Comienzos en el Instituto (4)

La fantasía del Director… y mi primer dilema sobre la fidelidad. Fui victima de abuso por parte del que se suponía tenía una relación “seria” en el instituto, pero sin embargo no tengo como virtud ser bondadosa y por el contrario soy del todo vengativa.

Comienzos en el Instituto 4

La fantasía del Director… y mi primer dilema sobre la fidelidad.

En el capitulo anterior

Fui victima de abuso por parte del que se suponía tenía una relación seria en el instituto, pero sin embargo no tengo como virtud ser bondadosa y por el contrario soy del todo vengativa.

En fin, se me había pedido que todas aquellas atrocidades cometidas a mi cuerpo se le hicieran a mi hermana, yo lo estuve pensando por un largo tiempo, ¿por qué querían que le hiciera eso a mi hermana?... ¿qué tenía de especial?, cuando llegué a mi recámara envuelta en una sábana y cargando mi uniforme Lorena abrió los ojos grande y me preguntó:

¿Qué te hicieron? – La miré con desdén y juntando un poco de fuerzas le metí una cachetada marca diablo. Se me quedó mirando y comenzó a llorar entonces dijo:

Yo no tenía idea que iba a portarse tan mal… ¡por favor Luisa!

¡Por favor nada! Y no vuelvas a hablarme, mañana mismo pido un traslado. – en balde le sirvió a Lorena llorar y pedirme que me quedara con ella, era obvio que había participado, me quité los piercings para guardarlos en la cómoda, realmente yo no me animaba a herir a Ingrid por más que lo deseara, me limpié la sangre, en fin, me aseé y a la mañana siguiente le dije a Sor Teresa que me sentía muy mal por los cólicos de mi periodo, que lo mejor era que me estuviera en cama como otras ocasiones, y no era mentira el dolor era tan horrible. Me quedé dormida y cerca de las siete de la noche escuché que tocaban a la puerta, no era Lorena, ella estaba mecanografiando una tarea. Se levantó a abrir y dejó pasar a alguien. Yo levanté la vista y vi que era Ingrid.

Lorena, sal de aquí de inmediato. – dije recordando todo y tratando de ponerlo en orden en mi cabeza, la verdad es que no tenía mucho tiempo para actuar.

El director me dijo que estabas enferma y quise visitarte. – dijo y se sentó inocentemente junto a mi sosteniendo mi mano, yo le sonreí y le dije:

Hermanita, hay peligro.

¿Cómo? – dijo ella como no entendiendo.

Tengo que comunicarme con papá y mamá lo antes posible.

Pero hermana, ¿acaso no lo sabes? Si repruebas materias te prohíben el teléfono.

Lo sé, lo sé sin embargo debemos salir de aquí, anoche… - procedí a comentarle todo lo sucedido, ella escuchó incrédula y luego me dijo:

Quiero ver las cicatrices. – al pedir eso tan inoportunamente solo le señalé que descubriera mis piernas y mi espalda, ella miró las cicatrices y las acarició en pleno, luego me dijo:

Van a matarnos si no haces lo que piden… - dijo muy seria, se abrió poco a poco la blusa y me mostró sus pezones, estaban perforados, igual su ombligo y decía tener dos más en el clítoris.

¡Pero si tienes catorce años! – grite escandalizada por mi hermana, esta me pidió los piercings y se los intercambió por los suyos.

Ay Luisa, he hecho mamadas y tengo piercings desde los doce. – me dijo como si yo fuera una completa santurrona y hasta la fecha… parezco una al lado de Ingrid, ella entonces me dijo:

¿Faltan los azotes?

No, eso no lo haré… - dije e Ingrid se quedó pensando

Entonces… ¿tienes pintura de labios?

Si, mi mamá me dejó un bálsamo en esta visita. – dije y no entendía su punto, mi hermana se descubrió su trasero y dijo:

Píntate la mano con el tono más rojo que tengas y pégame. – al decir eso no sabía como ella estaba dispuesta a tanto, solo le dejé unas cuantas marcas y eso fue todo.

El director querrá verte… - murmuré enojada, Ingrid asintió y dijo:

Será mejor terminar con esto de una vez, pero

Si nosotras tenemos de nuestro lado a ese viejo, todo será más fácil… nos quitaremos el problema de los chicos mientras tu no vallas.

Si, supongo que ese es el remedio.

Entonces venga, vamos a donde el director. - me ayudó a caminar y llegar a donde el despacho del director, Ingrid actuó muy bien, como si le dolieran las piernas y nuestros supuestos golpes también parecían reales, para niñas de catorce y quince… entramos al despacho de este hombre y sonrió, cerró la puerta con llave después de mandar a su secretaria a descansar por el resto del día.

Muy bien… quería que le hiciera esas cosas a mi hermana pues bien aquí las tiene, dije abriendo la blusa de Ingrid de golpe, él comenzó a comerla con la mirada. Yo me senté y dije:

¿Ha terminado todo esto?

Me parece que no puedo dejar que termine tan estúpidamente. – dijo y se descubrió la polla, al ver eso me puse entre Ingrid y el director y este dijo:

Quiero el ano de ustedes dos, sus vaginas y sus bocas al mismo tiempo. – Ingrid y yo lo vimos con repulsión entonces dijo.

Sus madres estuvieron en este instituto hace quince años, eran hermosas muchachitas, que senos los de la tuya Ingrid, y que cola de la tuya Luisa. – al escuchar eso casi vomito. Ingrid estaba apretando los puños con cólera pero contrastante a esto ella se bajó la falda y entonces dijo:

¿Cogiste a mi mami? ¿Me quieres coger a mí? ¿Quieres ser mi papi? - entonces noté como el director se la comenzó a menear más duro, mi hermana se volteó y me dijo:

Hay que darle a papi lo que pida… - de alguna forma ese retorcido hombre tenía la fantasía de hacerlo con nuestras madres juntas, solo que una de ellas estaba muerta y ahora quedábamos nosotras, Ingrid comenzó a jugar con los pensamientos del tipo, se acercó gateando a él después de desnudarse y comenzó a mamarle la polla, volteó y me dijo:

Vamos Luisa ¿Qué acaso no se te antoja la polla de nuestro papi? – esa era la clave, el tipo se sentía nuestro padre y de alguna forma su mente quebrada quería cogerse a nuestras madres por el culo, la vagina y la boca… por medio de nosotras, era una especie de necrofilia pedófila sin serlo… Ingrid ya estaba tragando bolas cuando yo la alcancé, me quité la ropa y empecé a jugar ese sucio juego, cuando la polla salía de la boca de mi hermana entraba en la mía para topar con mi garganta y regresar a Ingrid, pronto estaba yo recargada en el escritorio mientras el director me enculaba e Ingrid lamía mi vagina y el pene de este tipejo, no era gratificante pero estábamos consiguiendo algo a cierta medida, la prostitución mental, le vendíamos no solo el cuerpo sino la fantasía que él había ideado, cambiamos de posición y el director pasó a encular a Ingrid esta gritó bastante y tuve que callarla con besos y caricias ya que era la primera vez que se la metían por ahí, después pasó a mi chocho y se corrió muy rápido, Ingrid siguió mamando como campeona y pronto esa polla asquerosa estaba de vuelta, me subí a él mientras estaba sentado en su silla y lo cabalgue lo más furiosamente posible, necesitaba que eso terminara pronto, fue el turno de mi hermana que me acariciaba mis melones y lamía los pezones, se recostó en el escritorio y dejó que le diera duro por la panocha, gemía y lo llamaba por muchos apelativos como "amor", "papi", "enorme", en fin, tuve que contener las ganas de reír y las de agarrar el abrecartas y abrir una garganta de director, pronto se corrió en mi hermana y ambos gritaron, mi hermana aun quería más y tomando una figurita de porcelana con forma de pene para acabarla se la metió en la vagina, el director y yo nos quedamos estupefactos al ver a mi insaciable hermana masturbarse con ese adorno, cuando ella terminó un gran charco de fluido estaba bajo de ella. Le sonrió al director y dijo:

Me dolió mucho que mi mamá me haya puesto estos… ¿Cuándo me los puedo quitar? – preguntó, entonces yo no entendía nada, Ingrid jugaba en las grandes ligas hacía algún tiempo y yo no estaba muy enterada. De alguna forma, esa cogida nos convirtió en una especie de familia, yo era la madre, el era el padre y ella nuestra hija, la idea le cayó como anillo al dedo a ese pobre diablo que se había frustrado por quedar plantado en el altar y nunca tener ni bastardos, mi hermana volvió a lamérsela y dijo:

Mami, ¿quieres ver como se corre papi? - de nuevo las nauseas… mi hermana lo mamó hasta que él mismo viendo que no podía venirse una segunda vez la apartó de él y la sentó en su pierna izquierda, luego me sentó a mi en la pierna derecha y jugaba con nuestros pezones pellizcándolos suavemente. Ingrid puso sus dedos en mi chochito y me introdujo sus cinco dedos, luego con la otra mano quizo hacerle una paja al director pero este nos dijo:

Nenas, se han portado excelente, mejor de lo que esperaba, tenemos un secretito, vendrán aquí todos los viernes en la tarde ¿les parece?.

¿Papi? – preguntó mi hermana siguiendo su juego

Dime hijita. – al escuchar eso supe que por fin lo teníamos.

Ese tipo malo que le pegó a mami… ¿vas a castigarlo verdad? – el director me miró esperando una respuesta y no tuve de otra más que actuar:

Mi amor, eso no puede quedarse impune, además abusó de mis amigos, y sabes que me encanta divertirme con ellos.

Pero… creí que éramos pareja… - dijo molesto.

Papi, ¡mami y tu dijeron que serían libres y que me lo enseñarían todo a mi!

Cierto, cierto… entonces, Gerardo será castigado… - dijo embobado por la mirada tierna de mi hermana que le juntaba las tetas a la boca.

Pasaron las semanas y efectivamente me cambiaron de cuarto con Ingrid, la conveniencia era fuerte, el director siempre nos mandaba a llamar los viernes en la tarde, Gerardo… ni que hablar de Gerardo, acabó cogido por sus mismos "amigos", y yo podía regresar con mis amigos para coger siempre que se me antojara y el director no se ponía celoso ya que vivíamos en "unión libre"… la facilidad de mi hermana para engatuzar al tipejo me dejó anonadada, sabía que era algo lista pero eso… nos salvó el pellejo.

Un día regresé a los pasillos y ahí estaban fumando varios chicos, muchos de ellos me habían humillado junto con Gerardo pero ya ninguno se atrevía a mirarme a los ojos, mis amigos estaban traumados, solo Wilfrido o mejor conocido como Will se quedó en la Institución, era difícil aceptarlo pero al igual que yo, él también era bisexual. En cuanto a las palabras de mi madre, ella tenía razón, las amistades te dan poder. Ingrid empezó a conocer a varios chicos y con muchos se acostó, pero yo había puesto mis ojos en uno en especial, su nombre era Fernando. Era tranquilo y diferente a los demás chicos, Lorena fue perdonada y se le permitía acompañarme a buscar amante, rara era la noche que me dormía sin un buen polvo y aquella noche:

¿No crees que deberías parar?

Parar a qué? – le pregunté inquieta, pero sabía bien a lo que se refería.

A esto, tal ves debamos regresar a nuestros dormitorios. – dijo Lorena mientras divisaba a lo lejos a un chico con el que se había estado volviendo exclusiva.

Eres una pendeja si lo haces. – dijo Ingrid que iba detrás de nosotras y un chico se acercó a ella, atrás de nosotras iban otras ocho chicas, igual que nosotras seducidas por el placer carnal, pronto Lorena estaba siendo penetrada por su exclusivo y yo esperaba que Fernando apareciera en escena. Cuando lo hizo solo me miraba de reojo. Ingrid y las demás ya habían entrado en acción, varios se me acercaban y pedían mis agujeros pero a ninguno le ponía atención, me acerqué a Fernando y lo saludé.

Hola. – respondió él mirándome ya directamente.

¿Tú nunca participas cierto? – pregunté sacando un cigarro de mi cajetilla y mirándolo fijamente.

Tal vez luego. – dijo mirando a los demás copular como demonios, esa danza de carne, penes y vulvas que enloquecía al más ardiente y despertaba el deseo en el más frío. Sin autoridad alguna metió sus dedos en mi blusa y comenzó a jugar con mis senos.

¿Te parece correcto esto? – me preguntó. Le sonreí y me lo quité de encima diciendo.

Tal vez luego. – él sonrió y dijo que estaba bien, se escuchaban gritos y gemidos, era un verdadero pandemonium sexual esa bodega, le di la espalda y me levanté la falda, estaba mojada como una verdadera perra, él se desabrochó el pantalón y me puso contra la pared, entonces sentí su glande recorrer mi ano y mi panochita húmeda, introdujo un poco su miembro y lo sacó. Volteé a verlo y trató de besarme en los labios pero no lo dejé… su pene se me coló por mis carnes rápidamente y comenzó a moverse muy despacio, me volvía loca, estaba acostumbrada a las cogidas de perro, donde él hombre te pesca y te la mete hasta adentro y no para de bombear hasta que eyacula. Pero no, él iba despacio, topaba con mi útero y se salía para acariciar mi vulva.

Por favor… más rápido – terminé diciendo después de exigir, pedir, y suplicar, pero no me hacía caso, sentí escalofríos recorriendo mi piel, y mis pezones volvieron a endurecerse no como cuando cogía con el director que era puro teatro. – Más rápido Fernando… - dije algo molesta.

Dame tus labios. – dijo en tono severo, yo voltee y miré sus ojos verdes, realmente no quería besar a nadie, la última vez que lo había hecho con un hombre era con Gerardo y fue traumatizante. Me sujetó fuerte del mentón y comenzó a besarme suavemente, al principio puse un poco de resistencia, incluso me tensé de la cintura para abajo provocando que me diera una nalgadita para que aflojara, pero luego siguió acariciando mis labios con los suyos, no intentó meterme la lengua ni nada, fue un beso simple y nada más, después se sujetó fuerte de mis caderas y comenzó a bombear durísimo, era delicioso, el grosor de su verga era considerable y me hacía humedecer más. Se sujetó de mis pechos y mientras acariciaba los pezones me daba duro con su verga, yo terminé primero y él seguía pegado a mi, esperaba que en cualquier momento me la quisiera meter por el ano pero no lo hizo, estaba concentrado ahora con una mano en mi seno izquierdo y la otra en mi clítoris, comencé a sentir calambres muy ricos, se extendieron a todo mi cuerpo y estallé en placer, pronto sentí como me inundaba con sus ricos jugos. Se separó de mí y se apresuró a subirse los pantalones.

¿Cuándo te vuelvo a ver? – preguntó mientras yo caía de rodillas al piso y él besaba mi boca, lo empujé suavemente y le sonreí:

Un día de estos. – otro chico llegaba por atrás de nosotros y trató de levantarme pero no me dejé, Fernando al verlo lo miró con una especie de odio que no puedo describir en estas líneas, yo… yo estaba en una terrible complicación, coger o no coger, ese era mi más grande dilema, me esperaban otras cinco pollas ansiosas pero al mismo tiempo deseaba ya no darle mis agujeros a cuanto extraño parara su cosota frente a mi. Fernando me dijo:

Es tu cuerpo, tú sabes lo que haces

¿Te incomoda?

Un poco, pero ya te dije, es tu cuerpo. – al decir eso se marchó, yo volteé a ver al que antes había intentado penetrarme y le di luz verde, mientras lo hacía como una bestia me puse a reflexionar sobre Fernando. Definitivamente no era como los demás!