Como encontre a mi hombre - 15
Cristina embarazada
COMO ENCONTRE A MI HOMBRE – 15
Desde aquel primer intento de embarazo, no había noche que no lo intentásemos, las posturas eran cada noche una novedad. La pasión que mostrábamos los dos por conseguirlo nos dejaba agotados, nuestra pasión al hacer el amor, dejaba nuestros cuerpos llenos de sudor y mecedores de un descanso reparador para intentarlo nuevamente a la noche siguiente.
Mi recuperación había sido total, todos los días, hacia mis ejercicios habituales para mantenerme enforna, la medicación ya era una rutina. Pero cada mes, tenía la visita exacta cada 27 días, eso nos frustraba un poco nuestro deseo, los sangrados eran normales y la ovulación se producía.
Era tal la obsesión de quedarme embarazada que casi llego a enfermar, pero yo no quería que me tratasen como un animal que habían creado solo para procrear, no me sentía una yegua pura sangre o una vaca de cría. Yo quería un hijo querido concebido por amor.
Llego un día que me olvide de ese deseo maternal, me olvide de que era una mujer y me daban ganas de tener relaciones anales, como cualquier transexual. Sabiendo que no podría concebir. Me ofrecí a Arturo, ese día cuando nos retiramos al dormitorio habíamos comenzado con los prolegómenos y juegos sexuales previos, cuando quiso penetrarme, le dije que no. Que yo era un transexual y debería penetrarme analmente, se lo dije llorando, pues aunque en mi interior me decía que no quería, por otro lado me decía que si quería, que yo ya no era capaz de seguir con ese suplicio e incertidumbre de quedar preñada o no.
Esa noche, me lubrique abundantemente mi ano y le dije a Arturo.
Cariño, ya que no puedo darte un hijo, poséeme, como lo que soy un transexual, muy guapo pero transexual que tiene que ser penetrado analmente.
Arturo, resignado y casi llorando, me beso, me puso a cuatro patas y comenzó acercando su pene a mi ano, estaba muy lubricado aun así, primero introdujo un dedo para dilatarlo, me molesto un poco, luego fueron dos y por ultimo tres, después de masajeármelo con los tres dedos, ya estaba lo suficiente dilatado para el pene. Lo puso a la puerta del ano y poco a poco fue empujando, entro el glande y a continuación el resto, me dolió, pero era el dolor de tristeza, se movía rítmicamente, tratando de eyacular en mi interior, cada vez más rápido, el dolor se disipaba y se convertía en placer y cada vez más intenso, fue en el momento de la eyaculación de Arturo en mi interior, cuando sentí mi primer orgasmo anal, fue muy satisfactorio.
A raíz de ese día, nuestras relaciones sexuales se cernían al coito anal y mamadas que le hacía a mi marido. Cada semana teníamos entre tres y cuatro coitos, con plena satisfacción por ambas partes.
Para no aburrirme sola en casa, comencé a ayudar a Estela, en la recepción de donantes, supervisaba las donaciones y las transformaciones, de mamas, asesorando que tamaño le convenían a cada uno de los aspirantes, también supervisaba las colocaciones de los cinturones de castidad, y en la sala de ordeño, alguna vez sustituía a alguna de las chicas, masajeando los testículos y pasando mis pechos por la cara de los aspirantes.
De esa manera, había llegado a olvidarme de mi imposible embarazo. Si menstruaba periódicamente y eso me recordaba que era mujer, pero nada más.
Habían pasado 3 años desde el trasplante, para no perder la costumbre alguna vez fallábamos como un autentico matrimonio, sin preocuparnos si era los días fértiles o días estériles. Al no tener la preocupación de embarazo, hacíamos una vida
como de matrimonios mayores ya en la menopausia, salíamos de viaje, Arturo era invitado constantemente a simposios por todo el mundo y yo le acompañaba, nos reuníamos las esposas de los asistentes, y mientras nuestros maridos acudían a conferencias, nosotras acudíamos a centros comerciales de compras, no había viaje que al regreso tuviésemos que pagar exceso de equipaje.
Durante uno de eso viajes, un día no me encontraba bien, era en la India, i por la mañana al levantarme y
hacer pis, me vinieron unas nauseas y vomite toda la cena. Se lo dije a Arturo y me dijo que debía de ser causa de la cena, que no me había sentado bien, como era el último día, no le dimos importancia, preparamos el equipaje y partimos de regreso a casa.
Al llegar, la normalidad en casa nos hizo olvidar el incidente, los regalos que trajimos para los chicos alborotaron a toda la familia. A Raquel, le había comprado un Sahari, en color blanco le enseñe como tenía que ponérselo y cuando apareció ante Ingrid con el puesto, parecía auténticamente una princesa Hindú, estaba preciosa, era ya una señorita con sus 16 años, su belleza reflejaba la belleza de Ingrid en su juventud, para Felicidad y Sofía, una autentica colección de collares y pulseras de la India y para Alfredo el traje típico de un autentico Maharajá.
No pasaron más de dos días, cuando los vómitos volvieron a aparecer, se lo dije a Arturo y me mando pasar por la consulta, quería hacerme un análisis de sangre por si había cogido alguna infección.
Por la mañana, y en ayunas, fui a la consulta, Eva me hizo la extracción, y después me fui a desayunar.
A la hora del almuerzo, Arturo no quería verme, su rostro mostraba una preocupación que nunca se la había notado, le pregunte qué pasaba,
Dime cariño, que te pasa, me tienes preocupada con tu actitud, que sucede, por favor, Ingrid está bien, James dime algo por favor.
Me pidió que me sentase, me cogió de las manos y me dijo.
Cariño, lo que me preocupa es el resultado del análisis de sangre. A aparecido algo, que no es normal.
Por favor dime que tengo, le pregunte.
Pues, lo que tienes tardara unos meses en curarse, ESTAS EMBARAZADA. Y me abrazo y se puso a llorar como un niño.
Sus lágrimas eran contagiosas, me había quedado sorprendida y comencé también a llorar de alegría. Que había pasado. El stress y el deseo del embarazo impedían que me relajase y fuese fecundada. Al olvidarnos del embarazo, mi organismo reacciono se relajo, la vida sin esa preocupación había producido en mi una tranquilidad interna, como algunas veces hacíamos el amor, tradicionalmente sin preocuparnos de días fértiles o no, se produjo lo que desde hacía casi 4 años habíamos estado buscando.
Nos falto tiempo para aparecer de sorpresa en casa de Ingrid, Arturo le conto la misma historia de incertidumbre que me había tenido en ascuas y cuando le dijimos la verdad, Ingrid salto de alegría, gritando, voy a ser abuela y comenzaba a bailar con James, pero él la calmo y le dijo:
Cariño, cálmate, no te conviene ponerte a dar saltos, precisamente ahora, es que Arturo, lleva tres faltas, la he dejado preñada otra vez.
“Papa” pero sigues con lo mismo, deja que llegue el relevo, ya estamos aquí.
Si, hijo, pero es que tu madre es tan caliente, y hermosa, que cuando la veo por la noche al acostarse, tan solo con verla, la dejo preñada.
Además, su maquinaria es joven, aproximadamente ahora tendrá unos 30 33 años cuando ella tiene…. No se te ocurra decirlo, que duermes en el sofá, dijo Ingrid, y nos dio la risa.
Hija, no sabes lo que me alegro por vosotros, suegra y nuera a pasear barrigas he ir de compras, maridos, preparar las carteras. Dijo Ingrid.
Al llegar del colegio los chicos, se les dio las buenas noticias. Alfredo, Raquel, Felicidad, Sofía, Cristina y Arturo tienen que deciros algo. Se sentaron en el sofá, mirándose unos a otros y yo tome la palabra.
Bueno, lo que tenemos que deciros es que vais a ser TIOS. Estoy esperando un niño o niña que os parece? La contestación no se hizo esperar se levantaron y nos abrazaron, Raquel me dijo al oído, “Que bien, me dejaras cuidarlo “Claro que si le dije pero tenemos un problema…
Fue entonces Ingrid la que tomo la palabra y dijo: Si Cristina va a tener un bebe y yo también la familia crece vuestro nuevo hermano tal vez llegue un poco antes que el de Cristina que os parece?
Mama, dijo Raquel, todo esto que pasa, nos hace felices a todos y mucho mas a vosotros, sois los mejores padres que un hijo puede tener, si vosotros sois felices y nuestro hermano-a ha sido buscado con felicidad y amor nosotros, le daremos esa felicidad y amor. En lo que respecta a ti Cristina este momento que estás viviendo siempre lo he pedido desde lo mas hondo de mi corazón, se que en momentos vuestra esperanza se desvaneció, pero dentro de mi algo me decía que este día llegaría y aquí lo tienes, con esto nos estás haciendo viejos, nos conviertes en tíos, Dios mío que vieja soy Cris.
Me acerque a ella, la abrace y le dije, ya no eres una niña, tu manera de expresarte de hablar es obra de tu madre te ha convertido en una mujer en el cuerpo de una preciosa adolescente.
No es necesario explicar los alegres momentos que transcurrieron, James saco una botella de Champan y brindamos por los nuevos miembros de la familia que crecían dentro del vientre de Ingrid y del mío.
La noticia corrió como la pólvora, las felicitaciones no dejaban de llegar a mi teléfono y al de Ingrid además de felicitaciones otras críticas, Pero Ingrid como te atreves a esta edad volver a cambiar pañales a sacar la teta y dársela. Ella decía, es que mi marido me ve al acostarme y solo con la vista, me deja preñada.
Los meses fueron pasando lentamente, entre revisiones, paseos y compras, Ingrid y yo salíamos a pasear nuestras tripas.
Un día, sin que los hombres se enterasen, nos medimos. En mi casa estábamos solas entonces nos pusimos una enfrente de la otra y nos desnudamos completamente para ver quien tenía la tripa mas grande, todo comenzó como un juego, pero sin darnos cuenta, nuestras manos comenzaron a acariciar la tripa de la otra, nuestros pechos cuales estaban mas hinchados y una cosa nos llevo a la otra, ya no solo nos tocamos los pechos, nuestras manos buscaron el sexo de la oponente, yo acariciaba el de Ingrid y ella el mío, nos tumbamos en la cama y comenzamos a besarnos, los pechos, las tripas, el pubis los dedos comenzaron a explorar las vaginas y nuestras lengua entraban en la vagina de la otra, fue tal la intensidad que nos corrimos al unisonó. Habíamos tenido una sesión de sexo lésbico. Lo mantuvimos como un secreto de mujeres, y se repitió varias veces durante todo el embarazo.
Mis pechos comenzaron a experimentar la secreción de calostro y las patadas me hacían cosquillas.
Por la noche. Arturo al acostarnos, acariciaba mi barriga tratando de que nuestro hijo le respondiese dando pataditas, mi tripa ocupaba cada vez más espacio en la cama, Arturo para dormirse, se abrazaba con una mano a mi tripa y con la otra me cogía una teta, que al poco tiempo soltaba, ya que al sobármela soltaba calostro y no quería dormir mojado, entonces me ponía un sujetador con compresas absorbentes para los pechos, me cuidaba y mimaba tanto el como yo estábamos deseando que se terminara la gestación de nuestro hijo para tenerlo en nuestros brazos