Como deje de ser virgen a los 28 años (2)

Sola en mi cuarto, echada en mi cama, casi desnuda trataba de rememorar ese momento en que convertí en su mujer..

COMO DEJE DE SER VIRGEN A LOS 28 AÑOS - II PARTE

( MI PRIMER ORGASMO)

Por. Anamariela.

Salimos del hotel, caminamos muy despacio, de la mano junto al hombre que hace unas horas había logrado arrancarme mi virginidad, que me había convertido en mujer del hombre que siempre recordare por siempre. Me pregunto como me sentía y yo le respondí que bien, adolorida, es que en realidad me dolía mi ano mas que mi concha, a pesar que mis dos orificios habían sufrido la embestida salvaje de mi hombre, mi culito estrechito era la que se afecto y sangro mas. Ya se me pasara le dije , nos despedimos con un beso y yo entre a mi casa.

Sola en mi cuarto, echada en mi cama, casi desnuda trataba de rememorar ese momento en que convertí en su mujer, la forma como me toco, como me besaba, el cuerpo de mi hombre, su pene, sus caricias atrevidas, el dolor que sentí al sentir su tronco en mi concha y en mi culo y sentía que faltaba ese algo que muchas veces mis amigas me contaron, ese momento de felicidad plena, de sentirme en el mismo cielo, de llegar a sentir el placer divino de los dioses, que por mi dolorosa desfloración no lo había sentido.

Quería nuevamente estar a su lado, deseaba nuevamente que me haga el amor, me excitaba recordar y así pensando en Eduardo me dormí.

Al día siguiente, no me había terminado de bañar cuando sonó el teléfono de casa, era Eduardo, que me llamaba y me decía que en una hora pasaba por mi y así fue, salí y me reencontré con el y sin decirnos palabra nos dirigimos a otro hotel mucho mas lindo donde me convirtió en su mujer nuevamente.

Parecía que nos habíamos comunicado telepáticamente, nuestro sexos se reclamaban, el quería mas y yo también. Ni bien cruzamos el umbral del departamento, un profundo beso en la boca dio inicio al rito de amor que jamás olvidare.

Me comió lentamente mi lengua, mi boca y comenzó a erizarme con su lengua en mi cuello que me hizo jadear roncamente y estruendosamente. Sus manos cogían mis nalgas y acariciaban mi concha por encima de mi pantalón..me quito mi blusa y yo su camisa...besaba las nacientes de mis pechos y yo mordía sus tetillas, me saco mi sostén y comenzó a mamar mis tetas lentamente y las mordía con extrema delicadeza. Mis pezones estaban rojos, duros, paraditos, sensibles, grandes...y el seguía chupándolos.

Me sentía transportada a otro mundo, la sensación era inenarrable. Sus dedos comenzaron a acariciarme mi clítoris, mi ano, mi vagina estaba mojadísima y ya desnuda en sus manos, comenzó a bajar su boca y su lengua por mi barriguita, mi pubis, mis piernas, todo trabajaba en mi, su manos agarraban fuerte mis pezones y el seguía besando mi cuerpo. Llegue a un orgasmo pleno y grite fuerte y temblé en sus manos..era mi primer orgasmo en las manos de un hombre y todavía no me había penetrado.

Cerré mis ojos y quise prolongar ese enorme placer, pero mi hombre me reservaba otras cositas ricas, un olor a sexo comenzó a inundar el ambiente, era un escenario hecho para los dos, hasta la música de fondo era predecible y sexual.

Eduardo, quería conocer mi cuerpo, cada rincón de mi piel, sus dedos, sus manos, sus labios, su lengüita seguían dándome placer, yo estaba rendida a el. Frotaba su estaca contra mi, yo solo cerraba mis ojos, mordía mis labios, los lóbulos de mis oreja, me volvía loca cada beso y cada mordida que me daba. Nuevamente, mi cuerpo, mi vagina se encendían, reclamaban un placer mas intenso y así le exigí, grite para que me lo meta, quería su pichulota, su falo enorme dentro de mi ...le dije penétrame ya¡¡..así lo hizo.

Sentí que lentamente colocaba mis piernas en su hombros, como su enorme verga jugaba en mi rajita, sus mano y las mías agarraba el objeto de mi placer, fueron momentos deliciosos que sin meterlo plenamente yo me sentía arrecha al extremo. Me dijo al oído, cruza tus piernas en mi cintura y tu misma introduce mi pinga..te toca a ti meterla, presione su cintura y de un solo golpe me la metí hasta el fondo..y ya no sentí dolor, me brillaron los ojos de placer, di un suspiro enorme y comencé a gozar como una loca. Que rico, mi vida, mi hombrezote, mi amorsote, mi dios..me haces sentir la mujer mas completa del mundo, muévete, lo quiero mas adentro le decía y el me hacia caso..y se movía fuerte contra mi y yo lo arañaba la espalda con mis uñas y también me apretaba contra el...y explote en un orgasmo inmenso, mis gritos se escucharon fuertes dentro de todo el hotel. Me moje horriblemente, la cama estaba húmeda como un bebe moja el colchón.

Quede exhausta, feliz..pero mi hombre estaba intacto. Su rico pene, grueso y brilloso estaba fuerte, parado...quería mas...quería seguir taladrando mi conchita y yo estaba allí, dispuesta a seguir resistiendo esa fuerza única, que solo sirve para hacernos delirar de placer. Cambiamos de posición, me dijo colócate encima mío y me monte en el y sentí como ese pene, ingresaba lentamente, muy despacio, me mordía mis labios para no gritar mas, una lagrima de felicidad salió de mis ojos, mi sudor y el de el se fundían en uno solo, estábamos mojados, y comencé a cabalgarlo, era una acción innata en mi, nunca lo había hecho y me movía fuerte, la cama parecía romperse, sonaba, pero allí estaba cabalgando a mi hombre y Eduardo comenzaba a jadear, era el que gritaba que se venia, ya estaba llegando, que iba a eyacular y esas palabras me enloquecieron, apure mis movimientos, no quería que se escapara la pinga de mi adorado hombre, tenia que sentirlo, su sexo dentro de mi crecía a cada movimiento ondular, de arriba hacia abajo, sentía su instrumento muy caliente, llegaba y chocaba contra mi útero, la sensación era plena, total y me arrechaba mas, me susurraba palabras que nunca olvidare, de lo rico que gozaba, se movía contra mi, yo brincaba como una amazona en su fino corcel, cachábamos como dos poseídos, como dos locos, era una batalla de dos cuerpos fundidos en uno...hasta que lo sentí..como un látigo caliente que me inundaba toda, que rico sentir toda su lechecita dentro de mi concha, mi primer semen dentro de mi huequito, un orgasmo largo, prolongado y explosivo.

Estaba exhausta, junto a mi hombre, totalmente suya. Compare a mi señor con un ángel que todo lo que toca se convierte en placer celestial y así rendidos nos dormimos, yo agarrando el placer de mi vida, para que no huya de mi, como un trofeo que solo la reciben mujeres que despiertan al sexo. Y queria mas...e iria por mas con el