Comienzos en el Instituto (2)

De como me enrollé con cuatro chicos y una enfermera por una tarde calientota.

Hola. Soy yo Luisa de nuevo y vengo a contarles la continuación de todas las cosas que hacíamos en el Instituto.

Para esto había una chica que me llamaba la atención y se llamaba Natalia, como recuerdo que se me mojaba la raja solo con verla, en fin, empecé a tener relaciones lésbicas con Lorena mi compañera de cuarto que valla que sabía mover la lengua. Hasta la fecha sabe lo que hace con lo que Dios le dio. Trabaja en Publicidad de Bellas Artes en el Estado de México pero ya más adelante me tomaré un tiempo para contar sobre nuestro reencuentro. Ese día recuerdo que estábamos acariciándonos las piernas en la habitación cuando Lorena dijo que tenía antojo de verga y le dije que fuéramos donde el jardinero, pero ella sacó un lapicero de su mochila y comenzó a meterlo en mi vagina, eso realmente no me gustó y fue incómodo, ella lo que hacía era que estaba midiéndome cosa que después me enteraría, cuando sacó el lapicero estaba lleno de mis jugos y me dijo:

Sabes algo Luisa, creo que eres muy estrecha o tienes el útero muy abajo… - yo me le quedé mirando así con una expresión de ¿Y? Entonces ella prosiguió: - Lo que pasa es que he descubierto algo interesante, el jardinero es poca verga al lado de unos chicos que te voy a presentar. Recuerdo haber levantado una ceja y haber bajado acariciando sus curvas mientras le preguntaba a que se refería. La abrí de piernas y comencé a lamer suavemente su clítoris, ella se agarró de las sábanas y gimió un poco, pasé mis dedos por los pliegues de su vagina y los abrí, metí la lengua empujando lo más que podía y saboreándola, era algo salada pero exquisita. Esa noche recuerdo que se vino como dos veces solo con mi lengua pero comenzaba a pedirme que le metiera cosas, como no teníamos gran cosa para masturbarnos optábamos por los mangos de los cepillos que teníamos. Se lo introducía suavemente pero ella me gemía pidiéndome que lo hiciera más brusco, fue ahí cuando me di cuenta de que ella lo que realmente necesitaba era una verga que la llenara de la forma en la que lo necesitaba y le pregunté por esos chicos.

Pues lo que pasa Luisa, - me dijo ella muy calmada - es que he descubierto que hay puertas que no tienen seguro y que las monjas no vigilan, esas puertas van a dar al Colegio de los chicos, ya he cogido con varios de ellos pero les prometí que la próxima vez iría con alguien.

¿Cuántos son? – pregunté interesándome cada vez más al igual que iba mojándome la entrepierna.

Son cuatro. La última vez me cogieron todos juntos y fue tremendo. Sus vergas son enormes.

¿Qué edad tienen?

Van en último año del Instituto algunos tienen 17 y otros hasta 19… ¿Cuándo vamos? – me preguntó como rogando, volví a mi labor de lamer su clítoris y le dije:

Mañana mismo si quieres. – Ella me sonrió y apretó mi cabeza con sus muslos mientras yo acariciaba sus senos y recorría con mis uñas sus endurecidos pezones. Se corrió en mi cara y sus líquidos me mancharon toda. A la mañana siguiente debíamos esperar al receso para ir, sabiendo que contábamos solo con una hora corrimos al lugar y efectivamente puerta abierta y cero monjas, comienzo a creer que las mismas monjas fornicaban con los padrecitos de al lado, en fin, pasamos por un montón de corredores y lo primero que recuerdo fueron unas voces fuertes y risas cuando llegamos estaban ahí unos chicos, cuatro el número exacto que ella había dicho. Nos miraron y se quedaron callados. Pero pronto uno tomó la palabra y dijo.

¡Lorena! ¡Qué gusto! – dijo y la abrazó y la besó como si fuera su novio de siempre, pronto comenzaron a manosearla los cuatro, ella gemía y comenzó a desvestirse, el lugar era algo feo y parecía como una vieja bodega, la pusieron en cuatro y uno se la metió por el ano mientras que otro por la boca, ella se movía acompasada mientras se las metían, tan solo con ver eso comencé a excitarme.

Ven Luisa. – me murmuró ella pidiendo que la dejaran en paz, me desnudo rápidamente y se acostó en el piso sobre nuestras ropas, los muchachos se quitaron la ropa también y la tiraron para que no nos diera frío mientras comenzaban a masturbarse alrededor de nosotras. Me hizo ponerme sobre de ella y comencé a besarla, entonces sentí una verga caliente merodeando mi ano, me voltee y el tipo que era el más alto de todos me levantó de un jalón, me puso contra la pared y comenzó a morderme los pezones, otro se acostó y Lorena comenzó a cabalgarlo pero dándole la espalda mientras se la chupaba a los otros dos – se me hacía excitante ver como podía mamar dos pollones al mismo tiempo, mientras el tipo que me manoseaba las tetas comenzó a meterme un dedo en la vagina y dijo como animado:

Uyyyy esta está apretadita. – Inmediatamente como por instinto los dos que le ofrecían la verga a Lorena se desprendieron de ella y fueron hacia mi, todos me metieron los dedos por el ano y por la vagina, recuerdo que mis líquidos comenzaban a llegar a los muslos. Me hicieron ir hacia Lorena y ella se recostó sobre el tipo que la tenía cogida, comencé a besarle los senos y ella gemía como nunca la había escuchado jamás, un tipo se colocó detrás mío y me penetró de golpe me dolió mucho y me quejé pero él comenzó a moverse de una forma que no me daba tiempo ni de respirar, los otros dos nos ofrecieron su verga a cada una, comencé a mamársela al más pequeño mientras que Lorena se tragaba la más larga. Debo confesar que cuando la vi sentí algo de miedo pero después de probarla fue diferente, después de determinado tiempo se intercambiaban de lugar y se iban rotando nuestros orificios vaginales. Yo se la chupe a los cuatro y aun ninguno se corría, pronto sentí que el que tenía la verga más gorda y larga me la estaba empujando por el ano, quise decirle que no pero Lorena me gritó:

Cállate perra y no seas miedosa. – entonces ella se separó de mi, otro chico se acostó y ella se montó en él con movimientos fuertes, otro llegó por detrás y le penetró el ano, para mi era increíble ver como se la ensartaban los dos al mismo tiempo. Tuve que mamarle la verga al que sobraba mientras el grandote me daba por el culo, pronto comenzó a gustarme y al que se la mamaba se corrió en mi cara eso fue plenamente delicioso, por cierto el que me ofrecía su polla la tenía muy larga y no sabía ni como hacerle bien. El grandote me sujetó de la cadera y se echó para atrás quedando ambos sentados, me subía y me bajaba usándome como si fuera una muñeca de trapo, el que se cogía a Lorena por el culo se salió de ella al ver que tenía la vagina abierta y fue a metérmela, al sentir esas dos vergas al mismo tiempo sentí un gran dolor y grité, el que se había corrido en mi cara me acarició el rostro y luego sujetándome del cabello hizo que mirara hacia él entonces me dijo:

Aun no te he dado verga por ningún orificio, tendrás que esperar a que me reponga. – yo recuerdo solo haberle sonreído mientras el se comenzaba a masturbar de nuevo, su verga pronto se puso dura y me la estuvo pasando por la boca, Lorena terminó con la leche del tipo flaco en su ano y se levantó, fue a verme y a besar mis senos, me decía que me calmara y que el dolor pronto iba a pasar, aprovechó para jalar una de mis piernas y le dijo al que la había acabado dentro que me sujetada de la otra, me daban tirones frecuentes que hacían que apretara las dos vergas al mismo tiempo, gritaban ellos y gritaba yo, el otro seguía recuperándose cuando su verga estuvo de nuevo bien parada puso a Lorena acostada de lado abriendo las piernas, una la puso alrededor de su cadera y otra en su hombro y se la metió en la vagina bien duro, Lorena rechistó ante esto y dijo que más fuerte. Pronto acabaron dentro de mi y sentí como me chorreaba el semen ente las piernas, el que solo me había dado a mamar verga se puso entre mis piernas y se fue enterrando en mi poco a poquito, esta vez a pesar de que su pene no era el más grande de los cuatro era el más largo y comencé a sentir punzadas, le grité que parara y él gruñó que no, que en ese momento era suya y que me callara la boca si no quería que me la rompiera, me la siguió metiendo toda y yo solo sentía mucho dolor, uno quiso que le limpiara la verga con mi lengua y así lo hice, pero el que me penetraba lo miró horrible y lo hizo apartarse, mientras seguía empujando bien dentro de mi, en determinado momento gritó:

¿Eras virgen? - Yo le negué con la cabeza y Lorena volteó junto con los demás, me estaba saliendo sangre de la buena martilleada que me estaba dando. Esto pareció animarlo y comenzó a penetrarme mucho más fuerte, me sujeté de sus hombros y me montó más duro. Para nada dejaba que se me acercaran los otros y me pedía concentrarme en él, que me tenía bien enchufada mientras los otros ayudaban abriendo mis piernas y daban tirones cada que lo hacían sentía punzadas más fuertes pero el chico gemía y gruñía sobre mi, su saliva comenzó a llegar a mi rostro después de la montadota que me estaba dando, era un verdadero animal, para ese momento, los otros dos se estaban masturbando sobre mi cara, cosa que le desagradó bastante al que me penetraba. Lorena gritó muy fuerte al parecer había tenido otro orgasmo, fueron con ella y se puso a chupar las tres vergas al mismo tiempo, luego vi que le empezó a hacer una cubana al que la tenía más gorda y yo no podía creer que el que me estaba cogiendo aun no pudiera venirse y no entendiera que me la estaba enterrando horrible, que me lastimaba.

Eres mi perra oíste?… - me murmuró entre jadeos cuando me la empujaba bien dentro. Lo miré extrañada y dije:

¿Qué cosa? – Me miró a los ojos y de repente no pudo sostenerme la mirada, soltó todo su semen en mi y me abrió la boca a la fuerza aunque yo traté de resistirme, me escupió ahí y dijo:

Tu me has gustado para mi puta, vas a ser mi puta oíste… ¿y oyeron todos los demás? A esta solo yo la puedo coger por todos sus hoyos. – gritó como si hubiera adquirido cierta potestad sobre mi. Por fin sacó la inmensidad de su pene de mi vagina adolorida y pasó la mano como limpiándola, me mostró su mano cubierta de la sangre que me había sacado, los demás le aplaudieron incluida Lorena que estaba a gatas y mamándosela a otro mientras los otros dos le cogían los agujeros. Me empujó al piso cuando quise levantarme y me abrió las piernas, paso sus dedos por mi vagina y sentí un escalofrío, no me había venido ni una sola vez con ninguno de ellos y cuando pasó sus dedos por mi raja junto con el escalofrío solo fue un escalón para lo siguiente, se agachó y comenzó a mamarme la raja suavemente, un poco mas tosco a como cuando Lorena lo hacía y comencé a sentir como pequeñas descargas que iban de mi vagina hasta el resto de mi cuerpo, me metió la lengua todo lo que pudo y acarició mis senos pellizcando mis pezones, eso tardo bastante, en esos momentos yo me sentía la más puta de las putas y lo estaba disfrutando, mi mirada se perdió entre la mirada furiosa del chico que me mamaba la raja, parecía hacerlo con cierto morbo, cierto odio, cierto ¿amor?, Lorena y los otros tres chicos ya habían cambiado de posición y se habían venido todos mientras que este chico llamado Gerardo seguía lamiéndome y jugando con mi clítoris, lo apretaba hasta que me dolía y volvía a lamerme provocándome fuertes descargas de placer. Se volvió a poner sobre de mi y me lo metió igual de duro que la primera vez, esta vez no pude evitar arañarle las espalda hasta sacarle sangre con mis uñas, me mordió los labios y comenzó a decir que era suya y que no iba a dejar que me volvieran a tocar los demás, el golpeteo en mi útero siguió pero ya no de forma dolorosa, lo abrazaba con las piernas y besaba su cuello y sus labios cada que él buscaba mi rostro, me jalaba fuerte del cabello como para hacer que me enderezara y se metía todo lo que podía entre mis piernas, sentí el aroma de cigarro que habían comenzado a fumar Lorena y los demás, al parecer estaban disfrutando solo de observarnos, Gerardo se dio la vuelta y me dijo:

Cabálgame. – comencé sentándome en él con cuidado, no solo la tenía larga, la tenía gruesa y si no era por sus duros empujones el glande se movía por toda mi vagina, me sujetó de las caderas y me hizo darme el sentón, me quedé inmóvil sobre él con los ojos cerrados, luego me moví suavemente pero al estar yo arriba podía controlar la profundidad de las penetraciones y entonces fui mucho más rápido. Sentí que uno se acercó por atrás de mi con la intención de metérmela por el ano y voltee, Gerardo reaccionó violentamente, me empujó y me mandó al suelo de un golpe, se levantó frente a su otro amigo furioso y lo empujo entonces le gritó:

¿No oíste que ella es mía? – gritó enojado y yo estaba adolorida en la vagina, aparte me pegué en el brazo y las rodillas. Como no me había levantado aun, Gerardo regresó después de su pequeña discusión y me penetró por el ano, jalaba de mi cabello y se movía rapidísimo entonces escuché la voz de Lorena que preguntó.

¿Ni yo la puedo tocar? – mientras los huevos de Gerardo chocaban con mi vagina sin parar, se había aferrado a mis hombros e iba cada vez más y más fuerte y rápido. Mi vagina comenzó a segregar demasiado líquido y me mojó los muslos. Gerardo terminó de dar un fuerte empujón que me mandó al piso y el eyaculó dentro y sobre mi. Miró a Lorena y dijo:

Pueden hacer lo que quieran, son mujeres, ¡pero ustedes perros malditos no la tocan! – dijo como en tono de burla mientras veía su reloj. Yo estaba cansada, me había recostado en el piso y ya estábamos muy lejos de donde habíamos puesto la ropa según para no enfriarnos, uno iba a ayudarme a pararme pero Gerardo lo empujó y comenzaron a discutir de nuevo, la discusión tuvo varios matices, desde el egoísmo hasta la falta de fraternidad y sobre todo ¿con qué me podrían comprar? Gerardo dijo que ya me había marcado y no quería las vergas de ningún otro en mis hoyos. – Me ayudó a levantarme y me llevó hasta donde estaba mi ropa, Lorena estaba jugando con el de la verga gruesa y le estaba mostrando como podía "fumar" con la vagina, habían encendido un cigarrito y se lo metió entre los pliegues vaginales, apretaba y parecía que fumaba. Gerardo me ordenó vestirme inmediatamente y Lorena le dijo:

Ayyy, ¡pero si eres un aburrido!, conmigo no pediste contrato de exclusividad. – dijo y Gerardo le replicó.

Contigo mi pene entra entero, tienes la vagina muy larga y no se siente lo mismo. – Lorena se rió y dijo:

¡Vez Luisa!, te dije que te iba a doler. – En eso le pidió el lapicero a uno de los muchachos y ella se lo estuvo metiendo y midiéndolo con las vergas de todos incluso con la de Gerardo, exactamente la de todos entraba bien en mi menos la de él y en Lorena entraba ¡todo! Cuando estuve vestida Gerardo me abrazó y me dijo al oído y muy bajito.

Es en serio, no quiero que te acuestes con nadie más, si me entero que otro te mete la verga te mato, ¿solo yo puedo hacerlo, estamos?. – entonces me asusté, me eché para atrás y volvió a hacer lo mismo, me abrió la boca a la fuerza y escupió. Lorena y los demás aplaudieron y Lorena dijo.

Ustedes dos ya se hicieron parejita y eso que veníamos de visita, pues mira… - dijo Lorena haciéndole burla a Gerardo que se trataba de mirarse la espalda toda arañada. - Lorena se abrió de piernas y abrió la boca, los tres muchachos le escupieron en la vagina y en la boca luego todos la dedearon, uno no se aguantó más y se la metió en el ano, otro se la puso en la boca, otro le llegó por la vagina y Gerardo comenzó a meneársela, fue entonces que sentí cierto tipo de furia… ¿por qué yo no podía coger con los demás y él si se la podía menear viendo a Lorena?, me di la vuelta y no quise ver, entonces sentí que me subían la falda y me bajaban las pantaletas hasta la mitad de los muslos, Gerardo me puso contra la pared y me lo metió en la vagina de nuevo, el placer era inevitable, solo cerré los ojos y me hice la indiferente, me recargué en la pared puesto que empujaba muy fuerte, me acariciaba los pezones por encima de la blusa y me murmuró al oído.

No voy a cogerme a Lorena ni a ninguna otra… ¿está bien? – no le respondí, simplemente comencé a mover la cadera y se convirtió eso en una especie de competencia, Lorena y los demás intercambiaban y gemían bastante fuerte, y con las embestidas de Gerardo yo comenzaba a gemir a tono. Cuando se chorreó entre mis piernas, su semen resbaló hasta mis tobillos, él sacó un pañuelo de tela y me limpió las piernas mientras sentía como metía su lengua en mi ano. Trataba de sujetarme de algo puesto que era una sensación diferente, me corrí inevitablemente, Gerardo siguió limpiándome y me abrió las nalgas para besarme y pasarme la lengua mejor. Se incorporó y se puso la ropa rápido. Lorena seguía bien cogida por los otros tres chicos, verla coger era una delicia. Antes de que se cerrara el pantalón Gerardo, yo me arrodillé frente a él y comencé a mamarle la verga, el cerraba los ojos y me acariciaba la nuca y jalaba de mi cabello, obvio que no se vino de nuevo y mucho menos pude parársela pero me levantó y me besó mientras acariciaba mi clítoris. Sus besos eran tiernos y me mordía los labios de una forma que me excitaba bastante.

¡No es posible! – gritó Lorena y ambos volteamos, todos vimos hacia el reloj de Braulio el que la tenía flaca y vimos que habían pasado cuatro horas y media, seguro que las monjas nos estarían buscando por todos lados. Lorena se apresuró a zafarse de sus amantes y se vistió, me tomó del brazo y salimos corriendo de ahí, casi llegábamos a la Escuela cuando Gerardo nos alcanzó y me detuvo dando un tirón muy fuerte de mi antebrazo, Lorena negó con la cabeza y la muy puta se largó dejándome ahí.

¿Cuándo vuelvo a verte? – me preguntó. Yo estaba sin habla… las monjas nos iban a matar, nos iban a torturar y nos iban a mandar al reformatorio donde ni siquiera habría cepillos para masturbarnos. Seriamos la vergüenza de la nación, la voz correría de casa en casa y habría llenado de vergüenza la casa de mis padres, OK, exagero de nuevo pero a los 16 crees que los castigos serán horribles espantosos y casi de Inquisición.

¿Cuándo vuelvo a verte? - me zangoloteó.

No lo sé.

Quiero verte mañana aquí.

Seguro van a castigarme. - dije temerosa y casi llorando. Me abrazó y dijo:

No te preocupes, dijo y me enseñó como llegar a las habitaciones de las chicas sin que las monjas nos vieran, de hecho él me llevó, cuando llegamos ante una puerta gris me dijo:

Aquí entras, y estará todo feo, en el tercer piso cambia de área y estarás en los dormitorios. No te verán, métete a la cama y di que estabas enferma. O no sé invéntales algo. – lo miré triste y dije:

El primer lugar al que debieron buscar debió ser en mi habitación… - me abrazó y comenzó a besarme de nuevo como si no le importara ser descubierto, mordió mis labios y manoseó mi raja todo lo que quiso. Yo lo miraba alucinada ¿Qué no se daba cuenta que me iban a matar por su culpa?

No quiero que te acuestes con los demás ¿está bien?

¿Por qué no? – le dije altanera, a ver… vamos a poner los puntos sobre las ies

Soy muy celoso… - dijo mirando hacia otro lado haciéndose el indiferente. – Además… me gustaste bastante ¿Qué quieres que haga? – dijo y lo miré inquieta, lo besé en la mejilla para despedirme de él y me abrazó. Ese abrazo lo sentí tan extraño, como si fuera una persona necesitada de amor, le dije que iría a verlo en cuanto pudiera. Entré corriendo pero antes de llegar a mi habitación vi la enfermería, ahí estaba Lorena.

Ven Luisa. – dijo y corrí, la señora que nos atendía y nos curaba tendría unos treinta años y siempre la había visto como una persona de lo más normal, pero parecía que Lorena podía corromper a cualquier alma sobre el planeta, la tipa estaba abierta de piernas con varios objetos metidos en la vagina, entonces Lorena me dijo:

Me ofreció decir que aquí estuvimos las cuatro horas… pero debemos hacerle una buena mamada cada quien. - la miré pensativa pero no teníamos mucho remedio. Por lo menos ahora teníamos una cubierta y supongo que eso no le molestaría a Gerardo. La enfermera se volvió otro personaje importante en nuestro desarrollo sexual, nos enseñó donde tocarnos, como orinar sintiendo placer y como mamar la vulva de otra mujer, si nosotras creíamos que lo sabíamos hacer estábamos realmente muy mal informadas. Esa mujer llamada Beatriz nos iluminó en el camino lésbico, mientras que por otro lado mi historia con Gerardo no se volvió la más sana del mundo. Ocasionalmente regresaba con Lorena y nunca sola, a veces Gerardo no estaba y otras había más muchachos de los que podía esperar, una vez había catorce muchachos y todos se fueron sobre Lorena cuando uno advirtió que yo era posesión de Gerardo, tenía mala fama realmente y muchos le temían o algo así por el estilo, por ese lado estuvo bien aunque llegué a envidiar como mas de diez hombres ponían su atención en Lorena mientras yo tenía que atenerme a si llegaba Gerardo o no. Cuando él salió del instituto prometió buscarme en cuanto yo saliera, pero eso ya será motivo de encuentros extra muros. Con respecto a los demás chicos solo puedo decir que cuando Gerardo salió más de catorce me llegaron a pasar la verga en un solo día por todos mis hoyos, ¿y saben qué? Me encantó y lo volveré a hacer cuantas veces sea posible.