me sorprendió lo que me decía. Por fin sería una mujer, aunque sin la posibilidad de tener un embarazo, pero era una mujer por dentro y por fuera. Le dije con envidia que yo quisiera lograr lo que ella había logrado. Mi deseo más íntimo era ser una mujer. Y hacerlo realidad mi gran sueño.

Durante la semana salimos como grandes amigas y fuimos de compras. Compramos ropa para ella y alguna para mí. En el departamento nos la probamos con libertad. Nos criticamos y nos hacíamos indicaciones de cual combinaba con cual. Así no pasamos esa semana. Hasta el viernes, me dijo que otro de los motivos que había tenido para acudir a visitarme era decirme la proposición que, Roberto, me enviaba por su conducto. Que deseaba pagarme el cirujano plástico para que me pusiera unas protesis mamarias. Le dije que sí quería, que cuando sería eso. Me contestó que lo tomara con calma. Que ya era un hecho la propuesta. Así que no me preocupara que todo se lleva su tiempo.

Ese día le llame a Julián para decirle que estaba en mi departamento mi mejor amiga, Vanessa. Me propuso que para el fin de semana llevaría un amigo, para que ella no se quedara como tercera en discordia. Le conté, a Vanessa, lo sucedido y me contesto que de todas maneras ella no podría hacer nada debido a la operación. Así que no se molestara en traer a alguien.

Llegó el sábado, y como no siempre no todo es felicidad, me llamó mi madre porque habían llegado unos papeles de la Universidad diciendo que me había dado de baja ese semestre. Me preguntó que había pasado. Como pude le explique que tenía un problema con una clase y como no quería reprobarla me había decidido dar de baja. Me dijo que la próxima semana me visitarían para que habláramos en persona.

Vanessa y yo preparamos una buena cena, con velas y todo. Nos bañamos juntas. Y ella me aplicó crema depilatoria en todo el cuerpo, me maquilló, me peinó, me hizo pintó mis uñas. Me escogió el vestido, de color amarillo, de seda con una caída espectacular y debajo un liguero del mismo color, con una medías muy transparentes del mismo color sin otra ropa interior. Le hice exactamente los mismos pasos que ella me había hecho. Nada más que ella se vistió con una Palazzo de seda azul tan clara que parecía de color blanco. Llevando abajo su faja que le cubría desde sus pechos hasta sus muslos. Se veía impactante, con esos grandes pechos y grandes nalgas, bien proporcionados para su cuerpo y estatura. Las dos, nos calzamos, sandalias con suela delgada y unos tacones de 5 cm.

Así los esperamos a los dos agentes de policía. Llegó Julián con un pantalón blanco de lino, con unos zapatos de suela de hule, sin calcetines, y una camiseta del mismo color. Un saco sport del mismo material y color. Esto hacía resaltar su color moreno y se veía más guapo. Con un perfume que acariciaba y a la vez excitaba. Su amigo iba vestido con un conjunto igual que él pero de color azul. Era un rubio con el cabello ensortijado, con una cara de niño bueno, y un cuerpo atlético, que dejaba ver muchas horas en el gimnasio.

Nos presentamos. Y de inmediato me di cuenta que entre Ricardo y Vanessa había habido química. Porque se pusieron a platicar como si se hubieran conocido de toda la vida. Tomamos una copa, de vino tinto y después pasamos a la mesa. Ahí cada quien atendió a su pareja como merecía. Al término, de la cena, nos dispusimos a servir el postre y café. Pero ambos nos dijeron que nosotras éramos el postre y procedería a comernos. De las palabras pasaron a los hechos. Julián me le levantó el vestido, dejando al aire mis encantos. E inmediatamente procedió a mamarme los pechos, acariciarme el cuerpo, a apretarme las nalgas y a juguetear con mi culito.

Ricardo quiso hacer lo mismo pero Vanessa le explicó que no podía, por la cirugía, así que la besó y la acarició por arriba de la faja. Pero en un momento estaba desnudo a un lado de ella. De reojo lo vi y me quedé sorprendida. Tenía una verga de proporciones parecidas a las de Julián gorda, pero también larga y con la cabeza igual de chata. Se la ofreció a Vanessa quien puso en práctica las lecciones que me había dado. Lo acariciaba con ambas manos, lo chupaba, le pasaba los labios en toda su extensión y por último se la tragó toda. Nunca me había dicho que ella era experta en garganta profunda. Vi como desapareció toda la verga en su boca y como sus labios tocaban el pubis, que estaba rasurado. Y todo esto sin producirle ninguna arcada de vomito. Únicamente la vi como salían lágrimas de sus ojos. Pero no dejaba de hacerle una magnifica mamada.

Ya no puse atención, porque me dique a lo que me estaba haciendo Julián. Me empezó a mamar el ojete de mi culo con su lengua, la que venció fácilmente mi esfínter. Entonces procedió a meterla y sacarla volviéndome loca. Y sin darme cuenta extrajo, de la bolsa de su saco, un enorme plugs anal e inició un juego que me calentó mucho. Me cargo y me llevó a mi cama, donde me retiró el vestido quedándome con el liguero y las medias. Entonces me colocó en la posición de 4 patas, me hizo que levantara el culo y en esa forma exponerlo completamente. Entonces procedió a meterlo, en forma delicada. Primero lo lubricó con su saliva y luego metió la puntita, esto me causó más placer que dolor. Me dijo que me preparara porque iría metiéndolo todo hasta el tope que tenía. Así lo hizo, sentí que las arrugas de mi culo desaparecían y que el ojete se estiraba hasta casi sentir que se rompía. Tuve un dolor intenso, que casi me hace retirarlo en forma brusca. Pero él con palabras amorosas, caricias de tetas, besos en el cuello lo impidió. Después de esto empecé a sentir un placer intenso cada vez que lo metía y lo sacaba. Entonces me dejó ensartada con el plugs anal y se desvistió dejándome ver su enorme verga, en lo ancho, con su cabeza chata.

Mientras Vanessa continuaba en el comedor dándole esa tremenda mamada a Ricardo hasta hacerlo explotar en una inmensa venida. Que ella obviamente no iba a desperdiciar nada. Todo se lo tragó. Todo esto sin sacar la verga de su receptáculo bucal. Ricardo dio de gritos, gimió, aulló, le dijo cuanta palabra obscena encontró hasta que quedó satisfecho.

Mientras tanto, Julián me recostó de lado y él se recostó a un lado mí, pero quedando sus pies en mi cabeza y su cabeza en mis pies. Así yo pude mamar su verga a placer y el meterme el plug anal como quisiera. Así estuvimos un buen tiempo, hasta que presente un orgasmo prolongado y él una venida inmensa, que me tragué hasta la última gota. Luego le limpié, su verga con mi lengua y lo chupé por un rato hasta extraerle todos esos líquidos seminales que era un manjar de dioses, con ese sabor a helado de vainilla. Él no retiro el plug anal y me dijo al oído que me quedara con él un tiempo. Se levanto y se dio un duchazo, se vistió de prisa. Su amigo lo imitó. Y luego me dijo que estaban en una misión encubierta y que tendrían que ir a una Disco, esa era la razón por la que estaban vestidos así. Le pregunté que si nos veríamos el domingo, y me dijo que él me hablaba. Se retiraron los dos después de los despidos de abrazos, mimos, caricias y besos.

Nos quedamos solas. Después de un rato me saque el plug anal y lo lave al estarme bañando. Al salir estaba Vanessa ya acostada en mi cama y yo ya no tuve ganas de ponerme mi ropa de dormir. Así que nos quedamos acostadas desnudas. Platicando de cómo había estado todo. Me dijo Vanessa que su pareja tenía un magnifico aparato, pero que tenía la cabeza chata. Y que su semen sabía un poco salado, como agua de mar, pero estaba rico. Que sería magnífico que el estrenara su nuevo cuerpo. Yo le platiqué como lo tenía Julián y como sabía su semen a helado de vainilla. Así platicando nos quedamos dormidas.

Esta historia continuará