Como cambió mi vida 8.

El disparo sonó por toda la plaza, entre ceja y ceja le hice un agujero, me quedé petrificado, con la mano extendida apuntando, el arrodillado ahora estaba tirado mirando el cielo, muerto.

Como cambió mi vida 8.

Una cosa que nunca mencioné es mi conocido en la política, es un concejal del gobierno de la ciudad, peronista, son minoría pero se mueven bien dentro de las cosas que yo les puedo pedir, tampoco pido mucho, él fue el que consiguió las profesoras para las clases de la iglesia, él y el padre José que cuando se le mete algo en la cabeza no hay quien lo venza.

Cada tanto teníamos que concurrir a encuentros políticos, venía un colectivo a buscarnos a la villa, y nosotros subíamos uno detrás del otro como presos, a mí me daba la plata para los choripanes y las gaseosas.

Yo nada de choripanes, el día anterior mandaba hacer a la parrilla dos o tres colitas de cuadril, según la gente que íbamos a ir, con los vagos choripaneros, compraba figacitas de manteca y tomates, armaba unos sanguches de locura, gaseosa de la mejor, lo que se puede si no te quedás con ningún vuelto.

Llegábamos, hacíamos barullo, escuchábamos los discursos pertinentes y de vuelta a la villa, eran varias  veces al año estos viajes.

Todo lo cuento porque me dijo si no quería incursionar en política, iba a figurar en una lista opositora al gobierno de la ciudad, bueno con ellos.

Después que lo pensé le dije que por el momento no, que más adelante quizás.

Después de practicar folclore y salsa, tuvimos una buena charla con Edith, fuimos a comer picante de pollo.

_Claudio, la verdad es que no sé cómo pedirte disculpas, cuando me puse a pensar, imaginé la bronca que tendrías cuando te deje solo, si yo no me podía aguantar esperándote.

_Es que no es solamente por ese momento, tengo varios episodios en mi vida que me joden inmensamente.

Le conté cómo me jodió Cintia, la conoce de algunas veces venir a practicar baile, cómo me dejaron plantado Marta y Teresa y ahora vos.

_No Claudio, puede que no estuve bien dejándote solo, pero jamás pienses que fue para engañarte, me siento muy bien con vos y todavía no hemos tenido sexo.

_Bueno, hablando de ese tema, te aclaro que en cuanto te agarre vas a pedir por favor que deje de cogerte.

Me miró asombrada, no podía creer lo que le estaba diciendo, pero reaccionó enseguida.

_Habrá que ver, de pico todo somos geniales.

_Tenés compromiso ahora.

_Tengo que ir a dar clase pero puedo avisar que no voy.

Salimos raudamente, la llevé directamente a un hotel alojamiento, no quise ir al internacional, que nos viera Lilia.

En el ascensor casi la violo, los besos apasionados que le daba casi quedábamos sin respiración, al entrar a la habitación seguimos con los besos, nos fuimos desnudando, en el camino a la habitación quedaron desparramadas nuestras ropas, nos acostamos desnudos sobre la colcha de la cama, ni la abrimos, lamernos, besarnos por todos lados, hicimos un 69 en el que acabamos muy rápido, se tragó toda mi leche, creyó que había terminado el tema, ella había acabado dos veces.

Pensé, ahora viene mi venganza, como siempre apenas se me bajó un poco, le tomé los tobillos los puse sobre mis hombros y se la fui metiendo despacio, me acordaba de cómo bailaba, cuando me dejó solo como un boludo y le entré a dar con ansias y fuerza, cambiaba el ritmo, despacio, fuerte, a fondo, la puntita, además pensaba en boludeces para que no llegara pronto mis ganas de acabar, quedó destruida, incluso la hice dar vuelta, acomodé su culo al borde de la cama, en cuatro, se la metí por la vagina primero, pero me voy a vengar pensé, la puertee, apunté a su asterisco y presioné, entró con bastante dolor de su parte.

_Tranquila, relajate, ya pasa el dolor.

Así que me dejaste como un boludo tomando café y te fuiste a bailar, acá tenés tu castigo pensé.

Y le di con firmeza, al rato ya no se  quejaba, no decía nada, estaba como desmayada con conciencia.

Y luego de un buen tiempo le acabé en el orto.

Nos tiramos en la cama, al instante la escuché roncar, gemía y murmuraba algo que no se le entendía, estará soñando pensé.

La dejé descansar como una hora, a mí se me estaba poniendo otra vez dura, le acariciaba el culo, las tetas, seguía durmiendo y no aguanté más le empecé a chupar la concha, morder los pezones, me acomodé de costado, le levanté la pierna y se la metí despacio, no se despertaba, estuve dándole un buen rato, me cansé de coger solo con un muñeca.

Llené el yacusi, me serví una copa de champaña de la heladera y con la copa y la botella me metí en el agua espumosa, tibia relajante, una delicia.

Cuando me estaba quedando dormido apareció Edith.

_Claudio, perdoname me quedé dormida.

_Siii, para despertarte te chupé la vagina, te mordí las tetas, me puse de costado y te la metí por un buen rato, me cansé de hacerlo solo y me vine al yacusi.

_Correte un poco y convidame eso que estás tomando.

No la dejé sentarse en el agua, que se sentara sobre mis rodillas, los dos mirando para la lluvia, apenas empezó a apoyar su culo en mis rodillas se le fue metiendo mi pija, la hacía mover muy despacio, le apretaba los pezones, le pasaba champaña con mi boca a su boca, le mordía los hombros, las orejas, estaba enloquecido, con la pija dura y sin señas que pudiera terminar, ella cada rato emitía unos gemidos bastante poderosos.

Creo que después de acabar dos veces, la hice levantar un poco, que se corriera un poquito para adelante y se la metiera en el culo, le dolió pero lo regulaba ella.

Pude acabar en su culo cuando me decía si no podíamos parar que tenía todo llagado el ojete.

Pedí la cena a la habitación, sanguches triples con cerveza, después de la cena de nuevo a la cama.

Otra vez le subí las piernas a mis hombros, me miraba asustada, yo la miraba con una cara de baboso impresionante, lo digo porque me veía en un espejo del costado de la habitación.

Y me lo volvió a pedir, que no la siguiera cogiendo, tenía irritada la concha y el culo, había acabado infinidad de veces y no daba más.

Nos dormimos hasta que la alarma de mi celular me despertó, tenía que ir a la facultad, nos bañamos a los besos, no quiso que se la metiera por ningún lado.

Cuando bajábamos para el estacionamiento me lo dijo.

_Claudio, desde hoy sos mi único amante, no te exijo nada, solo te pido que te cuides y me cuides, me podés tener siempre que quieras,  juro que si se me ocurre engañarte primero te lo digo, jamás te voy a engañar.

Quedamos con la profesora Débora en volver a hablar en la estación de servicio.

Quedamos en que seríamos amantes, que ella me extraña, quiere que salgamos, quiere que la haga vivir esas experiencias extrañas que tanto le gustaron, quiere que la vuelva a bañar con un jarro en un fuentón de chapa, me promete solamente tener sexo con su ex, no lo puede evitar.

Que yo haga mi vida, eso sí que cuide no contagiarme, que cuide con quién me acuesto, que no le cuente nada.

La llevé a su country, ya estaba un poco oscuro.

Y no va que a las dos cuadras del country me cruza un auto, se baja un chabón me apunta y.

_Dame la moto si no querés que te cague a balazos.

Se bajó otro más con un revolver, éste que me apuntaba tenía una pistola, parece una de la policía.

El que tenía el revólver me pegó en la cabeza con la culata.

_Arrodillate hijo de puta, tengo ganas de matar a alguien.

Me dejaron tirado en la calle, con la cabeza sangrando, alcancé a ver la patente del auto, me sacaron todo, hasta las zapatillas.

Como pude llegué hasta una avenida, justo pasaba un taxi, lo paré y me hice llevar hasta la entrada de la villa.

Lo vi a Dieguito, bajé la ventanilla y lo llamé.

_Cuánto le debo chofer.

_Son 780 pesos.

_Diego andá a traerme mil pesos que me asaltaron.

Ni preguntó nada, se dio vuelta en su bici y partió de raje, a los minutos me entregó un billete, se lo di al taxista agradeciéndole.

Y caminando dolido, agarrándome la cabeza, me salía un poco de sangre todavía, llegué hasta la iglesia, ahí estaba Edith, me curó la cabeza.

Fui hasta mi habitación,  busque en mi computadora la ubicación de mi moto, tiene un rastreador, cuando tuve localizado el lugar dónde estaba, lo llamé al jefe de los narcos.

_Hola Claudio, me acabo de enterar que te asaltaron, estás bien.

_Sí jefe, gracias por preguntar, quería pedirle un favor, es para recuperar mi moto y mis documentos.

_Qué necesitás.

_La tengo ubicada en….. y la matrícula del auto en el que venían es ……

_Yo me encargo y me cortó.

Me tiré a dormir, tenía una bronca de la gran puta, no sólo porque me afanaron, sino porque, qué necesidad tenía de pegarme semejante culatazo, “y me chorearon en una zona de gente bien” ja ja, se me está yendo la calentura.

Me dormí un rato, el que me despertó fue Dieguito.

_Claudio, Claudio, el jefe quiere hablar con vos, y me pasó su teléfono.

_Siii.

_Lo tenemos querés venir por tu moto.

_Siiiii voy.

En una camioneta fuimos para el sur oeste de la capital, para Villa Lugano, cuando llegamos a una plaza sin juegos, sin bancos, sin nada, parecía un descampado.

Estaba el del revolver arrodillado, mi moto.

Llegué revisé, parece que todavía no había abierto la moto, claro la llavecita está colgando debajo del asiento, abro y estaban mis documentos, el celular y plata, lo miro al arrodillado y el hijo de puta tenía puesta mis zapatillas.

Un muchacho le dijo algo al jefe, él hizo señas de que me encarara a mí.

_Claudio, acá está el revólver con el que te pegó el culatazo y me lo dio.

Lo tomé y me dirigí al arrodillado.

_Ahora vas a saber lo que le pasa al que me pega con un revólver y le apunté a la cabeza.

El disparo sonó por toda la plaza, entre ceja y ceja le hice un agujero, me quedé petrificado, con la mano extendida apuntando, el arrodillado ahora estaba tirado mirando al cielo, muerto.

El jefe se acercó y me dijo al oído.

_Sos loco Claudio, no era necesario que lo mataras.

_Balbucee, sssee me essscapó.

No dejé que me sacara el revólver, me lo puse en la cintura, agarré mi moto y salí cagando.

Después me enteré que agarraron el cadáver, lo metieron en la camioneta y fue a parar al río.

Creo que fue instantáneo, en la villa todos se enteraron que “el Claudio había boleteado al que le robó la moto y lo culateó”.

Esa noche no pude dormir, se me venía a la mente la cara del que le entró la bala en la cabeza, ni se dio cuenta de que había muerto, tenía cara de sorpresa.

En la facultad estaba ido, no podía dejar de pensar en ese hijo de mil…varios compañeros, hasta Cintia, me preguntaron si me pasaba algo, Doris me vino a consolar, parece que le llegó el comentario y para consolarme me dijo.

­_Claudio se lo merecía, era un hijo de puta.

Me la quedé mirando.

La profesora Débora quiso que vayamos a tomar algo al terminar las clases, le dije que hoy no, después parece que Doris les contó a Cintia y a Débora y me miraban asombradas.

Fui a ver al jefe, me dijo que no me preocupara por nada, ya estaba flotando el hijo de puta, pero no tenías que haberlo matado.

_Jefe, yo en mi puta vida maté ni una cucaracha, se escapó el tiro y dio la casualidad que le entró en la cabeza, estoy muy apenado, debería tener padres el muerto, estarán sufriendo.

_Ja ja, a éste hijo de puta lo buscaban por el asesinato de sus padres, parece que les prendió fuego para cobrar el seguro, y para que no se escaparan los ató, te imaginás atar a sus padres y prenderles fuego, hiciste una obra de bien al sacarnos semejante basura de personaje, quedate tranquilo y cuidado con el revólver, parece que está limado para que dispare más rápido.

Continuará.