Comiendo polla por primera vez

Desde hacía tiempo me rondaba la idea de dar rienda suelta a mis fantasías más secretas. Aunque tengo novia, mi sueño ha sido siempre mantener relaciones con un hombre. Convertirme en la puta de otro tío.

Desde hacía tiempo me rondaba la idea de dar rienda suelta a mis fantasías más secretas. Aunque tengo novia, mi sueño ha sido siempre mantener relaciones con un hombre. Convertirme en la puta de otro tío.

Pensé mucho acerca de hacerlo realidad hasta que un sábado por la noche, volviendo a casa de madrugada con unas copas de más, me metí en una página de contactos para gays. Nervioso y excitado puse un anuncio muy simple “Voy a tu casa y te la chupo” y esperé, pensando que, quizás, nada pasaría. Pero que, si pasaba, esta vez iba a hacerlo.

Recibí un primer email de un tío mayor, de unos 50 años, diciéndome que estaba en casa y que había visto mi anuncio. Me puse muy nervioso. Pensé “¿Contesto?”... Y contesté, dando mi teléfono.

Al minuto, un número desconocido llamaba a mi móvil. Era él. Iniciamos una conversación trivial, hasta que me dio su dirección y me dijo “Te espero”.

Iba a hacerlo. Iba a quedar con un tío para comerle la polla.

Tardé poco en llegar a su casa, vivía cerca. Estaba muy nervioso. No sabía cómo era el tío, pero eso me daba igual, yo quería su polla. Llegué a su puerta y llamé.

Tenía la edad que me había dicho. Estaba gordito y llevaba gafas. No sé por qué, pero me gustaba que estuviera gordito. Me invitó a pasar y nos dimos la mano. Inició una conversación con preguntas de compromiso “¿Te ha costado llegar?”, “A vece la gente no viene”... Yo no quería conversación, quería comerme una polla por primera vez en mi vida, así que se lo dije sin rodeos “¿Me dejas comerte la polla ya mismo?”.

Me llevó hasta el salón y, denudándose, se sentó. Yo me puse de rodillas delante de él. Era la primera vez que tenía una polla tan cerca de la cara. Recuerdo su olor, ligeramente perfumado con el aroma típico a rabo. No era grande, pero sí regordeta e iba depilado, aunque los pelos ya asomaban.

Acaricié sus muslos velludos y gordos, su panza... Me estaba poniendo muy cachondo y los nervios casi habían desaparecido. Por fin alargué un poco la lengua y probé aquel capullo que tenía ante mí, haciendo un círculo con la lengua. El tío gimió y yo, animado, lamí sus huevos. Quería que deseara que me la metiera en la boca, así que lamí lo más cerca que pude de su ano, aspirando sus olores. Se le estaba poniendo dura, así que la recorrí con la lengua. Ël seguía gimiendo y, por fin, me la metí en la boca.

Calculé un poco mal cuánta polla me entraba y me rocé la campanilla al metérmela casi entera. Estaba muy dura y me rozó la garganta. El tío pegó un respingo de gusto al comérsela entera. Me ahogaba, pero yo quería ser una puta y lo único que me importaba era darle el mayor gusto posible al gordo, así que me la saqué un poco, lo justo para respirar y volví a metérmela.

Lo repetí hasta que se me saltaban las lágrimas y entonces descansé un poco la garganta, agarrando su miembro con la mano y masturbándole mientras le lamía la punta con mi lengua.

Yo estaba muy cachondo, me veía de rodillas, comiéndole la polla a un tío gordo y peludo, como una puta, así que no pude más y me saqué la polla, para hacerme una paja mientras. Me había lanzado y liberado, eso era lo que tanto había soñado, ser una puta. Cachondo perdido, sin dejar de masturbarme, le dije al tío:

  • ¿Me avisas cuando te corras?

  • Sí, tranquilo, sigue, que te aviso cuando esté casi...

  • No, si no es para quitar la boca... Es para chupártela mejor y tragármelo todo.

El tío sólo acertó a decir “Joder... Chupa, chupa” y yo le obedecí, comiéndole la polla de nuevo hasta donde me daba la garganta, mientras me la meneaba.

Yo estaba apunto de correrme, no me quedaba nada, cuando el tío empezó a gemir más alto y dijo “Me voy, me voy...”. Me agarró de la nuca con las dos manos e hizo algo que no me esperaba, apretarme fuerte contra él, de manera que toda su polla me entró en la boca. Casi no podía respirar, mi nariz chocaba contra su barriga y su polla me entraba hasta el fondo. Entonces, noté el primer chorro de su semen, bien salado, en mi boca.

A pesar de ahogarme, no pude evitarlo. Pensar que se estaba corriendo en mi boca, que me iba a dar toda su leche... Yo también me corrí, tragando su leche, gimiendo como podía.

Ya había terminado hacía un minuto, así que fue aflojando su presión. Me saqué, con cierto alivio, la polla de la boca. Tenía su sabor por mi paladar, la garganta dolorida y los labios pegajosos.

El gordo se encendió un cigarro y me dijo “Por ahí tienes el water, traéte papel y limpia el suelo”. Así lo hice.

Entonces me dí cuenta de lo que había hecho, de que me había tragado su corrida. Tenía remordimientos, pero en el fondo estaba muy cachondo y contento por lo que había pasado, a pesar del miedo a las enfermedades, deseaba tragarme una corrida.

El tío me echaba claramente, porque me acompañó a la puerta. Seguía desnudo, así que delante de la puerta me dijo “Bueno, la despedida” y haciendo fuerza sobre mis hombros, me hizo arrodillarme. Me metió la polla en la boca, flácida, con un poquito de semen asomando en la punta. Absorví y chupé, mientras él tenía convulsiones de gusto.

Me puso de pie y me despidió

Me monté en mi coche pensando en lo que acababa de hacer. Estaba medio arrepentido, medio contento. Una sensación extraña.

No sé por qué, pero agarré el móvil y entré en internet. Busqué un sitio de cruising que quedara cerca de donde estaba y me fui, de nuevo nervioso y excitado.

Quería más polla...