Colgada en Buenos Aires VII

Vuelvo a Madrid y empiezo una nueva vida sexual.

Dormí plácidamente después mi último orgasmo observando como mi ex-novio se follaba a mi hermana.  Bruno me recogió sobre el mediodía y me llevo a cenar a un exclusivo club de campo a comer.

  • Espero que tu viaje a Argentina haya sido de tu agrado.

  • ¿A nivel personal o profesional?

  • Ambos.

  • A nivel profesional no creo que haya podido ir mejor.  Creo que el proyecto actual marcha viento en popa y me imagino que los nuevos contratos cerrados van a ir mejor.  A nivel personal ya sabes, me habéis dejado destrozada con tanto sexo.

  • Ja ja ja, esa es la cosa, para los dos temas desde luego.

  • Me imagino que en el club de intercambio me gané el contrato.

  • No, ni mucho menos, coges estupendamente y me gustaría seguir haciendolo contigo, pero no mezclo las decisiones profesionales con las personales.  Si no hubiésemos cerrado el primer contrato seguramente nunca más hubiésemos acabado en la cama, cosa que me hubiese fastidiado, pero bueno, las cosas son así, hay que ser profesionales, la vuestra era la mejor alternativa, lo de poder verte me gusta pero no puedo anteponer mis preferencias personales a las profesionales.

  • ¿Sabes lo que me aparetecería ahora?

  • Dime.

  • Que me lleves al hotel y me hagas el amor como si fuéramos una pareja normal.

  • Pensé que te iba más el sexo en grupo.

  • No pienses que me voy a enamorar de ti, pero me apetece ir bien follada de vuelta a Madrid.

Pagamos la cuenta, cogimos el coche y llegamos al hotel.  Bruno entró en el baño pues quería darse una ducha.  Yo le esperé en la cama desnuda calentando el horno para que cuando él saliese de la ducha me tuviese a punto de caramelo.  Empece a masturbarme con ganas cuando Bruno salió con una toalla por la cintura, le miré con ojos de cordera degollada.

  • Mirame, quiero que veas como me corro pensando en ti - aunque de mi cabeza no podía quitar la imagen de mi ex tensando su cuerpo y corriendose en la boca de mi hermana - no sabes lo que me gusta sentir como soy observada mientras me doy placer.

Bruno me observo mientras yo me corría con una sonrisa en la boca, mi cuerpo exploto después de 15 minutos en los que Bruno se acariciaba su polla poco a poco delante mía.  Bruno dirigió su boca hacia mi aun calvo coño y empezó a lamerlo con maestría.  Su lengua corría mi raja poco a poco, ella pasada desde mi clítoris hasta mi ano, dedicandole especial atención a mi culito.  Con una mano le agarraba su cabeza y con otro iba pasando de una teta a otra pellizcandome los pezones, con el coño sensible como lo tenía me corría una y otra vez en su boca y creía morir de placer ante tanta atención.  Bruno retiró su boca llena de mis fluidos y de un solo estacazo me penetro el coño. La verdad es que esperaba ser penetrada analmente, pero sé decidió por mi coñete y yo se lo correspondí con un instantáneo orgasmo. Bruno siguió bombeando susurrandome al oído, como solo saben los argentino, delicias para mi ego, así como indicandome que ya tenía ganas de que volviese a visitarle.  Bruno se corrió en mi boca después de más de media hora dandome de lo lindo.  Creí morir de gusto, me excitaba un montón ver como los hombres sacaban sus pollas de mi coño para que pudiese saborear su lefa en mi boca.  El chico se había lucido y ya podía decir que me había acostado con un hombre en Argentina, por que hasta entonces solo había participado en orgías.

Volví a Madrid con ganas renovadas.  No solo a nivel profesional sino personal.  Había decidido ser una nueva mujer y no dejar escapar ninguna oportunidad y desarrollar aún más mis nuevos gustos sexuales adquiridos en Argentina.

Los meses fueron pasando, a nivel trabajo la cosa como la seda y cada día las cosas salían mejor.  A nivel personal empece a ser más y más sexual.  En dos y pico no solo me follé a más de un compañero de trabajo, algún jefe, a más de un subordinado y a multitud de amigos.  Era rara la cena con amigos en la que no acababa en la cama con uno o dos de ellos.  Cada vez que en una cena había algún chico mono que no conocía esa noche acababa con su polla probando todos mis agujeros.  Muchos de ellos se sorprendían cuando les pedía que me sodomizasen o que me atasen a la cama mientras me daban caña.  Alguno desde luego no sabía que hacer con una hembra en celo atada a su cama o esposada delante de ellos, pero más de uno me hizo repetir solo por la imaginación que desbordan. Era algo que unos años antes jamas se me hubiese ocurrido plantear a un desconocido, pero en estos momentos me jode bastante no acabar una noche de sexo sin haber sacado todo el arsenal y repertorio.

Por supuesto viaje mucho a Argentina por  trabajo, mucha orgía en Buenos Aires y en pequeños hoteles perdidos de la mano de Dios por Argentina.  Amaba el país tanto por mi éxito profesional como por la posibilidad de recibir sexo desenfrenado con gente que disfrutaban de mi cuerpo mientras yo lo hacía del suyo.  No es que en Madrid no follase bien, sino que lo de Argentina era especial.

Aquella noche quede con mi amiga Patricia, había ido en más de una ocasión a un club de intercambios con ella.  La primera noche acabamos, como en mi es casi una costumbre, en el local por que nos equivocamos de bar, al ser dos chicas solas ni nos pararon en la puerta, pedimos una copa y para cuando nos dimos cuenta de donde estabamos, decidimos acabar la copa.  Hablando y hablando descubrí que Patricia habia ido a este tipo de locales en más de una ocasión con su exmarido, en la tercera ronda le comenté que yo había tambien ido  en varias ocasiones y me moría por entrar en las salas, aquella noche nos follaron hasta la extenuación.  La noche de la que os habló y ya después de haber ido en varias ocasiones juntas, entramos en el club y decidimos tomarnos unas copas antes de pasar a la acción.

Me encantaba ver follar a Patricia, tenía un cuerpo de muerte, delgada, alta y con unas tetas que no se las merecía.  Era ruidosa y muy apasionada, y le gustaba más el sexo anal que a un tonto un lápiz. Allí estaba a cuatro patas recibiendo todo lo suyo mientras a mi un chico de color me tenia empalada a su lado.  El placer era inmerso, aquello era un polla y no la del imbécil con el que había ligado la semana anterior.  Cada poco tiempo Patricia me chupaba un pecho, premio que yo devolvía pasando mi mano por su cabeza.  Los dos chicos se corrieron entre gritos de los cuatro casí a la vez, dejandonos  abandonadas tumbadas en el sillón donde nos habían pillado por banda.

Patricia estaba realmente sexy toda sudada y aún jadeante.  He de confesar que soy más de follarme mujeres en Argentina, pero el coño de Patricia estaba encharcado y sin usar, y es una tia que me pone mucho, por lo que no me pude contener y dirigí mi cabeza hacia él.  Chupe con ganas y Patricia lo agradeció según me decía su lenguaje corporal, clavaba sus uñas en mi cabeza mientras yo lamia su raja, levantaba el pubis presa del placer y coronaba sus múltiples orgasmos arqueando la espalda una y otra vez mientras yo sin ningún tipo de piedad le lamia allí donde a ella más le gustaba.  Una polla se clavó en mi sexo y un dedo empezó a jugar con mi ano.  La verdad es que aquello no era algo raro en ese club, ya que la regla era que no habia reglas, por lo que meterla es libre pero si no te convence quien te la ha metido te retiras con una sonrisa y se da todo por entendido.  Aquella polla estaba gustandome por lo que ni pensé en la posibilidad de retirarme sobre todo por que al levantar los ojos pude ver como alguien le metia su polla en la boca de Patricia, por lo que en poco tiempo no iba a tener que preocuparme por ella.

La polla que me taladraba se daba mucha maña, era durisima y sus movimientos eran acertadisimos, Patricia se retiró de mi boca y apartandose un poco hacia un lado se dejo empalar por un chico que la verdad no estaba nada mal, yo aún no había mirado a mi semental, pero el suyo estaba para coger pan y mojar.  Unas esposas se adueñaron de mis muñecas e inmovilizaron mis manos detrás de mi espalda.  La polla salió de mi sexo y de un seco y certero golpe penetro mi culo hasta el fondo chocando unos grandes huevos contra mi coño y dandome un placentero latigazo en mis intestinos.  El placer era digno de una reina, estaba disfrutando de lo lindo.  Ser follada por el culo era de las cosas que más me gustaban en la vida y aquella polla estaba siendo el no va más.  Estaba a punto de correrme cuando en mi oído oír decir.

  • Veo que te sigue gustando que te aten y te den por el culo a la vez.

Giré mi cabeza de golpe y pude ver que era PAco, mi ex quien me estaba somentiendo y causando en ese momento un maravilloso orgasmo fruto de su excelente trabajo perculizador como por la excitación de verme sodomizada por él.