Cómo comerle la polla a tu amigo hetero...

Tercera parte del relato "¿No quieres leche?", en la que Dani se las ingenia para comerle la polla a su colega hetero tras la negativa de su padre a tener más sexo con él.

(Tercera parte del relato "¿NO QUIERES LECHE?")

Hace unos cuantos meses escribí el relato de lo que me había pasado con mi padre. Conté como se había pajeado en mis morros, conté que probé su semen y que él me vio y conté que días después me pidió en pocas palabras que quería correrse en mi boca. Como sabréis los que me hayáis leído, al final acabé tragándome la polla de mi padre una tarde sentados en el sofá. Estos son los antecedentes.

Por aquel entonces, con el gusto del semen de mi padre aún en mi boca, pensé que aquello se convertiría en algo más o menos habitual, principalmente porque me moría de ganas de comerme otra vez aquel pedazo de rabo. Pero no fue así. Mi padre se ralló después de mi mamada en el sofá, cortó el rollo especial que teníamos y nos fuimos distanciado poco a poco. No se habló más del tema, fue casi como si no hubiera pasado. Desde entonces mi padre evitaba coincidir conmigo en el baño y que le viera desnudo.

Todos estos meses me he estado rallando por esta situación y he estado muy jodido, principalmente porque me supo mal distanciarme de mi padre con el buen rollo que teníamos, pero joder, también me supo mal dejar de comerme su polla y tragarme su esperma. Todos estos meses, ése ha sido mi único pensamiento relacionado con el sexo. Ni tetas, ni culos de tías buenas, ni coños rasurados... nada de nada, sólo la polla de mi viejo. Hasta hace unos días.

El viernes por la tarde había quedado con Rubén, un colega del instituto, mi mejor amigo, y un repetidor reincidente como yo. Habíamos quedado en el local donde se tira horas tuneando el León de segunda mano que se ha comprado. Rubén juega a fútbol conmigo, por eso le he visto muchas veces en pelotas. Antes de que pasara lo de mi viejo no me fijaba mucho en los tíos de mi entorno, pero desde entonces sí lo hago. Rubén ha sido objeto de muchas de mis pajas. Es un follador nato, se cepilla a toda guarra que se le ponga a tiro, y en nuestro insti, hay muchas. Muchas adictas al rabo. Rubén tiene 20 años, una piernas de futbolista con un culo tan redondo, duro y bien puesto que llama la atención a leguas. Más arriba, una cintura perfecta que aguanta a una espalda mucho más ancha, casi como un superhéroe. Tiene un pectoral fibrado, sin un gramo de grasa y un par de brazos que podrían levantar su León si necesidad de gato hidráulico. Es rubito, rapado y con cara de chulo de barrio, vamos, lo que es. De rabo no anda mal, aunque hasta esa tarde no se lo había visto más que en reposo.

Cuando entré en el local, en los bajos de un edificio del barrio, Rubén estaba debajo del frontal del coche, boca arriba. Tenía los brazos doblados, marcando bíceps, iba sin camiseta a pesar del frío que hacia fuera. Y su postura dejaba a la vista sus axilas cubiertas de bello casi rubio. Más abajo, sus pantalones vaqueros dibujaban un apetecible paquete.

-¿Qué pasa nen? ¿Qué haces?

-Ey, buenas chaval –Rubén salió de debajo del coche-. Na, le estoy poniendo unos neones al los bajos para que mole más de noche...

-Mola... –dije sin dejar de mirarle el pectoral. Rubén se dio cuenta-. ¿Qué haces sin camiseta tío?

-Nada, que llevaba una sudadera de mi hermano, y como se la manche me corta el rabo –Rubén se cogio la polla por encima del vaquero-. Además, aquí no hace calor, tengo puestas dos estufas que le he mangao a mi vieja.

-Ya veo... joder, sí, hace calor... –dije mientras me quitaba la chaqueta.

-Y más que va a hacer... dentro de un rato va a venir Laura...

-¿Laura?

-Sí, nen... me ha llamado hace un rato, que se aburría en casa y le he dicho que se pase por aquí...

-Joder, pero tú y yo habíamos quedado antes...

-Ya, pero ¿tú me vas a hacer una pedazo de mamada? –Dudé unos instantes. Si de mi dependiera...

-No, claro que no... capullo... –contesté a la fuerza.

-Pues eso, ella tiene hambre, mucha. Además no te he dicho que te vayas, te puedes quedar, seguro que dos rabos la llenan más que uno –dudé unos instantes y se me pasó por la cabeza la posibilidad de verle el rabo tieso a Rubén.- ¿Qué dices?

-Vale, me quedo... de momento.

-¡Así se hace, chaval! –Rubén tiró de mi y me dio un abrazo. Al principio me quedé rígido, pero poco a poco fui cerrando mis brazos a su alrededor y puse mis manos en su espalda. Tenía la piel suave y aunque olía a limpio, se notaba que había sudado por el calor de las estufas. Me hubiera lanzado a lamerle el cuello y a meter mis manos entre los vaqueros y su culo... pero me resistí a hacerlo.

Mientras Laura, la puta oficial de la clase, llegaba, Rubén y yo nos dedicamos a cambiar el embellecedor del salpicadero de su León por uno cromado. Mientras lo hacíamos, no podía dejar de mirarle. Me estaba poniendo cachondísimo con la sola idea de ver como Laura le comía el rabo delante de mí, pero me repetí a mí mismo que debía controlarme. Rubén se agachó hacia delante y los vaqueros bajaron unos centímetros, dejando a la vista el inicio de su culo. ¿Cómo podía ir sin ropa interior en diciembre? Me dije para mis adentros: córtate.

-Ey! Hola chicos –Laura cruzó la puerta del local. Llevaba puesta una mini con leotardos y unas botas muy altas. Arriba un jersey de lana de cuello vuelto y una cazadora. Laura no está muy buena, pero de cara tiene un pase y el cuerpo, con bastantes curvas, tiene un polvo. Uno y no más. Pero tiene la ventaja de tener permanentemente hambre de rabo-. Hace mucho frío fuera...

-Buenas, nena –Saludó Rubén dándole un pico-. Ya ves que aquí estamos calentitos –Rubén seguía sin camiseta y yo iba en camiseta de manga corta de las que ajustan bien para marcar la fibra que te da el gimnasio.

-Ya veo... –dijo ella acariciándole el pecho.

-Ven, vamos a sentarnos en el sofá y a liarnos unos petas –Rubén y Laura se tiraron en un viejo sofá mugriento y él sacó de un cajón papel y maría para liarse un porro-. Tío, siéntate aquí con nosotros, no te quedes ahí...

Caminé hacia ellos y me senté junto a Laura, ella estaba entre Rubén y yo. La muy zorra tenía la mano apoyada en la ingle de Rubén, me cogieron ganas de matarla.

-¿Él se queda también?

-Claro, nena... así compartimos el peta.

-Ya pero... –no la dejó acabar, Rubén le cogió la cara y le plantó un beso en los morros. Laura fue abriendo la boca y la lengua de Rubén se fue metiendo en ella. Ella movió su mano hasta capturar su paquete que empezaba a dar muestras de estar creciendo.

-Así será más divertido –le dijo-, ya verás...

Entre calada y calada, Rubén y Laura se iban morrenado y metiendo mano. Él le quitó al jersey y la dejó en un top ajustado, sin sujetador. Su mano se deslizó por debajo de su falda y a juzgar por la cara de ella, los dedos de Rubén estaban rozando sus labios vaginales. Sin bragas, claro. La lengua de Rubén salía de la boca de Laura para lamerle el cuello y bajaba en dirección a sus pechos. Ella suspiraba mientras le abría los botones del vaquero. Pude ver el vello público de mi amigo, más oscuro que el resto de pelo de su cuerpo. Laura metió la mano para coger su polla, que asomó por la cintura del pantalón. Un glande rosado y mojado apareció ante mis ojos. Laura se agachó con la genial intención de meterse aquel capullo, y el resto del nabo, en su boca pero Rubén la detuvo...

-Espera, Lau, nos estamos olvidando de nuestro invitado... –yo ya tenía la polla a 100 y me la estaba tocando con la mano metida en el chándal.

Laura se giró hacia mí y me besó, iba a apartarme, me dio bastante asco meter mi lengua en la boca de aquella tía sin escrúpulos que se había follado desde el equipo de fútbol del insti hasta un inmigrante senegalés que mendigaba en el barrio. Pero entonces me vino a la cabeza que su lengua acaba de estar en contacto con la de Rubén, que en su boca habría saliva de él. La besé con furia, pasando mi lengua por dentro de su boca, recorriéndola, sintiendo que aquellos labios y aquella lengua habían besado al tío por el que más pajas me había hecho después de mi padre.

Laura me quitó la camiseta y empezó a lamerme el pecho, con sus manos me sacó el rabo totalmente duro por la cintura del chándal y se lo metió en la boca. Rubén se quitó los pantalones, lo único que le quedaba, y se agachó entre las piernas de Laura. Le subió la falda con las manos y hundió su cara en su coño. Con la otra mano masturbaba una buena polla, de 16 o 17 cm, pero muy gruesa. Con un par de huevos colgado que me hicieron la boca agua.

Estuvimos un rayo así, hasta que Rubén se incorporó, buscó un condón en el bolsillo del pantalón y enfundó su gruesa polla en él.

-¿Te gusta comerle la polla a mi mejor amigo zorrita? Pues ahora tu Rubén te la va a meter por ese coñito para que estés bien llenita... Ahhhh –murmuró Rubén mientras la punta de su polla empezaba a taladrar aquélla zorra hambrienta. No podía dejar de odiarla a pesar de la supermamada que me estaba haciendo.

Rubén se la estafa follando con ansia, casi le sacaba la polla entera y se la volvía a meter. Pero Laura estaba incómoda porque tenía la cabeza ladeada para poder tener mi rabo en la boca, así que se movió liberando mi polla. Empecé a masturbarme mientras veía como Rubén se la follaba. Cambiaron de postura, Laura se puso a cuatro patas y Rubén se la clavó en el coño por detrás. El culo de mi mejor amigo se ponía en tensión a cada envestida, y sus potentes brazos sujetaban la espalda de su presa y la arrastraban hacia él. Me quedé quieto, contemplando la escena.

-Tío... uffff... está tía folla como nadie –me dijo Rubén entre suspiros-. No te quedes ahí parado, joder... cómele las tetas...

La idea no me motivó mucho, pero me arrastré hasta ellos con la polla dura. Me puse debajo de laura y pasé mi lengua por uno de sus pezones pero mi vista se clavó en cómo la polla de Rubén entraba y salía de Laura. Poco a poco fui bajando por el cuerpo de Laura hasta rozar con mi lengua sus labios vaginales. Tenía la polla de mi amigo a escasos cm. No me contuve. Alargué mi lengua y rocé la polla de mi amigo mientras entraba y salía. Él suspiró más fuerte aún. Eso fue la señal que necesitaba.

Casi me olvidé de ella y empecé a lamer el tronco de la polla de mi amigo cada vez que quedaba liberado, continué hacia sus huevos y me detuve en ellos, los empecé a lamer como si la vida me fuera en ello. Mis manos se posaron en sus caderas y en su culo. Rubén cada vez bombeaba con más fuerza. Pasé mi lengua por el espacio que separa los huevos del culo, tenía un poco de vello en la zona, me dejé llevar por ese olor a macho cachondo, a sexo, y seguí lamiendo hasta llegar a su culo, mi perdición. Sin haberlo hecho antes, mi lengua lamió toda la raja del culo de mi mejor amigo. Le abrí las nalgas con las manos y empecé a pasarle la lengua por su agujero. Rubén jadeaba sin control y mi mano aceleró mi paja. Tenía la polla tan dura que me dolía, pero no paré. Hundí mi cara en su culo y sentí como mi lengua llegaba incluso a penetrarle.

-Ahhhh... me corro, joder... –gritó Rubén,

Sacó su polla de Laura, se sacó el condón y empezó a pajearse sobre su espalda. Yo seguía con mi lengua en su culo y mis manos sobándole las nalgas.

-Me corrooooo...

Levanté la cabeza a tiempo para ver como el semen salía a presión del rabazo de mi amigo y salpicaba la espalda de Laura y parte del sofá. No pude, ni quise, evitarlo. Me lancé sobre la espalda de Laura y empecé a lamer la corrida de mi mejor amigo. Cuando la hube dejado limpia, me levanté en dirección al nabo de Rubén, aún morcillón y con las últimas gotas de semen goteando...

-Ni se et ocurra... mariconazo –Rubén me apartó de un manotazo y me tiró sobre el sofá. Laura se giró-. No me vuelvas a poner ni un puto dedo encima ¿has entendió subnormal?

-Jo, tranqui Rubén... a mí me ha molado que se trague tu leche… me ha puesto mucho

-Tú te callas, zorra. Y tú, largo de mi local, no te quiero volver a ver en mi puta vida o te mato a hostias.

Entendí el mensaje, me vestí tan rápido como pude mientras Rubén se largaba al lavabo de la parte trasera del local. Laura seguía pasando sus dedos por su vagina mientras me miraba con ojos lascivos. La miré con envidia, pero también con agradecimiento por ser tan abierta... Cogí mis cosas y me largué.

No sé cuánto tiempo caminé, ni muy bien hacia qué sitio fui. Pero cuando oscureció, me encontré sentado en un banco de un parque en las afueras del pueblo, al lado del polígono industrial donde está la fábrica en la que curra mi padre. Respiré y me empecé a liar un peta intentando olvidar lo que había pasado.

Las luces de un coche me deslumbraron poco después. Se detuvo cerca de la entrada del parque. Alguien bajó de él, me sudó la polla quién fuera, ni siquiera me giré. Hasta que oí su voz.

-¿Qué coño haces aquí? –Interrogó mi padre.

-Nada...

-¿Nada? Son casi las 12 de la noche y estás a varios kilómetros de casa... ¿qué haces aquí?

-Nada, fumarme un peta ¿qué pasa? –Mi padre me tiró de un manotazo el porro.- ¡Qué haces?

-A mí no me hables así. Haz el favor de subir al coche. -Agaché la mirada y me levanté del banco. Seguí a mi padre hasta el Altea y entré en él. No hablamos en todo el camino de vuelta a casa.

Cuando llegamos mi madre me echó bronca por llegar tarde, pero sudé completamente de eso, no era el momento para más problemas. Comí algo rápido en la cocina y me subí a mi cuarto.

Estaba viendo la tele cuando mi padre entró. Llevaba puestos unos pantalones de chándal y una camiseta de tirantes. Recorrí sus brazos anchos, sus axilas, sus hombros y su pecho hasta detenerme en esa suave línea que dibujaba su barriga.

-¿Qué te pasa?

-¿De verdad quieres saberlo?

-Claro...

-Quién lo diría... hace meses que me tratas como un extraño –mi padre agachó la mirada-. Bien, pues te contaré lo que ha pasado. Como hace varios meses que no te como la polla...

-Dani, no...

-¡Dani nada! Ahora déjame hablar. Como hace varios meses que no te como la polla resulta que voy muy caliente, entre otras cosas porque casi no pienso en tías, sólo pienso en tu polla. Pues como esta tarde estaba tan caliente he aprovechado que mi mejor amigo se follaba a una tía guarra para lamerle la polla, los huevos... y comerle el culo. Después he lamido toda su corrida de la espalda de la tía en cuestión... Cuando él se ha corrido, como a ti, se le han pasado las ganas de seguir jugando y me ha echado. Curioso, se ha corrido con mi lengua en el culo pero luego me ha echado porque soy un maricón, según él...

-¿Le has comido el culo?

-Sí.

-¿Y has probado su corrida?

-Sí –me flipó su reacción. Miré a su entrepierna, mi padre tenía una erección de caballo.

  • ¿Te ha gustado comerle el culo?

-¿Me tomas el pelo? ¿Por qué coño me preguntas eso?

  • No, no, por nada...

-¿Te pone la idea, no? Es eso... –su bulto lo delataba-. Pues sí, me ha encantado comerle el culo, tiene un culo genial. Y su corrida también, me ha encantado... de hecho me hubiera corrido si no me hubiera echado de allí.

-¿Te ha gustado más su leche que la mía?

-Estás loco, papá.. te pones cachondo oyendo como tu hijo le come el rabo a su mejor amigo y encima me preguntas si me gusta más su semen o el tuyo... ni en las pelis porno pasan estás cosas.

-Mira Dani, estoy hasta los huevos de controlarme, de intentar cortar con este rollo incestuoso, porque pienso en tu vida y pienso en tu madre. Llevo meses aguantándome y ahora vienes y me cuentas que te mueres por que me corra otra vez en tu boca... no puedo más.

Mi padre salió de la habitación y cerró la puerta detrás de él. Me quede pensando. Si no podía más, ya iba siendo hora de que se dejase llevar. Dudé durante unos minutos. Salí de la habitación, oí ruidos en el piso de abajo, mi madre debía esta acabando de fregar los platos. Al final del pasillo vi la luz del baño encendida, la puerta estaba casi cerrada. Me acerqué y la empujé. Mis ojos se clavaron en la polla de mi padre mientras terminaba de mear y se la sacudía.

-Si no puedes más... –mi padre se giró sin guardarse la polla-. Ya va siendo hora de que te dejes llevar... –fueron mis últimas palabras antes de arrodillarme y meterme su nabo en la boca. Estaba salado por las últimas gotas de orina que quedaban, no me importó, es más, me puso más cachondo aún.

-Daniiii...

No le dejé acabar, me metí todo lo que pude de su rabo en la boca y empecé a succionar. Tenía tantas ganas de eso que no podía controlarme. Con las manos acariciaba sus huevos. Le bajé los pantalones hasta el suelo para tener más libertad de movimientos. Y empecé a sobarle el culo mientras succionaba su polla.

-Ahhhhhhhhhh... Dan... i... tu... madre.... está, abajo...

Empecé a subir y a bajar con mis labios a lo largo del tronco de aquel nabo tan duro. Mi padre me agarró del pelo y me empujó contra él hasta meterme la polla hasta las amígdalas. Mi nariz se enterró en su vello público y me vino una arcada, me dio igual, aquello era estar en la gloria.

-Espera, espera... me voy a correr...

-Córrete –dije mirándole desafiante.

-A Rubén, tu amigo, le has comido el culo... ¿te ha gustado mucho, no?

No hicieron falta más palabras, aunque no me lo esperaba, no me esperaba que alguien tan hetero me soltase algo así, y menos mi padre, me lancé a ello. Me lacé a sus huevos y se los lamí hasta cansarme. Separé sus piernas y pasé la lengua por el perineo camino de su culo. Mi padre era bastante más peludo que Rubén, pero eso aún le añadía más morbo. No podía aguantar más, le di la vuelta y empecé a besar ese pedazo de culo firme y duro. Joder qué 40 años tan bien llevados. Mi padre jadeaba mientras se la pelaba. Le abrí las nalgas y le pegué un gran lametazo, se estremeció. El resto fue una de mis mejores experiencias sexuales hasta la fecha. Ver como mi padre se inclinaba sobre la taza del váter mientras yo le metía la lengua en el culo y pajeaba su polla, me calentó como nada lo había hecho antes. Mis movimientos eran tan violentos que a mi padre le temblaban las piernas.

-Me corrrooo...

Esa fue la señal, dejé de lamerle el culo y mi padre se giró. Empezó a masturbarse en mi cara mientras le pasaba la lengua por el glande recogiendo el precum. Le lamí la base del glande, la zona del frenillo...

-Ya viene, ya viene..... aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahg...

Todos y cada uno de los trallazos que lanzó aquella polla, que fueron muchos, muchos, acabaron en mi boca. Debía hacer meses que mi padre no eyaculaba, y con la única sensación de su leche bajando por mi garganta y su polla gruesa llenándome la boca, me corrí, sólo rozándome la polla.

-Lo haces de puta madre... –soltó mi padre acariciándome el pelo mientras yo me relamía.

-Seguro que puedo mejorar, es cuestión de práctica... –le di un último lametazo a su rabo que aún colgaba morcillón.

-Habrá tiempo para eso y mucho más...

-¿Mucho más?

-La boca no es el único sitio por el que puedo llenarte de leche...