Como encontre a mi hombre - 13

La boda y la primera noche de amor

LA BODA – 13

Había llegado el día,

los preparativos de última hora, todo el mundo estaba nervioso en casa. El almuerzo fue un tentempié, frio, yo había ido a la peluquería por la mañana y la maquilladora estaría por la tarde en casa para maquillarme, no quería un maquillaje fuerte, me gustaba uno sencillo, que resaltara mi inocencia, (recordar que nunca había tenido relaciones).

Arturo fue a casa de Estela a vestirse, donde lo recogería Ingrid para llevarlo al altar, James se encargaría de llevar a los niños. Un coche iría a buscar a mi padre y recogerme después y a mi madre la acompañaría James.

Me es muy difícil explicar mi vestuario, tanto interior como exterior, por eso, acompañare una fotografías que me izo Ingrid cuando me vestía,

la ropa interior consistia en un corpiño color blanco roto, semitransparente, copas con aro y relleno simple de corte balconet, con ballenas para moldear la figura con un bonito bordado en las copas y parte inferior, con un estampado de crucetas en los laterales y parte trasera, con portaligas y un culotte a juego,

el traje, nunca me gustaron los trajes de novia con muchos adornos, siempre he preferido los sencillos, la belleza de ese día se refleja en el rostro, no en los vestidos, espero que sean de vuestro agrado.

Ya vestida, Ingrid, me dijo:

Cris, ha llegado el momento mas importante de tu vida, cuando vuelvas a entrar en esta casa, serás para siempre, mi hija ante la ley, pero sabes que siempre lo has sido desde el primer día que Arturo te trajo. Quiero para ti, la mayor felicidad del mundo y se que mi hijo será a tu lado el hombre más feliz sobre la tierra. Si yo en este momento soy feliz, en parte te lo debo a ti.

Amalo mucho y dale los hijos que quiera.

Mama, le dije, no sigas que me vas a estropear el maquillaje, sabes que os quiero a todos, mucho, mucho, mucho, y si la suerte nos acompaña tendrás mas nietos que hijos., ahora .

Salió para el coche en dirección a casa de Estela, James ordenaba a los niños que subieran al coche, ya que tenían que salir para ir a buscar a mi madre.

En eso, el coche que había ido a recoger a mi padre, llegaba con el a la puerta. Se bajo y entro en la casa. Yo estaba en mi dormitorio y le avise que enseguida bajaba, tan solo le hice esperar 5 minutos, llevaba en mis manos unas flores blancas, que habían recogido en el jardín Raquel y Felicidad, eran sencillas pero eran hermosas.

Mi padre, cuando me vio bajar, vestida, le comenzaron a brillar los ojos, le sonreí y le dije:

Papa, soy muy feliz, por favor, no me hagas llorar, que se me estropea el maquillaje.

Se acerco, y me dio un beso en la frente.

Salimos hacia el salón donde se iba a celebrar la ceremonia. Cuando llegamos, Arturo e Ingrid, me estaban esperando, mi madre, se agarraba a los brazos de James, dándole las gracias constantemente. Felicidad, se dirigió a mi y se puso delante abriendo el cortejo mientras Alfredo y Raquel recogían la el velo de mi traje y lo estiraban sobre el piso.

Le di un beso a mi padre y me agarre a su brazo.

La comitiva comenzó su andadura. Al llegar al lugar indicado, Arturo se puso a mi lado, y medio un beso en la mejilla.

Todas las ceremonias de boda, son iguale, lagrimitas por parte de las correspondientes mamas los papas hinchaban su pecho de orgullo, y los niños se aburrían.

Cuando el Oficiante le pregunto a Arturo las preguntas de rigor, no tardo el en contestar con un SI QUIERO bien fuerte, para que lo oyesen todos los asistentes, cuando me pregunto a mí, apenas podía decir una palabra, tal era la emoción que todos dudaron de lo que contestaría, trague un poco de saliva y dije, CLARO QUE SI DESDE HACE MUCHO TIEMPO, las sonrisas aparecieron en todos los invitados.

Acto seguido le dijo a Arturo, “Ya puedes besar a la Novia”, me sujeto de las manos se acerco a mi rostro y sus labios se fundieron con los míos en uno solo, no sé cuánto tiempo estuvimos así, pero yo oí que alguien decía, “Dejad algo para luego” eso nos izo reír y separarnos.

Los consabidos abrazos de los padres, firmas y demás efectos legales hicieron que el lugar solo se escuchase las palabras, Felicidades, Estas guapísima, que suerte tienes ladrón, te llevas una mujer de bandera y cosas por el estilo.

La fiesta fue un éxito.

Tanto Ingrid, como mi madre, recibían constantes felicitaciones, James, mi padre y Kevin, en amigable charla se reían de lo que le esperaba a Arturo, mis amigas me rodeaban y ya empezaban a preguntar, si tardaran mucho los que te estropearan ese cuerpo y cosas por el estilo, o , ya nos contaras que aburrida pasaras esta noche Cris, dándome codazos.

A Arturo le pasaba otro tanto, sus compañeros, le decían, “Ahora comprendemos porque escogiste tu especialidad, vas a tener un campo de exploración fenomenal” y así toda la tarde.

Llego la hora de los brindis, el primero que se levanto fue James, como era de pocas palabras, solo dijo “Hijo, todos estos años con tu madre me han dado la mayor felicidad del mundo es lo que te deseo que pases junto a Cris el triple de años que pase yo junto a Ingrid.”

Fue el turno de mi padre, y dijo: “Hija, no he pasado mucho tiempo con tu madre y contigo, pero siempre habéis estado en mi corazón, te deseo que no te apartes de tu marido más que lo suficiente para decirle de vez en cuando, que “Hoy no, me duele la cabeza”.

Las risas llegaron de todas partes.

Mi madre, que no paraba de llorar, se volcó en agradecer a Ingrid, su acogida para con migo, con las siguientes palabras:” Ingrid, no puedo ni quiero recordarte una frase que dice, cuando se casa un hijo se pierde, pero yo te aseguro, que tu has ganado una hija y yo un hijo, y a vosotros, nuevo matrimonio, vuestros padres respectivos, estamos deseando ser abuelos” Arturo y yo nos miramos con una cara de picardía pero haciendo que era una cara de vergüenza y rubor.

Ingrid, dijo: Hijos, cuando después de 6 años de ausencia de Arturo por sus estudios, llega a casa y me dice que está enamorado de una chica maravillosa, pedí a mi corazón que no se hubiese equivocado, y puedo asegurar a todos los presentes que no fue así.

Cristina desde que llego, nos gano el corazón a todos, tal fue que así como le puse a mi hija Felicidad, por el regreso de Arturo y el conocimiento de Cris, hoy tendría que decir, que esa Felicidad no es solo por eso, sino también porque no he tenido una hija, sino que fueron dos. Cris, sabes que siempre estarás en mi corazón y te desea tanto a ti como a Arturo, mil años de FELICIDAD.

Tomo Arturo la palabra y contesto, “Gracias a todos, no puedo ir uno por uno, porque si no, no terminaríamos y me supongo que sabréis que queremos terminar ejem, ejem, ejem y mama si mil años y tú que los veas.

Había llegado mi hora, “Cuando hace un tiempo, salí con mis amigas a divertirme a una discoteca, nunca pensé que aquel día conocería a una persona, que en un principio solo cruzamos miradas, pero esas miradas tenían algo que decirme, no hablamos mucho, nos lo dijimos todo mirándonos. Hoy le sigo mirando y no nos hacen falta las palabras. En sus ojos vi a un hombre que amaba a su familia, que por ella se desvivía que nunca diría un no a una petición de su madre. Cuando me la presento encontré en ella a una segunda madre con quien podría contarle mis preocupaciones, mis penas, mis alegrías, siempre me aconsejo con la voz de la experiencia. Todos aquellos que conocen a Ingrid, pueden ratificarlo, es maravillosa. GRACIAS MAMA INGRID. .

Y bueno, creo que después de todo esto lo único que nos falta es levantar la capa y Salud y Felicidad para todos.

Aprovechando que brindaban, Arturo me cogió de la mano y comenzamos a correr para salir de la reunión, nos reímos porque los dejábamos con un palmo de narices.

Arturo, había alquilado una pequeña cabaña en un paraje cerca de la ciudad, era un lugar idílico, estaba situada a las orillas de un lago y las únicas personas que podían pasar cerca, era un guardabosque que se acercaba una vez al mes para controlar que no había sido saqueada.

Así como estábamos, vestidos, así llegamos, unos días antes el había llevado algo de ropa para los pocos días que estaríamos en ella al igual que algo de comida. Yo no la conocía, y me pareció un lugar muy hermoso para pasar los primeros días de casada con la persona que amaba.

Al entrar, teníamos sobre una mesa, una botella de champan, con una nota que decía. Vuestra felicidad comienza ahora, disfrutarla.

Ingrid.

Abrió la botella, sirvió en las dos copas que acompañaban a la misma y me dio una. Me miro a los ojos y me dijo:

Cariño, desde el primer día que te vi, pensé que había encontrado a la persona que me haría feliz toda la vida. Sabes que he luchado mucho para ello, ya no solo con mi pasado, sino con el presente, y quiero compartir mi futuro a tu lado. Hoy comenzamos un nuevo camino, y se que nos llevara muy lejos cogidos de la mano. Te quiero, hoy y siempre.

Mojo los labios con la copa, la dejo sobre la mesa y abrazándome, me beso con tal pasión que vi el cielo a mi alrededor.

Cariño, le dije, tu as conseguido hacerme lo que soy, nunca tendré el tiempo suficiente para quererte, si alguna vez, te hice enfadar por tonterías, era para que llegase este momento, que los dos hemos estado esperando. Te amo.

Le bese y no podía despegar mis labios de los suyos. Sin darnos cuenta estábamos en una vorágine de amor, besos y alegría, comencé a quitarle la chaqueta, camisa corbata, me faltaban manos para acariciarle.

El con sus delicadas manos de médico, comenzó a desabrocharme el vestido de novia que todavía no me había dicho s i le había gustado.

Lo dejo caer a mis pies, mostrando entonces mi cuerpo cubierto solamente con mi ropa interior, sus manos acariciaban mi espalda, llegando hasta mis glúteos, yo sentí un escalofrió, que recorría todo mi cuerpo, con mis manos libres en ese momento, desabroche su cinturón que al aflojar su pantalón, este callo a suelo, mostrando su bóxer, con una protuberancia muy sugerente, mis manos comenzaron a buscarla, era grande y gorda, al estar yo de rodillas ante el, coincidía exactamente a la altura de mi boca, la saque de su prisión momento el que ella misma al verse libre de su cárcel salto sobre mi cara.

La cogí y la acaricie suavemente, le di un timo beso justamente en la punta del glande y deslice su prepucio hasta dejar libre de prisión su glande que estaba hinchado.

Poco a poco, fui besándola en toda su extensión, y una vez que ya estaba bien gorda, me la metí en la boca, casi no me cavia, con la lengua la masajeaba la metía y sacaba constantemente. Entonces, me levanto aflojo mi corpiño y este se deslizo al suelo, solamente tenía puesto en ese momento, las medias y mu culote que hacia juego con él.

Me abrazo, comenzó a besarme por los ojos, mi boca se abría para recibir sus besos, su lengua exploraba en interior de mi boca confundiéndose con la suya, me besaba en el cuello, sus manos se deslizaban por mi espalda dándome unas sensaciones eléctricas, me dio la vuelta y me tumbo sobre un sofá existente en el salón. Sus manos recorrían toda mi espalda, siguiendo el camino que le marcaban sus besos, llego a los glúteos y apretándolos los besaba con autentica pasión, se desprendió de la barrera que suponía mi culote. Y su mano comenzó a explorar mis partes íntimas, no eran las manos del Dr. Eran las manos de mi amor. Nos revolcamos como posesos por todo el sofá llegando a caer al suelo, sobre una mullida alfombra, en eso y con motivo de la caída, nos separamos un momento, momento que aproveche para correr hacia el dormitorio, me tumbe sobre la cama, solo tenia puestas las medias, se acerco y me las quito.

Comenzó a besarme los pechos, esos pechos que el me había construido, pechos hermosos y con unos pezones duros que pedían ser besados.

Sus besos fueron descendiendo todo a lo largo de mi vientre, su lengua me besaba el ombligo, como haciendo un alto en el camino, mientras su mano se deslizaba hacia mi zona genital, el sabia donde tenía que tocar, al fin y al cabo era obra suya. Los besos se acercaba mas a mi pubis, su lengua fue abriendo camino en mi raja buscando mi clítoris, al alcanzarlo solté una exclamación diciéndole, Ese sitio bésamelo bien, ámame en el . Abri las piernas para facilitarle que su lengua me besara mi clítoris. Comencé a notar que mis jugos vaginales inundaban todo mi coño. Y le dije. :

Cariño, el momento que tanto has deseado y para el que yo me reserve es este, hazme tuya, penétrame no puedo permitir que sigas sufriendo.

El me beso, con delicadeza, puso la punta de su pene a la puerta de mi vagina, y muy suavemente comenzó a introducirla, poco a poco yo notaba como su pene se hinchaba y llenaba mi vagina, entonces comenzó con un movimiento de mete y saca lentamente, yo exclamaba .. así mi amor dame mas, dámela toda ahhhhhh mas quiero mas mucho mas dale mas fuerte más rápido sus movimientos me lanzaban hacia la cabecera de la cama, tenía que agarrarme a los barrotes para no golpearme en la cabeza. Entonces yo sentía que su pene ya hinchado y a punto de reventar comenzaría a bombardear me vagina, Aguanta cariño que quiero estar contigo.

El se agarro la base del pene para retener la eyaculación, y yo comprobé que mi orgasmo estaba a punto de producirse, YA le dije, soltó su pene y con unos movimientos de su cadera me penetro de tal manera que dando un grito de placer, eyaculo dentro de mí, al mismo tiempo que yo llagaba al clímax con un orgasmo que al gritar por él, resonó en toda la cabaña.

Nos despegamos, como si hubiésemos sido perros después de la copula, estábamos agotados, me abrace a el, apoyando mi cabeza en su pecho y dándole un beso le dije.

Cariño, te quiero, ha sido maravilloso nunca olvidare este momento, no quiero estar lejos de ti. El me beso una y otra vez se ofreció a darme algo de beber y si tenía hambre, le dije, solo tengo hambre de ti y te quiero beber a ti, pero creo que por hoy hemos cumplido el requisito, quiero dormir así como estamos.

Estábamos completamente desnudos y abrazados, nos cubrimos con las sabanas y abrazados nos quedamos dormidos.

Por la mañana, el sol entraba por las ventanas, seguíamos abrazados, me levante sin hacer ruido y fui a prepararle el desayuno. El olor del café recién echo lo despertó me vio y comprobando que estaba desnuda, me pidió que me acercase, vi sus intenciones y antes de que tirase la bandeja por el aire, la puse encima de la mesa, y con una sonrisa me lance a la cama, lo bese, lo acaricie por todo el cuerpo y comenzamos de nuevo con carantoñas, besos y caricias que nos llevaron otra vez a disfrutar de nuestro amor. Cuando nos dimos cuenta el desayuno estaba frio y ahora si que teníamos hambre.

Desayunamos, tranquilos ordenamos un poco la cabaña, guardando nuestros trajes de boda, todo esto lo estábamos haciendo como habíamos venido al mundo, lo que provocaba que nos diéramos palmaditas en el trasero, que sin querer yo le cogiese el pene y le diese un beso, que el me abrazase por la espalda y me apretase los pechos etc. Nos fuimos a duchar, teníamos que ahorrar agua, por lo que nos duchamos juntos, el me enjabonaba mis pechos, la espalda mi culito, me pasaba la esponja por mi entrepierna aprovechando para lavarme interiormente, me besaba en el cuello, yo le lavaba la cabeza, el pecho su pene lo tenía en la mano y retirando su prepucio lo lavaba y enjuagaba con mi boca, sus testículos eran masajeados constantemente por mis manos.

De esa manera pasamos los días que allí permanecimos, experimentamos todas las posturas del Kamasutra, yo encima, el perrito, todas aquellas que podéis imaginaros fueron utilizadas por nosotros.

Había llegado la hora de regresar a casa. Ingrid había mandado construir una pequeña casa dentro del recinto de la casa madre, para nosotros, ella sabía que necesitábamos intimidad, no obstante la vida cotidiana seria la misma, yo le ayudaría a Ingrid durante el día, almorzaríamos con ella y por la noche nos retiraríamos a nuestra casa. Allí no molestaríamos y los chicos no escucharían nuestros gritos de amor no fuesen a pensar que nos peleabamos