Como conocía a Simone-1. Lidia
El padre de una adolescente se encuentra con una amigar d esta en la puerta de una discoteca y pasan una noche que ninguno de los dos van a olvidar y es el principio de esta saga que os voy a relatar. Así comienza la historia.
Solo con recordar como empezó esta historia, tengo unas erecciones salvajes....... Tengo 38 años, me case con 18 y con mi novia embarazada. Nada más nacer mi hija, mi mujer, un buen día nos dejó y solo en una carta puesta encima de la cunita de mi hija, me explicaba que esto no era para ella, que se marchaba con otro hombre y que no me molestase en buscarla. Desde entonces y hasta ahora, solo me había dedicado a sacar adelante a mi hija, mis negocios y de vez en cuando, visitaba algún que otro burdel ó club de carretera para descargar un poco la tensión. Puedo decir sin exagerar, que después de 20 años que tiene hoy mi hija, las folladas que he realizado, se pueden contar con los dedos de las manos. Aclarado esto, paso a contaros lo que me sucedió este verano.
Ese año al comienzo de la primavera, mi hija y yo, nos mudamos a un chalet, fuera del casco urbano de la ciudad donde vivimos. Rebeca, que así se llama mi hija, se había sacado ya el carné de conducir y le había comprado un coche, para que pudiera moverse a su entera libertad. Y yo como mis negocios, pueden prescindir de mi presencia por tiempos bastantes prolongados, elegimos este chalet para disfrutar de nuestro gran tiempo libre dentro de nuestra vivienda. Este chalet, dispone de amplio jardín, piscina climatizada interior y piscina exterior para el verano, además de gimnasio y un montón de habitaciones y salones incluyendo una amplia bodega o merendero amueblado en estilo medieval.
Mi hija, para presumir y disfrutar de todo esto, no dudaba en traer a sus amigas a pasar el día al chalet y organizar comidas, meriendas y cenas con chicos y chicas de su edad. Yo, disfruto viendo a mi hija feliz, y porqué no decirlo, las amigas de mi hija.
Una noche mi mejor amigo Gonzalo, padrino de mi hija, me convenció para salir de copas y nos fuimos a una bar muy famoso de nuestra ciudad después de bebernos varias copas nos decidimos irnos a una discoteca sabiendo que a ambos no nos gusta bailar pero mi colega estaba por la labor de que olvidara a las putas y buscará novia para comenzar a vivir mi vida y qué mejor sitio que en una discoteca.
Llegamos en taxi hasta la discoteca debido a la alta cantidad de alcohol que habíamos consumido. Caminando hasta la puerta vimos una fila de gente que quería entrar, la verdad es que nos quedamos planchados con la de gente que había pero Gonzalo tenía un plan. Caminando hacía la puerta como el que no quiere las cosas , escuché mi nombre y me giré. Me encontré con una chica de 1,70 m, pelirroja, con cuerpo atlético vestida con una minifalda de cuero negra y un top negro “palabra de honor” el cual ocultaban nos meloncitos la mar de apetitosos… era Lidia compañera de clase de mi hija, junto a ella una chica rubia de su misma altura menos exuberante pero igual de hermosa. Comencé a hablar con ella. Habían venido con unos amigos e iban a entrar a la discoteca pero llevaban un buen rato esperando. Gonzalo no lo dudó y dijo que nos acompañarán a dentro que iban a entrar con nosotros y Lidia se agarró a mi brazo y su amiga a ella y caminamos los cuatro hacía la puerta dejando al resto de sus amigos en la cola para entrar.
Cuando llegamos a la entrada Gonzalo se metió la mano en el bolsillo y luego le dio la mano al portero “ venimos mi compadre y yo con nuestras hijas” le dijo al portero el cual miró a las chicas que casi rozaban los 18 años o los tenían recién cumplidos, luego separó su mano de la del portero y pude ver que le había dado un billete de 50 euros . El portero nos abrió la puerta y entramos al infernal ruido de la discoteca los 4, las chicas sonrieron por fin habían conseguido entrar después de pasar casi toda la noche en la puerta. Me quedé fascinado por las luces, la música y la gente bailando, hacía mucho que no salía a discotecas, Gonzalo llamó mi atención haciendo el gesto de beber dándome a entender que íbamos a lubricar la garganta con alguna bebida espirituosa , las chicas nos acompañaron y pedimos 4 copas al camarero las cuales pagué yo. Miraba el ambiente mientras que Lidia y su amiga bailaban a nuestro lado de forma muy provocativa moviendo las caderas y la cintura de forma sensual, provocándome una mini erección. Cuando terminaron la copa se fueron al aseo, yo miraba el culo de Lidia mientras se sumergía entre la gente. “ Están tela de buenas, eh? “ me dijo Gonzalo dando un sorbo a su bebida. “ Tio! Que tiene la edad de mi hija” le dije en tono paternal. “ sí pero tú no le has quitado los ojos de encima” Dijo Gonzalo sonriéndome “ Lo que yo digo si pesa más de 50 kilos y sangra por el coño ya follable” Terminó Gonzalo la conversación y yo le dí un sorbo a mi copa. Yo no había terminado con la mía cuando Gonzalo pidió otra ronda de 4 copas, las chicas al poco llegaron sin copas, se las habían acabado en el camino. Tomamos nuestras copas y brindamos, luego comenzó a sonar un canción que volvió locas a las chicas la cuales se fueron a la pista de baile quedándonos mi amigo yo en la barra pero observando a la chcias desde la distancia, veía como se insinuaban la una a la otra y como atraían la mirada de los muchachos que intentaban bailar con ellas pero ellas seguían centradas bailando una con la otra. La mirada de Lidia hizo contacto con la mía y aunque rápidamente la aparté ella se dio cuenta que la miraba y no paraba de mirarme y bailar de forma insinuante mientras me miraba así estuvo largo rato hasta que dejó de bailar y con la mirada fija a Gonzalo y a mí vino a tomarme de la mano y llevarme a la pista de baile yo la seguí hasta la pista y ella comenzó a bailar delante de mí. Yo era como una estatua , no me movía mientras que ella no paraba de moverse alrededor de mí, su amiga mientras estaba bailando con un muchacho bien fornido y Gonzalo en la barra disfrutaba del espectáculo. Lidia se puso delante de mí y comenzó a perrear sobre mi pierna derecha subiendo hasta mi cintura y dejando mi pierna derecha en medio de su piernas, yo seguía el ritmo con ella luego tomó mi mano derecha primero y después la izquierda y la puso sobre su barriga. Con sus manos encima de las mías comenzó a mover mis manos sobre su cuerpo , subiendo su palabra de honor por la fricción de mis manos sobre su prenda y tocando su barriga. Su trasero había encontrado a mi polla y estaba provocando una erección rebotando sobre ella, mis manos movidas por sus manos fueron subieron por su cuerpo llegando casi al diafragma ahora por encima de su prenda, sus manos subieron y podía rozar sus pechos, me estaba dejando llevar mis manos iban a llegar a sus pechos, y paré bajé mis manos a su cintura ella quitó sus manos de encima de la mías y comenzó a frotar su trasero contra mi paquete ya con una erección enorme así estuvimos largo rato luego se dio la vuelta y con la boca medio abierta y con la mirada fija en mis ojos comenzó a bailar mirándome y acercándose cada vez más su boca a mi boca podía sentir su aliento en mis labios , se acercaba pero no besaba estaba tirándome la anzuelo pero no iba a pecar, la miraba y venía a mi hija
. Ella tomó mis manos y las puso sobre su trasero luego yo las cambié hacía su cintura y seguimos bailando un rato más hasta que terminó la canción luego salí de la pista de baile y ella se salió conmigo a hidratarse por el calor de la pista de baile, su amiga se quedó con el maromo ya enredados en sus lenguas. Tomamos nuestras copas y dimos y sorbo después Lidia dijo “ Voy al baño “ y volvió a desaparecer entre la gente. Me quedé un instante parado. Dejé mi vaso en la barra. Miré a Lidia entrar en el aseo y dije “ ahora vengo”. Caminé por la discoteca con un solo pensamiento: Lidia. Al llegar a la puerta del aseo de chicas me detuve un instante justo cuando salían dos chicas antes de que se cerrara la puerta me dio tiempo de ver a Lidia en el espejo pintándose los labios. Abrí la puerta y estuve varios segundos bajo el dintel de esta. Miré alrededor y ví que estaba sola las puertas de los cubículos estaban abiertas así que entré y me fui hacia ella, a ella solo le dio tiempo de girarse antes que como una locomotora la tomara de la cintura, la levantó del piso y la besara chocando contra la pared del aseo. Ella al principio no reaccionó, quizás le pilló de sorpresa pero al momento comenzó a besarme y a unir sus lengua con la mía. Escuché la puerta abrirse y con Lidia elevada del piso levantada por mis brazos y agravada por mi cuello la metí en el cubículo que estaba a mi izquierda cerrando la puerta tras de mí.
La puse sobre la cisterna del váter mientras le manoseaba los pechos, la parte interna de su pierna en busca de su flor. Le subí la falda lo suficiente para tirar de sus braguitas y sacarlas , no las tiré al suelo, las metí en mi bolsillo trasero del pantalón. Luego le bajé la palabra de honor para ver esos melocotones que llevaban sueltos sin sujetador. No me limité a soñarlos sino que empecé a chuparlos, lamerlos y porque no morderlos todas las acciones eran gratificantes para Lidia que no para de gemir de placer. Mi boca estaba ocupada con sus pechos pero mis manos estaban libres y comencé a acariciar su coñito para lo que hice que se levantara de la cisterna para subirle la falda hasta su cintura y ponérsela de cinturón. Le metí un dedo y luego dos dedos, los moví dentro de su cavidad y luego los introduje más adentro para sentir como se humedecía por mis acciones.
Estaba lista y ella también. Mi polla estaba lista para entrar en acción y me desabroché el cinturón y luego los botones de la cremallera dejando ver el bulto de mi polla sobre mis boxers, bajé mis calzoncillos para sacar mi polla a jugar , Lidia no pudo disimular la cara de sorpresa cuando mi polla salió de mi rpa interior, no es que sea muy grande ni nada pero entiendo que estaba acostumbrada a polla mas chicas o que tenía poca práctica y no había visto ninguna polla, sea como fuere la acerqué a la entrada de su coñito y comencé a meterla dentro de su raja hasta que estuvo toda dentro de ella luego la saqué y volvía a meterla ante los suspiros de Lidia que estaba centrada en lo que mi polla le estaba haciendo a bajo. Con la humedad de su coño comencé aumentar la velocidad con la que le penetraba y sus suspiros se convirtieron en gemidos , gemidos que podía alertar a otras usuarias del baño pero a mí me daba igual y a ella también así que aumente la velocidad hasta que conseguimos llegar al orgasmo corriéndose en su coño, el cual no pudo dar abasto y comenzó expulsar mi semen de él.
Me vestí , salí del cubículo y del aseo sin ser visto por nadie luego caminé hasta Gonzalo el cual cuando me vió la cara supo lo que había pasado. Al rato vino Lidia y cuando su mirada se cruzó con la mía no pudo contenerse y se le escapó una sonrisa, tomó su copa y seguimos bebiendo los 3, luego apareció su amiga con el maromo y los amigos de este. Se iba a un After, Lidia y su amiga se despidieron de nosotros dándonos dos besos y se fueron.
A Lidia no la he vuelto a ver pero le cogí gusto a eso de follar a jovencitas, tanto que la siguiente semana vino mi hija con otra amiga, una chica nueva que no conocía pero eso es otra historia que os contaré en otra ocasión...