COMO ENCONTRE A MI HOMBRE - 16 - Final

Nace el hijo de Cristina

COMO ENCONTRE A MI HOMBRE – 16

Mi embarazo, continuaba su curso normal, las revisiones periódicas, análisis regulares etc. Todo

ello dirigido por Arturo, mí amado esposo y padre primerizo.

Todos los días, después de ducharme, me aplicaba una crema sobre la barriga, para evitar las consabidas estrías, pero no era yo la que la aplicaba, era Arturo el que me la aplicaba, así teníamos unos momentos íntimos y sensuales para nosotros al comienzo del día. La sensación que me daba, al pasar sus manos sobre

mi barriga hinchada de amor, casi me producía un orgasmo, no se olvidaba de mis grandes tetas que habían crecido como almacén de alimentos para mi hijo, siempre aprovechaba al masajearme la barriga y las tetas, a chupármelas, decía que así ya se tomaba medio desayuno.

Las patadas eran frecuentes y me hacían cosquillas, ya tenía casi todo preparado para el feliz acontecimiento, en su día se lo había comunicado a mis padres y estaba a punto de llegar para acompañarme durante las últimas semanas antes del parto. Mi madre estaba feliz y mi padre no digamos, se volcaban en mí con múltiples atenciones, compraban ropa y juguetes para su nieto, yo no movía un dedo en casa, a pesar de tener una chica que me ayudaba, mi madre era la que gobernaba en esos días.

Pero antes que yo estaba Ingrid, me llevaba dos meses de adelanto en el embarazo, por lo que ya había salido de cuentas y en cualquier momento Arturo saldría disparado para la clínica a recibir a su nuevo hermano. Y así fue, una noche le aviso James, que Ingrid comenzaba con las contracciones, quise ir con él, pero Arturo no me dejo, me avisaría con las novedades.

James, se lo dijo a Raquel y Alfredo, de que salían para la clínica, que el hermano estaba a punto de llegar. Raquel, como ya una Sta. Les indico, que no se preocupasen, que ella se hacía cargo de sus hermanos.

Al llegar Arturo a la clínica, Ingrid, estaba en una habitación, la examino y comprobar que ya había dilatado lo suficiente para trasladarla al paritorio. Pregunto por mi y le dijo que el no había permitido que le acompañara por lo avanzado de su estado, lo comprendió y le dijo:

No importa hijo, sé que estoy en buenas manos, cuando me digas empezamos.

Tranquila mama, yo te aviso. Le dijo Arturo. Le pusieron un suero para facilitar la dilatación y fue cuando Arturo le indico. Ahora empuja.

Ingrid, se agarro a los brazos de la mesa y empujo con todas sus fuerzas.

Solo necesito dos contracciones más y la criatura estaba en brazos de su hermano Arturo, era un varón. 3,800 y muy sanote.

Se lo pusieron en el regazo a Ingrid, mientras Arturo le daba unos puntos de sutura, tanto la madre como el recién estaban perfectamente, lo lavaron y todo aquello que se le hace a los recién nacidos.

James, entro en el paritorio y acercándose a Ingrid, le dijo. A partir de ahora cuando me acueste voy a tener unas gafas de sol para no verte. Te quiero tanto que no puedo permitir que sufras más por esto tan bonito que nos das.

No seas tonto James, tus ojos me llenan de felicidad cada momento del día, puedes verme las veces que quieras y dejarme preñada otras tantas veces, te amo.

La trasladaron a la habitación y con calma se quedo dormida.

Arturo, llego a casa y me dio la noticia. “Un varón, 3,800 los dos muy bien fue muy rápido, mañana los veras” Me tranquilizo y nos fuimos a la cama abrazados.

Por la mañana, al levantarme, mi barriga me pesaba más, y la encontré mas caída, se lo dije a Arturo y me indico, que el niño estaba tomando posiciones se había colocado de manera que su cabeza encajase en la cavidad pélvica, por eso la tripa había descendido, eso ocurre cuando el momento del parto esta cerca. Pero que aún faltaba.

Me vestí y fui a la clínica, al entrar en la habitación, Ingrid, estaba recostada en la cama tenia al niño en los brazos y comenzaba a darle el pecho, su primera toma. Mi madre que me había acompañado, solo decía que era un hermoso varón

tan guapo como su sobrino el que estaba a punto de llegar. Los parabienes eran en general de toda la clínica. James llego un poco mas tarde con Alfredo, Raquel, Felicidad y Sofía, todos querían abrazar a Ingrid, pero la posición de ella, con el niño en brazos se lo impedía, esperaron y más tarde se fueron acercando uno a uno a darle un beso a Ingrid. Raquel le dijo, “Mama, no te preocupes que yo te ayudare a cuidarlo”

Gracias hija, le dijo, lo sé y también que en el colegio hay una persona que te ve mucho.

Raquel, se puso colorada, y no dijo nada, no te preocupes hija, ya hablaremos en otro momento de tus amigos.

Raquel me miro y yo le guiñe un ojo, como convenciéndola de que era su cómplice y confidente.

La recuperación de Ingrid, fue muy rápida, Raquel la ayudaba mucho a mantener el orden en la casa, así como a cuidar a sus hermanas, Felicidad y Sofía. Un día Me visito en casa y me dijo:

Cris, quería hablar contigo, veras en el colegio hay un muchacho un poco mayor que yo, siempre me ayuda a cargar con el material del colegio, es muy simpático y educado, cuando estamos charlando juntos en el patio, yo me encuentro muy bien a su lado, en alguna ocasión, me ha regalado bombones, me invita a un refresco, el otro día me regalo una flor muy bonita y al dármela me dijo que esa flor era bonita, pero que yo era más.

Me dio vergüenza, que me aconsejas.

Bueno Raquel, le dije, por lo que me cuentas, tu le gustas a ese chico, ¿y a ti te gusta él?

Tienes una edad maravillosa, ves la vida con alegría, pero no siempre es así, no digo que ese muchacho no te convenga, tienes que darle tiempo al tiempo, eres muy joven para tener un enamorado, considéralo como un buen amigo, ese tipo de amigo con el que te encuentras

bien, acompañada, feliz, pero tienes que saber frenarlo, cuando él quiera otras atenciones para las que no estás preparada, intentara coger tu mano y pasear los dos agarrados de la mano, no hay nada malo en eso, que tal vez algún día te robe un beso medio jugando como una broma,bueno,pero que no lo tome por costumbre, tienes que hacerte respetar en todos los sentidos, y que las manos estén quietas. Si en alguna ocasión quiere acariciarte le dices que no, si de verdad te quiere, sabrá esperar.

Como él, encontraras muchos a lo largo de tu juventud pero eres tú la que escogerás, hay muchos lobos con piel de cordero, hija. Si de verdad lo quieres y el también sabréis respetaros mutuamente y en eso es en lo que se basa el amor, en el respeto mutuo y en la confianza entre ambos.

Cuando terminamos de hablar, se hecho a mi cuello y me dijo, “Gracias hermana, nunca olvidare tus consejos mama está muy ocupada y no tiene tiempo para charlar de mis problemas”

Estas equivocada, Raquel, le dije, una madre siempre tiene tiempo para sus hijos no creas que por estar con tu hermano, no se preocupa de ti, precisamente, en estos momentos tu eres una de sus principales preocupaciones, siempre piensa como estas, con quien estas saliendo, si ese muchacho te conviene, ella todo eso lo sabe y se preocupa por todos nosotros, si también por mi y por Arturo.

Bueno ahora vete a ver a mama tal vez necesite algo, me dio un beso y me dijo. “Gracias todo lo que me has dicho lo guardo aquí” señalando su cabeza y su corazón.

Me sentí llena de una responsabilidad, que en si no me correspondía, como madre, pero si, como hermana mayor.

A los pocos días, a media tarde comencé a encontrarme indispuesta, sentía molestias, me supuse que alguien estaba llamando a la puerta. Efectivamente a media noche desperté a Arturo.

Cariño, creo que ya está aquí, se levanto rápidamente, nervioso pero consciente de lo que sucedía, muy por encima, me reconoció, palpo mi barriga y vio mi vagina.

Aun no comenzaste a dilatar, tenemos tiempo, vete vistiendo que nos vamos a la clínica.

Aviso a mi madre para que nos acompañara.

Al llegar, todo estaba preparado, me pusieron un gotero para ayudar a dilatar, mi madres estaba a mi lado y no quería soltar mis manos. Arturo llamo a Ingrid y le comunico que estábamos en la clínica, no hacía falta su presencia, pero no quiso hacer caso y a la media hora estaba a mi lado. De un lado a mi madre, y del otro a mi suegra me sentía muy protegida, pero con miedo. Median el tiempo entre contracción y contracción

a cada una, ponía, por lo visto unas caras muy cómicas, estaba yo como para poner cara de alegría. Si eran caras de alegría, pero también de dolor.

Al llegar a un límite, Arturo me envió al paritorio, al subirme a aquella mesa y poner los pies en los estribos, pensé para mis adentros, por fin mi sueño se va a cumplir le voy a dar a mi marido el hijo más hermoso del mundo, no quise la epidural, quería sentir los dolores del parto para así querer mas a mi hijo tan deseado, en cada contracción, empujaba, mis uñas se clavaban en las manos de Ingrid y de mi madre, las dos me decían. “Hija se fuerte ya falta poco” me limpiaban el sudor, yo gritaba, no podía aguantar el dolor.

Arturo me decía, muy bien cariño lo estás haciendo muy bien, un poco más, venga

ya le veo la cabeza, haber el último empujón, yo no sé de donde saque las fuerzas, pero en la siguiente contracción, di un grito y mi hijo, saco su cabeza de mi vagina, Arturo, lo cogió, y me dijo, venga ya está un esfuerzo más, es eso, di un pequeño empujón, Arturo lo agarro dándole la vuelta para que sus hombros saliesen y sin darse cuenta lo tenía en los brazos .

Con lágrimas en los ojos, me dijo. Cariño en un varón, tómalo, envuelto en un paño a medio limpiar, me lo dio, al mismo tiempo que me daba un beso y me daba las gracias.

En mis brazos tenía todo el amor que Arturo me había dado, le cogía sus manitas, no podía creer que yo, Cristóbal, en un tiempo. Había parido un hijo, Arturo siguió con su trabajo, me dio unos puntos, tras expulsar la placenta se acerco a mí, y como un niño se puso a llorar, la enfermera lo recogió, lo limpio peso vistió con aquellas ropas que tanto mi madre como Ingrid habían comprado para su nieto, pesaba 4,600.

Luego llegaron James y mi padre, los felices abuelos y creo que llegaron un poco contentos y alegres, ya habían empezado a celebrar la llegada del nieto.

Me trasladaron a la habitación, y ya con calma, me quede dormida, Arturo no se separo de mi durante toda la noche cogiéndome de la mano.

Eran las 12 del medio día, cuando se escuchaba el revuelo, que mis cuñados hacían por el pasillo, querían conocer a su sobrino, Sofía y Felicidad entraron y se acercaron a darme un beso, preguntaron por el sobrino, estaba en el nido y pronto lo traerían, luego fue Alfredo con James y el pequeño, que se lo dio a Ingrid, tenía que darle el pecho, la ultima que entro fue Raquel, desde la puerta me vio y se puso a llorar, corrió hacia la cama y me abrazo. No podía articular palabra, ya calmada me dijo. “Cris soy muy feliz, mi hermano es feliz porque tu le has dado un hijo yo le trasmitiré tus enseñanzas cuando las necesite, y cuidare de él siempre”

Me trajeron al niño, había decidido que se llamase Cristóbal, todos aceptaron mi decisión, las personas sabedoras de mi secreto, mi madre, mi suegra y mi marido, se miraron entre ellos y con un movimiento de cabeza aceptaron mi decisión.

Siguiendo las enseñanzas de Ingrid, me dispuse a darle por primera vez el pecho. Sentía, que mi labor de madre acababa de comenzar.

El tiempo paso, meses, años Cristóbal fue el primero de los 7 hijos que tuve, Ingrid tubo otro más entre embarazo y embarazo, Ingrid y yo teníamos nuestros encuentros lésbicos muy satisfactorios pero más eran los momentos de amor que pasaba con mi marido.

Esta es la historia de cómo encontré a mi hombre