Como disfrutar el sexo más y más cada día.
Dos universitarios discurren como tener entre ellos relaciones cada vez mas y mas sexy, con el consejo de un compañero gay.
Soy un joven de 23 años, bastante alto, de contextura delgada y lampiño a tal extremo que soy la envidia de mis amigas que pasan preocupándose de arrancar dolorosamente los vellos en sus piernas, cara, brazos y cuerpo.
Siempre desde niño me han impresionado muy bien las muchachas bien altas y de figura algo entradita en carnes pero sin exagerar, de modo que cada vez que encuentro alguna me quedo mirándola calculando que posibilidad tengo de entrar en contacto con ella y ser su amigo.
Es así como esa tarde tomando un café en un lugar céntrico vi una linda chica con esas características tan deseadas que estaba sentada cerca de mi leyendo un diario del día.
En ese instante no sé como fui capaz de acercárme a conversar sin conocerla ya que soy normalmente muy tímido, pero ella muy sonriente aceptó mis manidas frases sin mas preámbulos y me dijo de sentarme a su lado para continuar la conversación que había iniciado yo tan audazmente.
Era sin duda un preciosa hembra de tez morena, abundante cabellera y formas magníficas que se destacaban muy claramente por lo ajustado de su precioso vestido y que se realzaban aun más con unas esbeltas piernas enfundadas en unas negras medias muy brillantes y un elegante par de zapatos de muy alto y delgado taco.
Yo estaba absolutamente embelesado con su presencia y su invitación y aprovechando un espejo vecino no cesaba de mirar su linda estampa sin que ella se percatara, al mismo tiempo que iniciábamos la conversación al haber aceptado su sugerencia de sentarme junto a ella.
Fue casi increíble como ambos congeniamos de inmediato, parecía que nos habíamos conocido de antemano y comenzamos a intercambiar ideas y anhelos hablando de todo, de lo divino y de lo humano, por eso al cabo de unos instantes cualquiera que nos observara había jurado que éramos grandes amigos desde mucho tiempo, por las risas y la mutua simpatía desbordante que se notaba en nuestra conversación.
Ella me contó que se llamaba Patricia y que vivía muy cerca, siendo habitual en ella que bajara de su departamento a tomar un café a ese lugar para aprovechar de mirar a los viandantes y observar sus costumbres y su aspecto, distrayéndose con ello.
Con su embrujadora voz de mezzosoprano me dijo que yo le había parecido un joven interesante y lleno de pícara alegría al haberme acercado con gran desplante para trabar conocimiento con ella en forma tan audaz .
A mi vez yo le expliqué que había tomado mi café con la misma intención y que su preciosa figura me había llamado poderosamente la atención, ya que ella era un ideal para mí que había buscado por mucho tiempo.
Ella sonrió muy complacida por el halago que le significaban mis palabras y me agradeció los conceptos que yo tenía de su linda persona, pero me hizo notar que la belleza física pasa y luego solo queda la personalidad y la inteligencia como principales factores de avenimiento entre dos personas.
Yo le expresé mi total acuerdo en ese tema, pero le dije que la belleza física es un elemento muy importante para la mayoría de nosotros los varones, de tal modo que abre una camino mas fácil para el mutuo conocimiento y la aceptación de un posible cortejo.
Ella sonrió asintiendo con una inclinación de cabeza y me dijo que no tenía duda de que mi afirmación era correcta, ya que el inicio de nuestra conversación era una prueba muy clara de nuestro comentario, ya que ella me había encontrado bastante atractivo también, por lo que había aceptado sin vacilación y de inmediato mi presencia junto a ella.
Yo le propuse que una vez que terminaramos de tomar nuestros repectivos cafés, no fuéramos a cambiar a nuestras respectivas casas, para después ya mas tarde salir juntos a cenar a algún lugar y enseguida acudir a una función de teatro y a bailar en uno de los sitios mas conocidos de la ciudad.
Ella aceptó encantada mi invitación y nos fuimos caminando tomados del brazo hacia su departamento, en cuya puerta de la calle la dejé prometiendo que volvería a buscarla a las 6,45 PM,
A la hora en punto tocaba el timbre de su puerta lleno de esperanzas en esa mi conquista tan bonita y agradable, por el parlante una voz masculina me preguntó quien era, y yo le contesté que buscaba a Patricia, él me contestó que era el conserje y que la iba a llamar de inmediato y colgó.
A los pocos instantes la dulce voz de Patricia me dijo que si era yo, y cuando lo confirmé, me dijo que subiera a buscarla, por lo que tomando el ascensor fui a la puerta de su departamento que era el único del piso 24 o sea en el último piso, en que la puerta del ascensor se abría directamente al hall de recibo.
Patricia me abrió la puerta en persona y quedé totalmente paralizado, era la figura de una mujer sensacional, algo que no podía creer, y con gracioso mohín. Me dijo: "Pasa, no estoy preparada para salir todavía, pero puedo hacerlo si me esperas un poco, mientras tomas un trago en la sala, adelante"
Estaba peinada con un moño con rodete y muy maquillada en forma casi exagerada, vestía un túnica bordada en el cuello y el ruedo, era de velo negro transparente que dejaba ver un brevísimo bikini cuyo calzón colaless terminaba por adelante en un pequeño triángulo negro algo abultado y con un breve y fino sostén negro de dos triángulos, cuyos fabulosos y prominentes senos rebalsaban, casi dejando ver los puntas de sus erectos pezones.
El ultra sensual atuendo se completaba con medias con liga negras de malla que entraban en unas finísimas sandalias negras que le hacían ver el pie muy diminuto gracias a unos extra delgados tacos de metal dorado que por lo menos la elevaban unos 16 cm. era como yo imaginaba que sería una Diosa del Olimpo, con la tremenda estatura que le proporcionaban esos fabulosos y sensuales tacones.
Casi desmayando de la sensacional impresión que me causaba, la seguí con sus lentos y breves pasos obligados por la tremenda altura de sus zapatos hasta la sala donde me señaló un sillón vecino a una mesita que tenía preparada una bandeja con tragos, pero yo no le hice caso y aproximándome a ella la tomé por los hombros, y le dije: "Cómo puedes tú creer que yo quiero que te vistas para salir si me recibes vestida como la diosa Venus, la del amor y del deseo"
Y sin mas vacilaciones la comencé a besar con pasión y locura, a lo que ella respondió con igual ímpetu y ardor, abrazándome fuertemente y apegando y rozando su terso vientre contra el mío, continuando ambos con las caricias por largo rato y luego separándose de mi, con una pícara sonrisa me dijo: "Tonto, como te imaginas que yo realmente quería salir, si me he esmerado toda la tarde en prepararme para tu visita". "Ven amor mío, vamos al dormitorio donde estaremos mucho mejor para hacernos el amor, que aquí".
A mitad del camino se detuvo y me advirtió: "No puedo hacer el amor con mi sexo aunque está muy ansioso hoy porque estoy con el período, pero lo puedo hacer por atrás sin problema ya que me encantaría hacerlo así contigo ahora ya que estoy muy bien preparada para ello". Y continuamos hasta el dormitorio.
Allí la tomé entre mis brazos y aunque protestó un poco haciéndose la gazmoña por lo violento de mi actitud, pero fascinada en realidad porque parecía que le gustaba mi actitud tan viril, se entregó lacia a mis deseos y la coloqué de bruces en la cama, dejándole colgar afuera las abiertas piernas y sin mas preámbulos procedí a correr al costado sobre la nalga izquierda la delgada tirilla del colaless y desvistiéndome totalmente, le embutí de un sopetón mi pene tieso con el hierro en su goloso y casi cerrado hoyito trasero.
Ella gemía, tiritaba y suspiraba su felicidad mientras yo entraba y salía con frenesí a través de su previamente perfumado y lubricado esfínter que palpitaba apretando ansioso y con lujuria el pene, que le daba tanta felicidad y luego después de una larga sesión de mete y saca que celebraba con ansiosos gritos pasionales, llegamos ambos a un climax fabuloso al cabo del cual llené su tibio recto con mi sobreabundante esperma por el gran calentón que me dio su actitud tan sensual.
Descansamos un momento, ambos tendidos en la cama y abrazados como en cucharita de costado, con mi miembro todavía embutido en su goloso canal mientras estilaba la últimas gotas de mi semen dentro de ella, y en pocos instantes yo ya estaba preparado para nuevas aventuras amorosas, pero Patricia me dijo algo preocupada:
"Amor mío esto estuvo fabuloso y casi me desvanecí de puro gusto al sentir tu recio miembro dentro de mí haciéndome el amor y llenándome con tu semen como a mi me encanta, pero es el momento que te cuente toda la verdad sobre mi persona".
"Yo también tengo un pene no tan fabuloso como el tuyo y lo tengo tan tieso que me duele mucho de tenerlo tan apretado bajo mi entepierna, además de que esta completamente mojado con mi propio semen cuando llegué al climax contigo, te ruego que me perdones no habértelo dicho antes pero temía perderte si lo sabías primero".
Yo, que ya había sospechado algo por lo abultado de su calzón, le dije: No me importa nada que sea así, me has hecho gozar mas que nunca en mi vida y tu pareces mucho más mujer que cualquiera que tenga una conchita por rica que sea, y tu trasero es mas apretado, mas goloso, mas suave y entusiasta que una concha legítima.
Patricia, soltó un suspiro de alivio al ver mi reacción y me dijo: " Con razón me gustaste tanto en cuanto te vi y por eso supe casi con seguridad que serías mi amante mas sensacional amor mío, te adoro y quiero como nunca quise a otro en mi vida, quiero que seas mi amante para siempre, pero sólo que con una condición fundamental para mí, que juegues sexualmente a cuanto te diga que hagamos y que no te opongas a ello".
Un poco asustado yo le respondí: "Eso depende nena mía, ya que los juegos sexuales muy duros no me agradan en absoluto, ya que el dolor no es parte habitual de mi repertorio sexual, aunque si puede serlo una caricia un poco brusca pero nada más"
No amor mío, me dijo Patricia; "No se trata de nada de eso que tu piensas, ya tampoco yo soy aficionada a esos juegos de dolor, y opino igual que tú, pero te voy a pedir que hagamos otros juegos que solo exigen bastante fantasía desatada, y mucho, pero mucho amor, nada más y a mi personalmente me encantaría que accedieras a hacerlo por el amor que nos tenemos".
A lo que respondí; "Bien, querida, si es así, no tengo problemas, ya que de amor y de fantasías sexuales se trata, y eso lo que hace es aumentar el deseo, lo que sería maravilloso hecho por nosotros".
"Excelente amor mío". me dijo Patricia. "Por eso voy a sacar mi pene y tu me ayudarás a tener nuevos climax". Y dicho y hecho, sacó por el lado de su triángulo delantero una bolsa de cuero que tenía firmemente amarrada por debajo del entrepiernas y sacó de adentro un pene muy erguido que sin ser del tamaño del mio era bastante respetable y que estaba empapado en su semen por el climax anterior.
"Ya querido". Me dijo, mirándome con ansiedad. "¿Puedes dejarme que te lo meta a ti ahora que está tan bien lubricado?". " "Me debes un gozo que ambos disfrutamos y ahora quiero hacerlo contigo para gozar de nuevo y así castigarte con saña por haberme dado tanta felicidad".
Yo quedé un poco procupado por la idea, pero las promesas son las promesas, y ya que ella así gozaría tanto, pensé que talvez yo me acostumbraría a hacerlo y tal vez me llegaría a agradar, si no me dolía, todo por el amor y el deseo que sentía por ella.
Y así fue como muy pronto de bruces en la cama la tuve encima mío y después de una abundante y especial lubricación de mi esfínter trasero, me pidió que me relajara totalmente y comenzó a metérmelo muy suave y delicadamente, al principio sentí una sensación muy extraña como de una mezcla entre dolor y plenitud, pero luego eso cesó totalmente y mi pene se puso mas tieso que nunca cuando comenzó el vaivén de mete y saca,
Según supe después, eso me sucedió al refregar mi próstata con su pene y luego sabiamente, ella lo tomó con su mano derecha y me comenzó a masturbar con rapidez mientras seguía con el mete y saca, hasta que yo llegué a un climax impensadamente maravilloso en medio de estertores de gran felicidad. Esa entonces es la razón del porqué hay tantos fanáticos que no se arrepienten jamás de hacerlo por el recto, sean homosexuales o héterosexuales como es mi caso.
Así, continuamos con nuestros amoríos por varias sesiones, hasta que un día ella me recibió con una sorpresa nueva. Se trataba de que yo tendría que vestirme de mujer al igual que ella y así, ella me aseguraba que me gustaría aun más todavía el hacer el amor como si fuéramos dos lesbianas.
Y manos a la obra. La cosa empezó por bañarnos con olorosos perfumes en el jacuzzi juntos, donde hicimos el amor varias veces, masturbándonos y enculándonos mutuamente y jugando con sus maravillosos senos que siliconados sabia y diestramente parecían casi reales al tener los pezones sensibles y totalmente enhiestos.
Luego comenzó una sesión de maquillaje total, con rizadas y negras pestañas postizas, abultados y prominetes senos casi naturales adheridos sobre mis tetillas, negra peluca de largos rizos rodeando mi cara hasta mas abajo de los senos, esmalte rojo furioso sobre adheridas uñas en manos y pies, y negra faja modeladora que apretaba terriblemente mi cintura, la que tenía medias copas inferiores para los senos y rellenos casi naturales para las caderas y los glúteos, además de seis tirantes para las medias.
Así equipado me puso unas negras medias de fina lycra que tomó con los tirantes de la faja y como corolario de la operación me hizo calzar unos unas botas de cuero negro hasta los muslos que tenían unas plataformas de 25 cm. de alto acompañadas por gigantescos tacones de 40 cm. con las que no era posible de caminar por temor al porrazo, pero que me daban una estaura de mas 2,15mt. que le encantaba a mi Patricia.
Ambos estábamos tan calientes al terminar la operación que casi no alcanzamos a llegar a la cama para continuar con los encuentros sexuales mas fabulosos, como nunca antes, a tal extremo llegó el entusiasmo que quedamos absolutamente exhaustos de tanto sexco y sexo.
Pero nada terminó allí, ya que nuestros penes nos fueron quedando algo delgados la ensancharse nuestros canales traseros de tanto uso y comenzamos alegremente una verdadera competencia de quien de los dos era capaz de recibir unos penes artificiales cada vez más y más gordos, que importamos de USA y que usábamos por afuera de los nuestros, los que estaban embutidos por el interior de ellos.
Pero esos tremendo falos también nos fueron acostumbrando a nuestros esfínteres a recibir verdaderos monstruos adentro del recto, por lo que habiendo comprado algunos de hasta 70 mm de diámetro, éramos capaces de aceptarlos felices y sin problemas, gozando cada vez mas con esas monstruosas sesiones de sexo mutuo.
Como los falos ya eran muy caros de importar, probamos si nos cabian unas botellas de vino que tienen 75 mm. y si bien el esfínter tenía elasticidad suficiente, lo que frenó la experiencia era que el hueso del coxis de nosotros apenas daba para los 73mm, por lo que la experiencia, casi nos cuesta quebrar el hueso en la unión de la colita, ya que al entrar la botella, expandía anormalmente el ángulo entre ambos lados, cosa que la mujer lo tiene de cartílago para permitir la salida del bebé y nosotros no.
Por eso continuamos el jueguito con unos cilindros inflados de goma gruesa de cámara de motocicletas, los que tenían casi 100mm, pero que se contraían al ingresar por la zona del hueso, eso nos refregaba muy fuerte la próstata y nos hacía eyacular completamente el semen y nos daba un gusto salvaje.
Pero la cosa llegó al extremo cuando nuestro amigo gay supo que ya estábamos tan abiertos, por lo que nos aconsejó que ahora podíamos intentar hacer algo que nosdaría una gran felicidad y que no se nos había ocurrido antes, y así lo comprobamos con gran felicidad de nuestra parte.
As í que esa misma tarde nos reunimos y probamos, la cosa era que no tan solo metiéramos los dedos de la mano izquierda con un guante de latex para cirugía y muy bien lubricada, sino que probáramos de entrar la mano completa hasta el antebrazo, cosa que hicimos fácilmente y que complementamos con la mano derecha a la vez, masturbando el pene de la pareja hasta acabar como jamás habíamos gozado antes, sintiendo que nuestro sexo está apretado entre ambas manos.
Nunca habíamos gozado tantísimo y practicamos el ahora conocido fisting a cada rato y muy pronto esperamos que podamos algún día reunir a otros amigos que quieran darnos una sesión de polvos interminable entre todos, una capotera, un verdadero festín sexual, que es lo único que nos falta por ahora, hasta que se nos ocurran otras cosas mas sexy todavía.