Como en un sueño
Se despertó sobresaltada sintiendo que había alguien observándola, abrió los ojos y no encontró nada a su alrededor, pero seguía teniendo la sensación de que no estaba sola. Notaba una presencia junto al borde de la cama, como si hubiera alguien de pie a su lado sin dejar de mirarla..
Se despertó sobresaltada sintiendo que había alguien observándola, abrió los ojos y no encontró nada a su alrededor, pero seguía teniendo la sensación de que no estaba sola. Notaba una presencia junto al borde de la cama, como si hubiera alguien de pie a su lado sin dejar de mirarla. Pese a ello no se sentía intranquila, al contrario, tenía la sensación de encontrarse con alguien de confianza.
Todavía sin ver nada, notó cómo comenzaba a deslizarse sobre su cuerpo la sábana que la tapaba, quedando únicamente cubierta por un pequeño pijama de verano blanco. Seguía sin asustarse, al contrario, empezaba a notar un cosquilleo en su interior que quedó claro cuando se le marcaron los pezones a través del pijama casi transparente. Lo siguiente en deslizarse fueron sus pantaloncitos, dejando al descubierto su sexo depilado ya que dormía, como era habitual en ella, sin ropa interior. Se sentía inmovilizada, sólo podía ver cómo iba siendo desnudada. Una vez pasaron los pantalones por sus pies, sintió que comenzaba a moverse la camiseta. Sin dudarlo se incorporó para facilitarle el trabajo a aquel ser que seguía siendo invisible. Tras quedarse desnuda volvió a recostarse sobre la cama, con las piernas reclinadas, quedando abierta a lo que pudiera suceder.
Al no poder verle, no sabía cual iba a ser su siguiente movimiento, por lo que tenía todo el cuerpo en tensión en espera del más mínimo roce. Notó un cierto calor, como si su acompañante estuviese acercándose a su cuerpo, es más, parecía que comenzaba a formarse la imagen del cuerpo de un hombre que se colocaba sobre el suyo. Cuando ya pensaba que iba a distinguirlo notó el roce de la lengua sobre uno de sus pezones y no pudo evitar un gemido que se tuvo que oir en toda la casa. Cerró los ojos, se apoyó en la almohada y se dejó llevar mientras la lengua no dejaba de jugar con ambos pezones, cambiando de uno a otro, rodeándolos, besándolos, succionándolos... le estaba llevando al éxtasis únicamente jugando con sus pechos, no podía dejar de gemir, pero quería algo más, entonces abrió los ojos y lo vió. Era él, ahora entendía por qué no había tenido miedo en ningún momento, con él se sabía protegida.
Necesita más y lo necesitaba ya, casi con violencia le agarró del cuello haciendole acercarse a su boca y comenzaron a besarse, le empujó hacia un lado hasta que consiguió girarlo y quedarse ella encima, esta vez le tocaba mandar. Aunque únicamente llevaba el calzoncillo decidió hacerse de rogar, dejó de besar sus labios y empezó a bajar por su cuerpo hasta llegar a la altura del ombligo, jugueteó con él, lo besó y lamió, sabiendo que lo que él quería no era que se quedase ahí, sino que bajase hasta su polla, que parecía a punto de hacer explotar los calzoncillos. Se los bajó y la encontró dura y poderosa, tan apetecible... Se colocó entre sus piernas con el culo en pompa y, sin dejar de mirarle a los ojos la cogió con ambas manos, se la acercó a la boca y pasó la lengua húmeda desde los huevos hasta la punta, haciéndole estremecer de placer. No queriendo alargarlo más se la metió de golpe en la boca y comenzó a chuparsela mientras continuaba pajeándole, él no podía parar, movía las caderas de tal manera que parecía que le estaba follando la boca, pero ella quería más, así que sin parar de chuparla se giró para colocarle el coño sobre su boca, algo que él no desaprovechó. Completamente abierta de piernas, mientras su lengua jugaba entre sus labios, una de sus manos introducía dos o tres dedos en su interior haciéndole ver el cielo.
Cuando sintió que no podían más e iban a explotar se apartó bruscamente, no era ésta la manera en la que ella quería acabar. Él la intentó seguir, pero no se dejó, se giró y volvió a empujarle sobre la cama bruscamente. Le acercó un pecho a la boca, pero cuando él iba a besarlo volvió a alejarlo, dejándole con las ganas. Se colocó sobre él y comenzó a introducírsela lentamente, no quería que acabase tan pronto, estaba disfrutando de tenerlo entre las sábanas. Siguió sobre él moviéndose despacio pero con mucha fuerza, apretándolo contra sí, pero no fue suficiente, ya que él se incorporó lo que pudo y sujetándola por el culo se la quitó de encima, parecía que estaban cambiando las tornas.
La atrajo hacia sí y comenzó a besarle con furia, sí... eso es lo que ella estaba esperando. Sin darle tiempo a reaccionar, la giró y la puso a cuatro patas, le encantaba verla así, parecía vulnerable pero él sabía que no era así. Después de darle un lengüetazo que le hizo estremecerse, le agarró de las caderas y volvió a follarla salvajemente. Los gemidos de ella debían oirse fuera del dormitorio, pero no era momento de preocuparse por ello, sólo podían disfrutar. Después de todo poco les quedaba por hacer, estaban los dos a punto de llegar al orgasmo y en cuanto ella pasó de los gemidos a los gritos ambos supieron que no iban a aguantar, fue instantaneo, se corrieron, gritaron y aún aguantaron un minuto más cada embestida hasta caer derrotados. Menos mal que no había nadie en casa, por sus sonidos parecía que se estaban matando. Cuando consiguieron moverse y ella dejó de temblar se tumbaron en la cama, él la abrazó por detrás y... ella despertó. Sólo había sido un sueño, estaba sola en su cama, una pena, pero no podía quedarse con ese calentón en el cuerpo, así que aún con el recuerdo del sueño en su mente comenzó a deslizar su mano por su cuerpo hasta llegar ahí...