Cómo consiguió ser cornudo

Luis tenía la fantasía de ser cornudo. Se lo había comentado a su mujer, a Laura, pero ella le había dicho que estaba loco, que ella no era una puta y que no. Luis creía, no sin razón, que su mujer tenía miedo de que en realidad él la pusiera a prueba y si decía que sí que aceptaba follar con otro, él se enfadara por haberla pillado queriendo serle infiel.

Cómo consiguió ser cornudo

Eso me comentó cuando me escribió al correo del blog para comentar sus dudas, su preocupación, sus deseos de ser cornudo y la negativa de su mujer. Tras algunos correos con él en los que se sinceró conmigo, yo lo comprendía, según me dijo, le propuse que le comentara a ella que tenía la fantasía de hacer un intercambio de parejas. Así ella no podría sospechar que él quería pillarla con deseos de follar con otro, puesto que él también lo haría con otra. Serían los dos culpables.

Él dudó, pero al final se lo propuso y para sorpresa suya ella lo l aceptó. Entonces le dije que la llevara a un club swinger alejado de su provincia, en una provincia cercana, con el fin de mantener el anonimato y que ella se sintiera más tranquila. Y fueron y según me contó, lo pasaron muy bien, sobre todo ella, porque lo que él buscaba no era follar con otra, sino verla a ella retozar con otro tío y sentirse cornudo. Con el intercambio no lo sentía.

Pero era el primer paso. Eso le dije. A partir de ese momento él ya podría proponerle hacer un trío "sólo para ella". Y ella aceptó, claro, pero yo le dije a Luis que cuando lo hicieran que él se apartara, que participara en el trío, pero que poco a poco se fuera quedan al margen y la dejara a ella sola con el otro. Y eso hizo. Ella no lo echó en falta porque según me comentó, se puso a follar con el otro como una loca y se lo pasó de miedo. Así que le propuse que la próxima vez, en el próximo trío, el no interviniera y la dejara a ella sola. Que viera la escena sentado en el sillón, mientras se pajeba, que era lo que él quería.

Y eso hizo, pero en esta ocasión su mujer fue directamente a la cama sin contar con él. Se puso a follar con su nuevo amante sin preocuparse de que el participa o no. Ella se había soltado, le gustaba y ya no lo necesitaba a él al lado para follar con otro. Había dado el paso definitivo, pero Luis no se sentía cornudo, sino espectador de un trío. Él necesitaba sentirse cornudo, que su mujer lo tratara como tal y poder así paladear la deliciosa humillación de sentirlo. Es lo que buscaba.

Y ahí intervine yo. Quedé con ellos en un hotel, pero antes le había dicho por el Messenger a su mujer que a mí me gustaban las chicas que dominaban a sus maridos, que era una experiencia maravillosa y que quería que lo hiciéramos con Luis. Ella me comentó que no tenía experiencia, pero que le excitaba la idea porque en realidad su marido, desde hacía unos meses, se había convertido en un calzonazos y la obedecía en todo. Aunque no sabía si su marido lo aceptaría. Dudaba que él quisiera sentirse dominada por ella y su amante. No tenemos nada que perder, le dije. Lo intentamos y sino sale, no pasa nada, hacemos un trío normalito y ya está. Y ella accedió.

Así que en el hotel le dije a Luis que la desnudara a ella y me la ofreciera para que me la follara y él, ante el pasmo de su mujer, lo hizo. La fue desnudando prenda a prenda mientras me la ofrecía para que la follara. Y cuando la tuve desnuda en la cama, le abrió los muslos y me dijo que me la follara, que me daba a su mujer para que la poseyera. Laura lo miraba extrañada, pero morbosa. Estaba excitada, porque cuando la penetre la muy zorra estaba mojada, encharcada. Le gustaba aquello y seguimos follando, mientras Luis se arrodillaba al lado de la cama y le besaba la mano y le decía que la quería, que le gustaba sentirse dominado por ella y que ella lo hiciera cornudo.

Y su mujer se corrió muy pronto y además tuvo uno o dos orgasmos más. Estaba desquiciada por la situación, gozaba y de pronto cogió mi polla y le dijo a su marido que la chupara.

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Y él la cogió, se la metió en al boca y me la chupo, mientras me daba las gracias por hacerlo cornudo. No me corrí en su boca porque su mujer no quiso pues me cogió, me echó sobre la cama, se montó sobre mí y le dijo a su marido que nos chupara a los dos mientras follamos. Y Luis se puso detrás de nosotros y fue chupando mi polla y su coño, mientras entraba y salía de él hasta que ella se volvió a correr y yo no tuve más remedio que hacerlo también.

Su mujer me apartó entonces y le dijo a su marido que le chupara el coño, que se lo dejara bien limpito y él se aplicó en la limpieza con su lengua, mientras se le veía la polla dura porque se notaba que estaba gozando, que era eso lo que quería. Así que me levanté, me duché, me fui del hotel y los dejé allí abrazados y tiernos, porque según supe luego, hicieron el amor con mucho amor y ternura durante el resto de la noche.

No volví a saber de ellos, pero hace unos días Laura, su mujer, me llamó para darme las gracias por haberlos iniciado en el asunto de los cuernos y decirme que quería verme de nuevo en el hotel porque su marido había avezando mucho en su sumisión y quería ser azotado por el macho que lo hacía cornudo.