Como cambió mi vida 9.

La mierda qué casas, tanto la de sus padres, la de su hermana, como la de ella, impresionantes, por lo lujosas por lo grandes y bien diseñadas, lo dice alguien que entiende del tema.

Como cambió mi vida 9.

Un poco se me fue la desazón, atar a tus padres y prenderles fuego, claro los bomberos dieron parte a la policía, que lo buscaban y el seguro no pagó nada por asesinato.

El tema “del Claudio“ duró como una semana, después si bien no se olvida, hay otros más interesantes o novedosos.

La profesora Débora quiso saber cómo era lo que le habían contado y quedamos en ir a almorzar.

Nos encontramos en la estación de servicio y nos rajamos para un carrito de la costanera.

Le conté que después de dejarla a ella, a dos cuadras de su casa me robaron la moto y me pegaron en la cabeza, menos mal que apareció la moto.

_Y qué es eso de que mataste al que te robó.

_A mí el que me la hace me la paga y sobre todo si son mujeres y me engañan, ja ja, abría grande los ojos, no es cierto Débora, si yo no mato una mosca.

No quedó muy convencida.

Nos fuimos al hotel internacional, Lilia me entregó la llave de “mí” habitación ja ja, nos miraba con un poco de tristeza, por le menos es lo que imaginé.

Y se desató el desenfreno, a besarse, abrazarse, estrujarse, meterse mano por todos lados, yo siempre pienso en que tengo que dejarla bien satisfecha, estoy compitiendo con su ex, qué boludo.

Sexo de todo tipo, vaginal, anal, 69, cubana, en la cama, en el sillón, en el yacusi.

Me pidió si no la podía acompañar a una fiesta en la embajada americana, el domingo a la noche, que toda su familia está en Brasil, que ganaron la licitación, la de construir una carretera y la mandaron a ella en representación de la empresa.

Le dije que no tendría problema en acompañarla, tendría que ir de nuevo a mi casa, digo a la mansión para traer algún traje, tengo que ver si me queda bien, adelgacé como doce kilos.

La tuve que llevar a su casa, en la mañana, esta vez me dejaron entrar los guardias de seguridad, se enteraron que me habían asaltado el otro día y muy cerca de ahí.

La mierda, qué casas, tanto la de sus padres, la de su hermana como la de ella son impresionantes, por lo lujosas, por lo grandes y bien diseñadas, lo dice alguien que entiende del tema.

Quiso que esperara en el amplio salón mientras ella se iba a cambiar de ropa, nada de esperar, al rato me dirigí por dónde había ido, se estaba cambiando, desnuda mirándose al espejo, ni la dejé protestar, la abracé y apreté las tetas, la tiré sobre la cama y la empecé a chupar, morder, lamer, gemía y gemía, mientras chupaba me trataba de desnudar, casi imposible, así que me paré y mientras me miraba rápidamente me saqué la ropa, me puse entre sus piernas y se la enterré de una.

_MMMMM siiii, así, cómo te siento, dame fuerte, dame fuerte.

Le levanté las piernas a mis hombros y le entré a dar y dar, el golpeteo de mis piernas y su culo parecían aplausos a rabiar.

No pudimos estar mucho tiempo teniendo sexo, teníamos que ir a la facultad, así que nos bañamos juntos a los besos, me puse mi misma ropa, ella se cambió y partimos raudamente a nuestras obligaciones, llegamos a la facultad casi sobre la hora.

En un lapso entre las clases, estaba en la cafetería, tomándome un cafecito con un alfajor de chocolate, de paso boludeaba con el celular, jugaba al ajedrez, escucho.

_Hola Claudio me puedo sentar, era Cintia.

_Claro cómo no vas a poder, qué querés tomar.

_Un cafecito puede ser.

_Ya te lo traigo.

Y fui por su cafecito, qué querrá pensé, ya no me molesta estar a su lado, la verdad es que está re buena ja ja.

Volví con su cafecito, hay que hacer malabarismo para que no se te vuelque, subir y bajar como veinte escalones desde la cafetería a dónde están las mesas.

_Claudio, necesito que me ayudes con dos materias, no voy a poder pasarlas, ya no sé qué hacer, fui a un profesor particular y no hay caso, me podrás ayudar, yo te pagaría.

_Cintia, si querés que te ayude el pago será la de entregarme tu cuerpo.

_Siiii, sí, claro que sí, pensé que nunca me lo ibas a pedir, soy toda tuya, cuando quieras.

La puta madre, yo se lo dije en joda, y mirá vos con “la Cintia”, parece que le gustaría estar conmigo, tengo que aprovechar, me enteré que está cobrando como mil dólares la noche.

_A ver, cuáles son los problemas que tenés, y el sábado a la noche salimos.

Sacó de su semejante bolso un cuaderno de esos grandes, y me mostró todo lo que no entendía, una materia es pan comido, la otra no tanto, me tuve que romper el culo para pasarla, hablando de romper el culo.

_El sábado vamos a ir a bailar, tenés que venir de pantalones, zapatillas, remera o camisa holgada y gorra.

Estuvimos cerca de tres horas investigando y dándole vueltas a los inconvenientes estudiantiles ja ja, no fuimos a las clases del segundo turno.

Me dijo de invitarme a almorzar, no quise que nos fuéramos, ella fue a buscar unas hamburguesas y estuvimos como tres horas más.

Mantuvimos el horario de estudio de tres horas durante la semana después del mediodía, terminábamos las clases y nos veníamos a seguir con las materias difíciles para ella.

Se me fue todo el rencor que tenía con ella, creo, quedamos que el viernes iríamos a visitar a mi hermano después de terminar de estudiar.

Yo había hablado y solicitado visita para mi hermano, no podés venir cuándo querés, tener que tener permiso de asistencia, es así ahí con los internados por drogadicción.

Cuando nos vio Gustavo sonrió, está demacrado, ojeroso, arrugado, ya no es el potro que fue siempre, tampoco razona demasiado, habla boludeces, y dentro de las boludeces que dijo.

_Cintia, vení quiero cogerte frente a mi hermano, para demostrarle que soy mejor que él, vení, vení.

Cintia me miró asombrada, yo afirmé con la cabeza, ella pronta se bajó los pantalones, la tanga y se subió arrodillada al costado de la cama, Gustavo se bajó los pantalones el calzoncillo y se arrimó, digo porque no se le paraba, hizo que se la metía y bramaba y me miraba, y sonreía y se reía, era feliz el puto drogadicto, ahí pensé que no se recuperaría más, si hace un montón que está acá y no recuperó nada.

El polvo duró un minuto, él hizo como que había acabado el de su vida, Cintia me miraba y se le caían las lágrimas.

Se subieron las ropas y nos despedimos, me dio pena por mi hermano, lo que pueden las drogas, un muchacho hermoso, alto, joven con dinero pasó a ser uno arruinado sin porvenir.

Cintia salió abrazada a mi brazo, me agarraba con firmeza, apenas salir por la puerta de entrada se echó a llorar desesperadamente, a los llantos desgarradores, tuve que abrazarla, más lloraba.

Al rato fue calmándose, no dejaba de apretarme abrazada.

_Claudio lloro porque creo que no se va a recuperar más, aquel que fue un chico de lo más lindo, que todas queríamos estar con él paso a ser alguien ido, arrugado que no puede ni hablar y por vos Claudio, otra vez te veo que me mirás cuando me cogen, si no hubiese sido tan puta, si te hubiese sido fiel, si no te hubiese traicionado y pensado que eras un pelotudo, ahora estaríamos juntos y muy felices, siento que te debo mucho Claudio, te juro que desde éste instante voy a ser tu esclava para lo que quieras, así lo siento, cuando vos me necesites voy a estar, podés hacer conmigo lo que quieras, sé que nunca me vas a causar mal.

Tomá, qué mierda le decís a alguien que se te entrega de esa manera, y no es alguien deslumbrada, se nota que lo pensó, hermosa y pronto a recibirse de arquitecta, me dejó paralizado, me acordé de cuando se me escapó el tiro.

_Qué me decís Claudio, Claudio qué me decís.

Yo salí de mi estupor y le dije.

_No hace falta que seas mi esclava, con ser amigos es suficiente, pensá que en mí también vas a tener alguien que te ayudará cuándo lo necesites.

Me dio un beso en medio de la boca, de esos ardientes, de entrega, de pasión, de lengua, de apriete, de franeleo, nos separamos para respirar.

La llevé hasta el edificio en el que estaba viviendo, no quise subir, mañana a las 22 la pasaría a buscar, tenía pensado mi salida romántica completa y no la quise cagar.

Al llegar a la villa, le tiré la luca que le debía a Dieguito, él me dijo que era del jefe, que se la iba a dar, yo le dije que era para él, al jefe ya le pagué, jamás osaría devolverle mil pesos, me los mete en el culo.

Ya en mi habitación llamé a mi padre, se extrañó de mi llamado, le conté que había ido a verlo a Gustavo, que no notaba adelantos en el tratamiento si podía investigar el tema, me parece que alguien le sigue dando drogas dentro de la institución.

Mi viejo me escuchó atentamente, me dijo que lo iba a ver el tema y que necesitaría hablar muy detenidamente conmigo, que cuándo podíamos vernos, quedé que lo llamaría durante la semana que viene, saludos a mamá.

Puntual como siempre, a las 22 estaba esperando en la puerta del edificio en que vivía Cintia, bajó con un pantalón negro, una camisa roja, zapatillas rojas, gorra roja, una preciosura, desapercibida no pasaba aunque estuviera en la tribuna viendo jugar a España.

Y de acuerdo a mí itinerario romántico, paramos en la panchería que está a veinte metros de la bailanta, había tiempo todavía para poder entrar sin pagar ella, ja ja, cómo si no pudiera con su entrada ja ja, estoy contento.

Nos comimos, yo tres panchos, una hamburguesa ella, con gaseosas, fuimos al baño, fundamental.

Y abrazados estábamos en la cola, que se movía muy lentamente, a los besos profundos, estoy contento, pagué mi entrada, la de ella no, es gratis hasta las doce.

Me acordé de mi primera vez en la bailanta, la puta, me tenía que acordar, fue cuando la vi a Cintia cogiendo con mi hermano.

Olor a encierro, humo, porros, transpiración, oscuridad, igual que siempre.

Estuvimos bailando como una hora, nos acercamos al escenario a ver y escuchar un cantante, Cintia disfrutaba mirando todo y a todos.

Más baile, más besos, más franeleo hasta que llegó la actuación de “La Delio Valdez”, un conjunto de cumbia, nos amontonamos cerca del escenario, no muy cerca ya que esos lugares estaban ocupados desde muy temprano, algunas o algunos vienen y se instalan ahí, contra las vallas, debajo del escenario, y se pasan toda la noche, solo vienen para estar cerca de los artistas.

Conjunto excelente, nos hizo mover a todos, la multitud enloquecida con todos los temas que tocaban, bailaban y cantaban, una actuación sobresaliente, como hora y media estuvieron, el público no quería que se vayan.

Y después de bailar un rato más, besos y abrazos nos fuimos, directamente a la villa, por ahí sigue mi itinerario.

Ella había venido creo dos veces, de día, en grupo y directamente a la iglesia, yo la llevé a propósito por unos pasillos estrechos, de difícil acceso para el que no conoce, dando varias vueltas, si vivía a doscientos metros de la iglesia y la iglesia está a cien metros de la puerta.

Puse la moto en el patio de tierra con cascotes, abrí la puerta de mi habitación y le pedí que pasara, se quedó mirando todo, parecía que tenía una filmadora en los ojos, no dejó detalle de observar, yo detrás de ella, cuando terminó de mirar todo la apreté, clavándole mi pija en la culo, apretándole los pezones, gimió y gimió, nos empezamos a desnudar, nos acostamos y un delirio, ese cuerpo jamás lo había tocado de esa manera, no hubo lugar en el que no le pasé mi lengua, mordí, acaricié, estuvimos haciendo un 69 como media hora, noté que acabó dos veces ya que me llenó la cara de sus flujos, además gemía con pasión, cuando le dije que estaba por acabar me empezó a chupar como si fuera la última vez, ni una gota dejó escapar, se tragó todo, ni una pizca se me bajó, nos acostamos ella abajo, le subí las pierna a mis hombros, la miraba a los ojos y se la fui metiendo con paciencia, no es que le vaya a doler, es que quería verle la cara cuando la penetraba, parece que lo disfrutó ya que le notaba la cara de felicidad, parece que está gozando, y como digo siempre, no puedo acabar enseguida, acabó dos veces más, y una tercera conmigo, no me había puesto forro, error grave en mí, no por dejarla embarazada sino por algún contagio.

Nos dormimos en cucharita, me despertó la alarma del celular, me levanté a calentar agua, cuando estaba todo listo la desperté, no sabía dónde estaba, la paré sobre el inmenso fuentón, y con el jarro la fui bañando, a medida que le echaba agua se despertaba más y me miraba embelesada, la enjaboné por todos lados, por los agujeritos sagrados, la lavé y la sequé, le dije que le tocaba a ella pasándole el jarro, cumpliendo el itinerario sexual ja ja, me enjabonó, lavó y secó, le dije que nos vistiéramos, fuimos a tomar el desayuno a lo del boliviano Germán, después fuimos a misa, cuando el padre José me vio y encima acompañado sonrió de alegría, esto está fuera del itinerario sexual, nos quedamos después de misa hablando con el padre José.

Continuará.