Como empecé a elegir mi ropita

Como os comenté, estaba en un centro comercial con mis primas y mi tía, con braguitas y sujetador debajo de mi ropa normal. Estaba superexcitada y mis primas se dieron cuenta, por lo que me propusieron que me comprara ropa femenina. Esa fue la primera vez que elegí mi ropita de nena, fue maravilloso

Cuando llegamos al centro comercial, mis primas me dijeron que aunque en casa tenían mucha ropa femenina para mí, si quería podíamos comprar algunos vestidos y zapatos que fueran de mi elección. Mi tía se había tenido que marchar y nosotras nos volveríamos en taxi después de cenar algo.

"¿Pero cómo me la voy a probar, si voy de chico?" les pregunté.

"No te preocupes, nosotras nos las probaremos por ti" dijo Olga

"Y además, hay una boutique de una amiga nuestra en la que tu misma podrás pasar al probador y luego salir vestidita para mirarte en los espejos"

La idea me encantó, ya que estaba deseando quitarme los pantalones y la camisa de chico y probarme faldas, blusas, vestidos y zapatos.

Su amiga se llamaba Blanca, y fue muy amable conmigo

Como iban a cerrar pronto, Blanca nos dijo que esperáramos a la hora de cierre y tendríamos toda la tienda para nosotras solas, así yo estaría mas tranquila y relajada.

Le agradecí muchísimo el detalle, porque estaba un poco nerviosa y así podría disfrutar mas de mis primeras compras como señorita.

Empecé por una faldita plisada, que son las que más me gustan. Era azul y por encima de la rodilla, muy sensual. Elegí una blusa a juego, que combinaba perfectamente, y salí del probador a verme en los espejos y ver que les parecía.

"Te queda ideal, pero creo que te falta algo" comentó Cristina

"Claro, voy descalza"

"Eso tiene fácil solución" dijo Blanca. "Al lado también tengo una zapatería, y si quieres, podemos pasar y te pruebas unos zapatos de tacón"

Al oir eso, el corazón se me puso a cien, ya que era mi sueño, estar en una zapatería probándome zapatitos (ese es el sueño de todas las chicas).

Blanca me dejó unas medias azules y pasamos a que me probara zapatos. Después de ponerme varios, elegí unos de medio tacón azules, de unos 7 cm. y con un detalle dorado delante, muy femeninos y que me sentaban fenomenal; además, quería ir cómoda y acostumbrarme poco a poco a los tacones. También compré un bolso a juego con los zapatos.

"Bueno, creo que es una buena compra para empezar; si me traéis la ropa de chico, me cambio y vamos a cenar" dije.

"De eso nada monada" me dijo Olga

"Vas a salir a cenar así vestida, para que empieces a acostumbrarte a tu nueva imagen", añadió Cristina.

"Pero me da mucha vergüenza, además no voy maquillada" protesté.

"No es problema, en el bolso llevamos de todo para maquillarte y convertirte en una preciosa niña. Ya lo teníamos previsto"

Lo tenían todo planeado para convertirme en chica desde mi llegada. Les pedí que me maquillaran muy discreta en tonos pastel y con los labios rosas. Además, me peinaron y me pusieron complementos: pendientes, pulseras, una gargantilla y una diadema en el pelo, me encantan las diademas, son ideales y muy femeninas. Cuándo me miré al espejo, no lo podía creer: era una auténtica chica. Las veces que me vestia a escondidas en mi casa, me veía guapa, pero ahora era distinto, era una señorita de verdad.

"Estás monísima Marta"dijo Blanca

"¿Te gusta el resultado? me preguntó Cristina

"Es un sueño....mmmmmmmmmm" fue lo único que pude decir.

Y así, salimos a la calle las 4 chicas. Yo iba flotando sobre mis taconcitos, con el delicioso sonido que hacen al andar. Entramos en una cafetería y nos acomodamos en una mesa. Me senté con las pierna cruzadas, sin quitar ojo a la falda, las medias y los zapatitos, con una enorme excitación. Aunque la tengo pequeñita, se me estaba poniendo dura y temí que se me notara el bulto debajo de la falda. Fuí al sevicios de chicas y después de hacer pis (sentada, por supuesto) me la puse hacia atrás, ayudándome con un salva slip que me dejó Cristina. Como las braguitas eran ajustadas, no se me notaba nada.

Al poco llegaron 3 amigos de mis primas, y me presentaron como su primita Marta. Eran encantadores conmigo y me sentí muy halagada con sus comentarios sobre lo dulce y guapa que era. Quedamos en que al día siguiente irían a casa de mis primas y organizaríamos una barbacoa. Yo estaba en una nube, soñando: vestida de nena, y con 3 chicos alrededor que mostraban mucho interés por mí, no se si porque era muy linda, porque era la novedad o por ambas cosas. Lo que pasó al día siguiente es otra historia maravillosa, que os contare otro día.

Besitos

Marta