Como cambió mi vida 4.

Ves ese techo pintado en rojo brillante, allá en medio de la villa,(le hice dar una pintura contra la lluvia, las chapas que me pusieron tenían agujeros), esa es mi habitación, si querés te puedo invitar.

Cómo cambio mi vida 4.

Por intermedio de un político de la zona, conseguí un profesor de básquet y de lucha.

Para hacer de maestras convoqué a Gladys, a Ester para que ayudaran además de mí con los chicos y grandes.

Teníamos clases todos los días, yo llegaba de la facultad y directamente iba a la iglesia.

Después el político consiguió una profesora de artesanías, se comenzaron a hacer cosas en cerámica, en tejidos, era una máquina produciendo cosas la iglesia, todos a vender y ganar algún dinero.

También una profesora de folclore y de todo tipo de bailes, la iglesia con música norteña, cumbias y salsa todo el día.

Una mañana cuando salí para la facultad vi a Gimena una morochita muy bonita subir a un camión en la playa del arenado, ahí los camiones cargan arena para llevar a sus corralones, cuando después pregunté me enteré que hacen de prostitutas, que cobran muy poco y que corren el riesgo de contagiarse alguna enfermedad, voy a tener que investigar un poco más.

Otra mañana Marta me dice que necesita hablar conmigo, que es muy importante, que cuando vuelva de la facultad podemos ir a tomar un café y conversar.

Ese mismo día en la facultad me encargaron el hacer una maqueta de un puente, bastante grande, que la que había para la exposición desapareció, como mi profesora querida Débora me lo pidió acepté el desafío, de la facu fui directamente al taller de Romy, ahí con mucha paciencia fuimos cortando madera, pegando madera, ensamblando madera hasta que después de varias horas quedó el puente armado, bastante bonito, creo que mejor que el que estaba para la exposición.

Y no tenía ganas de ir a casa, me estaría esperando Marta para hablar, ya creía saber sobre lo que quería hablar, se peleó con Romy, le metió los cuernos cuando él se fue a pescar con los amigos, me lo contó Romy, que la vieron ir a coger con un musculito al salir de la bailanta, me acordé de cuando me dejaron solo como un boludo.

La macana era lo qué hacía con la maqueta que tenía que entregar mañana a primera hora en la facultad, me la cargué en la moto y enfilé para el hotel internacional.

Lilia la recepcionista al verme llegar con semejante puente de madera me miraba extrañada, encima venía solo.

_Te puedo dejar este puente acá, me lo llevo mañana temprano, por favor que no se rompa.

_Siii, ponelo arriba de esa vitrina, de paso sirve de decoración, qué linda maqueta, qué hacés solo.

_Y Lilia, debo andar mal de amores, no tengo a nadie que me haga compañía.

_Yo salgo en una hora, querés que suba.

_Siiii, entonces mandame una botella de champaña y muchos chocolates, para los nenes viste.

_Para quién.

_Para mí Lilia, para mí, me encantan los chocolates, por eso estoy gordo ja ja.

_Listo, ya te los mando, el champán también ahora.

_Nooo, cuando vengas vos así lo disfrutamos juntos.

Y subí a mi habitación, cuando llegaron los chocolates me metí en el yacusi, me comí unos y me quedé dormido.

Me despertaron los golpes en la puerta, salí con una toalla en la cintura, todo mojado, era Lilia, con ropa de calle, sin el consabido uniforme y una botella de champaña en el mano, la hice pasar, cerré la puerta y sin decir nada la abracé y besé, ella respondió sin soltar la botella.

Cuando menguó mi apasionamiento, noté que le había mojado la blusa que llevaba y un poco el pantalón, sonrió y fue al bar, destapó la champaña y con una sonrisa que se le iluminaban los ojos me convidó…

Después se empezó a desnudar, yo miraba embobado, con la copa de champaña en la mano, me recontra calentó, sonreía y se sacaba la ropa, al quedar toda desnuda tomó su copa y caminó hacia el yacusi, de ahí me llamó.

_Vení Claudio, disfrutemos de la champaña, el agua y lo demás, vení.

Casi corriendo me metí con ella, se subió a mis piernas, me puso las tetas en el pecho, me besó con lengua hasta bien adentro y se la metió hasta lo más profundo.

_Siiii, asíii, qué placer Claudio, qué bien que me estoy sintiendo, me llenás, me llenás.

Se empezó a mover, primero lentamente, después más rápido, hasta llegar a un ritmo desenfrenado, acabamos los dos juntos, en medio de gemidos y berridos y agua desparramada por todo el baño.

Sin bajarse de mis piernas, además de beber, conversamos, me dijo que estaba confundida conmigo, no sabía muy bien qué pensar, el que viniera con chicas “de medio pelo” dijo, a un hotel como este, no lo entendía.

Traté que me explicara qué quería decir.

_Mirá Claudio Ester es de una organización de chicas como digo “de medio pelo” los llamamos cuando el cliente no quiere gastar mucho, y las otras dos que venías, son más grandes que vos, no visten con ropa de marca, para qué las traes a un hotel internacional, que sale mucha plata, qué hacés, dónde vivís, hoy apareciste solo y con una maqueta de un puente.

_Lilia, soy estudiante de arquitectura y dónde vivo…

Me levanté y fui al ventanal.

_Vení, cuando estuvo a mi lado.

_Ves ese techo pintado en rojo brillante allá en medio de la villa, (le hice dar una pintura contra la lluvia, las chapas que me pusieron tenían agujeros),  ahí es mi casa, esa es mi habitación, si querés te puedo invitar.

Me quedó mirando sin estar muy convencida.

_Me estás cargando, por cómo vestís, cómo gastás en un hotel cómo este no podés vivir ahí.

_Querés ir a pasar la noche conmigo ahí.

_Si no me estás cargando, vamos mañana que tengo franco, cuando salimos de acá.

_Yo entro en la facultad a las 9, no me puedo quedar hasta el mediodía, pero te puedo pasar a buscar cuando salgo, cerca de las 12,30, si querés.

_Dale hagamos eso.

Y nos fuimos a la cama, practicamos todo tipo de pose sexual, sexo vaginal, anal, 69, cubana, no dejamos de hacer de todo, cerca de la una de la mañana nos quedamos dormidos.

Con la alarma del despertador de mi celular me levanté, Lilia dormía toda despatarrada, me bañé, me vestí y bajé, en la recepción había un señor mayor, con cara de orto, cuando quise tomar mi maqueta de arriba de la vitrina me gritó.

_Qué hace, deje eso, o llamo a seguridad.

_Es mía señor, la puse ayer ahí para que no se me estropeara, la tengo que llevar a la facultad.

_Tiene algún comprobante.

Me dejó pensando y no tuve más remedio.

_Llame a la habitación 832 por favor.

Estuvo un rato esperando que lo atiendan, cuando le contestaron preguntó sobre una maqueta, se ve que Lilia se identificó, me la dejó llevar, la próxima me hago hacer un recibo ja ja.

La profesora Débora me estaba esperando, mi profesora preferida es de mi altura, debe tener  treinta años, con algún kilo de más, pero los tiene en las tetas y el culo, usa unos trajecitos ajustados que se le marcan, está para morderla.

Cuando se la quise entregar, primero la miró de todos lados, después, mientras la tomaba y la llevaba para el salón de exposiciones me sonreía contenta.

_Te quedó espectacular Claudia, te debo un favor muy grande, gracias.

_Ya se lo voy a cobrar profe, ya se lo voy a cobrar.

Me quedó mirando.

Al mediodía no tuve ni que bajarme de la moto, Lilia me esperaba en la vereda, junto al cordón, frente al hotel internacional, le entregué el segundo casco y enfilé para la villa.

A medida que íbamos entrando en la villa, yo observaba lo que estaría mirando Lilia, las construcciones sin nada de estilo, una arriba de la otra, habitaciones amontonadas, en ladrillos huecos sin revocar, en algunos lados había escalera caracol por fuera para subir a un tercer piso, la cantidad de gente, que iba y venía, una romería, de diferentes nacionalidades, la cantidad de puestos para la venta ambulante, la cantidad de cables que parecían enrollados a propósito, la calle de tierra apelmazada, con unas canaletas que traían agua con olor a pis, los olores de comidas, en fin, no fui directamente a mi casa, pasé por la cancha de fútbol, le mostré la impresionante mesa del costado, y llegamos a la iglesia.

_Vení Lilia te voy a mostrar lo que se hace acá, durante los días en que no hay misa.

Al entrar la profesora de folclore, con la música muy suave enseñaba los pasos a tres parejas de bailarines, la saludamos y continuamos para el frente del salón, camino a Jesucristo.

Estaban Gladys y Ester con varios chicos haciendo los deberes de la escuela.

_Hola chicas, les presento a Lilia, una amiga que quiso venir a conocer el trabajo solidario que hacen.

Luego de las presentaciones y larga charla sobre todo lo que se hacía en la iglesia, le sacaron que vendría a colaborar Lilia, que podía un día en la semana, ella estudia y trabaja.

Cuando terminaron “los deberes”, las invité a almorzar, fuimos a una especie de comedor que tienen unos bolivianos, con comida típica, me gusta mucho el picante de pollo.

Y ahí estábamos los cuatro, sentados a una mesa, las chicas comieron milanesas, yo el mencionado picante, la puta como pica el locoto, me tomé casi un litro de vino, me comí pata y muslo de pollo con arroz.

Y en la charla entre todos surgió que Lilia estudia para contadora y trabaja en el hotel internacional, Gladys que es enfermera en el hospital de Clínicas, yo que estudio arquitectura, y lo de Ester que es “acompañante”.

La charla caminó por el tema del “acompañamiento”, el porcentaje que le cobra la empresa, si le dejan tener clientes particulares, si tienen control médico, seguridad, un montón de preguntas por parte de Lilia, ella es la que llama a las empresas para conseguir “acompañantes” a los clientes del hotel.

Y creo que fue Gladys la que lo dijo.

_Nosotros podríamos ser una de esas empresas, si acá en la villa hay como treinta pibas que la chupan por monedas ja ja.

Todos nos quedamos mirándola con los ojos bien abiertos por la sorpresa de tal idea.

_Siiii, dijo Lilia, pero habría que enseñarles algunos comportamientos, como vestirse, cómo caminar, para que no parezcan unas villeras, perdón pero es la realidad.

Y las ideas iban y venían, yo las miraba pensando en cómo carajo llegamos a estar armando una empresa de prostitución, los quilombos con los narcos, con la policía, por la seguridad, con el cura José, no es tan fácil el tema.

Quedaron en que la semana que viene el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar, se juntarían para tratar mejor el tema, Lilia tenía que averiguar el tema de la empresa y las chicas ver de conseguir “el personal”, yo no emití ninguna opinión, ni me preguntaron, lo único que hice es comerme todo y quedar medio borracho por el vino.

Fuimos a mi habitación, entramos por el patio, Marta al escuchar que venía acompañado no apareció.

Y en mi cama, mi hermosa y grande cama Lilia recibió de mi parte una lamida total, gemía y gemía, acabó como tres veces por mi lengua, dedos y labios.

Cuando se la metí creo que no daba más, se abrió de piernas para satisfacerme nada más, “a lo misionero” estuve un buen rato, acabé y nos dormimos.

Continuará.