Cómo aprobar el examen
Relato inspirado en una fantasía que me hizo llegar Gabriel, uno de mis tantos admiradores, y con quien quiero compartir la autoría. Se trata de una relación entre un alumno, su profesora y las amigas de ésta.
COMO APROBAR EL EXAMEN
En esta oportunidad los hago cómplices de la forma en que Gabriel, uno de mis alumnos aprobó su examen de fin de curso.
Resulta que este jovencito no me quitaba los ojos de encima cada vez que daba clases y se distraía tanto mirándome que no prestaba atención a lo que explicaba y cuando tenía que rendir examen siempre le iba mal.
Reconozco que a pesar de no ser una jovencita todavía conservo muy bien mis formas, tengo los pechos bien firmes, la cola paradita, unas buenas piernas y casi no tengo panza, fruto todo ello de que voy un par de veces por semana al gimnasio y me cuido también en las comidas. Por ahí es feo que sea yo quién lo diga pero me considero una mujer deseable.
Ello motiva que los hombres me sigan mirando cuando voy por la calle o estoy en cualquier lugar y hasta me hagan proposiciones de cama y los más jovencitos me deseen como para ser la primera mujer con la que quieren tener sexo.
Y éste, creo que era el caso de mi alumno Gabriel. Este chico es de buen porte, es alto, atlético y muy educado y tiene unos ojos de los cuales cualquier mujer se quedaría prendada.
Con sus notas iba de mal en peor y si seguía asi iba a reprobar su examen final de curso y era realmente una pena que sucediera ello.
Fue así que me propuse ayudarlo y tramé algo con dos amigas liberales con las que suelo salir seguido.
En una de las últimas clases antes de los exámenes finales, seguía embobado conmigo como siempre y al finalizar le pedí que se quedara porque quería hablarle. Se sorprendió y hasta se puso colorado cuando le hablé y se quedó sentado cabizbajo en su pupitre.
Cuando hubieron de retirarse el resto de sus compañeros me acerqué y le dije que veía que andaba mal con sus notas y que así no iba a aprobar la materia. Que si quería yo podía ayudarlo y para ello podía darle unas "clases especiales" en mi casa el fin de semana.
Se sorprendió con mi propuesta y tímidamente aceptó venir.
El sábado llegó y puntual, como me imaginaba que debía ser, llegó Gabriel a casa.
Le abrió la puerta Carlota, mi mucama y lo hizo pasar a la sala donde lo esperábamos con mis dos amigas. Estábamos apenas vestidas con unos camisolines transparentes y muy sugestivos y al vernos se sorprendió, se sonrojó y dudó en entrar.
Lo llamé por su nombre y lo hice pasar y el muchacho no salía de su sorpresa. Le dije que ya que era tan vivo de no prestar atención a mis clases y que desnudaba con la mirada cada que podía tenía que demostrarme, ahora que realmente me tenía casi desnuda delante de él que era todo lo hombre que parecía y tenía que hacerme gozar. Que de ello dependería que aprobara su examen final y que también tenían que darle aprobación mis dos amigas.
Se quedó mudo y no atinó a decir palabra, por lo que empecé a sacarme lo poco que tenía puesto y recostándome sobre un sofá que había en la sala lo invité a acercárseme y a hacerme vibrar comiéndome la vagina.
Con sorpresa notó que un bulto prominente se le notaba a través del pantalón y empecé a entusiasmarme.
Se arrodilló, me separó aún más las piernas de lo que las tenía y se introdujo con todo en mi vagina. Su lengua comenzó a succionar mi clítoris y a pesar de que estaba segura que nunca antes había tenido sexo con una mujer resultaba todo un experto. Me empecé a excitar y no pude contenerme y sujeté su cabeza para que no la separa de mi conchita. Me estaba resultanto un macho ejemplar y me hacía gozar mucho.
En menos de lo que yo esperaba tuve un orgasmo y él sin sorprenderse por la salida de mis jugos siguió en su lugar absorbiendo todo, lo que me puso más cachonda que nunca.
Al verme así mis dos amigas también se desnudaron sacándose lo poco que también llevaban puesto y se acercaron a acariciarlo y a sacarle la ropa con bastante apuro.
Cuando quedó todo desnudo ya estaba apartado de mí y pudimos observar las tres lo bien dotado que estaba. Tenía una verga de considerables dimensiones, propio de la potencia juvenil que tenía y me imaginaba la leche que podría sacarle de sus huevos, ya que repito que el muchacho era virgen todavía.
Entre las tres seguimos acariciándolo y a darle besos por todo su cuerpo y nos peleábamos por meternos su verga en la boca. Decidimos tranquilizarnos un poco y hacerlo de a una por vez para gozarlo íntegramente.
Como yo además de ser su profesora, era la que había gozado de las bondades de su lengua quise retribuirle en primer término con una buena mamada. Tenía la verga tan dura que no hubo necesidad de que lo acariciara con mis manos para darle un buen tamaño.
No obstante lo hice y pronto me la introduje en la boca al tiempo que mis manos se dirigían a acariciarle los testículos. Le mamaba la verga primero despacito haciendo que mi lengua cubriera la cabeza del glande y se posara en el agujerito de la punta, lo que motivó que se estremeciera cuando se lo hice.
Luego seguí succionándosela con lamidas de arriba abajo y de abajo arriba, deslizando la pielcita que cubre la cabecita y que me encanta tanto hacer y que se que a ellos los pone a mil.
Mientras yo lo mamaba mis amigas lo besaban por la boca, el cuello y las tetillas y el joven estaba a punto de estallar y lo logró principalmente gracias a mis habilidades. Me avisó que se venía porque quería retirar su verga pero hice caso omiso y seguí con mi tarea hasta que se derramó todo en mi boca.
No paraba de echar leche dentro de mi y eso me enloquecía y ya estaba humedecida nuevamente y a punto de tener otro orgasmo. Hasta que no le saqué la última gotita no dejé que la retirara y aunque no lo crean estaba un tanto fláccida, pero ello duró un instante ya que cuando una de mis amigas se agachó a besársela se puso dura nuevamente.
Seguimos atendiéndolo de a una por vez y se derramó en la boca de las tres y también se comió las otras dos conchitas porque habían optado mis amigas por practicar con él un jugoso 69.
La cosa no terminó ahí porque seguimos martirizándolo (o no) ya que si quería aprobar su examen final tenía que demostrar que realmente valía como amante.
Lo volvimos a recostar sobre el sofá luego de que paráramos un ratito para tomar algo y en esa posición parecía que el mástil de un velero sobresaliera de su cuerpo. Eso me hizo entusiasmar más de lo que estaba y me senté sobre él, me introduje esa divina verga y comencé a cabalgarlo como hacía tiempo que no se lo hacía a ningún hombre. Lo que pasaba era que esa verga me volvía loca y quería disfrutarla de veras.
Lo cabalgué y cabalgué en un mete y saca infernal y Gabriel respondía como todo un experto. A pesar de mis subidas y bajadas seguía con su pene enhiesto como si nada y yo gozaba tremendamente.
Tuve otro orgasmo y casi simultáneamente el muchacho se corrió dentro de mi. Fue estupendo!
Luego, me puse de costado e invité a mis amigas a que siguieran disfrutando del muchacho, el que parecía tan rozagante y juvenil como si recién empezara. ¡Lo que vale la juventud!
Así fue que mis amigas se alternaron para tener sexo y del bueno con este muchacho que era inacabable.
Pero faltaba la frutilla del postre y para eso llamé a Carlota para que se presentara con nosotros. Como ya estaba arreglado de antemano vino desnuda, trayendo solamente en su mano un tubo de desodorante en aerosol.
Como era joven, no tanto como Gabriel pero más que nosotras el muchacho se entusiasmó al verla y pensar que podía tener sexo con ella también.
Ella sin decir nada puso el aerosol en una mesita ratona y como bailando el baile de la botella fue acercado su culo y se introdujo poco a poco el envase.
Luego, le pidió a Gabriel que la ayudara a sacárselo y que le metiera su verga ya que ya había dilatado su agujerito.
El muchacho no se hizo rogar y le quitó lo que Carlota se había introducido en su culito. Ella para facilitar las cosas se había puesto en cuatro patas sobre la mesita ratona.
De inmediato él la penetró y empezó a moverse dentro de ella al tiempo que le acariciaba las buenas tetas que tenía la muchacha y más pronto de lo que había hecho con nosotras acabó.
Se ve que la emoción de darle por detrás lo motivó pero igual la niña gozó y bastante porque cuando él la retiró y seguía echando leche sobre su espalda ella giró rápidamente y se la introdujo en la boca y comenzó a succionarlo pasando las manos por detrás de Gabriel como para que él no se apartara.
Fue todo maravilloso y después de ducharnos y tomar un te con masitas, servido especialmente por Carlota la miré a mis amigas y les pregunté si el jovencito podía aprobar su examen con el trabajo hecho y por supuesto que éstas exclamaron al unísono que si, que había hecho una tarea de maravillas.
Yo pensaba lo mismo y no solo le aprobé su examen final en el colegio sino que sigo siendo su amante y de tanto en tanto lo busco para que me haga pasar unos muy agradables momentos.