Como empezo mi vida como bisexual

Se explica ese proceso de cambio. Erika Sarai narra como paso de ser activo a bisexual travestido

¿Cómo empezó esta afición oculta de vestirme de mujer? La delicia de sentir la ropa de mujer, la dicha de verme en el espejo y ver que mis piernas y nalgatorio son tal cual los de una mujer. Todo empezó desde niño, como a los 11 años, en quinto año de primaria. Es una ciudad mediana del centro del país, la provincia mexicana. Al regreso de la escuela, teníamos que tomar un camión de pasajeros, traía un short de los de esa época, sería el año 1975 o 1976. Eran cortitos, por lo que al sentarse se recorría dejando al descubierto prácticamente todos los muslos. Yo venía en el pasillo y un amiguito del salón que vivía por el mismo rumbo mío, sin más que me empieza a acariciar, amasar y recorrer primero con una mano y luego alternándose con la otra mis dos muslos. Casi susurrándome al oído me dijo: “Pero que lindas piernas de mujer tienes, están suavecitas, se siente rico”. Yo solo me quede quietecito, rojo de vergüenza, ya que al lado venían otros jóvenes más grandes que con grandes ojos veían como este canijo de Víctor me estaba metiendo mano de lo lindo en todas mis ya largas, torneadas, lisas, suaves y blancas piernotas. Le deje hacer todo el recorrido, como unos 20 minutos que se me hicieron eternos, seguía rojo y sentía muy agradable, muy rico, me gustaba y más cuando volvió ya sin reparo alguno a decirme: “tus piernas están mejor que las de mis hermanas y que las de mi mamá”…ufff…más me gusto cuando vi que los otros jóvenes seguían como hipnotizados como mi amigo me estaba magreando las piernas….ya hasta se veían un poquito rojitas, aunque no me estaba lastimando, el hecho de estar recorre y recorre con sus manos que por cierto note eran mucho más grandes que las mías seguían y seguían. Llegue a cerrar los ojos y hasta me acomode mejor para que siguiera en su labor, ya no se dieron más palabras. Si deje escapar como un suspiro y quizás un gemidito, que puso rojos a los otros dos cuates que ahora recuerdo estarían como en sus veinte. Yo tenía que bajarme primero, era solo una cuadra, cuando lo hice, él lo único que hizo fue darme una sonora nalgada que retumbo, las miradas de señoras que con eso me gritaban que éramos unos pervertidos no hicieron más que sofocarme. Esa escena la tengo grabada en mi piel para siempre. Ese fue el inicio. CONTINUARÁ

2° PARTE

La siguiente situación que esta tatuada en mi cerebro, alma y cuerpo se dio un año después, al ir en sexto de primaria.

En ese entonces, en casa vivía con mi primo hermano, otros primos y un hermano. La clásica familia numerosa formada por varios grupos viviendo en la misma casa. En un cuarto grande, en su cama propia dormíamos cuatro jóvenes. Mi primo y yo éramos los mayores.

Estábamos en el mismo grupo escolar, un día otro amigo que a su vez vivía con su hermanastro, nos invitó a jugar a su casa, que quedaba cerca de la nuestra. Este cuate llamado Tito sin ser el marica del salón, si le gustaba andar mostrándose en pantalones ajustados, ya que estaba nalgón, contoneándose e incluso dejándose manosear, nalguear y andar diciendo que le gustaba ser tallado. Como que nadie le hacía mucho eco, ya que en realidad éramos muy niños e ingenuos. Sería el año 1976. En su casa nos pusimos a jugar a las escondidillas. Yo me escondí en un cuarto de aseo del cual podía ver hacia un pasillo con varias puertas junto con el otro amigo, Enrique.

Desde ahí pudimos ver como mi primo Charly, puso contra el recuadro de una de las puertas a Tito y se lo empezó a culear literalmente. De vez en vez le metía manos en sus nalgas, las nalgueaba y si se lo estaba prácticamente cogiendo con ropa puesta. Tito hasta se arremolinaba. Yo estaba impactado, aunque mi primo es mayor, no mucho y no sabía que fuera tan precoz, aunque en las noches como que escuchaba que se quejaba, ahora sé que se masturbaba ya desde esa edad.

Sin darme cuenta como que me coloque como Tito, con las piernas ligeramente abiertas y empinando mi nalgatorio, primero imperceptiblemente y ya después como invitando a Quique para que replicará lo que estaba viendo. Ya comenté que desde niño ya era nalgón, tenía un pantalón de mezclilla ajustado. Quique se aprovechó y sin más que me empieza a dar, primero quedito, pero después también nalgueaba, también sobaba mis pompas. Yo ya de plano, gemía despacito y le empujaba más hacia atrás mis nalgas, clarito sentía como palpitaba lo mío y lo de él que estaba durito y fuerte. Creo que fueron como 15 minutos así, hasta que el grito de la mamá de Tito (por cierto era una exuberante mujer, bellísima) hizo que nos separáramos los cuatro. Lo que no sabía es qué mi primo vio todo. Cosa que el aprovecho por espacio de unos cuatro años, ya que toda la secundaria entre juego y juego, en el baño cuando nos metíamos juntos a darnos la ducha, aprovechaba para manosear, toquetear, puntear. Al ser juegos en cama o en la alberca, de luchitas, nunca fue descarado del todo como con Tito, pero bien que me hacía sofocar y pensar que se sentiría ser ya del todo mujer. En prepa nos centramos mucho en el deporte y como que eso se olvidó, pero la espina ya estaba clavada y tarde que temprano alguien tendría que clavarme algo más que una espina. CONTINUARA

3° parte.- LOS INICIOS (preparatoria)

Además del deporte que me ha ayudado a mantener muy firme mi cuerpo aún en mi madurez, ¿Qué pasó en la prepa que estimulará mi deseo por experimentar ser hembra? La asistencia a muchísimas películas de corte erótico. Títulos como Emmanuelle con Sylvia Kristel, la Historia de O, filmes italianos de Tinto Brass como La llave, Todas lo hacen , El hombre que mira, Monamour. Más italianas como La Signore dell notte con Serena Grandi despertaron en mí el morbo, el placer por el sexo, uno de los manjares de la vida. No eran películas plenamente pornográficas, sino que llevaban una historia, una trama y despertaban la lujuria, mujeres esculturales, de grandes nalgas, me hice aficionado al derriere, al culo, a las nalgas, me obsesioné con ellas, aún hoy soy un gran admirador de un buen trasero. Cierto que lograron iniciar en mí la calentura, el rol activo que solo hasta más años tarde lograría realizar, teniendo como 21 años. PERO y ojo, también despertaron en mi la conciencia de que la naturaleza me había dotado de nalgas de mujer, ahora recuerdo sin saberlo a ciencia cierta en esa época que cuando salía a jugar soccer (unos dos o tres partidos por semana) me encantaba lucirlo, me maravilla acariciarme yo mism@, y extasiarme de que no tenía vello alguno sobre la superficie blanca y dura de mis sentaderas. Me inicie en la masturbación moderada. Pero ahora, en perspectiva, en el fondo deseaba ser Emmanuelle siendo empalada en el asiento de un avión, enculada en el retrete, acariciada por un pordiosero en sus portentosos muslos dejándose hacer hasta el gemido, poniéndose en cuatro ante el ganador de una pelea de box callejera para que delante de todos sea embestida por el asiático. Quería poner la cara de placer infinito de la infiel casada que en las películas de Tinto da las nalgas a otros, quería ser la mujer de gran nalgatorio qué de perrito, paradita o inclinada sobre una mesa ofrece la retaguardia a su amante en turno, sabiendo que su marido la ésta observando o imaginando como es otro el que la hace gemir y gozar por un lado no tan tradicional. En esa época fajé. Metí mano en traseros acariciándolos, amasándolos, hasta pequeñas nalgaditas llegué a dar. Apuntille (hoy le llaman twerking o perreo) a cuanta mujer se dejará, gozaba, pero muy en el fondo yo quería ser ella, por eso casi siempre les preguntaba: ¿te gusta? ¿Qué sientes? Cuando respondían que les encantaba, yo imaginaba el sentirlo. CONTINUARA

CUARTA PARTE Entre a la Universidad, vivía en ella, era una Institución cara y de prestigio en el centro del país. Las chavas y cuates de dinero que asistían por lo general eran muy guapos y de cuerpos de infarto. Era

bueno para el estudio y me gane un apoyo económico para poder cursar la carrera. Al principio batallé, pero una vez que le encontré el modo, todo salió a pedir de boca. No tuve novia aquí ni en los periodos anteriores, solo habían sido pequeños fajes, rozones, re pegadas y así. En la Uni, seguí asistiendo al cine. Era ahora una ciudad más grande, y tenía un cine de solo porno y como otros dos de cine erótico clásico. Casi cada semana asistía a uno u otro y los calentones estaban a peso. Una vez más en el fondo, ahora reconozco yo me veía en las protagonistas. Seguí haciendo mucho ejercicio. Siempre tuve poco vello en las piernas y ahora mis muslos lucían poderosos, fuertes, macizos (los que quieran fotos, con gusto se las paso por msm), mis sentaderas nunca han tenido vello y estaban respingonas, duras. Me aficione a las revistas de relatos e historias con fotos sexuales. En todo este rollo universitario, con los cuates se empezó a poner de moda medio jotear, recuerdo que, aunque quería no me salía, aun hoy no soy nada obvio, ni amanerado, solo alguien de verdad muy suspicaz se podría dar cuenta que si soy un tanto metrosexual o muy arreglado con ciertos tintes de putón. Lo qué si me salía y muy bien era repegar mis nalgas a la virilidad de otros, claro con ropa de por medio, era algo común, ya que no era tan frecuente. Se hacía cuando asistíamos en bola al cine, recuerdo muy bien que en una ocasión fue un cuate que era nuevo en el grupo y que al poco tiempo se dio de baja de la escuela. Creo que era del Edo. De Veracruz, el caso que el cine estaba a reventar, lleno de puro malandro calenturiento, puro chaval de toda la ciudad que asistía a ese Cine, que por cierto era muy bonito, de esos antiguos que ya no existen. Era una película porno, en una escena que se me quedo grabado, un cuate le pone un cojidón a una hembra buenísima por detrás parados ambos al lado de un árbol, hasta recuerdo el nombre de la película: Pasiones Salvajes. El caso es que la bola de camaradas se desperdigo y yo creyendo que era Jesús el que estaba detrás de mí, sin más que le dejo ir mi nalgatorio, con Jesús se daba este jueguito sin más, él siempre se reía y me retiraba con calma. Para mi sorpresa y susto me di cuenta que no era él, ya que era gordito de mí mismo tamaño, pero al voltear para ver quién era, vi los ojos negros de este cuate más alto que yo, que ni siquiera recuerdo su nombre y que con firmeza me tomaba de mi acinturado talle para dejarme ir su vergón que clarito sentí a través del delgado pantalón pegadísimo, ya que llevaba uno de esos que se ocupaban en esa época de una marca que creo ya no existe. Fue tal la decisión y empuje con el que me estaba puntilleando, que temblando le deje hacer. La escena era larguísima, la follada estaba a mil y el perreo ligero en cuanto a movimiento, pero intenso en su pegada, que me daba este morenazo era de campeonato, me empezó a acariciar los cachetes de mis nalgas, sin saber cómo me acomode de tal manera que nadie podría percibir de primera vista que estábamos gozando de lo lindo. Empecé a sudar, me humedecí de mi verguita (la tengo chica), de repente tomo mi mano y por un momento se la puso en su daga, acaricie como pude, sabía cómo, lo había visto en tantas películas, solo fue un ratito, para volver a ponerme en medio de mis montañas de carne su pene que siguió y siguió hasta que en bufido caliente que sentí en mis orejas, se vino y se fue, yo estaba mojadísim@. No lo volví a ver en la Uni, esta era muy grande y era fácil no ver de repente a conocidos. Era también típico que, si alguien estaba sentado en la cama, de pronto llegabas y te le sentabas en su ingle y lo cabalgabas como si te estuviera tirando. Más de una vez lo hice, y nunca fui tildado de gay, todo era relajo, pero yo en el fondo me encendía, me ponía colorad@ y me humedecía. Mi círculo de amistades era similar al de mi estrato, jóvenes con apoyos o de clase media que sus padres realmente los apoyaban con bastante esfuerzo. Yo para ese entonces alcance la estatura que hoy tengo, tendría unos 20 años, midiendo 1.76, yo creo pesaba en ese entonces como 66 kgs., es decir verdaderamente flaco, pero nalgón y piernudo. Sería talla 28 o 30…hoy día peso entre 74 y 76 kgs. según le entre a la comida que me encanta y a esta edad de 53 años, es complicado estar en peso siempre, pero gracias todo ese pasado de deporte, buen cuidado y que ahora soy moderado en el ejercicio, soy talla 34, estando okey en mi peso y talle o índice de masa

corporal. Con un cuate del DF, bajito él, moreno, de mirada lujuriosa y libidinosa, se empezó a dar un juego bastante peculiar. CONTINUARA

QUINTA PARTE. -

Juan se llamaba ese morenito chaparrito, un tanto gordito, más chico que yo, unos tres años. Él no vivía en la Uní, por lo que de vez en vez se estaba conmigo y otros camaradas en las habitaciones, a veces hacíamos alguna comida en los cuartos y por supuesto de vez en vez tomábamos alcohol más de la cuenta o juntos realizábamos ejercicio. Le prestaba las regaderas de los cuartos para que se pudiera bañar. Entre juego y juego, no sé cómo se fue dando que de repente cuando estábamos cada quien en su regadera, le decía melos@: “miraaa”….y le mostraba mi nalgatorio redondo, blanco, respingón, duro…definitivamente de hembra…se lo paraba, se lo meneaba y le decía…”te gusta, no se te antoja”…el cabrón, claro que me comía con los ojos y me metía mano, me nalgueaba, intentaba meter un dedo en el agujerito, pero yo coquet@ solo lo calentaba y ya cuando veía que estaba en serio, me ponía más estricto y lo paraba. Por supuesto que, con ropa, los juegos de repegarle las nalgas, de dejarle que me sobara, de cabalgarlo ligeramente, de hacer que me diera nalgadas se daban con bastante frecuencia y cada ocasión que pudiéramos estar solos o cuando otros estaban en su rollo y ya nadie pelaba a nadie porque estábamos ya a medios chiles, es decir más o menos tomados. Compartimos muchas cosas en lo emocional, la carga de estudiar, el peso de estar en un contexto que era ajeno a nosotros al estar rodeado de lujo, de personas con gran economía y nosotros simples mortales, por supuesto que nos gustaban ciertas jóvenes, y llegamos a llorar entre varios porque veíamos lejano en algún día aspirar a mejores cosas…ahí simplemente éramos estudiantes pobres que tenían la chance de poder cursar una carrera que ni en sueños se hubieran podido imaginar se pudiera dar.

En un fin de semestre para celebrar se tenía la costumbre de tomar a morir. Esa vez me lo advirtió que nunca lo olvidaría y vaya que así fue, aún hoy al recordarlo me estremezco de placer y de arrepentimiento y miedo aún. Uno a uno se fueron los compañeros a sus respectivas habitaciones, hasta que quedamos solos él y yo en uno de los cuartos que habíamos logrado tomar, ya que en todo el semestre estuvo vacío y un canijo había conseguido la llave. Yo estaba mal, porque recién estaba aprendiendo a tomar y esa vez me extralimite, estaba por llegar a la mitad de la carrera y sentía que podía llegar a la otra orilla. El caso es que me ayudo a llegar tambaleando al baño, ya que necesitaba vomitar, una vez ahí no dejo de meterme mano, de nalguearme, de ponerme su pene en mis pompas, yo necesitaba primero expulsar el alcohol…por lo que le dejaba hacer como niña tonta. Sentí alivio al poder desahogar mi estómago, así que con una fuerza extraordinario me llevo de nuevo a la recamara vacía, eran dos camas individuales, pero sin sabanas ni nada. Una vez ahí casi me arroja boca abajo sobre una de ellas y que se abalanza sobre mi pants a la altura de mis nalgas a empezar a besarlas, primero por encima y luego logro bajarme pants y trusa tipo bikini que usaba para empezar a ensalivar, lamer como perro hambriento mis redondeces. Yo estaba como en shock y de forma intuitiva y natural empuje más hacia atrás mi derriere, gimiendo, estuvimos un buen rato así, el estrujaba mis carnes, porque también usaba sus manos, no solo su boca, de repente, sentí que urdía en mi agujero y sin más que me deja ir un dedo..ayyyyyyyy cabrrónnnn grite…pero el tapo mi boca y siguió escarbando hasta que empecé a sentir caliente, que me picaba y ya era yo el que empujaba mi culo hacia atrás…hasta ese entonces no habíamos cruzado palabra alguna, hasta que dijo…te voy a culear, te voy a cumplir lo que me vienes pidiendo a gritos putito….tal cual así fueron sus palabras. CONTINUARA

SEXTA PARTE. -

Escuché como se bajaba el cierre del pantalón, ese sonidito que hacen, que te hace estremecer, estab@ quietecit@, estaba encima de mí, primero empezó a pasar su durísimo glande por mi ranura, sentía que escurría por todos lados, punteo, sentí muy agradable, gemí quedito: hummm. De repente, tocaron la puerta fuertemente, de inmediato reacciono y se paró, subiéndose el pantalón. Yo solo atine a medio subirme mi bikini y pants e irme a esconder en un closet. Abrió la puerta teniendo que negociar con unos cuates que querían usar el cuarto para seguir tomando, se había corrido la voz que la habitación estaba disponible. Sin más y en silencio nos salimos, ellos no sospecharon nada, teníamos fama de “normales”. En voz muy queda, casi como en susurro le dije que podíamos ir a mi cuarto, ya que mi compañero de cuarto casi nunca estaba, en el corto trayecto, al no haber nadie, me tomo del talle y me llevaba como si fuera su novia, metiéndome mano y palmeando mi trasero. No hubo más palabras, llegamos a la estancia, primero pasamos al baño ahí casi llorando le dije: ¡estamos atentando contra la naturaleza!, ¡esto no es correcto!, él lo único que hacía era reírse y meterme mano y quererme casi coger ahí…ya se la había subido con el frío viento de la ya madrugada. A mí por el contrario ya se me había bajado por completo la tomadera. Aunque era mucho más bajo que yo, era más fuerte y no hallaba como dejar que me abrazará por detrás e intentara ya culearme. Por ello, le dije que guardáramos silencio si no despertaríamos a otros en los cuartos anexos. Nos metimos al cuarto, para con autentico pesar para ambos darnos cuenta que esta vez sí se encontraba mi compañero, estaba dormido en su cama, súper tapado. Era invierno ya. Le hice señas que guardara silencio y nos metimos en mi cama y nos tapamos. Tenía que dormir aquí, me cambie delante de él, se desnudó por completo, su pene estaba súper erecto y hasta se balanceaba, solo me deje mi camiseta y me puse un pijama de pantalón, su verga era gruesa y no tan larga. Al acostarnos le di la espalda de ladito e intentamos dormir, al parecer al tener al compañero junto, las cosas se habían calmado. Empezó a meterme mano, a acariciar mis nalgas por encima del pijama. Primero lo rechace con mis manos, al ver mi negativa como que inicio a quejarse, al ver eso y en una reacción que ni yo mism@ me esperaba me baje el pijama y le avente mi nalgatorio…entonces muy bajito, pegadito a mi oreja me empezó a susurrar: así me gusta, te voy a dar, ahorita te la meto…yo voltee mi cara y solo atine a decirle: conste, no soy puto eh, esto es de cuates, es de amigos. Largo rato estuvo punteándome, acariciando, ahora también lo hacía en mis pechos, vientre, eras ya caricias salvajes, duras. Lo hacíamos en un silencio increíble sin hacer el más mínimo ruido, sin moverse casi, sin que la cama crujiera. Después de un largo rato, me volteo e hizo que me pusiera en cuatro, yo obedecí (años más tarde descubro que me encanta “obedecer”), incluso se paró y fue al closet por una brillantina que sabía usaba y me logro untar un buen tanto en el ojete, se puso detrás de mí y cuando estaba a punto de empalarme, estaba ya casi metiendo la puntita, que mi compañero de cuarto (un cuate muy serio y formal) empezó a medio murmurar: ¿Qué pasa…?, por lo que a la velocidad del rayo, como si fuéramos flash, nos metimos en la cama y solo atine a decirle en una voz casi al borde del llanto: nada, nada, aquí Juan que anda un poco mal. tomo de más. Él estaba al lado como haciéndose el dormido…mi compa solo comento. Ah okey..sale.

Sin más nos quedamos acostados, lo único que hicimos casi de manera automática, fue que me volteé y le empecé a masajear su masacuate erguida, mi manita que al igual que mis labios son muy femeninos, apenas si cubría el ancho de ese vergón que al poco rato de estarlo moviendo de arriba abajo expulso una cantidad increíble de leche. Después de esa loca noche, seguimos frecuentándonos, pero como que la pena hizo que no volviéramos a intentarlo, nunca más volvimos a bromear sobre ello, y cuando yo coquet@ trataba de hacer algún chiste o querer hacer los jueguitos que hacíamos de que me culeara o manoseara, él se mosqueaba. Tenía 20 años. No hubo más. Al año siguiente, a los 21 años perdí mi virginidad como hombre activo y empezó una afición a un juego sexual de alto riesgo, que en las continuaciones explicaré. Termine la escuela, a trabajar, años durísimos de lucha, de muerte de seres queridos, de batallar como todos con el dinero, la vida.

Pasarían muchos años para que se volviera a dar esta inquietud y que estos recuerdos florecieran. CONTINUARA.

SÉPTIMA PARTE. -

1986 era el año en que salía de la Uni, solía acompañar a otros chicos a los puteros de la zona para que se estrenarán, actuaba como un experto con las meretrices, pero en realidad yo no había tenido experiencia completa, no tenía dinero y era muy complejo allegarse de una chava por las posiciones sociales, varios desencuentros me desalentaron de buscarle por ahí. Trabajaba y estudiaba, años atrás a mitad de la carrera, un ser muy cercano de mi familia murió y la cosa se puso fea en todos los aspectos. Como pude avance, junte dinero y en una ocasión me arme de valor. Ya había dejado de lado mis puterías de andar aventándole las nalgas a los compañeros. En el centro de esa gran ciudad del centro del país, se armaba una gran zona roja, un domingo que llegaba de mi pueblo al cual viajaba casi todos los fines de semana me dirigí a ella. Por la noche me avente con una prosti que se veía fenomenal. Alta, piernuda, con buena teta. Me la pase muy bien, me ayudo, se portó amable, ya era viejona, de cara ya estaba medio ajada, pero se ve que en su época debió ser muy hermosa, de cuerpo estaba fabulosa, firmes sus carnes y me la cogí riquísimo. Aún recuerdo lo rico que es venirse, lo rico que estar limando sobre un mujerón. Seguí trabajando a la par que estudiando para poder juntar dinero e irme de putas, me aficioné a esas calles y casas de citas en busca de la hembra. Casi siempre me resulto, pero en una ocasión, seleccione a una mujer muy hermosa, buenísima…mi sorpresa fue que, al estar adentro del cuartucho del barato hotel de paso del centro de esa ciudad, con una voz ronca muy sensual, me dijo: te gustan los putos?, porque yo soy un putito…yo estaba muy caliente y le conteste que sí…entonces se puso a mamarme y ya cuando estaba a punto de venirme me lo apretó para que volteándose…me dijera…pues vas cogerte a un puto….tenía una nalga espectacular, sin más me la surtí duro y tupido en la posición de perrito. Cuando terminamos, pude ver que se arreglaba, fue cuando le vi la víbora que tenía en medio de las piernas. Desde esa experiencia, combinaba mis encuentros con mujeres biológicas y con transexuales. Termine los estudios, siempre trabajando, a los años me case, varios años fui un hombre tranquilo, hasta que por motivos de trabajo tenía que salir de noche a supervisar actividades laborales en el trabajo y ese lobo hambriento que existe en mi volvió a recorrer las calles de la lujuria, de vez en vez y de una manera muy discreta y segura (siempre con preservativo), combinaba hembras con transexuales. Me volví un experto, seguía en el deporte, en el cuidado, fui escalando y con broncas como todos, pero salí adelante en la vida.

Con una transexual en particular, desde el primer contacto, se recrudecieron recuerdos de la infancia y juventud. La primera vez que la subí a mi coche, me la llevé a un terreno que un compa me prestaba para mis movidas. Al llegar metí el carro en el terreno que estaba bardeado, solo había un pequeño cuartito, ahí estaba dispuesto a montármela de paradito, cuando mamándole sus tetas, hizo que poco a poco me arrodillara a la altura de su verga que se extrajo para de una manera firme, ordenarme a mamar chiquito, yo sin más lo hice, pero no resulto, no me gusto el sabor, pero entonces hizo que se la moviera, me acorde del grueso falo de mi compañero Juan, este estaba más delgado pero largo, pero yo quería lo mío, así que después de un rato, la voltee y la penetre paraditos. Salimos varias veces, no recuerdo su nombre, siempre intentaba como ser el hombre ella. En la última vez que me tocó verla, nos fuimos a un motel y ahí…CONTINUARA

OCTAVA PARTE. -

Cuando nos estábamos fajando de lo rico en la cama, de repente me puso de espalda para desvestirme de poco a poco, me fui acariciando cuello, orejas, pecho, me la mamo, pero de repente me empezó a lamer más abajo, nunca me habían hecho eso, su lengua raspaba y se sentía caliente, me ensalivo mucho, después ante mi azoro, me metió un dedo, ufff una vez más recordé a Juan de

la Uni, metía y metía, su dedo era grueso, metía crema , después metía dos…yo me contorsionaba como un pez fuera del agua , gimiendo, quejándome y diciéndole…yaaaa paarrraa, que hacees loca.

Ella estaba decidida, estaba a lo suyo y a base de lubricar, me calmo y luego en una actitud dominadora (años después descubrí que la seguridad y arrojo del compañero me dan estabilidad emocional y goce pleno) se sacó la verga y me la empezó a embarrar por todo el ojete…yo ya estaba sumisa, dejada, abandonada, me la empezó a meter de a poco a poco, ahhh entro la punta, la sentí y con ese dominio la dejo ir toda…ayyyyy, me tenía abierta de piernas y ella como inclinada o arrodillada, sin más que se deja venir para establecer un buen ritmo…entraba , Salía, volvía a entrar…ufff, ghummmm, en un momento me tomo de las piernas y aunque no se las puso en sus hombros si medio las flexiono con una fuerza que me maravillo y siguioooo….había dejado de ser virgen, ya era una mujercita, me besaba, y en un contraste me empezó a decir dulces palabras. Luego fui yo misma, quien le dije que quería de otra forma, que estaba un poco cansado. Me dejo, me volteé y me puse como perra, me volvió a dar…duro…durísimo…se escuchaba el choque de pieles…mi nalgatorio fuerte, duro, esponjando aguanto los embistes como todo buen putón. Después de bastantes embistes, se vino…me puso crema, y me acuerdo de sus palabras que para mí serían las últimas: listo, listo para volver a ser usado y gozado. No me dolió, me gusto, aunque no sentí tanto, ya que su herramienta era delgada. Pasaron meses que no le moví a nada como impactado de la experiencia.

Otra noche, en otra ciudad cercana en donde se ponían más transexuales, contacte a una bellísima cara con un nalgatorio de campeonato, Erika (de ahí mi nombre, en honor a ella). Varios años ya fue mi amiga con derechos, a veces me cobraba, a veces no, a veces solo regalos. Ya no salí con nadie más. Desde el segundo encuentro me quiso dar, pero no se pudo. Si me dio dos veces, pero no resulto bien, me dolió y mi temor a ser dañado, contuvo los intentos posteriores. Por ella me entere de inmediato, que mi desvirgador había muerto al pasarse de la sustancia que se ponía para parecer mujer y que eran los mejores amigos ellos, yo creo que por eso me quede con ella varios años. Por situaciones laborales, me cambie de ciudad, nos dejamos de ver y siguieron pasando los años. Muy de vez en vez me salía alguna aventurilla con alguna mujer o transexual (nunca me habían tocado travestis, siempre TS que tienen pechos y hablan como mujeres, están de mujeres todo el tiempo). Tuve otros cambios de residencia, hasta que llegué a esta ciudad del Norte del país. Una vez adaptado al entorno de trabajo, volví a las andadas, pero aquí por primera vez me tocaron además de TS, TV…siempre al igual que mujeres han elogiado mis piernas, mi cintura y sobre todo mis nalgas. Con una TS muy parecida a Erika…llamada Saraí (de ahí mi otro nombre de batalla), hubo intentos, escarceos, pero no funciono. El año 2015, no sé cómo diablos paso, pero llegue a estar en tríos con otro cuate igual de cogedor que yo…este me menciono que él se dejaba coger. Que era rico, nos tomábamos fotos discretas en cuanto al rostro y en ellas pude ver que efectivamente de cintura para abajo parecía una mujer. Una vez decidí tomarme fotos como mujer y grande fue mi sorpresa que si lo parecían. CONTINUARA

NOVENA PARTE y última

Tenía un face en donde me movía como activo para contactar. Después de Saraí, tuve tres encuentros muy tórridos con otra TS estilista y con ella se habló de que pudiera ser pasiva, pero al final un conflicto nos hizo separarnos. Con otra, en este caso si una TV, se intentó, ella no era del todo de mi agrado, pero una vez se puso como activo, pero inexplicablemente cuando me tenía a punto de turrón, no lo concreto, era su gol y se lo perdió, me puso a dudar si él sería, el que me volvería a “estrenar” después de tantos años de no hacerlo. Pero por situaciones de horarios, de guardar discreción y compatibilidades, ni con una ni con otra se dio. Cambie el face a un rol como de TV, grande fue mi descubrimiento de saber que era aceptado y que recibía muchos elogios, invitaciones. Se anduvo viendo varias propuestas, pero queriendo asegurarme del paso que quería

dar, contacte a otra TS con la que podía experimentar, ya que en los dos encuentros anteriores que había tenido con ella, como que quería tener el rol activo. Al contactarla, ella supuso que seguiría siendo activo, de hecho, le di muy bien, pero con una sonrisa de lascivia vio que una vez que terminaba yo, le decía que quería me sacara fotos vestidita, saque mi ropa y modele, me tomo muchas fotos, me enseñó a mamarla…fue mi primera vez, creo que aprendí muy bien, aunque sí puedo hacerlo digamos cerca de 40 minutos, me cansa, y más bien me sirve para ponerme a punto de ser empalada. Me dio, pero no lo narró, porque me resulto doloroso. Pero eso hizo que me pusiera más en zozobra por saber si realmente me gustaba, me documente más, intente con otros, me dejaron plantad@, unos al final se echaban para atrás, un cuate empezó muy bien, me nalgueo, me trato como zorra y con dominio, pero a la mera hora, no pudo, se le bajo. Intente con otro travesti, pero al poco de metérmela, no pudo y más bien yo acabe poniéndole una culeada de campeonato, cuando el arreglo había sido ida y vuelta. Hasta que se dio con otro, mi primer hombre como tal. Se dio, me presto ropa, peluca, se la mame, pero como que estaba asustado y con dudas, si me dio, me gusto y mucho, pero no duro nada, se le bajo, yo quería repetir, pero al final como que le entro el arrepentimiento y toda la calentura se nos bajó, igual a mí me entraron sentimientos de culpa, y ya no se volvió dar un encuentro más. Por eso es clave el ambiente, la emocionalidad. Eso no hizo más que clavarme la espina, de que debía probar mejor. Se siguió evaluando, hasta que salió un cuate que considero es mi primera vez, aunque en realidad no lo era. Amable, el compro el gel, los condones, puso su casa, no le preocupo en lo más mínimo que no usara peluca, que no me maquillara, que no fuera obvio ni amanerado. Me encuere por completo, se la mame riquísimo…ayyy de acordarme me mojo, me puso en su cama de perrito y con paciencia me hizo el anal, me preparo, me dilato, fue la primera vez que sentí clarito como entraba…hummm, ayyyy papacito…me dio como 10 minutos en esa riquísima pose. Luego lo monté de frente, de espalda, me puso patas al hombro…todas eran mi primera vez…mi verdadera primera vez, me dio paradita, me di de sentones, de ladito fue cuando termino…ayyyy fueron como cerca de una hora que me estuvo limando, cogiendo, haciéndome por primera vez hembra a plenitud. Aunque ha querido repetir, el hecho de ambos tener esta vida doble ha hecho que no sé logre. Lo único que despertó en mi fue a una loba hambrienta. Por el face, logre con otro, pero era muy gay y no me gusto, me dolió, los tamaños eran similares, lo que comprueba mi teoría de que la preparación, el ambiente son necesarios para el pleno goce. Falle con otros que me volvieron a dejar plantad@, seguí de vez en vez combinando mi rol activo con otras TV, hasta que se dio dar con mi amigo actual, que digamos es mi amigo con derechos, con el que he repetido unas 8 veces. Todas maravillosas, es un cabrón en esto, coge con maestría, es un macho alfa, gordito, serio, formal, discreto, me gusta su trato, seguro, con él mi primera vez como vestida por completo, me compre una peluca, medio aprendí a maquillarme, aunque no me sale bien, mis labios si son muy femeninos (lo podrán ver, los que quieran fotos), él me ha tomado muchísimas fotos y videos que cuando los veo me hacen querer verga ya. Por él me compre lencería, medias negras, ligueros, rojos, rosas, negros, esas fotos son de infarto como lo podrán haber visto a los que ya se las di (de verdad me gustaría darles también otra cosa, pero están lejos). Aquí, acepto ya, que soy bisexual, que soy inter, ya que sigo siendo activo con mujeres, TS y TV y pasivo con quiera ser activo. Hay un arreglo sin palabras, de que él puede andar de canijo y yo también, somos dos cuates que vivimos la sexualidad con responsabilidad y libre albedrío. Cada uno de esos encuentros vale la pena, aprendí a usar los aparatos que ponen en los moteles, esa descarga de nervios y de adrenalina que precede y se da en cada encuentro es una energía que entra por todo haciéndote sentir vivo.

Con otro amigo más joven, delgado él, guapo, dos encuentros super buenísimos. Otros dos encuentros más llenos de adrenalina en unos baños de vapor que existen como en cualquier otra ciudad de México en donde se dan encuentros gay. Aquí es llegar a ligar. Son encuentros que valen un relato, más adelante quizás los contaré. Todos esos encuentros muy plenos, llenos de goce,

experimentando nuevas poses, con muchas fotos, pero todo con respeto, discreción, higiene y seguridad, porque se trata de vivir la sexualidad a plenitud y libertad, pero sin dañar a nadie. Por razones de trabajo, no son frecuentes los encuentros, pueden pasar semanas y nada y así. Fue un placer compartirles parte de mi recorrido. Volveré, pero con un deseo, una fantasía, como muchas que tengo y que no he podido lograr, pero que espero se dé, a ver quién es el valiente que me ayuda a concretarlas, a meterme gol, a hacerme su zorrita. Cuídense. CONTINUARA