Comienzos en el Instituto

Una chica descubre que no siempre el sexo se da con las personas que desearías pero sin embargo, sucede.

Los comienzos en el Instituto

Hola mi nombre es Luisa y después de casi seis meses de ser lectora asidua de Todorelatos me he animado a escribir mis experiencias, actualmente tengo 23 años y he tenido una vida sexual bastante silenciosa y recatada a ojos de mis padres, pero no puedo evitar dibujar una sonrisa al recordar todas las guarradas y cogidas que he experimentado con hombres y mujeres desde que tengo catorce años. Aquí voy a relatarles como fue mi primera vez y espero no aburrirlos.

Como niña buena que me consideraban mis padres, ellos necesitaban proteger mi… dignidad hasta que me casara… así que me internaron en una escuela religiosa a la edad de los doce a los quince años, yo recuerdo que ya estaba harta muy harta realmente de ese lugar en el que según yo no se podía hacer nada, nos levantaban a las cinco de la madrugada y nos hacían bañarnos con agua fría, las chicas de tercero eran las primeras en pasar así que para cuando nosotras que éramos de primero pasábamos el agua estaba muy fría y el piso resbaloso de jabón y la suciedad de las otras. No podía evitar mirar de vez en cuando a mis compañeras mientras pasaban las manos por sus caderas mojadas o por sus poco crecidos senos, había una chica en especial en la que yo me fijaba se llamaba Natalia su cabello era oscuro y sus ojos verdes, su piel parecía lechosa y tenía unos labios gruesos muy bonitos, pero sus caderas eran una verdadera perdición tenía poquito busto pero a esa edad no me interesaba tanto después si se me volvió un vicio poder saborear senos grandes pero luego lo contaré.

Entonces Natalia no era como las otras chicas comenzando por el hecho de que siempre estaba castigada y creo que a diferencia de muchas de nosotras ella estaba ahí por gusto propio, se sabía que su padre había tratado de abusar de ella cuando era menor y eso era el motivo de burla de las de tercer grado, Natalia no sobresalía en estudios pero si en mi mente cuando se sentaba a un lado mío. Un día estábamos tomando clase de matemáticas cuando la monja se volteó para hacer unas cuantas fórmulas que realmente no recuerdo, esa clase era tremendamente aburrida pero me distraía mirando las caderas y la piel de Natalia. A veces cruzaba las piernas y una de mis amigas tenía que golpearme en la cabeza porque para mi era muy fácil perderme en esa piel tan fina imaginando lo que podría hacer con ella si me la dejaran un rato a solas. Natalia estaba jugando con el lapicero sobre sus labios y mirando para el techo cuando de repente se le cayó y el lapicero corrió para mi lugar.

¿Me lo pasas? – me preguntó en tono amable y sonriéndome. Ay dios, solo eso bastó para que en la noche me tapara bien con todas mis cobijas y me masturbara despacito, pasaba los dedos por mi vagina y froté mi clítoris hasta volverme loca, imaginándome que la besaba, que la mordía, que la podía tocar y que nadie nos molestaba, solté más jugo que en otras ocasiones y de pronto sentí una mano en mi hombro.

¡Luisa!, ¡Luisa! ¿Estás bien? - me preguntó mi compañera de cuarto que se llamaba Lorena, apenas pude sacar la mano de mi entrepierna y la miré, Lorena me miró y me preguntó. - ¿Qué haces? – me preguntó como si no supiera la muy estúpida. Pero yo estaba paralizada, si le decía a una de las monjas de guardia lo que estaba haciendo iban a llamar a mis padres, iban a llamar a todos los maestros, me iban a condenar a cadena perpetua, saldría en televisión nacional y me mandarían a la silla eléctrica. Ok, ok, eso es mucho exagerar pero cuando tienen catorce le tienes miedo a muchas cosas.

Nada… - le respondí de la forma más tierna posible y me quise hacer la dormida. Sentí claramente cuando se sentó en la cama junto a mi y me dijo:

Si quieres yo te lo hago. – al decir eso me levanté como resorte y me puse contra la pared. ¿Había escuchado bien? Lorena me estaba proponiendo hacer algo como lo que quería hacer con Natalia.

¿Hacer que? – pregunté yo ahora haciéndome yo la estúpida. Más me tardo en escribir que Lorena en quitarse la pijama.

Si no quieres que nos caché la monja hay que hacerlo ya. – dijo como si hubiera tenido todo planeado. Yo dudaba. Y me quedé quieta. Y mi corazón estaba a mil. Cuando sentí ella me estaba desabrochando la blusa de la pijama y luego me bajó el pantalón, fue muy rápida y entonces fue que sentí como me besaba suavemente en los senos. Mordía y jugaba suavemente con mis pezones. ¿Debía pelear, debía quitarme de ahí? Bajó la mano suavemente y comenzó a acariciar mi clítoris con una destreza que yo no esperaba ni yo misma me masturbaba tan bien. Me rendí, y después de gemir un poco comencé a besarla pasé mis dedos por su entrepierna y sentí su vello púbico. La diferencia entre ella y yo era que ella ya estaba bastante lubricada. Me abrió los pliegues de la vagina con los dedos suavemente y me seguía acariciando suavemente, en determinado momento puso su pierna entre la mía y comenzó a moverse masturbándome cada vez mas rico. Luego se levantó rápido se vistió y se lanzó a la cama. Casi le reclamo cuando escucho que entra la monja en el cuarto, de suerte estaba yo tapada pero estaba desnuda comencé a sudar frío, si me descubría, si se daba cuenta, ¡me iban a matar en mi casa! – Nos alumbró a la cara con la linterna, sentí como Lorena se dio la vuelta y yo me tapé. Cerraron la puerta suavemente y fue cuando Lorena me preguntó:

¿Fue rico no? – yo me reí nerviosa y dije:

Claro.

Sé de algo más rico. – me dijo en voz bajita, levanté una de mis cejas incrédula y le dije. ¿Pues qué?

Pues… depende que quieras de allá afuera… - dijo y entonces si ya no entendí nada. ¿Me estaba hablando en código o qué?

Sí. Mañana te muestro, ya tengo sueño. – dijo y se dio la vuelta. Me dormí inquieta tratando de adivinar que era lo que la guarra de Lorena se traía entre manos. Despertamos y nos tocó baño, de regreso en la habitación nos dimos un besito de piquito en los labios aunque eso si se dio tremendo atascón besando mis tetitas pero si parábamos ahí no llegábamos a tiempo para el desayuno, y ahí había que estar precavida, nos daban de desayunar una taza de leche, un pan dulce y los domingos un tamal. Parecía orfanato no instituto pero en fin, ahí había que comer a las vivas, si levantabas tu plato para que te sirvieran algo se volaban las tortillas o los panes, o tu taza de leche, no podías dejar tu lugar y debías comer rápido, rápido. A mi me quitaron la comida muchas veces pero ese día no, Lorena me pasó su pan así toda cariñosa. Así que yo le di la leche. A esto las monjas nos regañaron como no tienen idea. Era horrible que notaran si tenías amistad con alguien, para ellas era un pecado tremendo o no sé que se imaginaban ¿Qué me la iba a coger? Nos fuimos a clase y como a eso de las doce nos daban una hora de receso y luego de cinco a siete y de siete a ocho era la cena a las ocho con quince ya teníamos que estar jeteando en la camita, por mi mejor cuanto más rápido me mandaran a la cama. A la hora del receso Lorena me llamó aparte, como pudimos nos escapamos al jardín trasero donde había unas grutas que conectaban con el instituto de niños pero eso no lo sabíamos aun. Esos jardines bien cuidados eran arreglados por el hijo del velador y este tendría unos veintitrés años Lorena me llevaba de la mano y cuando lo encontramos me dijo:

Si quieres algo de fueras es momento de pedirlo.

¿Cómo qué? – pregunté y me dijo:

Pues un dulce… comida chatarra, de todo le podíamos pedir.

¿Tu que le has pedido?

Dulces - me dijo cortante, llegamos a la caseta del velador y vimos al muchacho recargado en una silla balanceándose en ella.

Hola Ricardo. – dijo Lorena muy familiarizada con el jardinero que a mi me dio mucho miedo casi salgo corriendo, el tipo lejos de ser guapo era todo lo contrario y tenía cara de diablo (al menos eso pensé en ese momento) me quedé quieta. Lorena no era perezosa ni lenta, se sentó en la mesa y se levantó la falda para luego bajarse la pantaleta, fue entonces cuando vi como el muchacho se bajaba el cierre del pantalón y se sacaba su cosota que en ese entonces yo vi tremendamente enorme pero feh… realmente resultó pequeña a la larga. Entonces le comenzó a frotar su cosota en la vagina y poco a poco se la fue enterrando, ahí me di la vuelta y como no me estaban poniendo atención pensé en irme.

¡Luisa! – me llamó Lorena mientras Ricardo se la cogía. No quería voltear pero en cierta forma me excitaba ver a Lorena con esa cosa entrando y saliendo de ella. Lo estaba disfrutando tanto… me acerqué a ella y la besé en los labios suavemente, Ricardo se metió entre nuestros rostros y me besó a mi. Fue horrible y asqueroso, me metió la lengua hasta la garganta, y mientras se la metía a Lorena a mi me desabrochaba la blusa y comenzaba a morder y a jugar con mis pezones, lo hizo mucho mejor que Lorena, en cierto momento Ricardo se movía sus caderas mientras Lorena se empujaba sobre él y nosotros dos nos morreabamos. Me subió a la mesa y me levantó la falda, bajó mis pantaletas y se las guardo el hijo de puta, pero que remedio. Apuntó su falo hacia mi entrada y me acaricio suavemente con el, despacio muy despacio tanto que me hizo gemir y erizar.

La zorrita de tu amiga no se moja.- dijo Ricardo como enojado. Yo me había enojado porque me dijo zorrita, pero luego me gustó jaja eso y puta y guarra. De todo me encanta que me digan cuando me cogen.

Hazle como a Pilar. – sugirió mi amiga, abrí grande los ojos. ¿También se habían follado a Pilar? Pilar era una niña muy presumida y bonita que se daba baños de pureza. Ricardo rió y dijo:

Sí, al principio le costaba mucho mojarse igual que a ti. - Lorena me jaló y me sentó en sus piernas, pronto Ricardo estaba entre las piernas de las dos empujando su pene en la vagina de Lorena y causándome placer a mi al frotar sus dedos en mi clítoris, pronto su pene estaba bañado con los jugos de Lorena y entonces apuntó a mi hendidura, suavemente lo empujó pero aun así no entraba.

Ah, cabrón, la puta esta cerrada. - dijo desesperado, regresó a la vagina de Lorena y comenzó a follársela con lujo de violencia, yo creí que eso le iba a doler a ella pero la sentía manoseando mis senos y gimiendo cada que él lo hacía. Entonces me jaló el rostro y comenzó a besarme, a diferencia de los besos de Ricardo ella apenas y me mordía los labios y eso era sumamente sensual. Ricardo volvió a poner su falo en mi panochita y empujó, empujó hasta sacarme lágrimas pero se sentía muy bien. Sentía como las manos de Lorena tocaban mi clítoris y el suyo al mismo tiempo y entonces Ricardo se inclinó para besar a Lorena, sentía las manos de Ricardo bajo mis nalgas mientras me follaba y nos aplastaba a ambas, sacó su falo de mi vagina y la metió en la de Lorena. Entonces cambió para besarme a mi y cogérsela a ella.

Griten putas, griten… - nos decía como desquiciado, entre gruñidos y quejidos.

Dame más por favor, quiero más!!! – gritó Lorena y Ricardo me la metió a mi violentamente, me había dolido un poco pero no le di importancia.

Orale perra, suelta jugos para que a tu amiga no le duela. – decía y Lorena se carcajeaba.

Mmmm, cógetela, cógetela que te lo deje bien mojado. – gritaba Lorena como enloquecida.

¿Tu ya sabes lo que es que te enculen? – me preguntó y yo le negué con la cabeza, Lorena se zafó y se quedó un momento parada, me la metió muy, muy duro y me hizo gritar de dolor más que de otra cosa. Pero había soltado demasiado jugo y entonces me lo sacó de golpe fue sobre Lorena, la empujó con una mano sobre la mesa y la hizo levantar las nalgas le abrió el culito con los dedos y le dejó ir su aparatote, Lorena gritaba pero a diferencia mía ella lo hacía de placer. Poco a poco su ano se dilató y Ricardo se la estaba enculando. Me jaló del cabello y me besó como lo había hecho la primera vez y me dejé que me metiera la lengua por cuantos lugares quisiera. Después de un rato el soltó un quejido fuerte y sacó su pene del culo de Lorena. Se recargó sudando y pude ver como le salía un montón de semen a mi amiga de su ano. Ella se limpió con la parte interna de la falda y se rió. Me miró y dijo.

Naaa, ¿te espantaste?

¡Sí! – dije y Ricardo se rió. Se movió la verga en círculos y nos dijo:

Ahora les toca a ustedes putitas me la van a mamar. – dijo y Lorena se agachó luego luego y me dijo que la acompañara que mamar era bien rico y que tenía que aprender.

Fíjate. – dijo y comenzó a chupar el pene de Ricardo suavemente. Luego le pasó la lengua hasta los huevos y los succionó ambos delicadamente. – Como vas. – me dijo y traté de hacer lo mismo, le empecé a agarrar gustó al asunto y cuando menos lo sentí tenía el pene de Ricardo en mi boca y él me sujetaba de la cabeza empujando su pene follándome como lo hiciera antes. Lorena me empujó y siguió chupando y yo quise contribuir así que me fui a los huevos, el tipo estaba en la gloria pues gemía y se retorcía, luego una segunda descarga de semen fue a dar a los labios de Lorena que se lo tragó como si nada. Ricardo se subió los pantalones y nosotras procedimos a bajarnos las faldas y ella a subirse la pantaleta la mía estaba perdida entre los bolsillos de Ricardo. No me la regresó jamás luego me enteraría que muchacha que se follaba muchacha a la que le robaba las bragas. Me abroché la blusa y escuché a Lorena diciendo:

¿Qué nos darás ahora?

No sé… tu pide. – dijo el muchacho complacido.

Quiero dinero. – dijo Lorena y el muchacho sonrió:

¿De dónde quieres que saque dinero?

¿Eres jardinero no? ¿Te pagan no? – dijo ella muy seria.

Sí pero el dinero es para mi esposa y mis hijos. – al decir eso Lorena se rió y comenzó a gritar:

Auxilioooo Auxilioooo, nos violan nos quieren violar!!!! – el muchacho palideció y mi amiga se echó a reír. – Y violaste a dos. ¿Verdad Luisa? - me dijo y le seguí el juego.

Malditas putas, pero nomas porque estaba tu amiga bien apretadita. – dijo y así fue como fuimos vendiéndonos cada que podíamos. Seriamos muchachitas de catorce años inocentes y tiernas a la vista de las monjas y nuestras compañeras, pero por las noches nos chupábamos la concha la una a la otra y por el día si se nos antojaba dejábamos que Ricardo nos cogiera, claro poniendo su precio exacto. Pero yo no estaba satisfecha con mis dos amantes… había un profesor de filosofía que asistía a la escuela y alborotaba a las muchachas y estaba Natalia también que aun me llamaba la atención. Así que a partir de ese mismo día comencé a planear como dejarme coger por el profe y como lamérsela a mi compañera la bonita.