Community Manager-Azafata de congresos III

Tercera entrega de la serie que comenzó como "Azafata de Congresos". Nuestra protagonista trabaja ahora gestionando grupos para una web de contactos para Travestis y Crossdresser, además de Gays y Lesbianas.

Lor preparativos para la fiesta iban sobre ruedas. Desde mi visita al club donde se iba a realizar había pasado ya tres semanas y, con la inestimable ayuda de Leti, fui concretando la agenda y ampliando el número de inscritos a la fiesta. De los 40 que me encontré al incorporarme a mi nuevo trabajo ahora teníamos ya cerca de 70 personas ya inscritas y otros 15 ó 20 que me faltaba por confirmar. Si todo iba bien, entre inscritos y personal de staff seríamos casi 100 personas en la fiesta.

Me surgieron dudas por si, al tener tanta gente, fuese todo demasiado incómodo ya que el local tampoco era tan grande. Si había demasiada gente corríamos el peligro de que se desanimasen muchos por no poder atender a todos. Se me ocurrió pasarme por el club para ver con Lucas (si recordáis, el gerente del club) cómo haríamos para tanta gente, y bueno, si de paso me caía otro polvete pues miel sobre hojuelas.

Como el primer día que fui, a las 4:30 estaría en la puerta. Al salir de la oficina me pasé antes por mi casa para maquillarme y vestirme ropitas algo mas sexys que animasen a Lucas pero me encontré con un cartel que indicaba que estaba cerrado, ya que los lunes era el día de descanso.

Me volví ciertamente desilusionada a la oficina, más que nada por que me había quedado sin la ración de polla que secretamente esperaba.

Al llegar, mis compañeros se giraron para mirarme. No obstante llevaba un vestidito de raso negro plisado que me ajustaba la cintura y terminaba con una falda con mucho vuelo que me llegaba justo por la rodilla. El escote que dejaba no lo tapaba el blazer gris que llevaba sobre él y así pues podía lucir un collar precioso que había comprado el fin de semana pasado. Iba calzada con unos taconcitos de 12cm preciosos sobre unas medias de cristal que llevaban una costura con adornos en la parte posterior.

Cuando tomé asiento busqué el teléfono de Lucas pero caí que Leti no me lo había pasado así que me acerqué a su mesa para que me lo diera.

Tras explicarla que me había pasado por el club y no lo había encontrado me lo apuntó en un post-it y me dijo que me invitaba a un café. Las dos fuimos a la máquina y en ese momento me hizo un auténtico interrogatorio para saber que había pasado entre Lucas y yo.

Al final, no me pude resistir a contarla lo acontecido el primer día que fuí.

  • Pero que puta nos has salido -dijo con una amplia sonrisa.

  • A ver, mujer, está para comérselo, no? -dije yo con cierta naturalidad.

  • Y para no parar de comer. Lo que no sabía es que le gustase... bueno, ya sabes.

  • No me digas que tu... -hice una pausa-, vamos, que le has catado?

  • Claro! -respondió Leti sin inmutarse-. Un día fue cliente mío y al final se lo hice gratis. Desde entonces a veces trabajé para él.

Leti quedó paralizada. Acababa de darse cuenta de que me había contado parte de su pasado que yo hasta el momento desconocía. A partir de este momento, era yo la que sometía a Leti a un interrogatorio casi policial.

Me confesó que antes había trabajado como prostituta de lujo, cobrando auténticas barbaridades. Pero esa vida era incompatible con cualquier relación mas o menos seria y por eso lo dejó, aunque, una vez cortó con el que fue su novio había veces que había cobrado, pero ya era muy muy selectiva y los que la follaban por dinero era porque igualmente se los habría llevado a la cama gratis.

Mientras me contaba todas estas cosas yo estaba boquiabierta ya que, aunque jamás me hubiera imaginado lo que me confesaba, mi mente calenturienta imaginaba todos y cada uno de los polvos que habría echado y... me imaginaba en su papel. Ni yo era tan bonita como ella ni tenía casi experiencia con hombres, pero sólo de imaginarme asi me estaba calentando, y mucho.

Tras la pausa del café llamé a Lucas. Mi intención era quedar con él en vez de hablar las cosas por teléfono pero estaba en otra ciudad y no podríamos vernos al menos hasta el día siguiente, pero había temas referentes a la fiesta que no podían esperar así pues conversamos por teléfono las cosas mas urgentes. Al final de la conversación quede contenta ya que quedamos para vernos el día siguiente y terminar de ver sobre el terreno (en el club) algunos aspectos.

El resto de la tarde pasó sin pena ni gloria revisando los foros de la web y poco mas, lo que hizo que saliera un poco tarde y además aburrida, así pues me fui directa a casa a descansar.

La mañana del siguiente día fue mas bien anodina, ya que las tareas pendientes eran rutinarias. Me fuí a comer un poco tarde ya que esa tarde iría de nuevo al club de Lucas y me vestí igual que el día anterior, ya que mi vestuario, hasta el momento, no era muy variado.

Al llamar al club, esta vez sí, Lucas me abrió con una generosa sonrisa y me hizo pasar poniendo su mano en mi cintura, lo que hizo que me sintiera muy femenina. Tras haber accedido al local, él, detrás de mi, silbó.

  • Uau! vienes muy guapa!

  • Tu tampoco estas mal! -contesté.

Y era cierto. Lucas llevaba unos pantalones negros ajustaditos, una camisa gris con una corbata negra y una chaqueta que hacía que el conjunto le sentara fenomenal ya que parecía hecho a medida.

Pasamos dentro y estuvimos un buen rato viendo como situar a tanta gente y que sitios deberíamos reservar para staff, ya que rozabamos el tope de aforo del local y Lucas era el primero que no quería incurrir el ilegalidades.

La verdad es que se me despejó el miedo que tenía a que, de tanta gente, al final fuese la fiesta un poco fría e impersonal. Planeamos que varias habitaciones estarían en principio cerradas y conforme los grupos que se fueran haciendo las necesitasen, se irían abriendo. Es decir, alguien del staff tendría que estar pendiente de los grupos para que, si se calentaba la cosa, se les asignase una habitación para dar rienda suelta a sus instintos.

Y tras el trabajo, viene el placer, dicen.

Lucas me invitó a una copa en la barra y comenzó su acercamiento. Primero su mano en mi cintura que por veces bajaba a mi trasero. Yo respondía con mi mano sobre su pecho (me encanta!) que a veces, de forma descuidada, se me caía para acariciar su vientre.

La conversación también se iba calentando hasta que por fin Lucas me plantó un beso en los labios. Yo respondí abrazando su cuello y buscando su lengua.

Me sentía tan agusto entre sus brazos que no puedo decir qué tiempo estuvimos enzarzados besándonos y recibiendo sus caricias por toda mi anatomía y naturalmente, yo repasando sus bien cuidados músculos, hasta que sus manos sobre mis hombros empujaron un poco hacia abajo. Comprendí el mensaje y sin despegar mi boca de su cuerpo fui bajando hasta que, con mi boca besando sobre la tela que cubría su tableta, mis manso fueron desabotonando el pantalón y dejándolo caer. Su boxer siguió la misma pauta y de nuevo, ante mi, tenía ese pedazo de carne que tan buen rato me hizo pasar.

Mis labios, entrecerrados, fueron repasando toda su superficie con cortos besos al tiempo que llevaba mi mano bajo sus testículos. Tras este primer repaso de bienvenida, la punta de mi lengua fue humedeciendo buena parte hasta que por fín llegué a su glande. Ahora no era la punta de la lengua sino auténticos lametazos como si estuviera degustando un riquisimo helado. Cuando, pasado un buen rato, noté su ansiedad por tener su polla en mi boca, abrí mis labios y fui engullendo su polla lentamente hasta el límite de dejarme sin apenas respiración. Aún así me mantuve un ratito mientras mi lengua presionaba su polla. Abrí un poco la boca para tomar algo de aire y como si quisiera todo su ser dentro de mí, me puse a succionar casi violentamente.

Los gemidos de Lucas llenaban el local e iban acompasando a mis chupadas y al masaje que estaba proporcionado a sus testículos. Me atreví a desplazar la mano un poco más hacia atrás, hasta que el dedo corazón llegó a tocar su ano. El respingo de Lucas me clavó su polla en el fondo de mi garganta y sus gemidos se incrementaron.

Cuando pude retirarme un poco, para tomar aliento, repetí la jugada y de nuevo me volvió a clavar su polla en mi boca.

Casi divertida, repetí la jugada varias veces y paulatinamente la calentura de Lucas iba en aumento hasta que, y me pilló por sorpresa, una vez que me clavó la polla noté como de ella manaba un líquido espeso y caliente al tiempo que Lucas me sujetaba la cabeza entre estertores. Me aparte, no obstante, un poco para poder respirar pero succionando el jugo que me regalaba, cuyo sabor he de decir que me sorprendió, ya que me lo esperaba (por lo que había oido) algo mas salado.

Mi cara, aunque no pude verme, seguro que era de satisfacción ya que cumplía una de mis asignaturas pendientes, que no era otra que recibir con mi boquita una buena corrida. Y la polla de Lucas era perfecta, asi que con quién mejor?

  • Me has dejado seco - dijo Lucas desde lo alto.

  • Es que me encanta tu polla -dije tratando de poner voz de gatita mimosa al tiempo que manoseaba su polla y la cubrí con suaves besos.

Lentamente me fui incorporando con los labios aún húmedos con restos de su corrida. Cuando llegué a su altura, con mi lengua me repasé los labios visiblemente, gesto que pareció agradar a Lucas. Mis manos se dirigieron a su cuello para ir dejando caer su chaqueta. Cuando ésta reposaba sobre la barra en la que seguía apoyado, fueron al nudo de su corbata para aflojarlo y desabotonar su camisa. Quería tenerlo desnudo y deseaba que me follara.

Lucas se dejaba hacer mientras mis manos paseaban sobre su pecho desnudo. Eché la corbata a un lado y con mis labios repasé parte de su bella anatomía hasta que vi que su polla estaba de nuevo lista para el combate.

  • ¿Quien se va a follar mi culito? -dije con voz melosa.

  • A mi me gustaría, si me dejas -dijo Lucas imitando un tono vergonzoso.

  • Que si te dejo? Te lo ordeno!.

  • Si es una orden no hagamos esperar a tu culito!

Lucas me volteó y me puso contra la barra. Me inclinó y me apoyé en un taburete. El, por detrás de mí, subió mi falda y bajó mi tanga. Mi culo quedó expuesto para que él hiciera lo que quisiera, y como yo esperaba, y deseaba, apoyó su glande contra mi ano.

Gracias a estar ya lubricado por la mamada anterior y del propio liquido preseminal que le había salido no le costó, con una leve presión, introducir su galnde en mi ano. Yo, presa de la excitacion y del deseo no pude notar el mas mínimo dolor.

Mientras su polla se abría paso dentro de mi me venían, a la par, sensaciones de placer, de sentirme poseida por Lucas, pero a veces sentía dolor. Trataba de no hacer caso a esto último, pero iba creciendo y tapaba las sensaciones placenteras.

En un momento dado le hice parar ya que el dolor no me permitia disfrutar nada. Lucas se detuvo un rato al tiempo que con su mano acariciaba mis testiculos. Me decía que me relajara y al poco rato lo consiguió... no sólo el dolor disminuía sino que mi excitación hizo que mi propia polla cogiese una buena consistencia.

Siguió, pero muy despacio, avanzando con su polla. Ciertamente me venian punzadas dolorosas pero no era lo de antes y él seguía penetrándome.

Llegó un momento que tuve toda su enorme polla dentro de mi y tras un momento para que me acomodase comenzó a moverse alante y atras suavemente. Las oleadas de placer eran ya dominantes y mi polla estaba completamente enhiesta.

Al rato él podía ya moverse en mi culo con mas soltura así que sus movimientos eran cada vez mas amplios y mas rápidos. Yo acompasaba con gemidos sus embestidas.

En un momento Lucas, agachándose un poco, cogió con su mano mi polla y al tiempo que me enculaba me estaba masturbando. Ahora ya no eran gemidos lo que emitía sino auténticos aullidos de placer.

  • Te gusta que te toque el clítoris -me preguntaba?

  • Siii, si, si... -no atinaba a decir otra cosa.

  • Vamos, preciosa, estoy a punto de correrme -dijo con la voz mas agitada-, córrete tu al tiempo.

  • Estoy a punto -dije-, avísame.

No duramos ni dos minutos más. Justo cuando me avisó, noté como Lucas se derramaba dentro de mí. Yo acto seguido dejé de aguantar las ganas y me corrí como pocas veces he hecho en mi vida. Su mano quedó completamente empapada de mi semen así como el suelo y la barra.

  • Joder. Lucas! -exclamé- Que placer!

  • Lo mismo digo, que culito tienes, preciosa! -respondió.

Salió de mi ano con su polla morcillona y me incorporó y dió la vuelta. Sin esperármelo yo, llevó su mano a su boca y relamió mi semen que quedaba en ella.

Con cara de vicio me dijo.

  • Un día quiero probarte yo a ti. Me dejarás?

  • Claro que sí! -dije emocionada al tiempo que me fundía en un abrazo con él y pugnaba por relamer mi propio semen que se había quedado en sus labios.

La idea de que un día me comiese la polla, si bien no me cuadraba mucho en un hombretón así, me resultaba excitante.

  • Pero aunque tu pruebes mi polla no me puedo quedar sin mi ración de la tuya -dije cual gatita mimosa.

Tras un rato de tranquilidad y silencio, los dos abrazados, Lucas se separó y se excusó al tiempo que se vestía, ya que debía dejar todo preparado antes de abrir. Yo capté el mensaje y subí mi tanga (el resto de la ropa seguía en su sitio,aunque descolocada) y me acomodé el vestido.

Le estuve ayudando a limpiar un poco los restos de mi corrida en la barra y en el suelo. Después, con un húmedo beso, nos despedimos hasta el día de la fiesta, no sin asegurarme antes que, o bien durante, o al final de la misma él y yo teníamos una cuenta pendiente.

Salí un par de minutos antes de las 6 de la tarde y ya en la calle, según me alejaba, pude ver como un par de parejas andaban en dirección al club. ¿Participaría Lucas en sus juegos? Me sentí un poco celosa pero acto seguido me reprendí a mí misma por querer acaparar a Lucas.

De camino a casa me desvié unas manzanas y pasé por un sex-shop que sabía que había. Necesitaba comprar un consolador no sólo para entrenarme y evitar episodios de dolor como los de hoy sino para disfrutar yo solita recordando a Lucas y su polla. De paso compré lubricante y alguna cosita mas para mis propios juegos.

Tras llegar a casa, me cambié y coloqué mis nuevos juguetes a buen recaudo. Vivo sola pero no sé, es algo que prefiero tener casi escondido. Cuando estaba a punto de preparar una ensalada para cenar recibí una llamada de teléfono. Miré el número y era el móvil de Charly.

  • Si? que tal, Charly?

  • Hola Luis... o Luisa?

  • Luisa. Ya sabes que ahora es así -contesté.

  • Y qué te cuentas? -pregunté.

  • Pues poca cosa ,por saber de ti, en fin... -decía Charly muy pausadamente.

Algo quería decir pero parecía no atreverse o estarlo pensando demasiado. Traté de facilitarle un poco las cosas siendo yo la que preguntase.

  • Que es lo que quieres? Es decir, para que has llamado? Somos amigos, me puedes contar lo que quieras -dije con voz tranquilizadora.

  • Pues... como Celia ha tenido que ir a su pueblo esta tarde y hasta pasado mañana no viene, pensaba que ...

  • Que la ha pasado? -pregunté-, ¿Está todo bien?

  • Si, si, no te preocupes. Cosas de una herencia, por lo visto. -Charly hizo una pausa- Lo que te decía, que como no esta, si te apetece que cenemos juntos.

No es que no me apeteciera. De hecho el agradecimiento que les tenía a mabos era tal que aunque a desgana hubiera ido a su casa, pero comenté que ya me había cambiado y él no perdió la oportunidad de decir que venía ël a mi casa. Charly era de los que, sin Celia, pediría una pizza para cenar antes de ponerse a hacer nada, pero me dijo que preparase algo, ya que antes de mi transformación a veces lo hacíamos así.

Esta vez era distinto... Yo ya no era el amigote del grupo. Me sentía diferente y de hecho una vez tuvimos sexo. Sobre todo por respeto a Celia tendríamos que tener mucho cuidado con no pasarnos, si se daba la ocasión.

Un cuarto de hora mas tarde Charly estaba llamando al portero automático. Yo me había puesto al llegar a casa un pantaloncito corto rosa un poco ajustado y en la parte de arriba tenía una camiseta bastante ajustada sin mangas. Lo que si que me mantuve, aún estando sola en casa, fue un sujetador con rellenos ya que me hacía sentir mas mujer.

Charly salió del ascensor y entró directamente en casa, tal y como solía hacer desde años atrás, ya que le dejaba la puerta entreabierta. Al entrar se dirigió a la cocina y ahí estaba yo con la ensalada dándole la espalda.

  • Joer... vaya culito que marcas! quién lo diría!

  • Chico -respondí-, es que me cuido, no te creas.

Charly se acercó a mi y, como siempre, me dió una palmada en el hombro a modo de saludo. Yo me giré y dije:

  • Dame dos besos, anda.

Tras darme los besos en la mejilla, Charly comprendió que estaba delante de Luisa, no de Luis.

  • En serio -preguntó- quieres ser una tía?

  • Si, me siento genial así.

  • Pero... no entiedo.

  • Tu fuiste el primero que me dijo que me transformase, no? Lo hice a regañadientes y he encontrado trabajo. Ahora, y no sólo por el trabajo, quiero mantenerme así.

  • Pero cómo es posible? -Charly seguía confundido.

  • Pues ya ves. Recuerdas que en carnavales y cosas así siempre me disfrazaba de tia? Pues no sé, sería algo que llevaba dentro -dije tratando de ser convincente y con tono de zanjar el tema.

  • O sea, que si ahora mismo te dijese que te pongas para que te abra el culo te gustaría? Mas que hacertelo con una tía?

  • Que si me gustaría? Pues si, pero una cosa es que me guste y otra que me olvide de Celia.

  • Bueno -trato de decir Charly a la defensiva-, era un ejemplo.

Pasó un rato de silencio en el cual no sabíamos qué decir. Charly volvió a la carga.

  • Pero... cuando en mi casa tu y yo... ya sabes... ¿disfrutaste?

  • Pues si, y mucho. No me lo esperaba pero sí, lo pasé bien.

  • Yo también -dijo Charly de modo casi imperceptible.

  • De veras lo sentí por Celia. Me sentí muy mal por hacerla eso.

  • Yo también, pero, en fin, fué un arrebato.

  • Que no podemos repetir -dije sentenciando.

Tras esto, terminé de preparar la cena y ambos nos sentamos a la mesa. Como la cena era mas bien liviana, en poco tiempo estábamos recogiendo los platos y yéndonos a sentar al salón. Nos sentamos juntos en el único sofá que tengo, como siempre habíamos hecho, y encendí la TV.

Cuatro veces, al menos, dijo Charly que se tenía que ir, pero en todos los casos se hacía el remolón y seguía en el sofá. Una vez le sorprendí mirándo mis piernas y al darse cuenta, subió la mirada y miraba a mis pechos.

  • Sabes? Estas buena así de mujer.

  • Esto es gracias a vosotros, o a Celia, debería decir.

De nuevo unos instantes de silencio, sin dejar de mirarnos.

  • Me dejas tocarte las tetas? -dijo Charly.

  • Charly!!! -exclamé.

  • Bueno, no son de verdad, así que técnicamente no te estoy tocando, no?

  • Cómo eres! -dije.

Pero incomprensiblemente, y estaba decidida a que no pasaría nada, cuando echó su mano para tocarlas no le paré. Estuvo un par de minutos sobándolas a placer. Yo, y aunque no son pechos de verdad, es algo que he descubierto que me excita. Quizás sea algo más emocional que físico, pero así es. Así pues, me recosté en el sofá y le dejé hacer incluso cuando, un poco después, su otra mano se posaba sobre mi pierna y la acariciaba.

  • Parecen de mujer de verdad, uau! -dijo Charly.

En otras circunstancias igual me hubiera ofendido pero Charly era un testigo privilegiado de mi transformación y en parte le debía mucho. Además, hacía menos de 2 meses yo aún era y me sentía un hombre.

Sus caricias en mi pierna sí que me estaban excitando de veras. Mi piel se puso de carne de gallina y fuí incapaz de pararle, aún a sabiendas de que podíamos llegar a algo que ninguno quería.

La mano que estaba en el pecho subió al cuello y estuvo un rato acariciandome la nuca. En un momento dado tiró de mi hacia él y cuando me di cuenta estábamos besándonos. Yo reaccioné y traté de pararle pero, como siempre Charly ha sido mas corpulento y fuerte que yo, me fué imposible. Su lengua entraba en mi boca enseñoreándose y recorriendola por completo.

Aún resistiéndome, sin hacerlo voluntariamente, de pronto reparé en que mi mano estaba jugando con su pene sobre la ligera tela de su chandal. Ese fué el momento en el que comprendí que no me podía resistir más y me entregué a sus besos y a su pene.

Al notar él su victoria, aflojó y al poco rato me fuí escapando de su boca pero no para parar la situación sino a su cuello y de ahí fui bajando hasta llegar a su pene, que ya lo tenía en la mano libre de ataduras.

Sin preámbulos lo chupé introduciéndolo en mi boca y al poco rato, mi cuello se movía arriba y abajo para hacer la mamada mas intensa. Los brazos de Charly reposaban sobre el respaldo del sofá y era yo, y sólo yo, quien estaba haciendo la mamada ya que él permanecía inmóvil al tiempo que jadeaba de placer.

La mamada se prolongaba mas de la cuenta y llegó un momento en el que Charly tensó su espalda. Fuí consciente de que se iba a correr en breve así que, salió mi lado mas vicioso y paré la mamada. Quería su polla en mi culo!

  • Vamos, quiero que me folles -decía mientras me incorporaba y me quitaba el pantaloncito.

Eché a un lado mi tanga y a horcajadas me senté sobre él que seguía quieto. Con mi mano apunté su polla a mi esfinter y como estaba lubricada de mi saliva no me costó mucho que entrase según me iba sentando sobre ella. Un par de empujones míos y le tuve dentro de mí.

  • Ves como si que me gusta que me folles el culo? -dije con una sonrisa maliciosa.

  • Que gusto!!! -fue lo único que atinó a decir.

Sus manos me cogieron por la cintura y con torpes movimientos intentaba follarme. Consciente de ello fui yo la que comenzó a a moverse combinando movimientos en vertical y en redondo. La cara de Charly era un poema debido al estado de excitación en el que estaba. Por mi parte, si bien la polla de Charly no es la de Lucas, no dejaba de ser un rico regalo para mi culito, que la disfrutaba milimetro a milimetro.

Al poco rato Charly no pudo mas y cerrando sus ojos emitió un jadeo mas alto y se corrió en mi ano. Yo seguí cabalgándole un rato hasta que note que su pene perdía consistencia y parte de sus fluidos salían de mi ano chorreando.

Me levanté y fui rápido al baño para limpiarme y tras ello llegué con una toallita para limpiarlo a él, que estaba empapado de su propio semen.

Tras esto, me dejé caer a su lado en el sofá. Los dos mirando al vacío y con suspiros.

  • Esto no se puede repetir mas -dijo Charly.

  • Estoy de acuerdo -respondí.

  • Mañana tampoco esta Celia -remató tras un breve silencio.

En mi fuero interno deseaba tener sexo con el hombre que me había iniciado. El sexo con Lucas era muy bueno y muy satisfactorio, pero con Charly, quizás por la confianza que teníamos, tenía un punto de dulzura que me encantaba. Me jodía mucho hacer esto a Celia pero, como negarme a recibir atenciones de Charly y rendir homenaje a su polla?

Como Charly tenía el pantalón lleno de restos de semen le dí uno de los que yo tenía de antes, que aunque le quedaba un poco justos, para llegar a su casa le valdría.

Después de cerrar la puerta de casa, tras salir Charly, me fui a mi dormitorio y como estaba me tumbé en la cama y pensando en todo lo que me había pasado desde que decidí transformarme me quede completamente dormida.