Como Cambió Mi Vida: Capítulo 18 ¿Último cambio?

La vida de Claudio pese a las complicaciones de vivir el desenfreno de tener un harem y a no poseer completamente a Flo, era feliz, pero se debe enfrentar a un nuevo problema

Capítulo 18 ¿Último cambio de mi vida?

Después del atareado fin de semana, tuve que cuidar mi verga como hueso santo, ya que los estragos de tanto sexo se hicieron sentir, estaba tan maltrecha que veía roja y lucía casi como una coliflor, por lo que urgido le pedí a mi hermanita Isa alguna solución. Ella muy diligente me puso pomadas cicatrizante y Aloe Vera, esto último lo puedo recomendar,… Bueno los días pasaron, mis heridas de batalla fueron sanando y mis menguados deseos sexuales volvían a manejar mi conducta en la vida, pero no deseaba apurar a mi alicaída verga.

Cuando el lunes me negué a cumplir con el rol de cuidados de las chicas, ellas se asustaron, pensando que por el hecho de que me negaba a cubrir sus necesidades me encontraba mal, por lo que me revisaron mi pobre verga comprendiendo el alcance de mi problema, dándome arrumacos y caricias para que me repusiera pronto.

El miércoles ya podía decir que me reponía satisfactoriamente, pero sostenía mi abstinencia, pero ellas comenzaron a mirarme como los lobos mirarían a una oveja solitaria. Pero Isa y yo estábamos consientes de terminar el proceso y asegurar la completa recuperación.

Este tiempo de calma me permitió retomar mi rutina escolar medio olvidada en la vorágine sexual que había vivido, descubrí que los estudios eran el único escudo que me protegía de sus avances, afortunadamente para mí el refugiarme en ellos me permitió volver a mi habitual rendimiento. Pero las “gatas en celo”, ya no querían más dilaciones, por lo que al cuarto día o sea el jueves, tuve una asonada por parte de todas ellas, las cuales mientras cenábamos me dijeron:

  • Tía Dani: Claudito, ¿te mejoraste?
  • Claudio: ¿De qué? pregunté algo sorprendido…
  • Mamá Julia: De tu cosa, Isa nos contó que el tratamiento va bien…
  • Claudio: ¡Isa!, ¿¡dónde quedó el secreto médico paciente!!?
  • Isa: Claudito, no he hecho mi juramento hipocrático, además, no estoy graduada, jajaja,… agradece que te curé y mantuve a las lobas a raya, jajaja.
  • Ani: Oye isa, no somos lobas hambrientas,… tal vez gatitas calientes, jajaja
  • Tía Dani: Aún no nos has respondido.
  • Claudio: Bueno señoras, ya me encuentro bien de mi amiguito, por si esa es la pregunta de todas…
  • Ani: ¿Entonces?
  • Claudio: Bueno he tenido que estudiar y estaba pensando en ponerlo a prueba graduablemente.
  • Tía Dani: ¿¡Cuándo!??
  • Claudio: A contar de mañana, aparentemente está bien.
  • Flo: Entonces me toca a mí, jejeje.
  • Ani: Pardilla suertuda.
  • Mamá Julia: No es justo, todo porque le quieres follar el coño a la novata….
  • Isa: ¡Mamá!, el tiene que recuperarse bien, no seas así, ya te lo compensará.

El resto del día jueves no me presionaron, cosa que agradecí (nunca pensé que me vería pensando así y esquivando follar a una chica). El viernes, el desayuno fue de lo más normal, pero ya en el auto camino a la escuela, Ani me tomó la verga por sobre el pantalón anticipándose a su hermanita, la cual la miró con unos ojos gélido queriendo matarla con la mirada: Me di cuenta que la cosa no iba por buen camino, por lo que con caricias y arrumacos logré calmar las pasiones hasta llegar al colegio. Una vez allí, sin dejarles tiempo me escabullí de ellas alejándome casi toda la jornada.

Por la tarde salí de clases muy contento, ya que mi “sacrificio” me había permitido obtener buenas calificaciones, y al estar alejado de las “gatitas calientes” me permitía socializar con otras chicas, es así que caminábamos Ainoha y yo, conversando rumbo al autobús de regreso cuando fui interceptado por Flo y Ani, las que sonrientes se nos unieron. Pero su sonrisa era mas bien una careta, ya que noté cierta animadversión por parte de mis primitas, pero no les hice caso, Ainhoa pasó de sus insinuaciones, hasta que finalmente tomó su autobús y nosotros seguimos para coger el que nos lleva usualmente a casa, surgiendo el siguiente diálogo.

  • Ani: ¿Qué pretendes con esa zorra tetona?
  • Claudio: Eh… ¿por qué dices eso?, ella es solo una compañera de clases y amiga.
  • Flo: No me fío de ella, solo quiere que te la folles.
  • Claudio: Ay chicas, no se pasen películas que no estamos en Hollywood.
  • Ani: Además con nosotras tienes suficiente.
  • Flo: Sí, apenas puedes con todas, no debes se ambicioso y acaparar más de lo que realmente puedes.
  • Claudio: Okey… no la perseguiré… ¿conformes?..
  • Todas: Sí

Finalmente en el autobús pararon su acoso, más que nada porque iba lleno de pasajeros y me quedé de pié cediendo el asiento a una señora de edad, pero ya me daba cuenta que se sentían abandonadas, por lo que mientras el autobús traqueteaba por la calzada decidí de ponerme al día con ellas. Me di cuenta que era urgente cubrir las necesidades de mi ahora gigantesco harem, pues de otra forma, buscarían en otro lugar lo que yo no era capaz de darles.

Decidido a cumplir con sus necesidades, tan solo entrar a casa y dejar nuestras mochilas con cuadernos en las respectivas habitaciones, las llamé a la sala. Ellas aparecieron aún serias, creo que con la intención de continuar con su inconclusa reprimenda previa al regreso a casa. Pero las sorprendí, pues al entrar a la sala, se quedaron paralizadas y cambiaron su cara de enojo a sorpresa y luego alegría, ya que yo estaba desnudo y con mi amiguito listo para la acción.

Flo se puso roja como tomate, Ani me continuó reprendiendo un poco más, pero yo estaba parado ahí sin hacerle mayor caso, me acerqué a ellas y comencé a acariciarlas y darles un morreo de escándalo. Flo intentó escapar (pensé que fue más una pose que los deseos de escapar) pero tomándola de la falda la contuve y con algo de esfuerzo le bajé las bragas hasta las rodillas, en eso Ani fue a ayudar a su hermana a liberarse de mí, y yo sin más, la tomé de las tetas cubiertas con sus ropas y las liberé sin mayor delicadeza, tanto que dos botones de su blusa salieron despedidos como proyectiles

Las dos hermanitas se unieron para luchar conmigo, pero como no tenía donde tomarme solo lograban resultados efímeros, tal como tomarme de un brazo o de los hombros, mientras yo las liberaba de su ropa. No pasaron ni diez minutos y las tenía en bragas y calcetas colegiales. Deshaciendo los inútiles esfuerzos de ellas por atraparme, en eso logré sentar a Ani en el sofá mientras le metía mano al coño de Flo, la que intentaba evitar que yo se lo tocara. En eso Ani toma a mi amiguito sin mucha delicadeza y comienza a comerme la verga, dada la peligrosa situación dejé de hacer fuerzas con ellas y me dejé llevar.

Flo se sentó al lado de su hermana y pidió compartir mi verga en forma muy hermanable, Ani lo permitió, ofreciéndole mi glande para ella chupar mis cojones con fruición, me estaban llevando a las nubes. Las veía preciosas con mi amiguito en sus bocas, por lo que sin desaprovechar la situación, comencé a amasarle las tetas a mis musas que inspiraban mis deseos de poseerlas. Con el propósito de no correrme en sus bocas, sin más dilación me tendí en el sofá y puse a Flo hincada sobre sus cojines y con el coño en mi boca, mientras Ani se montaba en mi verga. Comenzamos a deleitarnos sin control, cuando en un momento, Flo sale de mi boca para voltearse quedando instalada de frente a su hermana, sin preocuparme mayormente, seguí en mi tarea, cuando sentí como ambas se daban un tórrido beso francés, nunca había pensado que ellas pudieran tener esas inclinaciones, pero a mí no me molestaba al contrario, me calentaba aún más.

Pude apreciar que ambas se amasaban las tetas mientras disfrutaban de sus bocas, por lo que tomé el culo de Flo y la acomodé para pasar mi lengua por su rajita del coño y por el ojete de su culo, mientras Ani rebotaba en mi verga, para mejorar el acceso a tan deseables agujeros puse mis manos en la preciosa cola de mi Flo y le abrí los cachetes sin dejar de torturar su botoncito de placer, su coño estaba muy mojado por lo que aproveche de ir lubricando su orto con sus propios jugos.

De pronto sentí como Flo acompañaba a mi verga con un dedo en el coño de Ani, la cual finalmente se corría entre espasmos y gritos de placer, por lo que rápidamente las saqué de encima a las dos y tendiendo a Ani le dije que le comiera el coño a Flo, mientras la enculaba, esta última intentó protestar por mi deseo, pero no le di oportunidad de rehusar mis caricias. Nos costó su poco organizarnos pero finalmente conseguí mi propósito y con mucha saliva y empeño comencé a culear a mi Flo, mientras su hermanita le comía el coño, no tardamos en corrernos, después de toda la sensacional faena, terminamos agotados pero muy satisfechos. Como estábamos cansados y satisfechos nos sentamos a acariciarnos y darnos arrumacos.

Toda esta serenidad post coito se vio interrumpida por la llegada de Isa de su universidad, la saludamos, y ella sin dejar de sonreír y mostrar cara de felicidad se comenzó a desnudar en la sala. No nos preguntó y menos respetó el turno o rol de sexo que habíamos acordado, pero era comprensible. Como una gata en celo se abalanzó hacia mi morcillona verga, la lamió, chupó y acarició ante la estupefacta mirada de sus primas y sin más, se sentó en ella, Lo hizo lentamente, gozando cada centímetro de avance de mi verga en su coño, comenzando un suave bote para que la follara. Mi hermanita había cambiado, de ser una chica tranquila, para ser una descarada leona más de la manada. Mientras Isa rebotaba sobre mí, diciendo lo feliz que la ponía que yo estuviese tan recuperado, sus primas muy solidarias con ella, le comenzaron a comer las tetas, no sé cuánto tiempo estuvimos en ello, pero finalmente se corrió como bruta.

Finalmente todos quedamos sin fuerzas, por lo que seguimos un rato más echados en el sofá de la sala, hasta que llegó tía Dani, la cual pasada la sorpresa inicial, me miró como mira un gato la carnicería, y sin más comenzó a desnudarse, con la única diferencia que lo usando su móvil buscó una canción y lo hizo igual que una stripper al ritmo de la canción de “Nueve Semanas y Media” ''You cant leave your hat on”, todos reímos por su ocurrencia, pero junto con las risas me recalenté como hacía tiempo no lo hacía. Mi libido se exaltaba segundo a segundo, porque tendríamos sexo ante la mirada de sus hijas y sobrina.

Mi tiita se quedó con unas minúsculas bragas y se dirigió a sentarse a horcajadas sobre mí, me besó sin decir nada y se corrió sus bragas para ensartarse mi endurecida verga dejándose caer; yo la tomé del maravilloso culo mientras le marcaba el ritmo, en tanto sus hijas comenzaron a comerle las tetas tal como habían hecho con Isa, nuevamente la faena fue como para un rabo y las dos orejas, podía sentir como mi Dani apretaba mi verga con su coño. como si quisiera que se le quedara pegada a ella para siempre, sus movimientos pélvicos hacían que la sintiera casi como parte de mí, estaba muy caliente, no sabía como bajarle su pasión, por lo que comencé a disputarle las tetas a sus hijas cuando en eso escucho un comentario:

  • Mamá Julia: Mmmmm que bien, la familia que folla unida permanecerá unida…. ¡Después me toca a mí!
  • Isa: Sí mamá, solo faltas tú, el pardillo se está colocando al día.
  • Tía Dani: Ahhh, ¡no sabes como me gusta que me folle tu hijo Julia!, me llena como nunca me habían llenado el coño…
  • Flo: Mamá, no digas eso… que te lo quito, jajaja
  • Tía Dani: Mmm es que es cierto, no sabes lo que te estás perdiendo….
  • Flo: Es que me da vergüenza….
  • Isa: Jajaja…. ¿Y no te da vergüenza que te den por el culo y después comerte las tetas de tu madre?..Jejeje
  • Flo: Un poco pero es….. tan….
  • Ani: ¡Rico!, dilo es maravilloso, jejeje
  • Flo: Sí, es eso y más.

Finalmente tía Dani se corrió sobre mí, sentí como su humedad cubría mi verga, se levantó muy contenta, sacándome del sofá para quedarse sentada con las sus hijas e Isa, Yo tomé a mamá y la comencé a desnudar para después sentarme en una silla y montarla a horcajadas, mamá estaba muy mojada, parece que había estado metiéndose mano antes de entrar, comenzó a botar sobre mí, mientras le comía las tetas. En eso y sin darme cuenta, las chicas se fueron a preparar la cena mientras yo follaba a mamá; como supondrán hicimos de todo, pero ya me encontraba al borde del colapso, por lo que una vez que ella anunció su corrida yo descargué toda mi leche en su coño.

¡Por fin!, después de una semana todos estábamos satisfechos, así como sudados y pringados, pero al estar tan cansados, nos bañamos por turnos, con la salvedad que un solo individuo fue inamovible bajo la regadera, ¡adivinaron!, yo, el cual se encargó de jabonarlas y acariciarlas con ternura y suavidad, claro que quedé arrugado como una pasa, pero cenamos contentos.

Mi “sacrificio” por ponerme al día y satisfacer a mis chicas había sido un éxito, pese a que aún no lograba quitarle completamente la virginidad de Flo, eso sí, que había tenido un avance, pues a contar de ese momento, comencé a culearla cuando quería. Repetidamente ella se entregaba con pasión, tanto que su anito ya se amoldaba perfectamente a mi verga.

En cuanto a los militares, ellos venían algunos fines de semana al mes a ver a su familia, pero ignoraban lo que sucedía en casa, ya que en sus regresos los días de franco, todo parecía normal, tanto que se sorprendieron cuando la misma Ani les dijo que ahora ya no éramos novios exclusivos y que teníamos una relación abierta. Juan y Francisco bromeando me decían que mi Ani quería ponerme los cuernos con eso de la relación abierta, lo que no sabían, que era abierta por qué me las follaba a todas. Debo agregar que en esas oportunidades en que estábamos con ellos en casa, yo quedaba con las otras chicas y las follaba, cosa que las hacía muy felices pese a que no siempre podía responder a todos sus requerimientos, pero nos las arreglábamos.

Los militares me decían que que ya era hora de echarme una novia a cuestas, pero no les hacía mucho caso, pero insistían, tanto que una vez le pidieron a Ani que me invitara a una amiga para que saliéramos juntos y me follaran, cosa que mi celosa novia se negó terminantemente. La última vez que los militares en sus idas y venidas me propusieron salir con otras chicas, me inventé un fin de semana muy atareado.

Para lo anterior, tenía que “burlar la vigilancia” del o los maridos o padres de mis otras chicas, teniendo la certeza que ellos se encontraban en casa, pensé en las cuatro chicas que me apetecían, las dos Montserrat, Verónica y Biocha, después de un breve y no muy meditado análisis, lo primero que se me ocurrió fue invitar a Montse que era muy cercana en edad a mí, cosa que su padre no sospechara de mi real relación con ella. Para materializar mi plan el sábado en la mañana llamé a Montse, mi idea era invitarla a salir a pasear a un parque o al cine, si no podía tener sexo con ella, igual nos divertiríamos un poco, pero la invitación al paseo salió algo diferente a lo que tenía pensado. Lo que sucedió, fue que cuando la llamé, contestó el teléfono su madre doña Montserrat, y el dialogó resultante salió algo así:

  • Claudio: Hola ¿se encuentra Montse?
  • Montserrat: ¿Claudio?
  • Claudio: Eh, sí, ¿doña Montserrat?
  • Montserrat: Sí, ¡que sorpresa!, Montse no está disponible ahora, si me dices lo que quieres, yo le cuento y le digo que te llame de vuelta.
  • Claudio: Gracias, la llamaba para ver si quería salir conmigo por la tarde…
  • Montserrat: ¿Para algo en especial?
  • Claudio: No, nada en particular… solo que estoy un poco aburrido y pensé en que podíamos divertirnos…. De pronto escuché que alguien le hablaba a doña Montserrat y….
  • Montserrat: Querido…. Es Verónica mamá de Biocha, que nos invita a nosotras dos a tomar helados y pasteles esta tarde para conversar… ¿no te molesta quedar solo un par de horas?
  • Claudio: Perdón doña Montserrat,... ¿habla conmigo?, pregunté sin entender nada.
  • Montserrat: Sí Verónica, seguro que vamos, te podemos recoger en las afueras de “Tiendas la Magnífica”,… como a eso de las cuatro….iremos en mi nuevo auto para mostrártelo.
  • Claudio: Entiendo que eso es para mí…
  • Montserrat: Sí, nos vemos a las cuatro….Adiós.
  • Claudio: Nos vemos, adiós.

Almorcé en familia con los militares que llegaron al rato de colgar el teléfono, nuevamente comenzaron con sus bromas y presiones, con la diferencia que ahora tenía una cita, simplemente les dije que saldría con Montse, ambos me quedaron mirando, en especial mi hermano ya que Montse había sido su novia

  • Juan: No es bien visto salir con la ex novia de un hermano.
  • Claudio: Saldré en un grupo, no es que salga con la ex novia de mi hermano
  • Francisco: ¿Habrán más chicas….?
  • Claudio: Sí, una más y esa es para mí…. Lo siento
  • Francisco: Está bien, ya con Juan tenemos nuestros planes.
  • Juan: Ese es mi hermanito pequeño,… si logras llegar al fondo del asunto recuerda de dejar bien puesto el nombre de la familia.
  • Mamá Julia: Oye que consejos son esos para un hermano chico, además delante de nosotras que somos mujeres.
  • Juan: Son consejos del mayor de los hombres de la familia, si no se los doy, puede perder el rumbo y dejar de gustarle las mujeres…
  • Isa: No por tus consejos guarros Claudito dejará de ser hombre y yo ya le enseñe lo que debe saber un adolescente sobre sexo.
  • Francisco: ¡¡Cómo!?
  • Isa: Con una brillante exposición, no como te lo imaginas mente de gusano, dijo mientras se ponía roja de vergüenza, pese a lo acertado del pensamiento de mi primo.
  • Tía Dani: ¡Francisco deja de incomodar a tu prima!
  • Francisco: Es solo una broma, no creo que mi primita realmente….
  • Tía Dani: Entonces termina.
  • Francisco: Muy bien mamá….¿ya no puedo bromear?
  • Tía Dani: No de esa forma…

Finalmente después de una ligera siesta me preparé para salir, ocasión en que Flo, entró al cuarto que por ser fin de semana compartía con tía Dani y me dijo de no muy buenas ganas que me divirtiera, pero que no olvidara que yo me debía a las chicas de casa, luego fue Isa acompañada de Ani para cerrar la escena mi madre y mi tía dándome recomendaciones y demostrando que los celos estaban a flor de piel.

Llegué al lugar  de la cita unos minutos antes de la hora señalada, por lo que comencé a pasearme enfrente del local “Tiendas la Magnífica”, estaba nervioso de no sé qué, la verdad es que me recogería una de mis amantes, a la que “conocía profundamente”, pero igual me encontraba agitado. Dos minutos antes de la hora se detiene un coche precioso, me parecía que era uno de esos SUV nuevos de la BMW, se baja la ventanilla polarizada y me llaman

  • Montserrat: Hola Claudio… de prisa sube atrás.
  • Claudio: Hola,… voy, dije apresurando el paso.

Subí al estupendo auto que aún tenía olor a nuevo, en su interior se encontraba las dos Montserrat. Ellas me miraron con cara de felicidad, para luego arrancar, se veían preciosas las dos maquilladas para embrujar con su rostro al más reticente de los mortales, comenzamos a conversar animadamente de cómo estaba cada cual, pero yo realmente quería saber que se proponía doña Montserrat y su hija, que me imaginaba estaba en concomitancia con su madre, y ante mi curiosidad de saber para donde marchábamos, les pregunté y recibí como respuesta

  • Montserrat: A un lugar donde lo pasaremos muy bien los tres.
  • Montse: Sí, muy bien… ¿Por qué tan inquieto?
  • Claudio: Bueno, me gusta saber para donde voy y que haremos.
  • Montserrat: Eres un mentiroso, seguro que nos llamaste para follar.
  • Claudio: Bueno algo hay de eso..
  • Montse: Sí, porque probablemente no te podías follar a ninguna pariente, jajaja
  • Claudio: Bueno también hay algo de cierto en eso, pero siempre pienso en ustedes.
  • Montse: Bueno, para que no te pongas triste te diremos que te creemos, jajaja
  • Claudio: ¿Pero a donde vamos?
  • Montse: Rumbo a la felicidad, pardillo mío, jejeje.
  • Montserrat: Los tres vamos para allá, jejeje.

Seguimos conversando para saber de nuestras vidas, como lo hacen los amigos después de no verse un tiempo, en seguida me di cuenta que nos dirigíamos a un motel para parejas. Extrañamente un poco antes de llegar y pese a los vidrios polarizados, me hicieron ocultarme atrás (pensé para evitar que me identificaran como un menor de edad). Como en las películas entre oculto pegado a las sombras de una pares y árboles y así sin casi darme cuenta ya estábamos entrando a una habitación muy bien ambientada, por fin vi bien a las dos Montserrat juntas y de pies frente a mí, si se veían preciosas maquilladas, sus vestimentas la hacían verse como diosas griegas (ahora podía morir e ir al cielo).

Quedé como paralizado, sin saber que hacer pero eso no fue impedimento para corresponder el beso con el que Montserrat me despertó y que me emocionó hasta lo más profundo de mi ser, luego se acercó su hermosa hija disputando su lugar en mi boca, las tomé del culo a las dos y se las amasaba por sobre las faldas, ellas comenzaron a acariciarme; increíblemente fue Montse la que sacó mi verga del encierro y le dijo a su madre:

  • Cómele la verga, me gusta ver lo zorra que eres..mamá.
  • Montserrat: Mmm gracias, pero soy tan zorra como tú…
  • Claudio: No discutan, ¡cómanla las dos!, les dije

Así lo hicieron, se hincaron y comenzaron a besarla y chuparla, Montse se encargo de mi glande, y el tronco de mi verga quedó a cargo de su madre, la que también amasaba mis cojones, era increíble su habilidad, pero si seguían así, me correría irremediablemente.  Por ese motivo las hice ponerse de pie, y sacarse la blusa además del sujetador, pues me apetecía comer sus magníficas tetas y degustar sus areolas coronadas de los apetecibles pezones que se gastaban madre e hija. Me encantó que Montse comenzara a desvestir a su madre, la cual acto seguido hizo lo mismo con su hija y entre las dos me ofrecieron sus turgentes mamas, casi afiebrado de calentura comencé la delicada faena.

Mientras tenía mi cabeza entre las cuatro tetas, comencé a quitarles las faldas y bragas a mis preciosas amantes; el tener a madre e hija a mi entera disposición me hacían actuar con pasional morbo, era una mar de excitación, por lo que comencé a amasarles sus coños y poner mis dedos pulgares en sus ortos, a esas alturas todos gemíamos y suspirábamos, hasta que doña Montse ganándole el quien vive a su hija me dijo:

  • Métemela, te quiero sentir adentro, por favor… métemela.
  • Claudio: Por supuesto corazón….
  • Montse: ¿Y yo?
  • Claudio: Montserrat, cómele el coño mientras te la meto corazón, después cambiamos.
  • Montserrat: Bueno mi amor… vamos Montse acuéstate y abre tus piernitas.
  • Montse: Sí mamita, cómeme el coñito.

Pensé dos cosas, la primera es que las dos Montserrat estaban entregadas a la lujuria y harían cualquier cosa que yo les dijera, y la segunda es que doña Montserrat no solo estaba entregada a la lujuria, ya que me llamó “amor”, lo que me pareció increíble pero peligroso… ¿qué sucederá con su maridito? Sin dejar de meditar, me puse detrás del maravilloso culo de Montserrat y le envergué el coñito, se la metí con suavidad, escuchando como gemía de placer mientras le comía el coño a su hija. Tomando las caderas de la recién envergada, inicié un suave mete saca sintiendo como las lubricadas paredes del coño de mi amante se amoldaban a mi verga y la comprimían. Intentaba concentrarme en no correrme, pero el mirar la cara de felicidad y goce de Montse mientras su madre le comía el conejito, hizo que me dejara llevar por las sensaciones y comencé a acelerar el ritmo anunciando mi corrida a los cuatro vientos.

  • Uff… ahh… ahhhh, me voy a correr.
  • Doña Montserrat: Ahhh,… ahh… espera un poco yo estoy a punto de correrme  mm
  • Claudio: Siii… no sé si puedaaa…ahhh.
  • Doña Montserrat: Me corro….dame fuerte amorcito…. Dame, ahhh…me corro.

Llené el coñito de doña Montserrat, sentía como mis pulsantes erupciones de leche la inundaban: Las fuerzas me flaqueaban, tanto que casi me derrumbo sobre ella arrastrándola a aplastar el coñito de su hija, estaba tan extasiado que me puse a un lado de Montse, mientras ella se situaba al otro.

  • Montse: Mmm,…Me han dejado sin acabar, necesito correrme…..
  • Claudio: Espera un poco y termino lo que inició tu mamá.
  • Montserrat: Sí mi amor, termina de comerle el coñito a mi niña para que se corra.

Seguimos dándonos placer por casi dos horas más, quedamos agotados pero satisfechos, la lujuria desbordaba en nuestras mentes y por qué no decirlo de sus coños y de mi verga. Ellas me hicieron prometerles que lo repetiríamos, que no las podía dejar abandonada tanto tiempo, que harían lo que fuese por repetir.

Pasó el rato en que descansamos y conversamos del “futuro”, para luego duchamos entre caricias y arrumacos, la ducha fue buenísima, pero teníamos que volver a la normalidad, por lo que nos vestimos y salimos de la misma forma que entramos. En el trayecto de regreso nuestra conversación giró en torno a lo bien que lo habíamos pasado y a lo mucho que me querían, proponiéndome soluciones para vernos más a menudo, cosa que les tuve que re-jurar.

Mis amantes insistieron en dejarme cerca de casa, a la que llegué caminando desde unas muy cómodas dos cuadras, trayecto en que aproveche de reflexionar acerca de los sentimientos de las dos Montserrat, no dudaba que me querían, pero había una diferencia, una de ellas decía deseo y la otra sin tapujos amor, eso para mí tenía un significado diferente…

Al llegar a casa me estaba esperando Flo que no había salido con nadie, cosa que me sorprendió, pues es una chica muy popular y linda como también Ani e Isa la llevaban a todas partes cuando estaban los militares, pero descubrí que pasó de todos y se quedó en casa, por otra parte mamá y tía Dani habían salido a cenar con unos parientes, estábamos solos. Me miró con su cara angelical que enmarcaba sus bellos ojos claros y me invitó a ver un programa de concursos que estaban dando en la tv, no pude negarme, nos servimos unas gaseosas y tapas, disfrutando del momento de paz, hasta que me toma la mano y me dice:

  • ¿Sabes que te quiero?
  • ¿Lo sé?...
  • Flo: Pero es más que solo quererte… creo que te amo.
  • ¿En serio?, dije alegremente sorprendido.
  • Flo: No estoy segura pero creo que sí.
  • Entonces ya estás lista pa….
  • Flo: No aún no me interrumpió, solo te lo digo porque sé que estuviste con las otras y eso me pone muy celosa.
  • Lo siento…
  • Flo: Debes compensarme…
  • ¿Cómo?
  • Flo: Como solo tú sabes.

Se levantó bajándose las bragas y levantándose su camiseta dejando ver sus tremendas tetas, me sacó mi verga y se montó a horcajadas, dejando a mi amiguito metido entre los cachetes del culo, para luego besarme profundamente. Casi no lo había notado en un comienzo pero sus lágrimas corrían por su rostro, no le dije nada solo la acariciaba con ternura y la dejaba hacer.

  • Claudio: Sabes que puede llegar tu hermano o el mío.
  • Flo: Sí, pero deseo que me des tu amor.

Las caricias me comenzaron a calentar cada vez más, hasta que decidí darle lo que le gustaba, mi verga en su culo, por lo que la levanté y le hice apoyarse en el mueble de la entrada de la sala donde hay un gran espejo, le saqué la camiseta y comencé a empalarla, ella se miraba al espejo y por medio de él a mí, sonreía y les juro que tenía una cara de zorra golosa. Le di duro mientras jugaba con sus lindas tetas hasta que me corrí, luego le comí el coñito hasta que ella también se corrió, ambos quedamos extenuados de la faena, pero contentos, a esas alturas solo quería descansar por lo que la dejé a medio vestir y me fui a dormir.

El domingo por la mañana, decidido a mantener el plan de seguir ocupado con mis musas me levanté pensando que hacer para evitar presiones de los militares, lo que se materializó apenas me asomé a desayunar. Ahí estaban los dos y obviamente me preguntaron de cómo era la amiga de Montse, a lo que simplemente les respondí

  • La verdad es que era la mar de simpática.
  • Francisco: Ahh era fea.
  • Claudio: Bueno no muy agraciada pero en ningún caso fea
  • Juan: Estupendo, esas son las más calientes y guarras.
  • Francisco: Me imagino que le tocaste las tetas…
  • Claudio: ¡Por favor!, como le voy a tocar las tetas en la primera salida, más encima en un parque público, dije mintiendo descaradamente.
  • Juan: ¿Tienes planes para ver si le tocas las tetas?
  • Claudio: No, hoy saldré con Biocha….(cosa que ya tenía medio decidido)
  • Francisco: ¡Pero esa fue mi chica!
  • Claudio: Según ella nunca lo fue, solo la mosqueaste un poco, pero nunca le hiciste nada, por lo que está totalmente libre…
  • Juan: Es cierto, te metiste con la tetona del sur…jajaja
  • Francisco: Bueno es cierto, pero…..
  • Juan: ¡Nada de peros!, deja que mi hermanito se desperece con ella, pienso que es muy caliente y querrá guerra, jajaja
  • Francisco: Mmm… está bien, Claudio, puedes follártela, pero una debe ser a mi salud, jajaja.
  • Claudio: Lo haré si me deja, jajaja.

Después de ese diálogo me dejaron en paz por el momento, un poco más tarde llamé a Biocha para invitarla a salir, lo que aceptó de inmediato, pero me dijo si podía invitar también a su madre, pues estaba muy triste pues su padre no la tomaba en cuenta para nada y pensaba que necesitaba una buena follada. A diferencia de la salida con las Montserrat, ellas me pasaron a buscar a casa, saludaron a todos, diciendo que Verónica nos dejaría en un cine. Pero la verdad es que ella nos llevó al campo que había heredado de sus padres, eligiendo un lindo mirador donde otrora había perdido la virginidad según su propia confesión.

Una vez aparcados en el mirador Verónica y Biocha me miran como quién va a disfrutar de un postre que lo hará engordar pero lo desea. La primera en accionar fue la madre, la que se bajó desnudándose inmediatamente sin cortarse ni un pelo, me di cuenta que estaba preparada ya que estaba sin sujetador y sin bragas, cosa que sospechaba desde el momento en que la vi. Que les puedo decir, eso de follar a la madre y la hija me daba mucho morbo, por lo que me bajé rápidamente, desnudándome sin tardanza ante los atónitos ojos de Biocha, la que no atinaba a desnudarse para seguir el ejemplo de su progenitora.

Me abalancé sobre Verónica y después de comérmela a besos, la hice apoyarse sobre el capó del auto mientras la envergaba, estaba encharcada, mi verga entró rauda y profundo a su coño. Además de tener a la madura mujer envergada, lo más erótico que encontré, era como se reflejaban sus cimbreantes tetas en el parabrisas, detrás del cual su hija nos miraba, todo era tan erótico y excitante; tanto que le mordía suavemente el hombro mirando a Biocha mientras con una mano cogida de las magníficas ubres las tomaba, las amasaba para luego soltarlas; estaba como loco con ellas. Pero yo no era el único afiebrado, por lo que Verónica no tardó en alcanzar el primer orgasmo y se corrió mirando a su hija Biocha, la dejé tendida sobre el auto casi exhausta de goce.

Me acerqué a la puerta de Biocha y por medio de la ventanilla abierta, primero metí mi mano y comencé a magrearle sus tetas, no contento con eso metí medio cuerpo adentro y comencé a comerla a besos, sin parar las caricias, mientras Verónica nos miraba a través del parabrisas. Pese a que el clima era aún templado, nos dio frio a los dos que estábamos desnudos afuera, por lo que ingresamos al auto. Entré en asiento trasero y le dije a Biocha que pasara a donde estaba yo, ella lo hizo sin salir del coche, la recibí con los brazos abiertos para terminar de desnudarla. Por algún extraño motivo mi morbo se incrementó al ver como su madre no nos quitaba ojo de encima y en especial ahora que comenzaba a follar a su hija en el asiento trasero de su Mercedes Benz 500, le dí con todas mis ganas por lo que el coche se impregnó de olor a sexo y sudor, pero a la dueña no le importaba.

Durante esa tarde follé en ese asiento trasero revestido del más fino cuero, tres veces más, turnándolas hasta que en la última, nos metimos los tres en el reducido espacio, soltando los últimos chorros de leche sobre la impoluta piel (pensé en que ojalá no se echara a perder con mi simiente). Casi al atardecer regresamos a casa, se despidieron de mi prometiendo otros viajes al campo.

En cuanto a Rosalinda y la otra Verónica, solo las follaba cuando ya no tenía a nadie más disponible, pues teniendo a tantas a quien follar, no había sequía en esos aspectos. Claro que “las menos afortunadas” tenían sus reparos o reclamos por mi poco interés en ellas, pero nunca dejaban pasar la oportunidad de que las envergara.

Ante tanto reclamo, les sugerí que se buscaran a otro amante, pero según ellas no lo harían ni lo habían hecho, pues no querían sexo con nadie más, así y todo con ellas siempre me cuidé de usar condón. Mi vida había cambiado, creo que para mejor o en realidad eso pensé en ese momento, solo tenía una espinita en todas mis relaciones; se llamaba Ainhoa (si pensaron en Flo, se equivocaron, estaba seguro que ella algún día me entregaría su coñito). Esta abundante pelirroja me tenía loco por algún motivo desconocido según yo (por sus tremendas tetas según Ani). Quería incluirla en mi harem,… era ella, ninguna otra; pese a tener compañeras de clases que eran preciosas y más que deseables, tanto era mi atracción por Ainhoa que las celosas de Ani y Flo no me dejaban ni a sol ni sombra solo con ella.

En efecto mi vida era muy buena, me iba bien en los estudios, en el sexo y gracias al esfuerzo de mamá, no pasábamos zozobras económicas, olvidando por completo lo sufrido por la fuga y el sufrido abandono de papá. Las penas causadas por su traición habían menguado, pasando a ser solo un amargo pero lejano recuerdo. Por otra parte mamá era una mujer feliz, no solo había logrado superar la casi bancarrota a la que nos vimos expuestos, si no que tenía satisfecho su apetito sexual, tanto que me decía que con papá nunca había disfrutado tanto, como conmigo en lo sexual, cada día me decía que amanecía feliz. En resumen lo pasaba bien tanto conmigo como con el resto de la familia en todos los aspectos imaginables de su vida.

Mi felicidad era única, mí harem me hacía feliz y ellas eran felices conmigo, de hecho las chicas que siendo todas muy bellas y a las que no le faltaban pretendientes, me eran totalmente fieles y rechazaban a todos, incluso a los que yo juzgaba como más apuestos que yo. Además todo el tiempo estábamos mejorando nuestras relaciones, nunca nada era igual, pues no solo mi imaginación volaba con el fin de amenizar nuestro sexo, si no que ellas aportaban su cuota de imaginativo erotismo.

Caer en la monotonía era un peligro, por lo que de vez en cuando, hacíamos fines de semana eróticos, donde hacíamos una orgía permanente, a veces nos disfrazábamos, otras veces me asaltaban, así suma y sigue. Claro que en estas sesiones de sexo que variaba de lo suave y sensual a lo salvaje y erótico, lo único siempre fijo era que la única verga disponible era la mía.

Pero el mundo gira y en la vida no todo puede ser felicidad Lo pensé cuando el primer cambio de mi vida llegó, primero fue penoso para llegar a lo que yo creía era la vida perfecta, pero no duró mucho. Ahora se confirmaba que todo cambia, un hecho que creí que no se repetiría en mi vida, vino a perturbarlo todo; mi padre se presentó en las oficinas de mamá, exigiéndole su puesto y dinero. Dicen que la pelea fue a todo grito, tanto que los guardias de seguridad lo sacaron a la fuerza, la negativa de mamá generó una disputa legal por el control de la empresa y al verse perdido, la atacó donde más le duele a mamá, exigiendo el derecho de ver a sus hijos.

Los mayores se negaron, pues ya tenían más de 18 años, edad legal para la emancipación, o sea, la mayoría de edad, pero yo, recién cumplía los diez y seis años. por El Juez de Familia dictaminó que debía concurrir a la casa de papá los fines de semana cada quince días o donde el considerara adecuado. Por más que me enojé, le rogué, e intenté evitarlo, la sentencia debía cumplirla.

Para ese efecto, los días previos al primer fin de semana que me tocó ir a casa de papá, tanto mi madre como Isa, me hicieron que las follara y enculara de todas las formas posibles. Ese jueves fue una maratón de sexo filial. No sé por qué motivo psicológico, ellas querían que las follara bien folladas. Cuando les pregunté, según ellas era para que se me notara que no solo mamá era la cornuda, si no que él también. Todo esto fue presenciado por mis otras tres musas, que cual voyeristas disfrutaban como les rompía el coño y el culo a mis parientes más cercanas.

El viernes por la tarde después de clases fui a mi “nuevo hogar”, para cumplir lo sentenciado por el juez, toqué el timbre del apartamento abriéndome una joven mujer, supuse que era la amante de papá. Pese a que desde que sabía de su existencia, mi rencor y animadversión habían generado en mi mente una horrible imagen de ella, no lo fue. Al contrario, estaba profundamente equivocado, la susodicha era espectacular; sin ser demasiado bella, era increíblemente atractiva.

Me hizo entrar, pese a que no se presentó, no me cabía dudas que era la chica de mi padre, aquella por la que los había abandonado. Como describirla, era una morena de rasgos griegos y finos, que sin ser bella de cara como mis chicas, en especial mamá, era espectacular, sus curvas eran rotundas, turgentes, no sabía que calificativo ponerle, pero podía adivinar que ese cuerpo contaba con unas medidas a lo menos 108-61-94 y copa 34G (lo podía estimar porque conocía perfectamente las medidas de mis amantes). Sus curvas hacían palidecer a muchas otras mujeres, no tenía nada que envidiar a cualquiera de mi harem. Estaba aún embelesado cuando la muchacha de se vuelve hacia mí, que aún no salía de la impresión, y me mira a los ojos con una mirada candente que excitaría incluso a mi profesor de Filosofía, Religión y Ética, que ya estaba en sus setenta años.

  • Hola tú debes ser Claudio, yo soy Paula adelante toma asiento, dándome un beso en la mejilla
  • Claudio:…Hola…gracias dije aún sorprendido y algo cohibido.
  • Paula: Tu padre está por llegar, ponte cómodo
  • Claudio: Gracias
  • Paula: ¿Quieres un refresco con galletas?
  • Claudio: Si gracias.
  • Paula: Eres un joven muy apuesto, debes tener muchas novias.
  • Claudio: Algunas dije sonriendo tímidamente.
  • Paula: Debes ser un chico muy popular en la escuela.
  • Claudio: Eh…no, dije cortante.
  • Paula: Si no deseas hablar conmigo podemos ver algo de televisión, tal vez una película de las que hay aquí.
  • Claudio: Si una película estaría bien.

La mujer prendió los equipos mientras yo estaba sentado tomado mi gaseosa y comiendo galletas de limón, junto con las de vainilla mis predilectas. En eso la película que estaba en el reproductor se comenzó a ver, tanto mi cara como la de ella cambiaron, la de ella se desfiguró y se puso roja, la mía se sonreía, ¡era una película porno!, la escena mostraba claramente que una chica muy similar a Paula le estaba haciendo una mamada a un actor con una gran verga, era algo alucinante, tanto que mi verga se entusiasmó casi en el acto, ella se apuró en detener el video.

  • Ay no deberíamos ver esta, dijo con una risita nerviosa
  • Claudio: Por mi está bien dije con total desparpajo
  • Paula: Eres muy joven para eso, además son actores irreales que hacen cosas irreales, dijo sacando el video, buscando otro sin mirarme.
  • Claudio: No les vi nada de irreal, contraataqué casi riéndome por la vergüenza que ella estaba pasando.
  • Paula: No viste la tremenda cosa que se gastaba el actor
  • Claudio: Si, y también vi las tremendas cosas que se gastaba la actriz, diría que los dos se parecen mucho a nosotros, repliqué sin ninguna vergüenza.
  • Paula: ¡Como dices eso!, no creo que tu cosa sea tan grande como la del actor.
  • Claudio: Tampoco creo yo que tus cosas sean tan tremendas y naturales como la de la actriz.
  • Paula: Mis cosas como dices tú, son naturales, y si bien no las considero tan tremendas, si son grandes, pero naturales, no como las de ella, dijo con tono de orgullo.
  • Claudio: Al igual que la del actor, mi cosa es tremenda, aunque no lo creas, dije mintiendo un poco.
  • Paula: Me parece que esta conversación no debe seguir, dijo algo roja de vergüenza.
  • Claudio: No es para tanto, debiésemos estar orgullosos de saber que ninguno de los dos tiene algo que envidiarle a esos actores, más allá de la situación que vivían.

Lamentablemente el diálogo se detuvo al sentir que la puerta de calle se habría anunciando la llegada de mi padre, el que me saludo con gran afecto, pese a mi fría respuesta, aún dolido por verme obligado a visitarlo, después de ser él quien nos abandonó por la atractiva furcia con la que actualmente vivía.

Luego de los fríos saludos nos sentamos a cenar, Paula intentaba ser agradable y acogedora, pero igual el dialogo siguió siendo frio, casi no se podía cortar el hielo, mi padre que nunca fue muy comunicativo, más que conversar me interrogaba. Debo admitir que Paula se esmeraba para que nosotros padre e hijo no fuéramos a matarnos en el vano intento de mi progenitor por confraternizar. Terminada la cena mi padre dijo que estaba extenuado e iría a dormir temprano para descansar de su ajetreado día, a lo que su chica dijo:

  • Claudio me podrías ayudar en la cocina
  • Claudio: Si por supuesto dije con mejor ánimo al ver que papá se iba en dirección a su dormitorio
  • Paula: Ayúdame a recoger los paltos luego ordenaremos y lavaremos ¿okey?
  • Claudio: Okey

Comenzamos a recoger todo, llevándolo a la pequeña cocina del apartamento, en cada pasada miraba el enfundado culo de Paula y sus generosas tetas que luchaban por escapar de su ajustado encierro, eran una diosa voluptuosa, estaba en ese minuto de ensoñación en que además de lavar los platos, la miraba casi con descaro, cuando la ella me pregunta

  • ¿En serio la tienes como el actor?
  • Claudio: Creo que sí, tal vez un poco más cabezona, pero muy parecida dije con total desparpajo, agregando en un tono sugerente ¿y tú las tienes tan grandes como la actriz?
  • Paula: ¿Pero qué pregunta es esa?
  • Claudio: Igual a la tuya y yo te contesté
  • Paula: Mmm… tienes razón, son parecidas en tamaño, pero naturales y mis areolas son algo más claras, confesó colocándose roja como tomate.
  • Claudio: Me encantaría verlas…
  • Paula: Oye soy la chica de tu padre, además no ando pidiendo que me muestres tu cosa.
  • Claudio: Claro, para ver cosas tan grandes me imagino que miras a papá
  • Paula: Tu padre no la tiene tan grande como el actor, diría que es normal
  • Claudio: Oye yo soy normal, pese a tenerla tan grande como el actor.
  • Paula: No digo que seas anormal, solo que si tu tamaño se asemeja al actor no estás en el promedio, eso es todo.
  • Claudio: Ah en ese caso estoy sobre el promedio, dije en tono engreído.

Con su silencio nuestra picante conversación acabó, luego de secar los platos nos pusimos a ordenar todo, dado que la cocina era realmente pequeña, continuamente nos rozábamos al principio casualmente, luego ya tengo mis dudas, tantas que hizo que me excitara mucho, mi verga estaba que escapaba de su encierro. Cabe decir que yo me excito con casi cualquier cosa que pareciera una mujer, pero en este caso se justificaba plenamente que lo estuviese, era un monumento de mujer, estaba pensando en cómo sería levantarle la falda y enterrarle mi verga hasta los cojones y follarla sin parar, cuando me dijo:

  • Me puedes ayudar a colocar este jarro ahí arriba pues no alcanzo.
  • Por supuesto, no faltaba más.

Tomando el jarro de sus manos me puse detrás de ella para ponerlo en la alacena que estaba en frente a nosotros. Estirando el brazo para situarlo donde ella quería, apoyé a mi “amiguito” en el prieto culo de Paula, ella medio atrapada entre mi verga y uno de los muebles de la cocina no dijo nada, esperando pacientemente que la situación pasara, tal vez solo fueron unos segundos; para mía una feliz eternidad. Al terminar no salí de su retaguardia, diciéndole.

  • ¿Necesitas otra cosa? Mientras continuaba apoyando mi crecida verga en su culo
  • Paula: No… creo que estamos listos aquí, saliendo de la incómoda posición, restregando su culo en mi dura verga que no me molesté en ocultar al pasar.
  • Claudio: Es temprano, podríamos hacer algo entretenido, aposté con intención de seducirla.
  • Paula: ¿Te parece que salgamos a pasear unos minutos al parque, antes de que oscurezca y tu padre despierte para llamarme a su lado?
  • Claudio: Me encantaría si es contigo.
  • Paula: O también puedes descansar en tu habitación en la que te pusimos una Tv.
  • Claudio: No, mejor sería que me quedará aquí viendo una película dije pensando en la de la bienvenida.
  • Paula: Claro, puedo buscar una que…..
  • Claudio: Podemos ver la que estaba puesta, dije con picardía.
  • Paula Me parece poco aconsejable, sobre todo con tu padre aquí, por mucho que esté durmiendo… dijo nerviosa.
  • Claudio: Entonces veamos cualquiera que te guste.
  • Paula: Bueno veremos “Regreso sin Gloria” con Jane Fonda, es antigua pero me la recomendaron mucho

La película era buena, pero algo lenta para mí, claro que eso de los dramas descritos por un sujeto que busca explicar las miserias del mundo, como el resultado de guerras injustas no son para mí. Bostezaba hasta que llegaran candentes escenas, que hicieron que mi temperatura subiera varios grados, por lo que me arrimé a Paula, ella no se inmutó ya que estaba muy concentrada en la trama, al ver que no había una reacción por parte de ella, me a cerqué aún más, podía sentir la tibieza de su cuerpo.

Puse un brazo izquierdo por detrás sin tocarla y mientras ella miraba la pantalla abstraída de este mundo. Aún más envalentonado, di mi siguiente paso, casi sin reflexionar; aproximé mi mano derecha para posarla suavemente sobre la pierna de Paula, la que al sentirla salió de su cinematográfico mundo de ensueño, reaccionando para poner la suya sobre la mía; en un vano intento de detener mi avance y sacarla. Yo apostando todo, me hice fuerte en el terso muslo y con todo mi empeño impedí que la sacara, quedando en un statu quo, por lo que me miró con cara de enojo y me dijo:

  • ¿Qué haces?
  • Claudio: Estoy confraternizando con el enemigo, dije sonriendo
  • Paula: No soy tu enemiga, dijo tomándome aún la mano.
  • Claudio: Es cierto y no quiero que seas mi enemiga dije dándole un sorpresivo beso en la boca que Paula rechazó con una sonora cachetada.

No pasó ni un minuto y cuando aún me sobaba mi mejilla, apareció papá algo soñoliento, preguntando

  • ¿Que fue eses ruido?
  • Claudio: Solo que me entusiasmé con la película y aplaudí fuerte, contesté, con mi mejilla roja del furioso golpe
  • Papá: ¿Qué película es la que ven? dijo sentándose al lado de la chica
  • Paula: Una romántica y el pardillo de tu hijo se entusiasmó con unas escenas algo candentes.
  • Papá: Mmm, la juventud divino tesoro,… ¿Y tienes novia Claudio?
  • Claudio: Algunas dije muy ufano
  • Papá: Hijo de tigre, tal vez puedas entusiasmarte con alguna de ellas.
  • Claudio: Si pero no viven muy cerca.
  • Papá: Bueno para otra vez será, voy a la cama, no tardes cariño.
  • Paula: Apenas termine la película voy corazón.

Seguimos los dos mirando la pantalla sin dirigirnos la palabra, el golpe me había dolido, pero no por eso cejaría en mis propósitos. Terminada la película Paula se levanta del sofá y me encara diciéndome

  • Última vez que te propasas conmigo
  • Claudio: Perdóname Paula, es que todo eran tan excitante y tú estás preciosa.
  • Paula: Perdonado por esta vez,… buenas noches.
  • Claudio: Buenas noches

Dormí teniendo todo tipo de sueños eróticos, algunos bastante húmedos, tanto que me desperté pringado así que decidí ir a limpiarme, por lo que tuve que salir al pasillo que da al único baño del pequeño piso. Silenciosamente pasé frente al cuarto de papá; la puerta estaba entreabierta; sintiendo su acompasado ronquido. Entré al baño a oscuras y controlé mi pequeño problema, mientras estaba en este trance pensé en mirar el cuarto de papá para ver si mi “madrastra” mostraba algo.

Volví sobre mis pasos y pese a la penumbra fui a mirar cual voyerista a la parejita. Sigilosamente me asomé viendo primero a Paula que dormía boca arriba, estaba tapada hasta la mitad, dejando ver parte de sus tremendas tetas. me solazaba con la magnífica visión, papá dormía de lado dando la espalda a la puerta de entrada, me acerqué a ver los codiciados melones más de cerca, si bien no me atrevía a explorar mucho más, pude apreciar lo buena que estaba mi cuasi madrastra, luego de uno o dos minutos me fui nuevamente a dormir.

Al otro día papá se duchó temprano, luego sentí a Paula hacer lo mismo, cuando oí que la ducha se cortaba me levanté para hacer lo mismo. Cuando estaba por entrar al baño de pronto se abre la puerta y choco con Paula o tal vez fue al revés, en cualquier caso yo no alcancé a tocar la puerta, solo sentí su cuerpo prieto contra mi pecho, la toalla que la envolvía se desprendió por solo un instante pero no alcancé a ver nada, aún cuando el solo hecho me enardeció como me suele suceder con todas las chicas.

  • Claudio: Perdón,…. Quería ir al baño
  • Paula: Ah, claro, está libre, ya voy saliendo.
  • Claudio: Gracias

El desayuno fue silencioso, papá comentó que debía ir a trabajar hasta el medio día pues debía ganarse la vida, ya que según él mamá le negaba su dinero (como les puedo decir, mi padre es un cabrón), pero no le seguí la corriente. El resto de la mañana ayudé a Paula a hacer el aseo y ordenar el apartamento, conversamos bastante, aprendí que era una chica sencilla y agradable, que cuando conoció a papá, él le contó lo mal que se llevaba con mamá (el típico cuento del tío). Terminado todo, la acompañé a comprar algunas cosas para el almuerzo, en el trayecto me tomó del brazo y conversaba alegremente, preguntando por mi vida; debo confesar que me agradaba estar con ella, además que a su lado me sentía permanentemente excitado, especialmente al verle el canalillo que formaban sus enormes tetas.

Papá llamó diciendo que no llegaría a almorzar, dado que tenía que ir a ver a un cliente a otra ciudad cercana, que llegaría algo tarde, noté la cara de desilusión de Paula (bienvenida al mundo de papá pensé). En la tarde vimos otra película, claro que bastante más inocente, para cuando llegó papá había terminado. Salimos a pasear por la ciudad, caminamos casi hasta el anochecer, en la caminata papá me interrogó no solo sobre mí, si no que por todos, ahora le contestaba algo más que mono sílabos, hasta cuando papá algo cansado ya, nos dijo que era mejor regresar a cenar, actividad que tuvo la misma tónica de la cena anterior, tal vez algo más cordial, pero no mucho; ya terminada mi padre anunció que:

  • Voy a ver las noticias en televisión y luego me acostaré, ustedes pueden ordenar por mientras.
  • Bueno tesoro dijo Paula

No voy a decir que me agradó lo que dijo, pero al mirar a Paula me di cuenta que a ella tampoco, nos pusimos a levantar la mesa y lavar los paltos, por lo que seguí el procedimiento aprendido, como guardar las sobras en el refrigerador, botar la basura en el incinerador para finalmente ayudarla a secar la vajilla. Al igual que el día anterior, al momento de tener que guardar la jarra, sin que la chica me pidiera ayuda, me puse detrás de ella y le se la quité de las manos, apoyándole mi endurecida verga en el culo.

  • Paula: Tu padre está en la sala, si te ve te castigará y no vendrás más aquí.
  • Claudio: Eso no pasará por dos motivos, el no vendrá, te lo puedo asegurar, el nunca se mete a una cocina ni cuando está solo. En segundo lugar, no me castigará pues quiere mortificar a mamá, por lo que seguiré viniendo, respondí sin quitarme del lugar, tomándola de las caderas apretándola contra mí.
  • Paula: Esto está mal, soy la pareja de tu padre, dijo empujándome con su prieto culo hacia atrás para salir de la embarazosa posición.
  • Claudio: Mmm, Paula creo que esto te gusta, le dije sin ceder ni un centímetro acomodando mi verga entre sus cachetes del culo.
  • Paula: Vamos no seas desagradable, me pareces un buen chico, déjame.
  • Claudio: Bien, si no te gusta sal de aquí, le dije mientras simulaba culearla.

Paula seapoyó en el mesón y no se movió del lugar. Yo aún sin poder verla a la cara, aprecié que estaba cerrando los ojos y dejándose hacer, esa rendición me excitó aún más, especialmente porque papá estaba a unos metros de nosotros, por lo que envalentonándome subí mis manos por su talle hasta llegar a tomar sus tremendas tetas, las que amasé con pasión mientras simulaba tener sexo con ella.

  • Paula: ¿Qué haces?
  • Claudio: Estoy verificando si son tan grandes como las de la actriz
  • Paula: Eres un bastardo, yo debería hacer lo mismo, contestó sin moverse
  • Claudio: Hazlo y verás que es verdad.

Continué estrujando sus magníficas tetas, eran una masas de carne turgente que me volvían loco, ella no oponía resistencia alguna, por lo que ya sin remilgos comencé a meter mis manos dentro del escote del vestido, para tocarlas por sobre el sujetador que al ser de media copa, me dejaba acceso a sus pezones, los que se encontraban duros como garbanzos. Sentía como su respiración se agitaba y profería apagados gemidos cuando comencé a estimularlos con mis dedos. Ella estiró una mano hacia atrás tomando mi verga por encima del pantalón, me hizo subir al cielo, ¡me volvía loco!, solo deseaba que me tomara la verga, lo cual hizo bajando el cierre de mi pantalón buscando con ansiedad en su interior hasta que con algo de esfuerzo metió la mano dentro de mi boxer.

  • Paula: Mmm… Es cierto, no mientes, la tienes enorme (ahora ella mentía un poco)
  • Claudio: Tu tampoco mentías, las tienes enormes, dije en voz baja junto a su oído
  • Paula: Mmm… No podemos seguir,… tenemos que terminar, tu padre sospechará algo. De pronto escuchamos desde la sala:
  • Papá: Paula, Claudio ¿¡que hacen que se demoran tanto!?
  • Paula: Ya vamos, falta poco para terminar, luego me dijo; basta terminemos
  • Claudio: Okey,… lastima, yo lo estaba pasando muy bien con mi madrastra, le dije dándole un beso en la comisura de los labios.

Nos sentamos con papá, le miré a la cara, se puso roja y demostraba nervios, pero mi padre no se percató de lo ansiosa que estaba su amante, luego nos fuimos a dormir. El domingo cerca de las nueve golpearon con suavidad la puerta de mi cuarto, pensé en Paula, en efecto era ella que asomándose me dijo:

  • Tu padre se levantó y salió a comprar el pan para el desayuno, deberías hacer lo mismo para que yo te haga tu cama.
  • Claudio: Si lo haré, pero no es necesario que me hagas la cama, pues yo puedo hacerla.
  • Paula: Vamos es domingo puedes flojear un poco, yo la hago.
  • Claudio: Mmmm, dije estirándome, en ese caso prefiero quedarme en cama y no tomar desayuno.
  • Paula: No seas flojo, es un lindo día, luego entrando me destapó, y jalandome de una mano me dijo: Vamos no seas flojo, la miré se veía espectacular luciendo un pijama de seda corto y ajustado.
  • Claudio: Uhmmm… no quiero levantarme, dije con flojera, pese a la espectacular visión
  • Pilar: Vamos dijo tirando más fuerte de mí...

Mi calentura por fin venció a mi flojera y tomándola del brazo con la otra mano le tiré en sentido contrario, haciendo que ella aterrizara en la cama junto a mí, ella se rió al igual que yo, lo que me permitió sorprenderla y besarla, aprovechando de agarrarle sus enormes tetas. Ella intentó reaccionar, pero sin soltarla del todo liberé una de sus tetas para agarrarla del culo. Puso cara de pánico, pero a esas alturas mi afiebrada calentura hizo que la volviera a besar forzando su boca hasta meter mi lengua, continuando con el magreo, so riesgo de perder mi órgano bucal, ella finalmente se rindió, por lo que le dije:

  • Toma mi verga, mírala bien y dime si se parece a la del actor o no.
  • Paula: Se parece, eso sí, la cabecita es algo más grande, recordando lo que le había dicho antes
  • Claudio: Tus tetas son naturalmente más lindas que la de la actriz, dije luego de levantar la camiseta del pijama y apreciarlas desnudas, luego las comencé a chupar devorando sus pezones
  • Paula: Y parece que tienen mejor sabor, acotó con calentura.

En eso sonó la puerta de entrada al abrirse claro indicio del regreso de papá, Paula se levantó como un resorte para componerse, indicándome que fuera al baño a ducharme. Papá la saludo desde la entrada y ella fue a su encuentro; ¡faltó poco para que nos descubrieran!, debo confesar que el morbo que me despertaba seducir a la amante de papá, me tenía loco. Finalmente fui a la ducha donde me hice una placentera paja pensando en mi “madrastra”, mientras ella como me contó un tiempo después, hacía mi cama teniendo confusos y libidinosos pensamientos, los cuales intentaba aclarar si mucho resultado.

El desayuno fue más de lo mismo, y como siempre papá nos dejó recogiendo la mesa diciéndonos que saldríamos a pasea pasado las nueve de la mañana, y como se estaba estableciendo la costumbre en la cocina intente acariciar el voluptuoso cuerpo de Paula, pero sorpresivamente me rechazó diciéndome:

  • No debemos hacer esto, soy la mujer de tu padre.
  • Claudio: Pero me gustas y creo que yo a ti también.
  • Pero soy mucho más vieja que tu y no podemos liarnos.
  • Claudio: No mucho más vieja, no creo que tengas más de 21 años
  • Paula: tengo 22, pero tú solamente eres un quinceañero
  • Claudio: Tengo 17 dije aumentando mi edad
  • Paula: Igual eres solo un crio travieso y me pillaste en un momento de debilidad, no debe pasar nunca más.

Tal como papá nos dijo, salimos por la mañana y nos dedicamos a pasear por los campos aledaños a la ciudad, deteniéndonos en una granja donde arrendaban caballos de paseo. Si bien yo no sé montar muy bien, lo pasé estupendo, sobre todo mirando a Paula, pues cuando trotaba en su yegua; sus tetas se movían casi sin control. El espectáculo era alucinante, por lo que mi padre se moría de la risa, yo de caliente y ella de vergüenza. Cerca del medio día almorzamos en un parador de la carretera, para regresar a su casa bastante agotados. Debo confesar que lo pasé muy bien, papá es una gran compañía cuando está en plan relajado.

Finalmente llegamos a casa o sea a casa de papá, nos bajamos entre risas describiendo lo vivido y sobre todo la cabalgata de Paula, la cual me perseguía como una niña para evitar que siguiera comentando sobre el tema. Papá seguía riéndose, hasta que dijo que estaba muy cansado de tanta correrías y de manejar, por lo que dormiría una siesta antes de la cena; noté cuando Paula lo miró como diciéndole “ya me dejaras con tu crío”, pero no dijo nada, acto seguido se volvió a mí y me preguntó

  • ¿Vemos una película?
  • Claudio: Bueno, pero la elijo yo.
  • Paula: Bueno, están en ese anaquel.
  • Claudio: Sí, lo sé.

Entre las películas que tenía encontré “Cruel Intentions” o como se exhibió en España Crueles Intenciones, una película que además de ser buena exaltaba el morbo de las relaciones de unos chicos y los deseos morbosos que vivían en su época de escuela.

La tensión entre Paula y yo se podía sentir en el aire, me senté junto a ella como la había hecho anteriormente, pero ella se movió a un extremo del sofá, yo me acomodé más cerca de ella pero me dijo terminantemente:

  • Ya sé tus intenciones, mantente ahí donde estás.
  • Pero si no te voy a hacer nada malo.
  • Uhm, sí como no….
  • Enserio, no voy a dañarte o atacarte.
  • Muy bien pero mantén la distancia.

La estupenda película me comenzó a motivar más allá de lo usual, por lo que a los minutos ya estaba más que caliente y con mi verga parada levantando una tremenda carpa, notaba como Paula me miraba de reojo y sin duda sabía o presentía de como me encontraba, pero no decía nada. Cuando ya no podía más de excitado me giré y sin darle oportunidad a reaccionar la besé intensamente, tomándole su cara y buscando su lengua con la mía, ella en los primeros segundos no reaccionó, luego intentó sacarme de encima, pero mis manos fueron a sus tetas y con las de ella intentó controlarme, pero su boca respondía a la mía y su respiración se agitaba.

Después de un par de minutos, mis manos reinaban en sus pechos, logrando abrir su blusa y dejarlos al descubierto, con las montañas de tetas a mi entera disposición, me dedique a comerlas con fruición, ¡que maravillas!. La conquista recién alcanzada, solo hizo que deseara más y más, por lo que con una mano seguí por el interior de sus muslos hasta llegué a alcanzar su rajita del coño, momento en que me pegó una nueva bofetada, empujándome para taparse las tetas.

  • Paula: Suficiente, no quiero que me violes.
  • Claudio: Pero… no haría nunca algo así.
  • Paula: Pero ganas tenías… debes entender que soy la mujer de tu padre.
  • Claudio: Okey, lo entiendo, pero no puedo evitar que nos atraigamos y creo que tu tampoco.
  • Paula: Mejor veamos la película, colocándose un cojín sobre el pecho.

Hacia final del día y luego de los múltiples rechazos de Paula, debía volver a mi real casa, pues la visita llegaba a su fin. Esperé una hora prudente y les comuniqué que me debía marchar pues el lunes tenía que ir al colegio. Papá se despidió de mi sin siquiera hacer el amago de ir a dejarme, por lo que Paula me acompañó al paradero de autobuses. Caminamos separados casi en total silencio, llegando al paradero ella se detuvo, me miró y se despidió con un suave beso destinado a mi mejilla, pero usando “el viejo truco” me giré bajando la cabeza para besarla en los labios.

Ella nuevamente se sorprendió, pero no me retó o golpeó, como el bus aún no llegaba le tomé de la mano casi arrastrándola, diciéndole:

  • Vamos al portal que está ahí
  • Paula: ¿Para qué?
  • Claudio: Para despedirnos como corresponde
  • Paula: No, ya sé tus intenciones…
  • Claudio: Por eso mismo vamos… le dije casi arrastrándola

Una vez en el portal la abracé, besándola con pasión, ella no se resistió por lo que le tomé su tonificado culo de mujer, apretándola contra mí para que sintiera mi hinchada verga. Nuevamente Paula intentó separase, pero fue un esfuerzo sin determinación, como claudicando a mi deseo, por lo que di rienda suelta a mis manos, acariciándola, amasándola y apretándola con total descaro, para luego subir mis manos al encuentro de  sus enormes mamas, haciendo que sus pezones se erizaran como nunca antes lo había notado. Finalmente Paula se entrega a la pasión y me masajeaba la verga con calentura, por lo que me sentí autorizado a meter mi manos en su húmedo coñito por sobre las bragas, ambos jadeábamos extasiados tanto que a ella se le escaparon más de un gemido y suspiros. Estábamos en nuestra febril despedida cuando sentimos que llegaba el bus a mi destino y debimos separarnos, por lo que componiéndonos rápidamente, nos dirigimos a la parada donde me subí y voltee para despedirme:

  • Adió princesa le dije cancheramente.
  • Adiós Claudio, buen viaje y pórtate bien.
  • Gracias tu también y sueña conmigo.
  • Chofer: Hermosa chica pero eres muy joven para ella.
  • Claudio: No es mi novia, pero lo será.
  • Chofer: Joder   te tienes mucha confianza

El bus partió pero nos quedamos viendo hasta que ya no era posible vernos, el obligado fin de semana con mi padre me abría un nuevo mundo, por lo visto mi vida seguía cambiando y a diferencia de lo que pensaba no era para mal ni tampoco para bien, era solo un cambio más.

Continuará….