Como Cambió Mi Vida: Capítulo 21
Mi vida pasó a ser como una La travesía por el desierto en realidad no fue tanto, pero igual sufrí
Capítulo 21, La travesía por el desierto… en realidad no fue tanto pero sufrí
La semana que pasé sin volver al colegio me pareció eterna, ya que viví encerrado principalmente por vergüenza de que me vieran la cara, claro que intentaba matar el tiempo persiguiendo a Paula en todos los momentos en que papá no estaba en casa, pero ella me evitaba como solo sabe hacerlo ella. Mi desesperación y pena por el rechazo llegó a tal, que por un momento llegué a pensar que todo el rechazo no solo era por mi aspecto horrible causado por los moretones que aún tenía. Moretón que además se movían por mi cara en su camino a su desvanecimiento (cosa que el médico ya me había advertido), pero el verme como payaso me causaba furia y pena, si no que me sentía como un monigote que las chicas habían usado para a la primera de cambios desecharon o algo así.
Asimismo hablando de mis “ex chicas”, debo confesar que me seguían llamando, lo sé por que cuando papá o Paula contestaban ellas colgaban, solo un par de veces levanté el auricular yo, las escuche, pero entonces era yo el que colgaba. Sé que es una tontería, pero en mi ofuscación y evidente depresión, no contesté ninguna llamada y me negué a hablar con mis amantes traidoras.
Así pasé el tiempo y solo el viernes antes del fin de semana logré alegrarme un poco, si mal no recuerdo, todo partió cuando me estaba mirando al espejo y unas lágrimas se me escaparon, en eso Paula iba pasando por la entrada del baño camino a su cuarto.
- Paula: ¿Te pasa algo mi niño?.... ¿Te sientes mal?
- Claudio: Ehh… no, no es nada…. Solo es que me veo horrible… y no sé si podré salir de casa en algún momento.
- Paula: Ah… eso tiene una solución, ven a mi cuarto, dijo tomándome la mano.
Me dejé guiar como un niñito perdido que requiere la ayuda de su madre o de un adulto, de alguna manera en ese instante lo era, pese a que lo vivido en el último tiempo me hacía olvidar, que yo aún era… lo que se dice “un auténtico adolescente”, pues aún carecía de la madurez para enfrentar la vida sin que los infortunios o accidentes me afectaran en el fondo de mi corazón, y mi resiliencia era aún insuficiente para evitar sentirme frustrado.
- Paula: Siéntate en la cama y cierra los ojos.
- Claudio: ¿Qué me vas a hacer?
- Paula: Nada malo, tranquilo, vas a ver que luego quedarás feliz
Me sentí algo perturbado, con mis pensamientos agolpándose en mi mente, comencé a pasarme todo tipo de películas de acción erótica, ¡estaba en la cama de Paula con los ojos cerrados! Pero de pronto sentí como ella me pasaba algo así como un algodón por los ojos y la cara, intenté abrirlos pero ella me dijo:
- No los abras, que te puedo irritar los ojos y quedarás peor.
- Claudio: Bueno… ¿qué me haces?
- Paula: Ocultar el motivo de tu tristeza
- Claudio: ¿Me estás pintando?
- Paula: No, solo maquillando el moretón, con un poco de mí máscara facial, así no se notará, jejeje.
- Claudio: Pero yo no….me “pinto”
- Paula: No seas tonto, mira lo bien que has quedado…dijo ofreciéndome un espejo
- Claudio: Ostras, no se nota nada del moretón.
- Paula: ¡Viste!, me merezco un premio.
- Claudio: Sí, eres un encanto...
La besé con pasión, abrazándola con fuerza, ella suspiró y continuó con el beso, me separé un instante y le sonreí, ella dibujó a su vez una tímida sonrisa y volví a besarla, nos enfrascamos en un túmulo de caricias y besos, mi libido se elevó hacia las nubes y creo que la de ella también. Es más, ahora no sentía el rechazo que creí recibir del mundo y ambos nos tendimos en la cama entre caricias, como ya pensaba que nunca sería posible, mis manos pronto llegaron a sus apetitosas tetas y comencé a amasarlas, los suspiros y gemidos se sucedieron. Como pude comencé a liberarla de sus ropas y ella hacía lo propio conmigo, a los pocos minutos estaba libando de sus preciosas mamas, ¡que placer!
Mi calentura hacía que mis actos fueran incontrolables, todo en mí era una marejada de endorfinas y puro instinto, tanto que la acomodé sobre mí mientras nos acariciábamos, y al quedar a horcajadas, como pude liberé mi “amiguito” de su encierro, quedando mi verga aprisionada entre las piernas y el coñito de Paula, el solo sentir la tibieza de su sexo casi hace que me corra como nunca lo había hecho, ella dio un respingo y me dijo:
- ¿Qué estás haciendo?... ¿me la quieres meter?
- Claudio: Sí,… te deseo…
- Paula: No, no estoy lista….
- Claudio: Pero si no eres virgen….
- Paula: Es cierto, pero no estoy lista para tener un amante…..y quiero a tu padre…
- Claudio: Yo también lo quiero, pero te deseo con todo el corazón…
- Paula: Como a todas las otras….
- Claudio: ¿Cuales otras….?
- Paula: Por las que quedaste como estas…. Las furcias que te engañaron.
- Claudio: Es cierto, contesté dejando de amasar su culo y restregar mi polla en su coño cubierto por sus bragas….había tocado mi fibra más íntima de dolor y pena.
Ambos nos compusimos como pudimos, cuando ella me mira y suelta una risotada, por lo que quedé perplejo, ya que no esperaba algo así, después de lo ocurrido…
- Claudio: ¿Pero qué te pasa..?
- Paula: Se te corrió el maquillaje…. Jajaja no paraba de reír.
- Claudio: ¿Eso es gracioso?
- Paula: Sí, nunca pensé que se lo diría a un hombre…jajaja.
- Claudio: Estás loca, pero…. Es cierto suena un poco raro, jajaja.
Intenté acercarme, pero ella me frenó y me dijo:
- Pon tus manos lejos de mí, lo corregiré y luego saldremos de paseo….jajaja.
- Claudio: Muy bien…jejeje terminé por sonreír.
Me maquilló nuevamente mientras mantuve mis manos lejos de su cuerpo de pecado y una vez listos salimos a caminar por el barrio, momento en que noté que nadie se fijaba en mí, con la excepción de una quinceañera como yo, que me pasó revista de arriba abajo en forma tan notoria que Paula me dijo:
- Mira que descarada, no se corta ni un pelo en mirarte
- Claudio: ¡Tal vez se me corrió el maquillaje! Jajaja
- Paula: A ver… no, solo eres un tonto y por eso te mira.
- Claudio: Si no es el maquillaje es por lo bello que soy.
- Paula: Bello, algo, no mucho… pero me haces reír, jajaja.
- Claudio: A mí me gustaría no solo hacerte reír, jejeje
- Paula: No partamos con eso que me regreso a casa…jejeje
Seguimos de paseo por el barrió, caminamos tomados de la mano casi como si fuéramos novios, hasta que divisamos a papá que nos alcanzó saludándonos.
- Mmm, veo que han hecho buenas migas, ¿me tendré que poner celoso de mi hijo al verlos tomados de la mano?
- Paula: No seas tonto, es para que otros hombres no me importunen, tú sabes cómo se ponen algunos cuando ven a una chica sola.
- Claudio: Sobre todo si es tan bella como Paula papá.
- Papá: Es cierto, gracias por cuidarme las espaldas, jajaja…y te ves bien, ya no se te nota el moretón.
- Paula: Sí gracias a mí…
- Papá: ¿Cómo?
- Paula: Solo un poco de mi magia y maquillaje, jejeje.
Regresamos para almorzar como de costumbre, asimismo como de costumbre ayudé a Paula a levantar la mesa, con la diferencia que ahora no me cortaba ni un pelo para restregar mi verga en su culo o descansar mis manos en sus caderas, ella suavemente me evitaba o simplemente me decía que no me propasara, pero no hacía nada más, lo que de alguna forma u otra hacía que nos fuésemos relajando en nuestra relación, el día que ahora terminaba, podría calificarlo de un buen día, después de tantos malos.
El sábado papá salió a trabajar después de desayunar, nos quedamos Paula y yo haciendo el aseo al piso, lo dejamos como un espejo, realmente nos esforzamos, tanto que nosotros quedamos hechos un asco y sudados enteros, por lo que debíamos, antes de almorzar ducharnos nuevamente, mientras estaba en mi cuarto preparando mis cosas para después cambiarme, sentí que Paula entraba a la ducha…. Por lo que pensé en darle una sorpresa, y sin meditarlo más, la seguí a la ducha solo vestido con mi toalla, ella al verme entrar chilló:
- ¡¡¿¿Pero qué haces aquí!!??
- Claudio: No es obvio, ¡me vengo a duchar…!
- Paula: Pero yo estoy en la ducha.
- Claudio: Mejor así ahorramos agua y te puedo ayudar en lavar tu espalda, le contesté entrando a la bañera.
- Paula: ¡¡No puedes si tu papá llega nos mata!!
- Claudio: Es aún temprano para que llegue le dije tomando el jabón y pasándose lo por las tetas, mientras mi verga crecía como nunca
- Paula: ¡Uff, está bien! Pero solo ducharnos, nada más dijo resignada
La jaboné por todas partes incluso en su coñito el cual por fin lo vi desnudo, lo tenía depilado solo con una figurita de pelitos en forma de flecha, como queriendo indicar por donde se debía meter la verga, ella también me jabonó y se encargó de limpiar bien mi verga, tanto que me corrí en sus manos, creo que lo hizo para que yo no fuera más allá de lo que ella quería. Salimos de la ducha y mientras nos secábamos sentimos las llaves en la cerradura, ¡no sé cómo! pero Paula como un resorte salió disparada rumbo a su cuarto mientras yo me quedaba en el baño aún algo mojado.
Al minuto entró papá al baño y me dice:
- Disculpa Claudio, pero vengo apurado…. ¿Dónde está Paula? Poniéndose a orinar.
- Claudio: Me imagino que en su cuarto terminando de cambiarse, pues se duchó antes que yo.
- Papá: ¿Por qué os duchaste tan tarde?
- Claudio: Dimos vuelta la casa con un aseo profundo y quedamos pringados de sudor y polvo como no te imaginas, jejeje.
- Papá: Pero que bien que mi muchacho ayude en casa.
Sábado y domingo fue más de lo mismo, yo ayudando en lo que podía a Paula y aprovechando de acariciarla en las partes que ella me permitía, cosa que creo no solo me tenía caliente a mí si no que a ella también. Pronto llegó el lunes que debía regresar a clases, ese día Paula me acompañó al paradero del autobús, mi despedida fue de lo más tierna como cariñosa, pero sin la fogosidad que había empleado en anteriores ocasiones, tal vez moderada por la gran concurrencia de personas que iban a sus quehaceres, pero nuevamente me encontré con el chofer de otras oportunidades que ya para la ocasión, casi era como un amigo y me dice:
- Veo que tu chica te acompaña a la parada…. Si yo fuera tú no dejaría sola a ese monumento, jejeje.
- Claudio: Afortunadamente usted no lo es, jejeje….además todos tenemos obligaciones que cumplir.
- Chofer: Es cierto chaval, pero no sabes la envidia que me das…
- Claudio: No todo lo que brilla es oro, le respondí, pensando que en una hora más debía estar en el colegio y de ella aún no disfrutaba todo lo que quería..
El chofer del bus me dejó a una cuadra de mi destino deseándome suerte, la necesitaría, además que estaba más que nervioso ante la certeza que me encontraría con “las traidoras”, caminé sin apuros intentando darme ánimos para entrar a clases, cabía la posibilidad de que Ani y Flo no fuesen a clases o que no nos topásemos (algo casi imposible), pero la verdad, en el peor de los casos, ellas probablemente me hablarían duro.
A 20 metros de la entrada, entre la multitud de chicos y padres, veo a Isa mirándome directamente, no podía hacerme el loco o tonto, era claro que mi hermana me veía, tanto que le dijo a mamá que miraba en la dirección opuesta por donde venía yo. De inmediato ambas sonrieron y me saludaron agitando los brazos, cosa que me cortó, pues creo que ningún chico en el mundo quiere que su madre (la que está buenísima) acompañada de su hermana (que es un sueño de mujer), se hagan notar en la entrada del colegio, las saludé y fui al encuentro de las dos.
- Hola mamá, hola Isa…. dije sin atinar a nada más.
- Mamá Julia: Hola mi niño, no sabes las ganas que tenía de verte…dijo abrazándome con fuerza
- Isa: Hola Pardillo, como has estado… no sabes lo que te he extrañado
- Claudio: Hola Isa, dije mientras ella me abrazó como nunca lo hacía, pues siempre había sido algo parca conmigo, con la excepción de los momentos en que hacíamos el amor.
- Claudio: Tengo que entrar a clases dije tímidamente, ha sido un gusto verlas…
- Mamá Julia: Lo sé hijo mío, pero Isa necesita decirte algo.
- Isa: Hermanito, no sabes lo que te he extrañado y lo arrepentido que estoy de haber salido esa noche….
- Claudio: También las he extrañado a mamá y a ti, me gustaría que nada de eso hubiese pasado, les dije, pese a que aún me dolía el que me hubiese engañado en esa oportunidad.
- Isa: Pero pasó, necesito que me perdones, no pensaba ni pienso engañarte nunca, te necesito como no sabes, mi corazón tiene un vacío si no estás conmigo.
- Claudio: Me gustaría poder perdonarte ahora, pero no puedo, el verte en brazos de otro así tan de repente me hizo mucho daño. Sé que no puedo exigirte fidelidad como dice mamá, pero la verdad es que no puedo… me separé de ella y dejé a ambas para ingresar al colegio con la primera campanada de aviso de entrada aún repicando en el aire.
Isa se quedó llorando mientras mamá la abrazaba para consolarla, me sentí podrido y despiadado, por un momento pensé que bastaban dos palabras para dejar de sufrir, tanto ella como yo. Con solo decir “te perdono” nadie más sufriría, pero no podía ni deseaba ponérsela tan fácil, si no después en cada esquina me dirían “el venado”, “Bambi” o quizás que otra cosa..
Caminé presuroso por los pasillos alcanzando justo a ingresar a la clase, miré al lugar que solía sentarme. Al lado de la plaza vacía, como de costumbre estaba Ani, mirándome con una cara que expresaba anhelo, y algo más, ¿vergüenza?, tal vez frialdad, no lo sabía en esa primera mirada después de tanto tiempo, la saludé con un gesto algo forzado, ella me contestó con una sonrisa más forzada aún, cuando ya la profesora pasaba la asistencia, deteniéndose en mí cuando llegó a mi nombre.
- Profesora: Señor Claudio Married, tanto tiempo sin verle, ya pensaba que no lo vería nunca más, solo supe de su accidente por su prima…. ¿Se encuentra bien?
- Claudio: Bastante recuperado doña Lucía, pero aún no puedo hacer gimnasia o deportes violentos.
- Profesora: ¡Ahh!, entonces podrá aprovechar esas horas para ponerse al día y rendir las pruebas que faltó.
- Claudio: Sí profesora, esa es mi intención.
- Profesora: También le sugiero que aproveche las vacaciones de invierno para ponerse al día, tiene suerte que son la próxima semana.
La clase continuó normal, en un inicio muchos me miraron con cara de compasión y otros de mofa pero no pasó nada más, lo único me tenía alterado era las miradas de reojo de Ani, la que supuestamente era mi novia oficial del colegio, pero después de un rato hasta ella se cansó y puso atención de la materia dictada por la profesora.
El tiempo transcurrió sin mayor alteración y todos nos sumimos en lo que decía nuestra maestra; pero la clase no es eterna y el recreo llegó, no sabía que decirle a Ani, es más, no tenía deseos de hablar de lo acontecido con ella, pero antes de poder escabullirme, y tan solo al sonar la campana, ella se volteó y me dijo:
- Tenemos que hablar así que no te escapes….
- Claudio: Pero tengo que ir al baño.
- Ani: No seas mentiroso, no te escaparas y si te meas encima no me importa, pero debemos hablar, dijo en tono autoritario.
- Claudio: Bueno hablemos en el patio, aquí hay mucha gente.
Nos dirigimos al patio en silencio sin tomarnos de la mano como acostumbrábamos pese a que cuando lo hacíamos nos arriesgábamos a ser detenidos por algún inspector, tan solo avanzados unos pasos al exterior cuando fuimos interceptados por Flo, la que me miró y se puso frente a mí abrazándome, no pude ni supe como reaccionar. Lo que quería evitar ya era inevitable, ¡estaba atrapado!, todo el mundo a nuestro alrededor nos miró más que sorprendidos, algunos nos aplaudieron entre risas, otros nos decían que no lo podíamos hacer pues algún inspector nos podía sancionar, pero ella hacía oído sordo a todo hasta que Ani le dijo:
- Ay mujer déjalo respirar, que tenemos que hablar, así solo conseguirás que nos manden a detención después de clases.
- Flo: Pero Ani….
- Ani: Nada de peros ahora hablaremos
- Flo: Bueno, respondió mientras me soltaba.
- Claudio: ¿De qué quieren hablar?
- Ani: ¿De qué será? Obviamente de lo que pasó, de nosotros y de tu negativa de vernos.
- Claudio: Lo que pasó pasado está y lo de nosotros se rompió y mi negativa de verlas fue y es…..
- Flo: snif snif, no puedes olvidarnos y dejarnos así como así… todo se puede componer… no fuimos las únicas que la cagamos (me sorprendió que dijera eso ya que nunca la había escuchado decir una grosería).
- Ani: Mira pardillo, tú partiste el jueguito de salir con cualquiera y hasta ese día habíamos sido totalmente fieles pese a que pretendientes no nos faltaban, es más aún te somos fieles, pues después de lo que pasó no hicimos nada, ni siquiera salir.
- Claudio: Es cierto, tienes razón, pero me sentí muy mal al verlas como unas furcias dejándose agarrar por esos tipejos….si no me enfrento a ellos se las follan…
- Ani: No, estás equivocado, solo estábamos jugando y calentándolos un poco para pasar el tiempo.
- Claudio: A mí me pareció que se las iban a culear, dije furibundo.
- Flo: No digas eso no lo hubiésemos permitido, nosotras nunca te engañamos como tú lo ha hecho.
- Claudio: Nunca les oculté nada, siempre supieron que es lo que hice…y no me trago eso de que los iban a detener.
- Ani: Eso nunca lo sabremos pues no alcanzamos a hacer nada malo…
- Claudio: Acordamos algo y ustedes no lo respetaron, así de simple.
- Flo: No es así, nunca hicimos algo malo.
- Claudio: ¡Porque yo se los impedí!!
- Flo: Eso no te hace mejor, reconoce que cometiste errores.
- Claudio: Tal vez, pero el problema es que la traición de ustedes caló hondo en mi corazón
- Ani: ¿Tú crees que nos hubiéramos acostado con esos palurdos en nuestra propia casa?, ¿tan putas nos crees?
- Claudio: Solo les puedo decir que lo que vi me enfureció y no exagero al decir que si no llego se las follan a las tres.
- Ani: Eres un estúpido mal agradecido al que entregué mi virginidad, ay que tonta fui, no seré nunca más nada de ti.
- Claudio: Bien, es tu decisión…
- Flo: No, no peleen, ¿pero por qué pelean?, podemos superarlo, no te quiero perder y pienso que Ani tampoco.
- Claudio: Flo, no pretendo continuar con esta conversación que no conduce a nada, tal vez podamos hablar cuando mi pena se termine y cuando el enojo de Ani se pase, por lo pronto creo que debemos dejar las cosas hasta aquí.
- Ani: Sí Flo, aún tengo la rabia acumulada y sentimiento de abandono ante el primer error que cometimos, cuando a él le debimos perdonar todo, no es justo, si él no admite sus errores, yo seré la que no lo perdonaré.
- Flo: Pero Ani no te vayas así, hablemos….
La conversación terminó con la llamada a clases, ahora Ani cambió su puesto con Ainoa, la cual estaba más que feliz de tenerme a su lado, pese a que las matemáticas me gustaban la clase se me hizo eterna, estaba obnubilado por la furia ante la traición no reconocida.
A la salida del colegio Flo volvió a hablar conmigo, yo no pude evitar enternecerme por su deseo de componer las cosas y al despedirnos le di un suave beso en la mejilla que cayó muy cerca de sus sensuales labios, ambos quedamos algo perturbados pero nos separamos sin dejar de mirarnos de soslayo.
Mi camino a casa fue igual que siempre y para variar un poco me encontré con el conductor del bus de costumbre, ahora nos saludamos como si fuéramos amigos, me preguntó por mi jornada, yo hice lo mismo (estoy pensando que él no deja de conducir ni un minuto), me dijo que ya iba de regreso al terminal para después ir a su casa, le mandó saludos a la que cree mi novia, obvio que no se los daré, pero no quise ponerme a pelear, sobre todo si debo tomar el bus todos los días para ir al colegio.
Cuando llegué a casa papá aún no llegaba, saludé a Paula efusivamente felicitándola por su ocurrencia del maquillaje, pues nadie notó nada de mis moretones que ahora cubrían no solo mis ojos si no que parte de mis pómulos, claro que su color ya no era el morado casi negro original, ahora era violeta verdoso.
Dejé mis libros y cuadernos para tomar un café y comer algo, no sé por qué pero siempre regreso con hambre del colegio, Paula me preparaba algo en la cocina cuando se me ocurrió abrazarla por detrás y apoyar mi verga en su portentoso culo, no me dijo nada, se dejó hacer por lo que comencé a amasarle las tetas y apretar suavemente sus pezones por sobre la ropa, en ese momento me dio un golpe con el cuchillo con que ponía manteca en el pan tostado y me dijo:
- Nunca le hagas nada a una mujer que tiene un cuchillo en las manos, jejeje.
- Claudio: ¿Serías capaz de hacerme daño?
- Paula: No lo sé, pero en una de esas te corto a tu amiguito para que me dejes tranquila, jajaja.
- Claudio: Sería una gran pena, por no decir una gran pérdida, jajaja.
- Paula: Mmmm, creo que sí.
- Claudio: ¿Paula te puedo pedir algo?
- Paula: ¿Además de tu café con leche y tostadas?
- Claudio: Sí….
- Paula: Eres un fresco, jajaja… ¿qué quieres?
- Claudio: Me puedes aliviar un poco….
- Paula: ¿Qué significa eso?....
- Claudio: Que me pajees un poquito
- Paula: ¡¿¿Quée??!! ¡¡quieres que te masturbe!!
- Claudio: Sí, pero en realidad quiero que me comas la verga.
- Paula: ¡Eres un sinvergüenza!, ¡jajaja!!, ya no te cortas ni un pelo.
- Claudio: Porfa… ¡yo te devuelvo el favor!
- Paula: ¿Cómo me devolverías el favor?, ¿¡se puede saber!?
- Claudio: Te puedo comer las tetas y el conejito.
- Paula: Mira fresco-sinvergüenza, luego me pedirás que te deje metérmela por algún lugar.
- Claudio: No, no te lo pediré, me conformo con una paja o una mamada.
- Paula: Okey, pero después de tu merienda, ya pensaré como me la compensaras.
¿Qué les puedo decir?, me tomé el café como los bomberos al sonido de una sirena y tragué mi pan como si mi vida dependiera de ello, luego me senté en el sofá y la llamé. Paula caminó con la sensualidad que solo ella es capaz de hacer y se arrodilló frente a mí, sacó mi ya erecta verga y después de mirarme a los ojos y sonreír comenzó a metérsela lentamente en la boca, el solo hecho de que me tomara el tronco para controlar los espasmos que sufría mi amiguito casi hace que me corra.
Su cabeza bajaba y subía al compás de mi corazón, su boca estaba hecha para hacerlo, sentía como mi glande topaba en su garganta, de vez en cuando llegaba con sus labios a besar mi ingle, yo por mi parte estaba tan caliente que sin que ella me lo pidiera comencé a sobarle las tetas suavemente, ella continuó como si nada sucediese, su lengua era como un terciopelo que frotaba mi tronco y el glande, hasta que llegó al frenillo y con un movimiento frenético me comencé a correr, ella ni se inmutó tragándose todo. Acto seguido se puso de pie y con una sonrisa me dijo:
- Tu padre está por llegar, me iré a lavar la boca, por favor componte un poco y comienza a estudiar, ya estás “aliviado” y te puedes concentrar, finalizó haciendo el gesto de poner comillas al aliviado.
- Claudio: Sí gracias, estudiaré mucho y seré un buen niño.
- Paula: ¡Tú un buen niño!, jajaja, no me hagas reír, eres un pardillo depravado.
Papá llegó como de costumbre pero algo me causó extrañeza, el acostumbrado saludo apasionado hacia Paula solo fue un beso distraído en la mejilla, casi diría que fue como evitando un contacto mayor entre ellos, Paula puso cara de interrogante pero no dijo nada. La cena fue casi normal, si no fuera que papá estaba muy callado y Paula tampoco contribuía a aliviar la tensión que se sentía en el momento.
No sé que habrá pasado después, pero al otro día al desayuno todo parecía normal, como de costumbre Paula me acompañó a la parada del autobús, muchos dirán que te lleven a la parada de autobús es como para que a uno le de vergüenza, pero en mi caso me sentía alagado ya que me acompañaba una mujer joven que podría pasar por mi novia (con un poco de comprensión por el observador) y está demás decir que es atractiva por donde se le mire.
Mi llegada al colegio fue un poco más relajada, no me encontré con Isa o mi madre, por lo que solo me topé con Flo casi en la entrada, la cual se acercó a conversar como siempre con una sonrisa un poco forzada, ya que su cara lucía con un dejo de pena, cosa que me conmovió. El tiempo para entrar a clases era poco por lo que solo atiné a saludarla y preguntar
- ¿Cómo estás?
- Flo: Bien pero te extraño… me gustaba lo que teníamos… la complicidad y nuestras conversaciones de todo y nada.
- Claudio: ¿Y de lo demás? pregunté con algo de vanidad
- Flo: Sí también de lo otro, jejeje… ¿me has perdonado?
- Claudio: Creo que sí, no puedo evitar perdonarte, el problema es que para volver a lo de antes, tenemos que trabajar mucho y que el tiempo aplaque mi dolor.
- Flo: Así lo espero, en todo caso con esto ya empezamos a trabajar, y el tiempo pasa volando cuando uno desea algo con ansias….dijo feliz.
- Claudio: Lo del tiempo es lo que más me mortifica y no soy tan optimista como tú.
Luego cada uno fue a clases mi usual asiento estaba ocupado por otro y me senté al lado de un chico que nos llevábamos bien sin ser muy amigos, desde el otro rincón de la sala Ani me miraba de soslayo como intentando demostrar indiferencia entre los dos, la mayoría de nuestros compañeros ya sabían de nuestro rompimiento, a algunos incluso les gustó la situación, pues vieron que podían tener una oportunidad con Ani.
La semana pasó con sus días sin muchos matices, solo tenía un alivio al regresar a mi nueva casa, ya que las mamadas de Paula se habían vuelto algo habitual, sin que ella me permitiera compensarla en demasía, solo me dejaba tocar un poco sus tetas antes de que yo acabara en su boca. Debo confesar que eso me tenía permanentemente caliente, pero no me permitía nada más, pese a que cada vez que se daba la oportunidad, le ponía mi erecta verga entre los cachetes de su culo para tentarla, pero así y todo se resistía. En cuanto a papá, cada día estaba más silencioso se limitaba a conversar conmigo a la cena y darme algo de dinero para mis gastos, pero notaba que con Paula tenía una relación mucho más distante que la que conocí inicialmente.
El viernes en la tarde cuando creía que sería otro fin de semana similar al anterior, papá regresó de su trabajo me dijo que preparara mis cosas que iría a ver a mi madre el fin de semana, que así lo había ordenado el juez (cosa que era mentira, pues por lo sucedido el tenía la total potestad sobre mí y mi madre solo tenía acceso a visitas controladas con un tercero presente y por unas pocas horas), ya que él tenía actividades que hacer con Paula, que lo había prometido con antelación.
Tomé mi mochila vacía, puse un par de cuadernos y la escobilla de dientes, pues deseaba tomar algo de ropa para tener recambios cuando volviera a casa de papá; como de costumbre solo fue Paula la que me acompaño a la parada de buses. Para no olvidar nuestro acostumbrado ceremonial, la llevé a un portal, pese a que aún no oscurecía y nos dimos un morreo de padre y señor mío, al llegar el autobús me despedí con sensaciones encontradas, hacía casi un mes que no dormía en mi casa y hacía casi todo ese mismos tiempo que estaba distanciado de mi “harem”, me sentía nervioso, ¿me enfrentaría a Ani nuevamente?, que dirá tía Dani o mi madre, el viaje ni lo sentí pues me fui cavilando sobre lo que pasaría al llegar a destino.
Llegué al portal de mi casa y me di cuenta que tenía que llamar a la puerta pues no tenía llaves y entrar por otro lugar era prácticamente imposible a no ser que fuera un avezado ladrón. Llamé dos veces y nada, luego de una tercera vez me rendí ante la posibilidad que nadie me estuviese esperando, decidí mirar por los lados para poder ver si había alguna luz que señalara que había alguien en su interior, pero nada, ¿me estarían esperando? o simplemente papá se deshizo de mi esperando que mamá estuviese en casa casi como de costumbre.
Como tampoco tenía móvil, me senté en la pequeña escalinata de la entrada, sobre el frío mármol de los escalones, pasado unos 30 minutos mi culo estaba a la misma temperatura del mármol, por lo que decidí que debía de hacer algo, pues ya era la hora del cierre del comercio normal, si seguía ahí mis posibilidades eran pocas de tener donde dormir. Pensando en eso, la primera alternativa que se me ocurrió fue ir a la casa de las Tanas, posiblemente Biocha o Verónica acogerían, pues el dueño de casa pasaba más afuera que adentro de su casa, pero me quedaba un poco más cerca la de Montserrat, por lo que decidí ir ella primero, tal vez me pudiesen dar asilo.
Toqué el timbre no había nadie, solo después de mucha insistencia me rendí y seguí camino a la casa de Biocha, podía ser que tuviese suerte, cuando llegué ya estaba completamente oscuro y no me atreví a tocar el timbre, dado que no tenían perros o vigilancia especial me puse a mirar por las ventanas traseras que dan al patio lateral, de pronto me fijé que en el dormitorio principal estaba Verónica con su maridito (eso es lo que supuse) dándole duro, en un principio no me atreví interrumpirlos.
Como era tarde para tocar el timbre, lo único que me quedaba era subir por un árbol adosado a la casa hasta llegar a la ventana de Biocha, no sin un gran esfuerzo (aún sentía mis costillas que sanaban lentamente), llegué al lugar donde suponía que estaba la ventana de mi Biocha, miré al interior por una rendija que dejaba ver el visillo y pude ver que mi rubia tana estaba comiéndole el coño a alguien, no lo podía creer, pero era así, pese a tal situación toqué suavemente, pues mi problema era mayor que mi prudencia. Las dos chicas se paralizaron de susto o algo así, pero ya el daño estaba hecho, por lo que volví a tocar, Biocha se levantó y tomó una raqueta de tenis y se acercó a la ventana, con ella en ristre, abrió con precaución y al verme casi me mata de un certero golpe, afortunadamente me dio con las cuerdas, pese a que le hable.
- Biocha…auchhss… no me pegues soy Claudio:
- Biocha: ¿Pero qué diablos haces aquí?
- Claudio: Vine por asilo, no tengo donde quedarme.
- Biocha ¿Y por qué no tocas a la puerta tonto?… ¡no sabes el susto que nos diste a Rebeca y a mí!
- Claudio: Es que es muy tarde….
- Biocha: Entra tontín, no te quedes ahí, no sé cómo le explicaremos a mamá mañana tu presencia, pero entra.
- Claudio: Gracias, hola soy Claudio
- Rebeca: Hola soy Rebeca, no sé si decirte mucho gusto, pues me arruinaste la noche, dijo mientras se tapaba el coño y las tetas con sus manos.
- Claudio: Perdón, no quise ser inoportuno.
- Biocha: Vamos olvídalo, cuéntanos que te trae por aquí a esta hora.
Bueno les expliqué y ellas se rieron de mí como si mi situación fuera lo más graciosa del mundo, luego Biocha me dio de comer un par de emparedados con una soda y me envió a dormir a el cuarto de visitas, pues le quedaban un par de temas pendientes con Rebeca, cuando le pregunté desde cuando era homosexual, ella me respondió:
- No lo soy, lo que pasa que Rebeca sí lo es, y como somos amigas de tanto tiempo y tú me tenías abandonada, sucedió, pero prefiero tu verga a su coñito.
- Claudio: Ah ¿y no quieres que te alegre la noche?
- Es una oferta tentadora, pero no quiero ser una mala anfitriona, por lo que mañana veremos.
Mi noche fue de lo más extraña y de un pésimo sueño, ya que no solo soñé con un trío al cual no me permitieron ir, si no que las chicas me tuvieron en vela un buen rato con sus gemidos y ruidos, me pareció mucho que lo hacían ex profeso. Al no poder pegar ojo, me levanté con la intención de pedirles algo de moderación, pero al llegar a la puerta de Biocha que se encontraba entreabierta miré el espectáculo que no solo me dejó paralizado si no que muy caliente
Lo primero que vi es como Biocha estaba de pié con un gran consolador rojo en la mano ofrecía una visión de su rajita del coño totalmente rasurada, lo que hizo que me pusiera muy caliente, mientras Rebeca se encontraba tendida en la cama con las piernas abiertas y sus brazos estirados hacia su amiga, al acercarme más, asimismo pude ver el bendito culo de mi anfitriona reflejado en el enorme espejo de la habitación, no podía entender bien lo que hablaban, pero lo suponía
Biocha tonó el consolador y lentamente se lo metió a su amiga que gemía bajito, no sé por qué, si hacía solo unos minutos me habían alterado de tanto grito, por otra parte, Biocha se metió mano en el coño y pude distinguir que se acariciaba su clítoris, con una naturalidad abismante; como si todos los días lo hiciera.
Biocha se montó sobre la ingle de su amiga y con una mano usaba el consolador, con la otra amasaba las tetas, aprovechando de restregar su rajita por sobre la tripita de Rebeca. Yo me encontraba alucinado, saqué mi verga y me comencé a pajear, pues sabía que no me necesitaban para hacer lo que hacían.
Biocha sacó el consolador del interior de Rebeca y lo chupó con fruición, luego me miró directamente a los ojos y me sonrió, pero no hizo ningún ademán de invitarme a pasar, cosa que me hubiese encantado pero como les comenté, ella solo tenía su cuerpo para Rebeca, a la cual solo pude apreciar parcialmente, pero que sin dudas nunca podría disfrutar.
Biocha continuó con su exhibición comiéndose las tetas mientras Rebeca hizo que se pusiera en su cara para comerle el coñito, mi querida “Tana”, gozaba que la mirara como una “furcia tortillera o boyera” (como quieran decirle), usaba lo que yo consideraba mío.
¡Uhhfff! necesitaba correrme rápido, pues mis bolas estaban que desbordaban de calentura y leche, aceleré el ritmo hasta alcanzar el premio mayor de un maravilloso orgasmo, que hizo que me temblaran las piernas. Me mordí el labio inferior para evitar soltar algún sonido que pudiese delatarme ante Rebeca y esparcí mi simiente en la puerta del cuarto de Biocha.
Al otro día, me levanté muy temprano y me encontré con Verónica y su marido, los que sorprendidos me preguntaron con algo de sorpresa que hacía yo en su cocina, cosa que les expliqué con algo de vergüenza y pena, luego de agradecerles su no consentida buena recepción, tomé mi mochila y me marché pues no quería seguir molestando, en cuanto a las chicas no las desperté, pues habían tenido una noche muy movida.
Regresé a mi casa sin encontrar a nadie, por lo que deambulé por el barrio, al medio día fui a casa de Montserrat, la cual me invitó a almorzar con ella y sus padres y por ellos me enteré que habría una fiesta en la casa de las Tanas a la cual aparentemente no estaba ni remotamente invitado, no así mi familia que si lo estaba, pero que aún no ubicaba.
Llamé a mi casa para preguntar por todos, pero lamentablemente me contestó Ani, la que al solo identificar mi voz simplemente colgó, intenté un par de veces más con igual resultado, por lo que resolví ir a casa, lamentablemente ya no me quedaba mucho dinero por lo que tomé un autobús que me dejó a varias cuadras. Al llegar llamé a la puerta pero nadie respondió, intenté ver al interior pero no noté movimiento alguno, luego me senté en la entrada por algo más de una hora hasta que tuve la necesidad de ir al baño, por lo que caminé hasta el centro comercial más cercano, donde pasé el resto de la tarde hasta que las tiendas comenzaron a cerrar.
Lo único seguro que tenía era la casa de Biocha, pues sabía que habría alguien, dado que había una fiesta, nuevamente me puse a caminar, pues solo tenía unas pocas monedas, creo que por primera vez me di cuenta que era totalmente dependiente de mis padres, pues sin dinero ni un autobús podía tomar.
Mi llegada a la casa de las “Tanas” fue cerca de las nueve de la noche, un poco tarde pero no podía quedarme en la calle, por lo menos se escuchaba música proveniente de ella, antes de tocar a la puerta me asomé a mirar por una rendija que dejaba ver una cortina algo fuera de su posición, en el salón había una alegre fiesta donde todo el “harem” que alguna vez consideré mío estaba bailando alegremente con unos chicos incluyendo a los esposos de Verónica y Montserrat, como también otros hombres maduros que decididamente cortejaban a mi madre y mi tía, por otra parte estaba Juan bailando muy apretado con Montse, de hecho le estaba tomando su breve culo con ambas manos, y sentados en uno de los sofá, Francisco conversaba animadamente con Biocha, mientras ella distraídamente le sobaba la pierna o tal vez la verga.
El espectáculo que veía nuevamente me nublaba la razón, ¡no sabía qué hacer!, si entraba tenía que hacer “vista gorda” pues se suponía que yo no era invitado a la fiesta, ni ellas esperaban mi aparición, pero por otra parte “la necesidad tiene cara de hereje”, por lo que finalmente toqué el timbre y a los pocos segundo abrió una desconcertada Rosalinda
- ¿Pero qué haces aquí?.... ¡no se supone que estás con tu padre!
- Claudio: Hola Rosalinda, también es un gusto para mí verte.
- Rosalinda: Hola Claudito, no quise ser descortés, pero creo que nadie aquí te espera.
- Claudio: ¿Por qué será?
- Rosalinda: Bueno porque se supone que estás atrapado en casa de tu padre, ¡hasta yo lo sé!
- Claudio: La verdad es que ya no estoy con papá hasta en unos días más.
- Verónica: ¿Quién es Rosalinda?
- Rosalinda: Claudio, doña Verónica….
- Verónica: ¿Cuál Claudio?
- Claudio: Claudio Married Verónica, ¿Puedo pasar?
- Verónica: Ppp… pero que sorpresa, no te ibas donde tu padre.
- Claudio: Sí pero hoy me dejó visitar a mi mamá y mis parientes… pero no los encontré en casa, y como ya me asilaron una vez pensé encontrarlo nuevamente,… pero me encontré que estaban celebrando una fiesta, espero no importunar.
- Verónica: Bueno, si bien no te esperábamos, tú nunca podrías importunar, pasa… pero no te molestes por lo que verás, ya que nadie sabía que venías.
- Claudio: Ni yo, me portaré bien.
- Verónica: Bueno vamos a saludar y dar la sorpresa a todos…
Seguí a Verónica dejando a Rosalinda en la entrada que conducía a la cocina, al entrar al salón me sentí igual que el vaquero que entra a la cantina del pueblo a desafiar al alguacil, por un breve instante todos callaron y reaccionaron lentamente, el silencio era ensordecedor, hasta que Juan y Francisco soltaron un ¡Hola Hermanito!
Luego los otros que me conocían reaccionaron con cierta alegría por mi llegada, especialmente Isa, Flo y mamá, las que estallaron en gritos algo exagerados y exclamaciones de bienvenida, luego todo fue un torbellino de saludos, incluyendo a los maridos cornudos de mis dos amantes maduras, me refiero a los de Verónica y Montserrat. Por otra parte, Ani, Montse, Biocha y tía Dani se mantuvieron a distancia solo saludándome con un tibio gesto de cortesía, la última incluso soltó la mano de su acompañante.
Solo les puedo decir que la fiesta se interrumpió por un buen lapso y se transformó en una suerte de interrogatorio de parte de la audiencia, noté que además de mi “harem” -que ahora no lo sentía tan mío como antes- también estaba Ainoa y otras chicas acompañadas por los correspondientes novios, en efecto la velada era una fiesta en todo el alcance y extensión de su significado. Pronto descubrí el motivo de su celebración, era que “las amigas” iniciarían un viaje por las vacaciones de invierno, aprovechando de ir a esquiar a ¡no sé qué lugar!, siendo organizado todo por Biocha y Ani. ¡Por un momento pensé que todas querían estar lejos de mí!
Luego del acoso inicial las cosas se calmaron y el baile continuó, en cada una de las tantas vueltas, fui sacando una a una a las chicas a bailar, con diferente suerte, la primera fue Ani, la que se negó terminantemente a bailar conmigo. En ese momento Isa se aprovecho para rápidamente reemplazarla, no sé si fue casual, pero el baile con Isa nos tocó lento y la dueña de casa apagó algunas luces diciendo:
- Para que los enamorados les digan cosas lindas a sus chicas..jejeje
Isa colgó sus brazos a mi cuello y comencé a sentir el precios cuerpo de mi adorada hermanita, estaba tan pegado a mí que mi libido me traicionó una vez más, provocándome una tremenda erección, como también llevando a mis pensamientos a pensar acaloradamente, coas que me inducía a que mis manos bajaran por su cuerpo hasta el límite de la decencia lo permitía. En eso ella me susurró al oído:
- No sabes lo que te he necesitado corazón, no he dejado de arrepentirme de esa noche, en que ocurrió lo que ocurrió.
- Claudio: Yo también he pensado mucho en ti… en realidad en todas y lo que pasó.
- Isa: Olvídalo por ahora y estréchame… quiero sentir que eres mío.
- Claudio: Soy y seré tuyo
Terminé algo excitado pero me propuse sacar a bailar a todas, invité a Flo, la que me dijo sí de inmediato y prácticamente dejó hablando solo al chico que le conversaba. En este caso el resultado fue un poco diferente, ya que el baile no se prestaba para algo más íntimo, pero su sola cara de felicidad demostraba que ella me quería a su lado, luego bailé con mamá, la cual inicialmente se puso a llorar por lo que interrumpí el baile y le invité un copa de cava mientras se calmaba.
- No llores mamá.
- Mamá Julia: No puedo evitarlo, verte nuevamente me hace feliz, pero a la vez me pone triste, ya que no eres completamente mío.
- Claudio: Siempre seré tuyo mamá y no porque no te vea todos los días eso cambiará,….vamos disfrutemos de la fiesta.
- Mamá Julia: Aún no entiendo como llegaste a salir de la cárcel de tu padre y como nos encontraste.
- Claudio: Creo que fue el deseo de verlas y algo de suerte.
Luego le pedí a Francisco que me permitiera bailar con Montse a la cual tenía acaparada; mi hermano, no sin algo de reticencia accedió, advirtiéndome que solo podía ser un baile, a lo que le respondí con una sonrisa
- Claudio: Veo que estás muy entusiasmada con Juan…
- Montse: En realidad es él que está entusiasmado conmigo
- Claudio: Pero te toca el culo cuando quiere….
- Montse: Es tan manolarga como tú y pese a que se las saco las vuelve a poner ahí.
- Claudio: ¿Pero qué te traes con él?
- Montse: Es el hermano de mi amante y nada más.
- Claudio: ¿Aún me quieres como tu amante?
- Montse: Tanto o más que del momento en que me entregué a ti en cuerpo y alma.
- Claudio: ¿Y qué harás?
- Montse: Nada, yo me voy mañana con las chicas y ellos a sus correrías propias, yo sé que él quiere follarme, pero no lo dejaré, solo soy tuya…
- Juan: Bueno hermanito el baile ya pasó, yo continúo desde ahora, dijo interrumpiéndonos.
Decidido a continuar con mi “misión” insistí con Ani, la cual renuente y casi obligada por tía Dani accedió a bailar conmigo, increíblemente un baile lento que coló en la parrilla del DJ (puede que hubiese sido obra de Flo que rondaba por ahí), nos permitió quedar pegados o casi pegados, pues ella interpuso sus manos en mi pecho para bailar, Juan y Francisco nos dijeron un par de puyas para luego preocuparse de sus propios asuntos, cuando en eso Ani me dice:
- Insistes en hacerme sufrir con tu porfía…
- Claudio: Lo último que deseo en el mundo es hacerte sufrir…
- Ani: Entonces ¿por qué insistes en bailar conmigo?
- Claudio: Para hablar, inicialmente estaba furioso, luego apenado y ahora arrepentido por lo sucedido, lo que ocurrió no fue bueno, pero mis celos me hicieron ver todo rojo…
- Ani: Nunca me imaginé que fueras como un Miura, de haberlo sabido no hubiese salido con esos chicos, si no que con un torero, jejeje.
- Claudio: Y que pasa con el tipo que te acompaña hoy…. Dije con un poco de celos.
- Ani: Uyy… ¿mi ex-novio no puede ver que su ex-chica salga con otro?
- Claudio: ¡Vamos! No empecemos de nuevo….
- Ani: Tienes que sufrir como me pasó a mí, cuando no quisiste verme ni quisiste nada con nadie, después de comportarte como un cerdo copulador con cualquier mujer que se te cruzara, así que no me vengas a victimizar, ya veré si te perdono primito….
Luego mi baile con ella terminó, sin esperar ni un minuto le pedí permiso a cornudito uno y seguí con Verónica y luego saqué a doña Montserrat. Cosa extraña que sus acompañantes (sus maridos) no me vieron con buenos ojos mi gentil invitación, o así lo vi yo, para luego pasar a bailar con Biocha. Luego seguí bailando con Ainoa, pero pronto la pasó a buscar su padre, un hombrón impresionante de al menos 1,9 metros, creo que más fuerte que mi hermano, que ya de por sí, lo considero un coloso, me despedí de ella con dos castos besos y no insistí en nada más.
No sé en qué minuto Biocha dejó a Francisco y me interceptó en un pasillo que lleva al baño de visitas, mirándome a los ojos y gesticulando que guarde silencio, me toma decididamente de una mano y me lleva en dirección a unas escaleras usadas por la servidumbre que conduce al segundo piso, no sabía que pretendía hasta que entramos a su cuarto y cierra con llave la puerta, me quedé pasmado al saltarme al cuello y besarme:
- Biocha: No sabes cuánto extraño tus besos y esto, dice tomándome mi verga por sobre el pantalón la cual se encontraba algo morcillona.
- Claudio: No tanto como yo… ¿Pero tu amiga Rebeca…?
- Biocha: Mmm no seas tontito, fue sacarme un gustito, nada más.
- Claudio: No deberías ir sacándote gustitos… pues terminarás como yo.
- Biocha: Eres un pardillo ridículo, pero me encantas…
- Claudio: Mmm gracias pero… ¿Qué hay con Francisco?
- Biocha: Ahh… Nada, solo es un buen amigo
- Claudio: Pero te vi masajeando su pierna….
- Biocha: A él la pierna, a ti tu verga
Comenzamos a magrearnos sin contemplaciones, mientras escuchábamos la música a lo lejos, ella se sentó en la cama y yo me arrodillé frente a ella sin dejar de besarla. Biocha actuó con mucha iniciativa, levantándose su espectacular faldita y luego se bajó la tanga hasta los tobillos para después decirme sin mayores tapujos:
- Por esperarte tanto merezco que me comas el conejito y luego me folles.
- Claudio: A sus órdenes princesa... ¿Pero Rebeca no te comió bien el conejito?
- Biocha: Sí pero prefiero que lo hagas tú.
Estaba empezando a dejarme llevar por la situación por lo que en mi excitación comencé a acariciar a Biocha, lo primero fueron sus grandes pechos, estaban tan duros como los recordaba, sus pezones se palpaban en todo su esplendor, en otras palabras estaba tan caliente como yo. Fui bajando hasta su cintura hasta agarrar su culo, madre mía esos cachetes cada día estaban mejores, ella comenzó a lamer mi cuello para volver a meter su lengua hasta lo más profundo de mi boca, una de sus manos había bajado hasta su entrepierna para comenzar a pajearse.
Después del profundo reconocimiento del culo que realicé incluyendo el ojete, puse una de mis manos en reemplazo de la suya que se entretuvo en liberar a mi verga. Estuvimos así varios minutos, notaba sus fluidos que salían de su rajita y se deslizaban por mi mano. Estaba todo tan mojado por ahí abajo que no me costó mucho trabajo meter un dedo dedo hasta el fondo, comenzando un mete saca y mientras Biocha acompasaba el movimiento.
Los dos estábamos que reventábamos de lujuria y la tendía en la cama si sacarle la falda y su blusa le separé las piernas y se la metí sin miramientos, el frenético mete saca fue mortal, por lo que no pude retrasar lo inevitable después de tantos días caliente podía notar como mi semen salía en cantidades industriales, tanto mi cuerpo como el de ella sufría de espasmos que nos obligaban a gemir si no gritar nuestro orgasmo. Fue increíble, ambos quedamos derrengados, yo casi desmayado sobre ella aplastándola.
Biocha me empujó para que saliera de encima de ella y me recosté a su lado, al poco de recuperarme me coloque encima de ella, primero para chupar esas tetas que aún no había degustado como me gusta, eran tan perfectas que no podía dejarlas de chupar por turnos. Pero no era eso lo que ella quería, tomó mi cabeza y la empujó para abajo. Poco a poco fui bajando por su cuerpo, a medida que lo hacía iba besando por donde pasaba, al llegar a su entrepierna tomé un desvió hacia uno de sus muslos, cerca muy cerca de su coño, solo para hacerla sufrir un poco, pero Biocha disfrutaba cada cosa que le hacía.
Sin dilatar más su esperado anhelo, me fui directo hacia su coñito, le di un profundo lengüetazo de arriba abajo, estaba muy mojada y con un poco de mi leche, pero ya a estas alturas no me da asco mi propia esencia. Su cuerpo se arqueo hacia atrás y abrió más sus piernas. ¡Qué coño más delicioso! yo lo besaba, le daba lengüetazos profundos, incluso intentaba meter mi lengua hasta lo más profundo de su cavidad, mientras ella gemía y suspiraba de pasión. Sentía como su cuerpo hervía afiebradamente y derramaba sus fluidos como un río desbordado.
No pasó mucho tiempo hasta que llego a su segundo orgasmo, lo gritó a los cuatro vientos, no sé como no lo escucharon en la planta baja, luego de su tremenda corrida, sus piernas me hicieron prisionero a la vez que con sus manos me empujaban aún más hacia dentro indicándome que estaba teniendo una sucesión de orgasmos, casi muero de asfixia, pero finalmente me liberó.
Saque mi cabeza de su entrepierna mientras sus manos me indicaban que me colocara a su lado. Durante unos minutos nos quedamos allí tumbados con el sonido de fondo de la fiesta, luego me besó y me dijo que volviéramos para que no nos extrañaran.
La fiesta terminó pasada las dos de la mañana y regresamos a casa, como eran tantos habían ido en dos coches, uno conducido por mamá y otro por tía Dani, por lo natural del tema retorné con mamá, Isa y Juan, Isa se fue conmigo en el asiento trasero tomándome la mano todo el trayecto pero sin decirme nada, me dejé llevar por la nostalgia y el amor que profeso por mi linda “Elfa del Bosque”, a mitad del trayecto tomó mi mano y la puso sobre su falda atrapada por las suyas, podía sentir el calor que irradiaba su coñito, pero no hice nada impropio.
Cuando llegamos a nuestra morada, la realidad nos aterrizó a que la casa se encontraría nuevamente ocupada a plena capacidad, mi madre me pidió que durmiéramos juntos en el cuarto de tía Dani, cosa que no causó mayores problemas a los demás, estábamos en eso cuando Isa aprovechó el lapso en que cada cual estaba en su faena para ir a dormir, para tomarme por sorpresa en la cocina y besarme profundamente, en una mezcla de ternura y deseo.
- ¿Me has perdonado?
- Claudio: sabes que sí, siempre te querré y sea cual sea lo que pase entre nosotros siempre te perdonaré, terminé por claudicar de mi posición de “cornudo ofendido”
- Isa: Por fin podré dormir tranquila…. En todo caso nunca te he sido infiel, incluso en la noche del incidente, antes de tu aparición ya estaba por echar a la calle al tipejo.
- Claudio: ¿En serio?
- Isa: Sí, la verdad al único que deseo es a ti, eres todo para mí.
- Claudio: Como lo eres tú para mí.
- Isa: Eres un mentiroso pero te quiero, jejeje… Miren al fresco, que es capaz de tirarse a un trapeador al confundirla con una chica. Bueno, me voy a dormir, pues las viajeras saldremos mañana temprano.
- Claudio: ¿No me darás el beso de buenas noches?
- Isa: Ahora no, pues todavía anda Juan y Francisco dando vueltas por ahí.
- Claudio: Pero….
Isa me besa dándome un piquito suave y tierno pata agregar
- Eso es por mientras, jejeje..
Finalmente me dejó en la cocina, esperando algo más, debo reconocer dos cosas, la primera es que pese a todo lo que pasó, no soy capaz de abandonar a las chicas y lo segundo es que descubrí con horror que al irse las chicas prácticamente todos me dejarían solo en casa; pues los militares ya tenían sus propios planes para tomar los pocos días libres que tenían por delante y las adultas tenían que trabajar. En otras palabras el único gilipollas que se quedaba en casa era yo.
Sin tener a nadie más con quien hablar, me fui a acostar, entré al baño del cuarto de tía Dani mientras ella y mamá le daban las buenas noches a todo el resto de la familia, estaba en eso cuando siento que abren la puerta y se mete al baño mi querida Isa, que les puedo decir casi me atraganto con el cepillo y la crema dental, se veía preciosa con un conjunto de lencería que revelaba todo sin dejar a la imaginación algo por hacer; mi sorpresa fue tan grata que mi amiguito reaccionó casi al unísono.
- Mmmff, tuch, tuch, escupí la pasta…. ¿pero qué haces?... mamá y tía Dani…
- Isa: Jejeje, ellas aún no vienen, lávate la boca, me dijo mientras tomaba mi verga
- Claudio: Pero ellas….
- Isa: Ya se nos unirán, pero yo por lo pronto te haré ver estrellas antes de que lleguen.
- Claudio: Jajaja, espero que no me duela….
- Isa: No tonto, jajaja…. Mmmffgh dijo agachándose para meter mi erecta verga en su boca y comenzar a mamar
Al verla tan decidida a darme placer no me quedó otra cosa que dejarme llevar y comencé a acariciar su cabeza y decirle cosas tiernas, tan tiernas como es ella, pero en un momento se detuvo y me dijo:
- Dime cosas guarras, quiero ser tu putita….mmfgh….mpffss.
- Claudio: Mmmm, eres la putita más linda del mundo y me comes la verga como una diosa (creo que a ella no le puedo decir otra cosa pues no creo que sea una furcia)
Estaba en esos menesteres cuando se abre la puerta y mi madre nos mira y con una cara entre sorprendida y risueña nos dice:
- ¡Uy perdón!, no sabía que estabas ocupado.
- Claudio: No lo estaba hasta ahora, pero si quieres pasar….ahhh… puedes hacerlo.
- Mamá Julia: Es una oferta tentadora pero creo que pasaré, Isa necesita relajarse de sus estudios, jejeje
Mi hermanita ni siquiera miró a mamá, siguió como una loba que devora a una oveja, estaba más apasionada que nunca, me tenía sorprendido, su pasión me estaba estremeciendo, tanto que la detuve pues no quería correrme sin haber disfrutado de toda ella, pues Biocha me había sacado ya una parte de mis jugos acumulados por la abstinencia de los días anteriores.
La levanté del piso y la besé con pasión instalando mi verga por sobre sus húmedos labios vaginales, ella me susurró al oído sus deseos ocultos, los más guarros que podría haberle escuchado en mi vida, de alguna forma mi adorada Isa quería que la poseyera sin miramientos, que le la enculara, que le pasara mi polla por todo su ser, que yo fuera su “todo”.
Mis manos no se hicieron esperar, comencé a acariciarla entera, sus duras nalgas moldeadas por el voleibol, sus adorables tetas, su rosados pezones, su orto perfecto, su perineo su coñito, sus piernas, yo también la quería toda para mí, asimismo, me permití llamarla zorrita mamadora, culeada mía, petera y todo lo que se me ocurrió.
Isa me sentó en el inodoro y se sacó sus braguitas tomando mi verga para apuntarla en su jugoso coñito, y mirándome a la cara con unos ojos llenos de deseo, se fue empalando con suavidad, como queriendo grabar en su mente cada instante del camino hasta que nuestras ingles se unieron en un abrazo para nada fraternal. Sentí como su caliente gruta abrazaba mi verga como si fuera la vaina de un puñal que busca el descanso después de un penoso conflicto, solo al final dejó escapar un gemido de satisfacción, para luego besarme y nuestras lenguas jugaran mientras ella se contorneaba para llevarme a la cumbre del placer.
Sentí como la puerta del baño se abrió y al mirar de reojo vi como mamá y tía Dani nos miraban con ternura y luego cerraban para dejarnos en nuestro placentero encierro.
La respiración de Isa se agitaba cada vez más, la tomé de su culo y la ayudé a realizar su acompasado movimiento que me causaba tanto placer que yo también comencé a gemir y suspirar, ella me tomó de la cara y me besó profundamente para luego dirigir mi boca a sus abultados pezones para disfrutar de mis caricias orales en esas preciosidades.
Mi corrida fue sumamente abundante pese a la anterior aventura, llené de leche el coñito de mi amada hermanita, ella también tuvo su orgasmos, lo sentí pues su coñito exprimía su verga entre medio de sonoros estertores y gemidos que sentía en mis oídos, no puedo decir que fue en total silencio, pero Isa fue de lo más discreta posible, tal vez pensando en mamá y tía Dani que se encontraban al otro lado de la puerta.
Nuevamente me encontraba en mi hogar…..