Comenzaba a interesarme
Esa salida fue el inicio de nuestra relación.
Para los que no han leído algunas de mis fantasías llevadas a la realidad, les debo contar que soy una mujer brutalmente caliente y sensual. Me gusta vestirme sensual, sentirme sensual y verme sensual, más de alguna vez he tenido problemas en la calle por la forma en que me visto y especialmente en el verano, tanto en la ciudad donde vivo como en la playa. No soy alta, pero tengo bastante buenas medidas y como hago bastante gimnasia, con orgullo puedo decir que mis pechos, muslos y glúteos los tengo firmes y duros. Mis medidas son 93, 59, 90 y la copa de mis sostenes (sujetadores) es C+. Me visto llamativa, con ropa ajustada y que me resalten mis nalgas y mis pechos. Si me miran por entre el escote (generalmente bien pronunciados) o las nalgas me sonrío, y se dan la vuelta y miran mi espalda y mis glúteos mejor. Pienso que me desean entran y respiro suficiencia con cierto orgulloso morbo, de poner a la gente al máximo.
Soy de las personas que cuando se que voy ha tener una relación, además de prepararme físicamente, me preparo mentalmente. He llegado a pensar que soy media ninfomaniaca.
No soy lesbiana, pero si he tenido sexo con otras mujeres y tengo una amiga, Mariana que es espectacular, que es netamente lesbiana y siempre me ha querido sólo para ella. Me ha costado, incluso peleas, para hacerla entender que soy como soy y aunque muchas veces deseo su sexo, también me gusta disfrutar con hombres. La última vez que estuvimos junta en una fiesta y Yo conocí un tipo que me hizo el amor en vista y presencia de otras personas ella se enojo mucho y estuvimos distanciadas como un mes, hasta que ella me llamo y nos encontramos en un bar donde ella me dio como caja inclusive delante del mozo que nos atendió en el privado del bar. Me gusta estar con ella y esa vez pasamos todo el largo fin de semana juntas y a Mariana no hay cosa que le guste más que andar conmigo bien juntitas cosa que los hombres se den cuenta que le pertenezco a ella. No culpare solamente a ella, a mí también me gusta provocar, me excita que me vean siendo su amante.
En estas líneas les contare como siguió ese fin de semana.
Mariana y Yo habíamos disfrutado plenamente nuestro placer tanto en el bar como en su departamento esa noche y quedamos de disfrutar juntas el fin de semana. Nos levantamos el sábado a medio día después de una noche frenética de amor y sexo, Yo fui a mi casa en busca de ropa apropiada para andar de día y quedamos que ella pasaría a buscarme como a las 15:00.
En mi casa me di un regio baño de tina como de costumbre poniendo sales y jabones afrodisíacos. Después del baño y siguiendo mi tiro unte mi cuerpo con un aceite de coco perfumado que me un look de humedad y brillantez a mi cuerpo que lo hace más sensual. Como andaba con el pelo platinado y bien corto me peine a lo muchachito con bastante gel fijador, me maquille para resaltar mis ojos y sensualidad. Como ropa me coloque un jeans a media cadera bien gastado y roído, con agujeros en mis nalgas y bien en mi entrepierna. Los costados del jeans son acanalados, demostrando que debajo de ellos no hay nada más que carne. En la parte de arriba me puse una polera a media altura (llegaba justo debajo de mis pechos, dejando toda mi guatita al descubierto) de algodón bien delgada y sumamente ajustada para que resaltarán mis pezones. El escote tanto delantero como trasero bien, bien pronunciado, dejando entrever casi medio pecho. El borde del escote mostraba el inicio de mis aureolas. Me encantan los accesorios, así que me puse un collar de bronce y lápiz lazuli grueso y bien pegado a mi cuello, pulseras en mis antebrazos y muñecas, aros largos haciendo juego con el collar y pulseras, y me puse a esperar a mi amiga Mariana.
Llego Mariana en su auto a la hora convenida, venía estupenda. Toda de negro, pantalones y polera ajustadísimos y que hacían juego con su negro pelo largo azabache. Al verla nuevamente y tan espectacular sentí un deseo enorme dentro de mí. Subí al auto en el asiento del copiloto y sentí más deseos de ser su perra. Sabia que ella deseaba lo mismo y me lo confirmo con sus caricias y sus largos y cálidos besos. En minutos me tenía caliente y deseosa. Donde vamos me pregunto, vamos a comer algo le conteste.
Llegamos a un sitio en la ciudad donde se encuentran varios locales para comer o beber algún trago o bebida. Elegimos un restaurant donde Mariana conocía a un mozo y buscamos una mesa en un rincón. La mesa seleccionada tenía unas banquetas que nos permitía sentarnos a ambas en una misma banqueta y así quedar bien juntitas. Para deleite nuestro al frente nuestro habían dos guapetones sentados comiendo algo. Deben haber pensado al vernos pasar que era la oportunidad de ellos para conocer a dos minas ricas, situación que a ambas nos deleita.
Mariana se sentó antes que Yo dejando su mano en la banqueta para que al sentarme su mano quedara debajo de mi culo y así poder jugar con él y hacerme feliz, ella sabe como llevarme al punto de convertirme en su gata caliente. Pidió solamente una carta o menú y dejo al medio para que ambas lo ocupáramos y al hacerlo estuviéramos bien juntitas. Mientras leíamos la carta Mariana llevo su mano y la apoyo en mi espalda desnuda haciéndome sentir sus largas uñas, y noto como se aprieta con su cuerpo al mía, hasta el punto de hacerme sentir su respiración y sus pezones, y continuaba con sus caricias en mi espalda.
Mientras leíamos, Mariana se apretaba cada vez más a mí rozándome con su brazo el mío, llegando a rozar uno de mis pechos e incluso un pezón y diciéndome al oído que este fin de semana sería completamente de ella. Los tipos al frente nos miraban convencidos que iban por buen camino.
Mariana mientras hacia su juego se acercaba a mi oído para preguntarme que deseaba comer y aprovechaba la oportunidad para rozar mi oreja con su húmeda lengua. Yo me dejaba querer. Yo deseaba las caricias de ella. Yo quería que ella levantara mi presión.
Así estábamos cuando llego el mozo para tomar nuestro pedido, ordenamos algo para comer y una botella de vino tinto.
Mientras esperábamos que el mozo trajera nuestro pedido, Mariana tomo mi cara y la giro para quedar de frente a ella, mientras que su otra mano acariciaba mi guatita con sus uñas. Me mira fijamente diciéndome que soy su gata y que me pondrá fuera de mis limites de control. Yo la miró y entreabro mi boca esperando que ella acerque la suya. Ella con su mirada me dice que espere, Yo deseo un beso de ella. Deseo sentir su lengua húmeda dentro de mi boca. Su mano suelta mi cara y va directo a mi entrepierna y comienza a acariciar mi vajina por sobre el pantalón. Yo estaba pensando en como acabaría ahí sentada, sentía mi vajina como una esponja a pinto de escurrir y que mi corazón latía cada vez con más fuerza. Mariana no paraba, jugaba con los tirantes de mi peto y Yo estaba que le pedía que me los bajara. Sus largas uñas seguían jugando con mi guatita y costados de mi cuerpo. Sentía sus caricias y sólo atinaba a mover mi cola en el asiento.
Su toqueteo, me va poniendo cada vez un poco más fuera de mí y más en sus manos. Se torna más conforme, estoy que me abro para que ella pueda tomarme y hago conmigo lo que le da la real gana. Es el punto en el que mis pezones o mi mirada le indican como tantas otras veces que me tiene a punto para que ella haga.
Así me tenía Mariana cuando llego nuestro pedido. El mozo dejo nuestra comida que consistía mayoritariamente de mariscos crudos, abrió la botella de vino, lleno nuestros vasos y se fue dejándonos que disfrutáramos.
Cuando iba a disfrutar de unas lenguas de erizos, Mariana me dice; espera. Ella toma un bocado se lo hecha a la boca, con una de sus mano toma mi cara y con la otra me toma de mi desnuda cintura y me acerca completamente a ella, Yo abro mi boca y saco mi lengua y ella con suavidad y dulzura deposita en mi boca las lenguas que había tomado con anterioridad. Que dulzura y que calor. Me sentía como en las nubes. Los tipos al frente miraron atónitos nuestro proceder. Ya no nos importaba, lo volvimos hacer pero esta vez nuestras bocas quedaron selladas un largo rato. Lo repetimos hasta acabar con el plato. Yo era un pajarito a quién su madre daba de comer. Ese proceder había levantado mi calor al máximo y ella seguía jugando con mi vajina la que a esa altura chorreaba de calor. Mis tetas eran de ellas en más de una oportunidad había pellizcado mis pezones. Yo entre bocado y bocado gemía y gemía.
Ya estoy pensando en el clímax que me va a dar, me mira y siento como si ella fuera mi dueña, por lo cual sus toques son cada vez más repetidos y más largos y me va poniendo fuera de control. Veo como se coloca el cabello, se pinta los labios.
Mariana lleva uno de sus manos al vaso de vino y moja dos de sus dedos y los lleva a mi boca, los hace entrar, separar, levantar y estirar parte de mi boca y ella solo cesa cuando mi mano va a su entrepierna y rozo con mis yemas entre sus piernas, su cara y la hago desear abrazarme, cosa que impulsivamente hace. Mis manos descorren el cierre de su pantalón, abro sus piernas y hundo mis dedos en su vajina y siento su clítoris. Ella con sus manos hunde mi rostro en su cara posando sus labios en los míos y saborea mi gusto. Ambas estamos excitadas y a punto de acabar, pero Mariana mantiene el control y me pide que nos vayamos. Llama al mozo, pide la cuenta, cancela y nos vamos. Al pasar junto a la meza de los galanes, Mariana para me toma de la cintura, me acerca a ella y me besa lamiendo la saliva de mi lengua mientras sus manos recorren mis pechos por debajo de mi peto. Mi cuerpo se convulsiona de placer. Ellos solo miran.
Llegamos al estacionamiento que se encuentra en un subterráneo, esta oscuro. Mariana abre el auto y Yo subo en el asiento del copiloto.
Mariana siente mi respiración entrecortada y gira quedando frente a mi y me pregunta; estas excitada y dime cuanto. Yo le respondo que estoy excitada y al máximo, y que solo deseo ser poseída por ella. Mariana sin responderme me toma por la nuca y se acerca, nuestras bocas se juntan, se abren y nuestras lenguas se entrelazan, nuestras salivas se entremezclan y nuestra pasión se desata. Sus manos comienzan a subir mi peto, ella retira su cara y lo sube por sobre mi cabeza y me deja desnuda de la cintura hacia arriba y me pide que levante la cola. Yo le obedezco y baja el cierre de mi pantalón y comienza a empujarlos hacia abajo. Estoy tan desenfrenada de excitación que la ayudo y Yo me retiro el pantalón para así quedar completamente desnuda y para que me posea. Mariana baja me toma por las nalgas y hunde su cara en mi pelvis parando en cada lugar con detenimiento y lame una y otra vez con variaciones de ritmo, con distintas profundizaciones y con alternancia en el número de dedos que pasan y perforan mi vajina. Repite y repite, lame mi clítoris, lo sopla y con su respiración entrecortada por la excitación abre mi vajina para que su lengua pase sobre mi clítoris y Yo suelte mis gemidos que finalmente suelto con gritos de fiera sin importarme donde estoy o que otra gente los sientan solo quiero que ella sepa lo caliente que me tiene. Yo estoy entregada, asustada creyendo que no voy a llegar, me dejo llevar y me entrego a su poder, estoy embriagada por el placer que me esta dando y me dará. Al fin me suelto y dando un grito aterrador suelto mis jugos sobre su cara y que ella lame con placer. Me aprieta mis senos por mientras grito y acabo como una perra en leva, mi cuerpo se estira y se relaja. Acabe. Mariana se me pega en un abrazo y me llena de besos, repitiendo insaciablemente; eres mía, eres mía y lo serás para siempre. Yo la abrazo y nos entrelazamos en un profundo beso de amor.
Descansamos un rato para que Yo recuperará mis respiración y control. Me permite vestirme y arreglarme, y ella hace lo propio. Vestidas completamente tomo su cara en mis manos y la beso y le doy las gracias, diciéndole me hiciste feliz como nunca lo he sido, me haces sentirme un chancha, gracias.
Mariana hace partir el auto y salimos del estacionamiento y al llegar a la calle vemos que nuestros galanes vienen caminando. Mariana para el auto y espera, cuando ellos están cerca y nos reconocen, Mariana me mira, acerca su cara a la mía y me besa mientras sus manos se meten debajo de mi peto y comienzan a masajear mis pechos. Al pasar al lado nuestro escuchamos que dicen; que perdida.
Nos reímos y partimos en dirección al departamento de Mariana., Yo iba pensando en los próximos clímaxs que iba a recibir.
Los cuento en la próxima.