Como curar dolores menstruales

Ella llegó necesitada de mucho amor, yo sin proponermelo le di mas que eso.

Después que me cogí a Aurorita, quedé bien caliente y como cosa rara hasta ver a mi esposa me ponía el palo duro y le pegaba unas cogidas de pronóstico reservado, y por supuesto ella estaba feliz. Y solo de pensar en lo apretado del hoyito de Aurora, me acababa un montón de veces.

Aurora aceptaba mis visitas nocturnas, y con el tiempo ella se buscó otros amantes, bueno, eso me enojó un poco, pero algo vino a calmar mis celos.

A principios de este año vino a vivir a nuestra casa una sobrina de mi esposa, para continuar sus estudios, prácticamente ella venía huyendo de los castigos que le propinaban sus padres, y venía con unos traumas horribles, porque en cualquier momento ella rompía a llorar por nada, y decía que nadie la amaba. Y nosotros con paciencia la consolábamos; francamente yo ya me estaba desesperando de ver los lloriqueos de Angélica, quien así se llama dicha sobrinita.

Angélica es chaparrita, mide como 1:50, es morena, no tiene un cuerpazo, pero es tiernita y sobretodo muy necesitada de cariño, tiene algo de gracia y unos ojitos achinados muy hermosos.

Un día, muy temprano cuando aún dormíamos, Angélica estaba llorando, y mi esposa me tocó y me pidió que fuera a ver que pasaba, así que me levanté y fui a ver que pasaba; resulta que a ella dentro de poco le vendría su menstruación, y tenía dolores en el vientre, como ustedes se imaginarán, yo no se nada de esas cosas, así que solo me limité a acariciarle el estómago, entonces ella me dijo que más abajo le dolía, seguidamente puse mis manos por debajo del ombligo y comencé a masajearla suavemente, ponía una mano en cada pierna y subía, cuando llegaba a donde terminaban las piernas, unía mis manos y pasaba mis manos por encima de su cuquita hasta llegar al ombligo. Ella instintivamente se levantó el elástico de su pants para que yo pusiera mis manos sobre su piel, yo entendí el mensaje y metí mis manos debajo de su ropa, pero así no podía masajearla libremente, por lo que le dije que le iba a bajar su ropa, entonces ella levantó un poco las nalgas, y cerró los ojos y yo le bajé la ropa hasta la mitad de las nalgas, lo suficiente para que yo pudiera sobarla; y cuando bajé mi mirada a donde tenía que poner las manos, WOW que espectáculo, un panito bello, con pelusita, pequeño, se miraba cerrado, y no lo pude evitar, pero mi mente se calentó y se me paró el pensamiento, y otra cosa, bueno, se me olvidaba contarles que cuando me despertó mi esposa, me apuraba tanto que no me dio tiempo de ponerme algo encima del calzoncillo, así que yo allí estaba, casi desnudo encima de mi sobrinita quinceañera haciendole un favor por mandato de mi mujer.

Empecé el sube y baja de mis manos, y cuando pasaba por la panochita, lo hacía despacio tratando de grabar en mi mente cada milímetro de su cosita, y como ella mantenía los ojos cerrados no se dio cuenta que yo bajé la cabeza y le di un tierno beso en la mera cuquita, ella se estremeció, se estiró totalmente y lanzó un gemido, le di un lengüetaza, y cuando quise levantarme, ella levantó las nalgas como buscando más.

Así que yo seguí besando esa cuquita sabrosa, tenía un sabor amargo, un olorcito a orines, pero excitantes, y para tener más libertad de movimientos, le bajé la ropa hasta las rodillas, y me ubiqué entre sus piernas, ella las abrió totalmente, ofreciéndome su cuerpo como una fruta madura y tierna.

Subí mis manos hasta sus pechos que pugnaban por salir del camisón, les apreté la puntita, ella dio un respingo, y enrolló sus piernas alrededor de mi cuello, y seguí masturbando esa cuevita por unos minutos más cuando de repente. Sin previo aviso sentí una explosión de placer que provenía del interior de Angélica, me jalaba los cabellos, me apretaba con sus piernas parecía pretender introducirme en su interior, y luego, quedó tranquila, seguía con los ojos cerrados, aflojó las piernas y pude safarme suavemente, me deslicé hacia arriba y le di un beso en la boca, ella me correspondió, y le di a probar de su néctar. Y me estaba acomodando entre sus piernas cuando oí que me llamaban, así que rápidamente me bajé de la cama y le dije que continuaría después, Angélica se sonrió y me dijo: -gracias papi-.

Cuando llegué al cuarto donde estaba mi esposa, me preguntó como estaba Angélica, le respondí que muy bien; Yo iba recalientísimo, y empecé a acariciarla y aunque ya casi amanecía le mandé un tremendo polvo donde acabé como nunca antes.

El día transcurrió normal para todos, cada cual fue a sus quehaceres, mis hijos al colegio, y quiso el destino que ese día yo no iba a trabajar, y mi esposa me estaba preparando, claro, inconscientemente, un regalito, le dijo a Angélica que si se sentía mal, podía quedarse en casa esa mañana y faltar al colegio, porque el tío iba estar en la casa así que no iba a estar sola.

Yo no lo podía creer, y Angélica tampoco pudo evitar una sonrisita, que mi esposa estuvo a punto de interpretar, le hice señas que se fuera a su cuarto, ella comprendió y se fue a encerrar fingiendo que aún estaba adolorida.

Al fin nos quedamos solos, abrí la puerta de su cuarto, ella estaba acostada en calzón, le dije que iba a ducharme, que si quería podía entrar conmigo, pero ella dijo que sentía vergüenza, no le insistí, y me fui a bañar, me quité todo el líquido que me había quedado del polvo con mi esposa, cuando terminé salí completamente desnudo del baño, y mi sorpresa fue verla parada esperando en la puerta del baño, cuando vio mi pene se sonrió y eso causó un efecto electrizante en mi, porque mi pene instantáneamente se levantó, y quedó apuntando hacia ella, me dijo que iba a bañarse, y cuando pasó junto a mí le di un largo beso en la boca que quise tirármela allí mismo.

Me separó suavemente y entró al baño, y yo, me dirigí hacia su dormitorio y me acosté en su cama, y esperé pacientemente. Al fin llegó, y me dijo que qué hacía allí, le contesté que tenía una tarea pendiente.

Ella me dijo: Cual,

Yo dije: Es que tengo una paciente que necesita se le haga un examen ginecológico,

Ella dijo: bueno, entonces que se vea.

Yo dije: será un verdadero gusto mi reina.

Le quité la toalla, y apareció totalmente desnuda ante mí, me dijo que nunca nadie la amaba como yo, por eso me permitía hacer con ella lo que yo quisiera.

La acosté sobre mí, y me quedó a la altura de la boca sus pechos, y me los metí a la boca, como un desesperado, pero sin hacerle daño, sino amándola suavemente, empecé a succionarle esas tetitas ricas, y ella suspiraba, aaaaaah, aaaaaaaah, mi paaaaapi, que saaabrooooso, sssssssss, usted si sabe dar cariñooooooo, empezó a restregar sus pierna en mi pene, le toqué la cuquita y estaba completamente mojada, la paré y yo quedé sentado en la cama, le pregunté si haría todo lo que yo le pida, me dijo que sí, que acaso no lo estaba viendo, bueno, le dije, ven acá, arrodíllate aquí, me preguntó, donde- le señalé entré mis piernas, se encogió de hombros y obedeció, le dije que se acurrucara, y mi pene quedó a la altura de su boquita, chupa le dije; queeee, si, chupa, le repetí, en serio? Me preguntó, sí le dije, y diciendo esto le jalé la cabeza y como quería decir algo, los labios los tenía abiertos, y penetré mi pene en su boca, pensé que se iba a salir violentamente, pero no, con el pene en la boca me hizo señas con la mano, ¿Y ahora? La tome de la cabeza y empecé a moverla para adelante y para atrás, me di cuenta que ella lo hacía por mí, y que no lo disfrutaba plenamente.

Así que la levanté y me acosté a lo largo de la cama, le hice señas que siguiera mamando, y que se sentara en mi cara, así lo hizo, cuando sintió mi lengua en su cosita, se entusiasmo con la mamada, y se tragaba todo mi aparato, porque como es pequeño, no le costaba, así sí le agarró sabor, y mamaba con pasión.

Después de varios minutos sentí que me presionaba la cara con su vientre, y sin poder evitarlo se vino en mi cara, yo seguía lamiendo y ella pegaba unos reparos, como electrizada. Cuando se quedó tranquila, la levanté y me ubiqué encima de ella, y dirigí mi cohete hacia su luna, y empecé la exploración, ella tenía los ojos cerrados y me abrazaba y me besaba cuando sentí la entrada de la vagina, comencé a frotarlo con mi pene para excitarla más, ella arqueaba la espalda, y levantaba las nalgas, y sin avisar le pegué un empujón, y ella lanzó un grito que me asustó, pero mi pene había penetrado totalmente.

Me quedé quieto un momento mientras le besaba los pezones para aliviar el dolor, luego empecé el movimiento de la metisaca, metisaca, mete-saca, así continué por varios minutos, suavemente, mete-saca, pero yo ya no podía soportar más, ya me venía, y sin poder evitarlo me corrí, ella en todo ese tiempo no habló, no gimió, pero cuando sintió que me acabé, lanzó un gemido de placer, y me abrazó con los brazos y con las piernas, y me dijo- no se levante papacito- quiero más- y de tan caliente que estaba yo, mi verga no aflojó, siguió erguido cual soldado en batalla.

Seguí con mi mete-saca, hasta que ella se estiró totalmente, me mordió la oreja y acabó también, y sin poder evitarlo yo también acabé.

Sentía que mi espalda se me quebraba, y me bajé, le di un beso en la boca y nos quedamos así acostados; cuando nos levantamos nos dimos cuenta que en las cobijas había una mezcla de sangre, semen y líquidos vaginales.

Le ayudé a lavar las cobijas y el cobertor, y las tendimos al sol, y como en el oriente del país hace un sol tremendo, en pocas horas ya estaba seco todo.

También les cuento que los dolores menstruales desaparecieron, aunque no creo que sea por el sexo, pero parece que a ella sí le cayó bien.

Por eso si alguna padece dolores menstruales, talvez yo pueda ayudarle con mi instrumento. Contácteme a jacobokeysi@yahoo.com.mx

Espero sus comentarios.