Como inicia esta historia... (01)
Un hombre se obseciona con una joven y provoca serias consecuencias aun a quienes ama.
Karla Díaz trabaja como gerente de una zapatería en Santo Domingo de Heredia, Costa Rica. Es la mayor de tres hermanas, ella, de 26, Paola de 19 y Ximena de 15 años. Sus padres muerieron hace tres años, y desde entonces se ha hecho cargo de sus hermanas.
Karla este es ya su tercer mes laborando en este negocio, perteneciente a Vera Arias, de mas o menos treinta años. Karla no ha tenido ningún tipo de problemas y siempre ha llevado una excelente relación laboral con su jefa. Hoy, tercer sábado del mes, toca hacer inventario y Karla debe quedarse hasta tarde. Son las 7:35 p.m ya y aún no ha terminado. Esta ella sola en la bodega cuando oye ruido. Ella se asusta, pues sabe que no es Vera, ya que ella tuvo que viajar a San José. Se asoma y ve un rostro conocido: don Francisco, el esposo de Vera, con una maleta azul en su mano.
-¿Cómo esta, Karla? Disculpe el susto. Obsesión
-Don Francisco, no se preocupe. Y ¿qué está haciendo por aquí?
-Vera me pidió que revisará como te iba con el inventario y si necesitabas ayuda, pues esta la primera vez que te toca este trabajo sola...
-Aún no termino pero no se preocupe.
-Claro, pero no te molesta si te acompaño.
-No, don Francisco, pase.
A Karla no le agrada que este hombre esté aquí, pues aunque es el dueño, no es correcto que una joven esté a solas con un hombre, aún así, no puede decir nada. Karla sigue en la bodega haciendo su trabajo sin decir palabra mientras Francisco da algunas vueltas por los anaqueles. Al oírlo arriba se tranquiliza y no piensa mas en él. Karla no se percata de las verdaderas intenciones de Francisco: desde que la conoció, se ha obsesionado con ella. Ha revisado hasta su expediente, sabe donde vive y con quienes. Sabe de su novio, Gerald, con quien discutió hace dos semanas y no le ha querido hablar. Se la ha imaginado desnuda en las noches mientras él le besa sus bellos pechos, erguidos y luego se corre mientras se imagina rompiéndole atrás salvajemente. Francisco saca de su maleta azul algunos implementos que podría necesitar: una soga, un pañuelo, esposas, un vibrador de su esposa y un revolver calibre 35. Mete en su bolsillo las esposas y deja en el suelo lo demás, excepto el revolver que lo esconde en una gaveta del mostrador. Baja los escalones que dan a la bodega sigilosamente. Se asoma, ve a Karla acomodando en cajas unas carpetas. Ella no ha sentido la presencia de Francisco, quien camina hacia ella silenciosamente. Ella ignorante del peligro en que se encuentra se voltea sin quitar la vista de unos papeles en su mano cuando siente una mano extraña que rodea de forma agresiva su cintura. Trata de gritar pero Francisco la fulmina con una cachetada que la hace perder el sentido por unos instantes, Francisco la tira al suelo y le pone las esposas en sus tobillos para que no pueda correr. Karla, trata de reaccionar, se endereza y le jala el cabello. Francisco con fuerza la toma de uno de sus brazos y la obliga a soltarlo. La sujeta de las muñecas y la obliga a recostarse.
-Suélteme, mal parido, no me toque,...
-Ay, mi niña, quien diría que fueras tan salvajita, dice mientras la observa de pies a cabeza.
-Por favor, le suplico que no me haga daño.
-Pero mi vida, yo no quiero hacerte daño, pero si tu no te portas bien, pues tendré que actuar bruscamente. Déjate querer y verás lo divertido que será,...
-Jamás perro...
Karla logra soltarse y le pone una buena bofetada con arañazo incluido. Francisco la suelta y ella se endereza. Empieza a brincar y sale de la bodega. Llega a los escalones pero Francisco no la deja dar un movimiento la toma de un brazo, y tira contra una pared. Karla se desmaya por el golpe. Ella empieza a volver en sí cuando siente la mano de Francisco en su entrepierna mientras éste besa sus pechos. Está totalmente desnuda, ya sin las esposas. Trata de soltarse pero su cuerpo, maltratado por los golpes del violador, no reacciona. Le duela la cabeza, los brazos, hasta sus senos que seguro han sido por mucho tiempo violados. Karla entiende que no puede hacer nada, y se resigna a ser objeto de placer de este enfermo.
Francisco le mete una y otra vez su dedo en la vagina de Karla mientras besa desenfrenadamente sus pezones. Karla siente como su cuerpo empieza a actuar conforme a la motivación. Sin desearlo disfruta cuando ese dedo la profana. Su cabeza le dice que se contenga, pero su alma actúa diferente. Karla se desespera y sus lágrimas recorren sus mejillas mientras gime de placer. Entonces suplica...
-Ahh, por favor, ahhh, no lo hagaa.. mmm...
Pero Francisco no le pone atención, más bien, suelta sus pezones, ya hinchados, y empieza a besar aquella cueva ya humeda.
-Ohh, Dios,ahh, no más, porrr..
Sin planearlo, Karla toma sus senos y los acaricia mientras apreta la cabeza de Francisco con sus piernas.
-Ahhhh, siiiiii, ahhhhh...
Francisco entiende que debe aprovechar el momento. Cuando aún Karla esta extasiada, el se endereza y dirigue su sable hacia aquella cueva. Karla, fuera de si, solo recibe ese miembro. "y que más da", piensa. Francisco abre sus piernas y la penetra de un solo golpe...
-Ahhhhhhhhh, animalllll, ahhhhhh
-¡Que delicia, puta!
-Ahhhhhhhh, Diosssssss, ahhhhhhhhhhh
Francisco saca y mete salvajemente, mientras le retuerce uno de los pezones. Karla toma el otro pezón y lo jala mientras que la otra mano araña la espalda de quien era al inicio su violador y ahora se había convertido en su amante...
-Ayyyyyyyyyy, siii, mi vida, ahhhhh, siiiiii, ahhhhhhhh, dame más,
-Te gusta, no es así perrita. Te fascina, putita?
-Ayyyyyyy, siiiiiiiiiii, mássssssssss ahhhhhhhhhhhhhh
-Perra, mi perra, mmmmmmmm
-Ayyyyyyyyyyyyyyy
Francisco para un momento. Toma a Karla y la apreta metiendole su lengua y ella le responde con mas gozo. Francisco vuelve a meter y sacar mientras sigue besando ha esa mujer. La suelta y empieza a gemir...
-Ahhhhh, perra, me acerco, ahhhhhh
-Ahhhhhhhhhhhhhhh, siiiiiiiiiiiiiiiiiiii, yo tamb... ahhhhhhhhhhh
-Ahhhhhhhhh, siiiiiiiiiiii, mi vida, yaaaaaaaaa
-Ahhhhhhhhhhhhhhh, diosssssssssssssssss, ohhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhh
-Ahhhhhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhhhhhhh
Ambos se abrazan y besan mientras Francisco, sin sacar su miembro de Karla, se corre. Karla siente como su cuerpo se retuerce sin control, prueba que también llegó al orgasmo. Por un rato quedan así, abrazados y besándose, hasta que el sueño los sorprende.
Han pasado tres horas desde que Francisco sorprendiera a Karla en la bodega. Son ya las 11 menos 10 de la noche. Karla se endereza y ve la hora. Sorprendida por lo tarde que es empieza a vestirse rápidamente, mientras devuelve el cassette y recuerda todo lo sucedido desde las 7:35 PM de esa noche. Observa a Francisco, quien aún duerme. No sabe si odiarlo o agradecerle por ese rato tan placentero vivido. Aún le duele los golpes, pero lo sentido fue demasiado rico para ignorarlo. Sería muy fácil denunciarlo: están los golpes propinados por él, así como el hecho de que se corrió dentro de ella. Con eso ella podría enviarlo por mucho tiempo tras las rejas, pero algo dentro de ella le ordena que no lo haga. Karla toma la decisión, según ella salomónica de no denunciarlo, pero si renunciar. De todos modos le habían ofrecido hace mucho un mejor trabajo, con un buen salario y cerca de casa. Karla sale del negocio, dejando a Francisco aún dormido. El lunes se presenta al trabajo y le presenta la carta de renuncia a Vera. Ella se sorprende, pero acepta las razones de Karla, sin imaginarse lo que ella y su esposo tuvieron el sábado.
Karla se va tranquila, sin imaginarse lo que le esperaba tanto a ella como a su familia.