Cómo, cuándo y por qué. (3: Leña al mono)
Y para terminar, pues eso, leña al mono. ¿Qué ganas le tenía!
Algún avispado lector, que los hay pocos, pero alguno hay-, me ha recriminado haberme saltado a la torera el guión del primer texto de la serie. Otro éste, además de avispado, bastante cabrón- me reta a probar mi propia medicina; es decir, a tratar del cómo, cuándo, dónde y por qué escribo, en el mismo tono comprensivo y cariñoso- empleado con los comentaristas y los autores en las dos anteriores entregas.
Pues mira tú por dónde, había empezado a escribir éste, el tercer y último capítulo de la serie, dedicándolo al tema de los foros de autores. Me estaba quedado escaso extensión, flojo en contenido y no muy redondo el que me conozca, de oídas, sabrá que quiero decir incisivo, mordaz y corrosivo-. Eso me estaba preocupando. ¿Me habré vuelto una monjita cuando de dar caña a los colegas se trata? ¿Acaso me está creciendo la lengua hasta el extremo de poder debutar como lameculos? Para corregir tan infames sospechas, no se me ocurre mejor terapia que la autocrítica pública.
Por tanto, mil gracias al avispado lector y muchas más al otro: al cabroncete listillo.
Empezando por el CÓMO, ningún misterio: me siento delante del trasto electrónico y empiezo a darle a las teclas. Previamente, según los expertos teóricos del tema para mayor información, ver la sección de Entrevistas- es preciso haber madurado una idea, tener un bosquejo de guión, apuntar en notas los diálogos y momentos claves del relato, escribir, pensar en un título impactante y son convenientes cuatro o cinco revisiones para depurar el estilo- antes de publicar el texto.
¿Qué quieren que les diga? No soy un experto y prefiero la práctica a la teoría.
Si hablamos de ideas, las mías no maduran, estallan. Lo bueno del asunto es que ando sobrado de proyectos. Lo malo, que la mayoría son poco o nada eróticas, me pierde una innata tendencia a recorrer el camino en dirección prohibida y, además, soy vago. Con estos antecedentes, que nadie se extrañe si mis relatos tocan el tema sexual de pasada (de verdad, me aburre soberanamente describir un polvo) y que los relatos "pretendidamente eróticos" los que publico, pocos, en las secciones de máxima audiencia- sean una tomadura de pelo. De eso trataré más adelante, cuando analice el por qué.
En cuanto al CUÁNDO, hago lo que puedo, que no es mucho. ¡Pero qué cojones!, en esto, como en todo lo demás, si no me divierte lo que hago, paso. Sí, también en ESO: no hay cosa más aburrida que un polvo sin unas risas.
¿DÓNDE? Preferiblemente en casita, con un café tampoco le hago ascos al güisqui- y un buen puro. Cuando éste se acaba, lo dejo. No sé la razón, pero sin ahumar la habitación, no me concentro. Otro sitio, dónde últimamente tengo raptos de inspiración, es al volante. Si un día de estos dejo de publicar repentinamente, ya les adelanto el motivo: andaré buscando mis dientes, esparcidos por la cuneta, por andar pensando en tonterías y no fijarme en lo que debo.
Seré un poco más explícito me doy cuenta que la anterior exposición es casi telegráfica, pero me conozco, se me calienta la lengua y luego cuento lo que no debía- al abordar la motivaciones que me llevan a maltratar al sufrido lector con mis escritos. Para dar una contestación "correcta" a la pregunta de ¿POR QUÉ escribo?, tendría que mentir y no voy a ser tan capullo de soltar eso tan manido de: "Para dar rienda suelta a mis fantasías más inconfesables". O mejor aún, para descojonarse: "Una serie de situaciones, mitad autobiográficas, mitad imaginarias y un toque literario, producto de la influencia de mis escritores favoritos".
Respecto a mis fantasías, son públicas y notorias: seducir a una novicia y echar un polvete en gravedad cero. La crisis de vocaciones religiosas me pone difícil la primera y los cruceros espaciales me van a pillar ya muy mayor.
Tampoco me atrevería a contar experiencias personales. Ni por asomo. Por dos motivos: esta página la leen quienes más quiero (familia y amigos) y ya me han sacado la tarjeta amarilla un par de veces. El segundo, la censura. En cuanto a influencias literarias, ¿Corín Tellado, Forges no Borges- y los artículos de Play Boy, cuentan?
¿La verdad al desnudo?: ¡Para joder!
No, malpensados. Para follar alguna rendida admiradora, incomprensiblemente arrebatada por el furor uterino provocado por alguno de mis escritos, NO. Y si hay alguna por favor, que no sea tímida y me lo haga saber. Empezaré a creer en los milagros.
Me refiero a la segunda acepción de joder; más concretamente, joder todas y cada una de las secciones de la página. Y para que no quede ninguna duda de lo dicho, recapitulo por orden cronológico todas las violaciones cometidas; algunas consumadas y el resto, en grado de tentativa:
-In Memoriam. (10 Capítulos. Sección: Confesiones). Las pretendidas y delirantes memorias de un ácrata. Inspirada por una serie que me marcó: la de una autora argentina, con un estilo de alta escuela, que traté de imitar infructuosamente. El que sienta curiosidad que entre en el perfil y pinche autores preferidos. Después, con buen criterio, dejé de publicitar mis gustos.
-Diccionario de La Real Academia de La Húmeda. (3 Capítulos. En las secciones de Autosatisfacción, Sadomaso y Textos Educativos). Con gran indignación de los fanáticos de las dos primeras secciones, naturalmente.
-Por mí, como se te matas a pajas. (MicroRelatos). Una primera aproximación, con prácticos consejos, al universo del lector. Como verán, la intención estaba clara desde el principio.
-Disección del autor. (2 Capítulos. Otros Textos). Una parábola hiperbólica. Los autores, con buen criterio, ni se dieron por aludidos. Lo que me jodió fue que me confundieron con alguien aún sigo investigando con quién. Para contestar a tan aviesas intenciones, publiqué la segunda parte: el guión de una película del Oeste. Personalmente, de lo mejor que he parido y no lo leyó ni dios.
-Un cuento de hadas. (Fantasías Eróticas). Mínimamente erótico y, encima, terrorismo ecológico. Primer personaje que fallece en extrañas circunstancias, por exigencias del guión.
-Doctor, recéteme un polvito. (Parodias). ¿Por qué no existe la sección de Ciencia Ficción?
-El de genio cabrón. (Textos de Risa). Pues eso, un chiste. Sin segundas intenciones, para variar.
-Minimicro. (MicroRelatos). Incomprensiblemente, un éxito de crítica. Debió de ser por lo breve.
-Batallitas del abuelo. (Poesía Erótica). Sin comentarios. Bruta como ella sola y lo que me costó terminarla. Decididamente, soy prosáico.
-La educación de Julia. (Dominación). Como ocurre en todas las secciones populares, los lectores no aprecian los argumentos originales. Hay una serie de sacrosantas reglas, pilares sobre los que se asienta el tinglado de la sección, y los cartuchos de Goma-2 no son bien recibidos. Cojones, ¿no es original el argumento de una sumisa-dominante ciclotímica?
-Las Voces. (5 Capítulos. Sección: Grandes Series). Un derroche de imaginación y pariendo nuevos personajes en cada capítulo. Para un plumillas minoritario como yo, un éxito por lo minoritario de la audiencia.
-Esto sí es un plagio. (Otros Textos). Evidentemente, un plagio. Al menos, el plagiado bendito sea- se lo tomó con buen humor.
-Perra vida. (Zoofilia). Otro atentado terrorista. El clamor popular alcanzó el grado máximo de indignación. Por mi parte, muy complacido.
-Aniversario. (5 Capítulos. Hetero General, Tríos y Orgías). Una serie en la que eché el resto de mi capacidad para relatar algo erótico. O eso creía, hasta que llegaron las críticas. Inconclusa, pero así se queda.
-Yo acuso: Papá Noel es un "presunto" pederasta. (Hetero General). Me costó dios y ayuda (la de Caronte) que fuera publicado. Al final, para sortear la censura, tuve que añadir la coletilla de "presunto".
-18 Clavos (Querido Roberto:). (MicroRelatos). Un alegato feminista. Desde entonces, tengo que andar desmintiendo que sea una autora travestida. Hay gente con mucha imaginación y empiezo a comprender el infierno de las pobres autoras.
-Juramento Hipocrático. (No Consentido). Con final trágico del protagonista. Segundo, de tres, que me cargo. Y, como se me fue la mano en las apostillas, arreciaron los emilios del tipo: Venga, guapa, verás que bien lo pasamos juntos.
-La Benéfica. (Interracial). Un alegato, muy serio, contra la represión del gobierno chino (antes de que se pusiera de moda el asunto del Tíbet) y la peña se descojona de risa. Pues yo no le veo la puta gracia. Pendiente la continuación.
-La maldición de Príapo. (Sexo con Maduras). Prólogo de una nueva serie sobre mitología. Algún día, paciencia.
-Cuentos Infantiles. (Otros Textos). Recopilación de cuentos, con los que entretuve a mi hija. Y luego, algún hijo de puta, disfruta terribleándolos. Por una vez, me jodió. Pero ya se me ha pasado el berrinche.
-Cómo, cuándo y por qué. (3 Capítulos, con éste. Textos Educativos). Manual para hacer amigos en TR.
-Ejercicios. Uno publicado: El Vuelo del Electra (podía haber quedado mejor, lo sé). Dos pendientes de publicación (Micros) y una colaboración en proceso de elaboración-, que salvo accidente informático o renuncia de la otra parte (la que le da el toque romántico), amenaza con convertirse en un tocho de treinta páginas o más.
Una vez demostrada, con pruebas, la culpabilidad del acusado al tratar de dinamitar los cimientos de tan augusta institución, escucharemos los argumentos de la defensa:
Me gusta leer. Quiero decir que me gusta leer historias con un mínimo de sentido común (en el planteamiento), originales (en el argumento), con estilo (narrativo), sin faltas de ortografía (de las gordas) y, si no es mucho pedir, con un toque erótico (toque, que no hostia). Resumiendo, que me interesa más el marco, la pincelada, la iluminación de la sala y el estilo arquitectónico del museo, que el cuadro en sí. Salvo sorpresas, la tela es siempre la misma.
Deplorable. La opinión que tengo de los lectores de la página. No se ofendan, me pasa con casi todo el mundo. Y, convencido como estoy de la miserable condición humana, tiendo a ser comprensivo con casi todos los vicios, pecados y tonterías, salvo con un par de ellos: la hipocresía y la estupidez.
No lo puedo remediar, soy así. Un rompecojones vocacional. Trato de enmendarme, pero es inútil. Además, sentarse delante del ordenador con la bragueta abierta, no son formas de leer.
Sabrán perdonarme, espero. En caso contrario, masacren el escrito.
Apostillas del autor.
Respecto a las apostillas, rasgo que me define no las tengo patentadas, así que no me sentiré ofendido si aparece algún imitador-, expresan, con absoluta claridad, mis opiniones personales sobre el tema tratado.
En este caso, por tratarse de un ¿texto educativo?, seré muy breve: no es oro todo lo que reluce, ni mierda todo lo que apesta.
El texto puede prestarse a interpretaciones, ya que suelo ser premeditadamente ambiguo, dando argumentos a favor y en contra; a veces -pocas- en serio, otras, no tanto. Pero las apostillas tienen una sola lectura.
Por último, para los convencidos de que la pose cínica es una coraza defensiva, una revelación: no reconozco más Dios que Sócrates y Diógenes, su profeta.