Como estreno, una pincelada (2)

Sigue el desarrollo de la noche con el estreno de la protagonista.

Como estreno: Una pincelada

Capitulo 2 La cena y mi estreno

Es evidente que el Sr. es el que decide las cuestiones hasta las más nimias, sin decir ni palabra ha hecho que la Sra. María se siente a Su izquierda; indica a firebird{} que se siente a Su derecha y a mí solo me deja la posibilidad de sentarme frente a Él.

Me quedo indecisa pues tal y como estoy no sé qué hacer.

Ya puedes guardar la cartera.- me dice.- además átate esas sandalias que metes un ruido al andar

No puedo dejar de sentir que si lo que desea es humillarme al colocar delante de mis ojos la situación en la que me encuentro, lo que hace es excitarme y hacerme sentir plena en lo que realmente deseo sentir y vivir. Lo miro, sonrío y pongo el bolso encima de la mesa; guardo la cartera y voy a sentarme cuando

¿te he dicho acaso que puedas sentarte???.- interrumpe mi movimiento.- ¿acaso no ves que necesitaremos ir a la barra a decir lo que queremos???

No Le contesto más que con el rubor que cubre mis mejillas. Lo ha dicho en voz baja y casi susurrante; nadie Le ha oído (estoy segura) y, sin embargo, para mí ha sido como si fuera una voz atronadora la que ha recorrido el pequeño espacio que nos separa.

Levanto primero la pierna derecha y luego la izquierda para atar las sandalias. Me incorporo y les miro; no dejo que el silencio nos invada y pregunto:

¿Qué es lo que desean???

Creo que lo mismo que antes; vete a la barra pídelo y que te acompañe firebird{} para traerlo.

La orden es rápida y cortante; impide que ninguna de las dos pensemos en desobedecerle siquiera. firebird{} se levanta rápida y mira hacia su Señor, con la cabeza agachada, esperando las instrucciones finales.

Traed las bebidas de una sola vez; ^nectar_sometido^, si deseas pagar una ronda puedes aprovechar esta, si te parece que no es el momento y prefieres pagar luego en el local, lo pagas tu con Mi cartera, firebird{}. No hace falta que os deis mucha prisa que deseo hablar un momento a solas con maría.

Al oír las palabras del Sr. Txiria; al escuchar Su tono imperativo y expeditivo, solo siento que mi ser está en Sus manos y un escalofrío ha recorrido mi columna vertebral mientras Le escuchaba, un escalofrío que hace que solo sienta que Él tira de los hilos que hacen que me mueva en este momento.

Vamos a cumplir lo encargado sin decir una sola palabra; implícitas en Sus palabras está que las órdenes deben ser cumplidas sin dudar y que no tenemos que hacer otra cosa entre nosotras, incluso hablar, que no sea referida a las órdenes recibidas.

Tal y como nos ha dicho no nos damos prisa; llegamos hasta la barra, pido, me preguntan que si es para la terraza que lo llevan ellos y tengo que volver a decir que no se preocupen que ya lo llevamos nosotras. Me vuelvo hacia firebird{} mientras nos ponen la consumición y la pregunto:

¿Son muy caras las copas en el local???

Pues, si no recuerdo mal son a 20€ la consumición.

Recuerdo el dinero que llevo encima y digo para mí que si tengo que pagar la cena y las copas quizá no me llegue; así que, con gran dolor de mi corazón, decido pagar yo esta ronda y luego ya veremos lo que pasa.

Se lo digo a firebird{} y ella asiente con la cabeza de forma grave. Me indica que pague, según nos sirven y ella toma las dos cañas y dos cartas de raciones y me deja para que lleve yo la coca-cola y la tónica.

Legamos a la mesa a la vez; el Sr. Txiria y la Sra. María no levantan la cabeza de la conversación que mantienen en voz baja. A ella se la nota ligeramente disgustada; miro a firebird{} con el rabillo del ojo a ver lo que hace; ella coloca la caña enfrente de la Sra. María y espera de pie a ver lo que sucede.

El Sr. Txiria levanta la cabeza y ella coloca la caña en su sitio y Le tiende las cartas con la cabeza casi imperceptiblemente gacha para los ojos del que no sabe lo que hay que mirar.

Siéntate.- la dice

Siguiendo el mismo protocolo que ha efectuado ella, dejo rápidamente la coca-cola en mi lugar y bajo un poco la cabeza mientras Le tiendo la tónica. Él toma mi mano y la hace bajar un poco para poder tomar el primer sorbo sin que yo la haya depositado aún en Sus manos.

Gracias, niña.- me dice

Toma la bebida de mis manos y la coloca delante de Él, en Su sitio. Veo que firebird{} ya se ha sentado y yo tomo asiento a mi vez.

Bueno, y si pensabas que podías estrenar a ^nectar_sometido^ ¿por qué no me lo habías dicho???.- suena silbante y dolorida la voz de la Sra. María.

"Uy, uy, uy; aquí hay tomate"; pienso para mi coleto deseando que todo se arregle y vaya bien.

Ya te he dicho que creía habértelo dicho. De todas formas, para estrenarla, ella debe estar de acuerdo en ser estrenada; en ser Mi juguete esta noche.- dice el Señor mientras Me mira.

No sé si morirme de felicidad por la posibilidad o hundirme en un agujero pensando que la Señora María no estará de acuerdo en ella.

mi Señor, como ya Le he comentado, Ud. hará lo que desee pues su esclava no es quién para oponerse a Sus deseos.- suena la voz de Ella de forma grave pero entregada.- Sin embargo, Le ruego que si tiene planes tan concretos para otra vez me los comunique antes para estar preparada para lo que pueda suceder.

Bieeeeeen, vale. Si no te lo había dicho tienes toda la razón y Me disculpo.- La voz del Caballero Txiria suena agradable pero severa.- Lo siento de verdad, sin embargo, no jugaré Yo solo con ella; también lo haremos con firebird{} y, por supuesto, participaremos todos.

De repente noto unos ojos inquisitivos fijos en mí, no puedo evitar el volverme y veo que la Sra. María me mira con intensidad al tiempo que firebird{} baja sumisa la mirada hacia su caña como diciendo que esto no va con ella.

¿Y tú, niña??? ¿no tienes nada que decir???

Sí, Señora, por supuesto que lo tengo

¿Y qué es???.- Su voz es seria y severa; espera una respuesta clara, concisa y sincera; que salga del corazón; y la mía surge a borbotones de él.

Señora, si a Ud. y a firebird{} no les importa, creo que no encontraré mejores manos en las que estrenarme en la sumisión que en las del Sr. Txiria.- lo suelto todo de golpe al tiempo que exhalo el aire contenido en mis pulmones.

Me mira, me sonríe (Su cara se ilumina agradablemente cuando sonríe más aún que en su gesto habitual); mira a firebird{} que agacha la cabeza y se encoje de hombros; y me dice:

¿Sabes??? Es que mi Amo, el Dueño de mi vida es un poco caprichoso y, a veces, es un poco "culo veo, culo quiero" y no se da cuenta de la influencia que puede llegar a tener sobre una sumisa de verdad. Sin embargo… sin embargo, tienes razón, no encontrarás mejores manos.

Pero quiero que entiendas que la posibilidad de una relación continuada.- continúa hablando Ella.- es prácticamente imposible, ehhh; y no es porque yo no lo quiera o me oponga, nunca me opongo; sino porque veo las dificultades en tu poca libertad de movimientos individual y en la distancia que existe.

Sí, Señora, lo sé; no se preocupe por eso.

Dicho esto, tengo la impresión de que mi Dueño desea que participe en tu "tratamiento"; ¿a ti te importaría???

"Glupss", pienso para mí. No sé si me siento preparada para ello y, sin embargo, siento que la respuesta debe de ser inmediata, aquí y ahora pues Ella me está mirando con intensidad y yo siento que me empequeñezco ante Su mirada.

Señora, todo lo que desee hacer el Amo será un honor para mí intentar llevarlo a cabo; todo lo que desee que me suceda, estoy segura de que será bajo Su control y sabiendo que no me puede suceder nada malo, así que ¿cómo quiere que me importe???

Aunque parezcan palabras pensadas de antemano lo que ha sucedido es que han salido del interior de mi corazón donde debían estar guardadas pues yo nunca lo había pensado así.

Además…- añado.- ¿acaso no lleva tratándome como si fuera Su perrita desde que nos hemos visto??? Creo que es así y yo cada vez me encuentro más a gusto.

La Sra. sonríe complacida y mira a firebird{} la cual dice:

Señora, Amiga; Ud. sabe que, por mi parte, no hay ninguna pega que mi entrega es absoluta, definitiva; así que si mi Dueño desea que yo participe lo haré tal y como Él me diga. Si Él desea hacerme lo que desee utilizando Sus propias manos o las de Ud.… solo haré lo que me digan y manden.

Vale, pues arreglado.- corta la conversación el Sr. Txiria.- lo que pase a partir de ahora será siempre bajo Mi supervisión, como, por otro lado, no podría ser de otra manera. Voy a escoger la comida y luego iréis a la barra a pedirla. Eso sí… …, podéis dejar que nos la sirvan, acaparadoras que sois unas acaparadoras.-dice con su característica media sonrisa.- que queréis hacerlo todo vosotras y vais a dejar a los camareros sin trabajo.

Escoge la comida y nos la dicta, mandándonos a las tres a la barra para que hagamos el pedido.

Vamos en una especie de silencio tenso que hace que sintamos que nos vamos a romper. Como era de esperar es la Sra. María la que lo rompe:

Venga niñas, no estéis preocupadas que no nos estamos haciendo daño las unas a las otras sino que estamos disfrutando; además os aseguro que no haremos nada que no estemos deseando hacer.

Suspiro y asiento con la cabeza al tiempo que firebird{} sonríe con una sonrisa que ilumina toda su cara mientras dice:

Eso es lo que temo, Señora; a lo que deseo hacer.- mientras suelta una fuerte y contagiosa carcajada.

La escena es curiosa las tres riéndonos a carcajadas mientras nos acercamos a la barra y con las lágrimas cayendo de nuestros ojos.

tu pide los primeros (la dice a firebird{}); tú los segundos y yo pediré las bebidas, ¿de acuerdo???

Por supuesto, Señora.- contestamos casi al unísono aunque apenas se nos entienda por las risas que se han apoderado de nosotras.

Llegamos a la barra y cuando hacemos el pedido y el camarero se entera de que estamos en la terraza nos mira como si estuviéramos locas; dado que la Sra. no se inmuta ante su mirada dice que pasará el pedido a su compañero y que si queremos que nos lo sirvan.

Sí, por favor.- contesta la Sra.- además, si pueden darse prisa mejor que tenemos unas cosillas que hacer.- remata mientras nos guiña el ojo.

Sin podernos contener, firebird{} y yo volvemos a caer en una gran carcajada que hace que casi nos tengamos que apoyar la una en la otra para podernos sujetar.

De esta guisa, y con lágrimas de alegría en los ojos, volvemos a la mesa en donde nos espera el caballero Txiria, más alegres y más confiadas.

Nos sirven la cena, chopitos, mejillones en salsa de tomate (riquísimos por cierto), sepia a la plancha y una pizza; todo ello va regado por cerveza con gaseosa y agua. Cenamos y charlamos; charlamos de lo divino y de lo humano, pero obviando el tema de lo que va a suceder a continuación.

Acabamos la cena, tomamos café y un par de chupitos cada uno (de hierbas y de pacharán) y el Sr Txiria pide la cuenta. Intento pagar mi parte pero Él me dice que ya haremos cuentas al terminar la noche.

Nos levantamos y, para mi sorpresa, no interviene en como estoy vestida y calzada. En está ocasión las que se adelantan son la Señora y firebird{}; el Sr. se para, me toma de la mano y me mira a los ojos diciéndome:

Entonces es cierto que deseas sentir lo que pasa cuando te entregas, cuando te obligan a hacer algo que deseas pero que no tienes fuerzas para dar ese paso, cuando tu voluntad es anulada momentáneamente por la de otra persona, cuando el dolor deja de ser dolor para convertirse en placer.

Sí, Sr. Así es; todo eso es lo que deseo porque siento que estoy hecha para esta vida, que he nacido para ella pero… todas las personas con las que he contactado hasta ahora, con excepción de Uds., no han conseguido que me sienta de la forma que Ud. está describiendo.

Bueno pues creo que lo lograrás, pero… tendrás que demostrar que realmente lo deseas.

Y eso… ¿cómo lo hago???

Busca en tu interior la forma de hacerlo, niña, busca en tu interior. Debe salir de ti el pedirlo de forma tal que Me convenzas para dártelo.

Pero, Sr. yo

¿tu qué?

Que yo no sé cómo se hace eso.

Pues es lo que te digo, busca en tu interior.

Me mira, se sonríe y acelera el paso con el fin de reunirse con nuestras dos compañeras; yo estoy pasmada y no sé cómo hacer lo que me pide; realmente no sé qué es lo que desea que haga y creía que todo estaba claro ya y que iba a tomarme y hacer de mí Su juguete.

Lo sigo a toda la velocidad que puedo para reunirme con los tres; mientras me acerco recuerdo la conclusión de antes:

"Quiere hacerme sentir incómoda para que me dé cuenta con pequeños gestos, pequeñas muestras, de que lo que realmente importa es que haga lo que Él diga, lo que Él decida; para que demuestre mi estado de sumisión y obediencia"

Ahora me pide que dé un paso más fuerte, decisivo, diría yo, con el cual me convertirá en Su juguete para esta noche y desde luego estoy dispuesta a darlo; aunque no sepa aún cómo ya estoy segura de que cuando llegue el momento sabré como hacerlo.

Les alcanzo cuando vamos a cruzar un paso de peatones que nos lleva directamente al local al que nos dirigimos.

Paramos en el coche del Sr y coge su afamado maletín. me sorprende, es como una especie de portaplanos negro del que salen los mangos de dos instrumentos (luego me enteraré que son una fusta y un vergajo).

Llegamos al local y los Señores son recibidos como viejos conocidos del mismo; sin que me interese demasiado me presentan a la dueña, al camarero y a una de las relaciones públicas. Pedimos unas consumiciones (me sorprende que el Sr. vuelva a pedir tónica) y, sin decir más, el Sr. Txiria comenta

Venga que ya es hora de irnos para arriba.

Dicho y hecho, como en una procesión nos dirigimos hacia la escaleras, primero el Sr., detrás firebird{}, luego yo y cerrando la comitiva la Sra. No sé ni cómo pero se da cuenta de mi inquietud y me pregunta en voz baja:

¿Qué te ocurre, niña???

Nada grave pero es algo que no sé hacer

¿Qué es??

Que el Sr. me ha dicho que tengo que demostrarle que realmente deseo que pase lo que va a pasar y yo creía que ya lo había demostrado.

Sonríe y menea la cabeza al tiempo que me dice:

¿Pues qué tal si se lo suplicas en cuanto llegues arriba??? De momento, fíjate en quién lleva Su vaso.

Simultáneamente me doy cuenta de dos cosas: que es una buena idea la de suplicárselo y de que la copa la lleva firebird{} y que quizá debería llevarla yo. Bueno, a lo hecho pecho, me digo y suspiro; tendré que ser convincente suplicando.

Llegamos a la parte de arriba, hay un saloncito con unas mesas y butacas para sentarse que están en penumbra y en las que hay dos personas sentadas y, al lado, otra habitación iluminada llena de artilugios de los que después me enteraré que ya había oído hablar pero que no conocía aún.

El Sr. Txiria se dirige a uno de los asientos, firebird{} va detrás de Él, yo me aproximo rauda y, según acaba de sentarse Le digo cerca de Su oído:

Sr. Txiria, esta perrita estúpida desea que Ud. La muestre los caminos de la sumisión, ¿Le importaría hacerlo? Se lo suplico de corazón.

El Sr. me mira con una sonrisa; luego mira a la Sra. María y menea la cabeza; vuelve a mirarme a los ojos (todo en menos de un segundo) y me dice:

¿Qué decías niña??? Habla más alto que apenas te oigo

Creo que me voy a morir de la vergüenza cuando repito otras dos veces la misma petición cada vez en voz más alta; es evidente que la pareja que está sentada me ha oído perfectamente. Sin embargo… sin embargo, no solo no me importa sino que un calor conocido e íntimo que hace tiempo no sentía con esta intensidad, sube desde mi bajo vientre haciendo que mi vagina segregue todos los jugos del mundo y llenándome el corazón.

De repente Su mano agarra mi pelo y de un tirón me obliga a arrodillarme al tiempo que me dice:

¿Y tu té crees que una súplica de ese tipo se puede presentar de pie????

No, mi Señor, debe ser de rodillas pero es que las tengo francamente mal, discúlpeme.

Se retiene, me mira y me acaricia el óvalo de la cara.

Puedes sentarte en el suelo en ese caso, niña.

Lo hago cuando, de repente, recuerdo que Le he llamado "mi Señor" que esas palabras han surgido de mi alma, de mi interior y que ha sido Él con Su acción el que ha hecho que surjan de mí. Me voy dando cuenta de lo que siempre dice… no haré nada que no desee pero es que hay cosas que deseo pero que me gustaría retener y, ante Él, me siento desnuda por fuera y por dentro.

Es una sensación extraña, debería estar rabiando por haber dicho eso y, sin embargo, estoy en éxtasis; el dolor de mis rodillas debería haber cortado mi excitación y, sin embargo, la ha acrecentado hasta el punto de que mis jugos llenan y mojan mi entrepierna; debería estar muerta de vergüenza por la exhibición de Su poder sobre mí (y, de hecho, lo estoy) pero en vez de cortarme hace que me sienta feliz y completa.

Bruscamente recuerdo varias de las cosas que he leído y lamento no llevar las bragas para poder arrodillarme ante Él y ofrecerle que se quede con mi intimidad. No me corto y se lo susurro al oído; me mira, se sonríe y dice en voz alta:

Vaya, Me parece que una niña ya se ha estrenado en la sumisión.

Lo miro, sonrío y reconozco en mi interior que, con toda seguridad, no habrá nada que Él no pueda hacer conmigo esta noche; es cierto, en este momento, soy Suya y, por lo tanto, ya me he estrenado.