Como empezó todo
No llevábamos muchos kilómetros recorridos cuando sentí que tomaban mi mano, en un principio, debido a mi somnolencia no llegaba a acertar sobre lo que estaba ocurriendo, pero poco a poco fui siendo consiente de que efectivamente alguien sujetaba mi mano y la iba moviendo hacia el asiento de al lado.
Como empezó todo
Hola, este es el primer relato que envió, así que en principio deciros que soy casado y tengo 44 años.
Todo comenzó de la manera mas inesperada, como todos los días, tome el autobús a las 6 de la mañana con la intención de dirigirme a mi trabajo, me esperaba una hora larga de camino, así que como todos los días me coloque en los asientos de atrás del vehiculo y no tarde en quedarme dormido. Habitualmente hacia todo el trayecto dormido, pero ese día algo altero mi sueño.
No llevábamos muchos kilómetros recorridos cuando sentí que tomaban mi mano, en un principio, debido a mi somnolencia no llegaba a acertar sobre lo que estaba ocurriendo, pero poco a poco fui siendo consiente de que efectivamente alguien sujetaba mi mano y la iba moviendo hacia el asiento de al lado.
Yo entre el sueño y la sorpresa fui incapaz de reaccionar, por lo que mi vecino de asiento no tarde en colocar mi mano sobre su pantalón a la altura de su paquete. Sentí bajo mi mano un bulto de considerables dimensiones, desde luego muy superior al que yo llevaba entre mis piernas, y sin atreverme a quitar la mano de ahí, por miedo a que alguien notara lo que estaba ocurriendo, no tarde en acariciar ese bulto, mientras notaba como iba endureciéndose con mis caricias.
Yo no me atrevía a mirar a mi compañero, pero ese enorme bulto, ejercía una atracción jamás imaginada, por lo que mis caricias se fueron haciendo mas evidente, lo que el aprovecho para bajar su cremallera y hacer que el contacto con su pene fuera directo, yo como hipnotizado por ese gran mástil, lo acariciaba de abajo a arriba una y otra vez, sintiendo la humedad que iba destilando.
Cuando ya pensaba que todo quedaría ahí, el tirando de mi brazo me hizo acercarme a el dejando mi rostro muy cerca de su aparato. Yo no podía dejar de mirar tremenda maravilla, entendiendo lo que pretendía. Lo cierto es que no podía resistir el deseo de acercar aquel enorme pene a mi boca, y no le costo mucho introducirlo en ella.
La sensación fue totalmente inesperada por lo agradable, y enseguida me puse a acariciar esa maravilla con mi lengua. Al principio con cierto temor, pero poco a poco la intensidad de mi mamada fue en aumento, notando al cabo de unos diez minutos como el se venia en mi boca, descargando toda su leche en mi interior.
Fue algo maravilloso.
El sin cruzar palabra conmigo, deposito una tarjeta con su teléfono en mi mano, Y se bajo en la siguiente parada.
Yo quede allí sentado con la boca llena de leche, y preguntándome como a mis 44 años, me había entregado a un hombre como un vulgar puto, y sobre todo pensando en lo que me había perdido en todo ese tiempo.
Espero vuestros comentarios.