Como aprendí a ser una puta 3
Continuación del relato
Bueno, después de un tiempo sin publicar vuelvo a contar mis historias, han pasado cosas. Recomiendo leer los relatos anteriores y os animo a que dejéis comentarios con vuestra opinión
Después de ese día estuve un tiempo calmada, recordándolo con mucho morbo y masturbándome innumerables veces pensando en las 5 pollas que me había merendado aquella tarde, con todo su jugo incluido. Mi madre jamás noto nada y todo seguía como si nunca me hubiera dejado usar de esa manera. Todo menos que esa puta dentro de mí estaba cada vez más despierta y no parecía que fuese a calmarse ahora
Llegaron más tardes sola en casa, muchos dedos y mucho porno, pero necesitaba más y tuve que volver a tirar de chat. El primer día invité a un hombre a mi casa, se la estuve comiendo durante un buen rato hasta que dejo su lefa en mi boca, por el momento suficiente para saciarme y darme material para otros tantos dedos.
Luego volví a traer a más, cada vez más seguido o incluso más de uno por tarde. No quería desatarme como la otra vez porque temía que, si no, no habría vuelta a atrás. Se estaba volviendo costumbre comérsela a un desconocido cada tarde y quedarme con su semen en la cara hasta pocos minutos antes de las llegadas de mi madre.
No discriminaba por edad ni físico, me limitaba a seleccionar mensajes al azar y darles mi contacto para que vinieran a vaciar en mi boca, luego les bloqueaba y seguía con mis labores. Casi todo eran hombres de entre treinta y cincuenta años, casados que buscaban salir de su rutina formando parte de la mía.
Las cosas empezaron a cambiar el día que llegó Aitor, un hombre vasco que vivía en la ciudad. 53 años bien llevados con un cuerpo fibrado, pelo abundante, espaldas anchas, y pasando el metro noventa, un verdadero armario. Aitor era divorciado y llego como otro más, le había dejado mi número en el chat y le esperaba de rodillas en el recibidor.
Cuando entro ya note algo distinto en su mirada, parecía que me analizaba cuidadosamente antes de abalanzarse sobre mi boca, como todos hacían al instante cuando les recibía de aquella manera. Me pregunto mi edad, se sorprendió. Me estuvo acariciando la cara suavemente, mientras yo seguía arrodillada. Jugaba con mi pelo y con mis labios, haciéndome chupar sus dedos lentamente.
Con la otra mano masajeaba su paquete, el cual no tardo en sacar, un tremendo rabo de más de 20 cm que sin duda entraba directo al top de los más grandes. Yo ya no podía salivar más y estaba deseando que me empalara la boca, chupaba con fuerza sus dedos mostrando mis ganas de devorarle el rabo.
Me agarro del pelo echando mi cabeza hacia atrás, anunciando la llegada de mi premio, el enorme miembro de un cincuentón. Acerco su glande a mi boca, dejándome inhalar todos los olores que aquella polla desprendía, que hacía salivar mi boca casi tanto como mi coño. Y cuando me dispuse a tragar e inundar mi boca con su sabor, un sonoro sopapo me saco del calentón.
-Todavía no zorra, tienes que ganártelo- su cara había cambiado completamente y me hablaba autoritario teniéndome a sus pies. Yo todavía estaba asimilando la hostia que me acababa de llevar, no rechiste.
- Creo que vas a convertirte en mi puta personal. Apuntas maneras – dijo mientras me miraba fijamente.
-No hay muchas putas tan obedientes como tú a esta edad, es difícil encontrarlas. –
-Vamos, cómeme los huevos a ver que tal usas tu lengua zorra- me estaba volviendo loca como me estaba tratando. Me pegue a sus huevos como si llevara días sin comer y empecé a lamer con todas mis ganas, hundiendo mi cara entre su escroto que olía a verdadero macho.
-Joder, la zorrita tiene hambre ¿no?, ¿te gusta como saben mis huevos cerda? - asentí sin separarme de el. Me encantaba estar aplastada por su escroto y baje un poco más, lamiendo la parte entre los huevos y el culo y dejando que sus testículos se apoyasen sobre mi cara.
-Asi cerda, muy bien, ese es tu sitio, debajo de mis huevos. – me decía mientras se pajeaba sobre mi. Me encantaba que me recordase mi posición y me hacia lamer con más fuerza, me tragaba las babas para saborear mas su escroto.
-Creo que ya te has ganado que te folle la boca niñata- me decía mientras me agarraba del cuello para colocarme a su antojo. Asentí llena de babas, quería que me siguiera humillando así.
-Huelela primero, que se que te gusta- dijo acercándome su capullo a la nariz, relamente olía muchismo y estaba deseando tragarla. Abri la boca y me abalance sobre ella, pudiendo saborear todo el liquido preseminal que había soltado durante mi comida de huevos, delicioso.
-Muy bien cerdita muy bien, se ve que tenias ganas, no te la vas a sacar de la boca hasta que yo te diga ¿entendido? - asentí con su polla en la boca, la cual no dejaba de relamer saboreando toda su esencia.
-Ahora vamos a ver como tienes esa garganta, abre…- me introdujo su miembro hasta más de la mitad, pero no podía respirar y solté una enorme arcada, logrando que liberase un poco la presión en mi cabeza pero sin dejarme sacar su rabo al completo.
-Vale esta bien, poco a poco, vamos de nuevo. – volvió a metérmela esta vez entrando un poco más, hasta que volvi a tener otra arcada, esta vez mas fuerte que la anterior, pero a diferencia de la primera ahora no me dejo retroceder ni un milímetro. Me estaba ahogando con su polla y mis babas, y no parecía que fuese a soltarme, reamente me estaba agobiando cuando me dio otra enorme arcada en la que sentía que iba a vomitar. Tras este segundo impulso me dejo retroceder hasta su glande, apenas lograba coger aire y los ojos me lloraban notablemente.
-Bueeno, asi mejor, vamos a por tres seguidas cerda- dijo mientras volvía a empalarme la cabeza sin piedad. La primera arcada llego al instante, ya tenia muy sensible la garganta y apenas veía por las lágrimas. Aguanto de nuevo, como antes, sacando rápido una segunda arcada de mi que me obligo a tratar de liberarme, fue en vano. Me anclacaba la cabeza con su enorme mano contra su miembro
- Vamos puta, otra más… - exigía mi tercera arcada, y asi fue, pensaba que me moria axfisiada por su falo cuando volví a convulsionar. Un lago de babas inundaba mi cara y su polla, y no parecía valerle porque comenzó a embestirme la garganta asegurándose de que me entraba hasta los huevos. Una sucesión de arcadas empezaron a desencadenarse entre las embestidas de su rabo, tres, cuatro, cinco, seis, siete… Yo apenas podía respirar u oponer resistencia, estaba saqueando mi cabeza con tremenda violencia, sin inmutarse por como me ahogaba con su polla.
Con una mano me sujetaba por la frente y con la otra por el cuello, haciendo imposible que me retirase del uso que me estaba dando, y cuando sentía que ya no podía más y que iba a caer desmayada por la falta de aire, su rabo empezó a emanar lefa en el interior de mi.
Notaba como en cuestión de segundos tenia toda la boca y garganta impregnada por la corrida de aquel mastodonte, que por supuesto no dejaba de follarme la boca como si de una muñeca hinchable se tratase. Esto hacía que todo el semen se esparciese por los rincones de mi boca, y evidentemente que continuasen la serie de arcadas que desde hace rato venían sonando.
Cuando parecía que había soltado la ultima gota y sin sacar su miembro de mi boca se dirigió a mi.
-Buff, es increíble la garganta que tienes puta, da gusto follartela. Ahora quiero que aguantes todo sin tragar ni escupir ¿vale?. – saco su rabo de mi boca mientras me sujetaba de la barbilla en alto para que todo quedase en mi boca.
- Abre que te vea, pareces un váter cerda – me puso muchísmo esa comparación, sentirme asi de sucia y usable por cualquiera. – Ahora quiero que hagas gárgaras con mi corrida, que hay que limpiar esa garganta. – No podía parar de chorrear ante esa proposición, ser denigrada hasta tal punto. Acaté la orden y comenze a hacer gárgaras como pude, me faltaba el aire.
-Muy bien puta, ahora enjuágate, como si te lavarás los dientes. – Aquello me estaba superando, usar su semen para enjuagarme como si su polla fuese mi cepillo de dientes. No podía decir que no y procedí a enjuagarme con sus flujos, remarcando una vez mi subordinación absoluta.
-Joder, eso es zorra, eres increíble. Ahora traga que yo lo vea, y cuando acabes limpias lo del suelo con la lengua.
Obedecí orgullosa de lo puta que estaba siendo, y me trague grotescamente toda su corrida, haciendo un sonido de satisfacción al final. Después, pase a lamer el suelo de mi propia casa el cual estaba repleto de gotas de semen y babas, fruto de la salvaje follada que le acababa de dar a mi boca.
Y mientras limpiaba todo a lametones, vi como se encendía un cigarro sin siquiera preguntarme, en mi casa no se fuma y sabia que me iba a traer problemas. A pesar de eso calle porque sabia que estaba para obedecer órdenes, no para darlas, disfrutando del abuso total que ese cincuentón estaba teniendo sobre mi.
-¿Has acabado ya?, ven al salón que te necesito cerda.- gritó desde dentro de mi casa mientras fumaba. Me acerque servicial dispuesta a ver que tenia preparado para mi
-Es muy bonito tu salón puta, mira, quiero que te pongas enfrente del sofá y acuestes tu cabeza en el asiento. - obviamente obedecí, preparada para que volviera a follarme la boca y sorprendida por lo rápido que había recargado. Pero muy lejos de eso, se puso delante de mi dándome la espalda, se bajo sus pantalones hasta las rodillas dejándome verlo todo, y procedió a sentar su ojete sobre mi cara.
Era algo que no me esparaba, y cuando quise darme cuenta estaba entre sus nalgas con su ojete apretandcontra mi cara, a la altura de la nariz.
-Venga puta, saca la lengua…- Yo no veía muy claro que hacer, pero sus manos agarrando mi cuello me dieron a entender que no tenia mucha opción, por tanto saque mi lengua poniendola sobre su ano, a lo que rápidamente respondio con una contracción apresionando mi cara. Acto seguido comenzó a moverse frotándome todo su culo por la cara mientras yo lamía lo que pasaba. Cada vez más acostumbrada a su sabor y más cachonda por la situación.
Llegó un momento en el que decidió parar de moverse y abrir sus nalgas con a mano, para dejarme acceso pleno a su ojete, el cual ya lamía como una poseída. El se relajo sentado sobre mi cara y siguió fumando, encendió la TV y me dejo ahí durante al menos media hora. Encargada de lamer todos los pliegues de su ano y confirmando que iba a obedecer sin limite todos sus deseos.
-Bueno cerda, creo que ya hemos terminado por hoy. Apunta bien mi teléfono porque si no voy a tener que venir a avisarte en persona la próxima vez que quiera usarte. Y me da igual si esta tu madre.
Con esa frase se despidió y me dejó usada sobre el suelo de mi salón, rápidamente me puse a ventilar la casa de el humo del tabaco y a pensar en el uso que aquel hombre me había dado y que por supuesto me iba a seguir dando, ya que la idea de bloquearle estaba totalmente descartada. (Continuará… // Espero sus comentarios)