Colándome en tu espectáculo

Pasé toda el día tratando de que creyeses que no iba a ver tu función, pero quería probar cómo improvisarías con la sorpresa que te tenía reservada.

Antes de comenzar he de hacer una breve aclaración: Este texto es antiguo y no he podido editarlo o 'mejorarlo' como otras veces hago, además de que era jóven y tal vez sea algo más light de lo acostumbrado. Estoy en época de exámenes y, en cierto modo, quería dejar constancia de cómo escribía antes para que se notase la evolución. Dicho esto, disfrutadlo. Porque, la verdad, cuando recuerdo la situación, todavía se me mueve algo por dentro y...

En teoría había tratado de disuadirte y que creyeses que no iría. Sabías que lo haría perfectamente pero traté de darte escusas y perdones los últimos días diciendo que no podría ir... en un momento llegué a plantearme de verdad no ir, ya que mientras yo trataba de engañarte tú tratabas de demostrar que te importaba una mierda que fuera o no... qué bien sabemos mentir los dos, ¿eh? Así que traté de ponerme especialmente guapo.

No guapo, pero sí formal. Era inevitable. La gracia está que en una tarde así tú llames la atención, no yo en medio de un teatro yendo vestido como siempre. Traté de evitarte en la puerta, que normalmente sueles rondarla antes de entrar para hablar con tu familia y no estar encerrada sola dentro. Yo esperé. Esperé pacientemente en una calle cercana hasta que casi todo el mundo estuviera dentro... y entonces entré. Con cuidado, con disimulo, traté de ponerme en una posición donde pudiera verte pero no llegarías a reconocerme a no ser que te fijaras mucho. Me senté algo nervioso y cohibido, como siempre que vas solo a ver algo similar, y busqué con la mirada a tus padres... no, por suerte ellos no me habían reconocido tampoco. Me acomodé como pude, disimulé leyendo el programa y... empezó a llenarse el escenario. Poco a poco fueron llenando los asientos y... sí; ahí estabas tú, a la derecha, como dijiste. Me había sentado para tratar de verte mejor y se te veía perfectamente. Se te veía perfecta, para ser exactos. Sonreías entre nerviosa y cortada, y mirabas al público buscando a tu familia... sí, localizados, ya sabías dónde mirar exactamente cuando levantaras la vista del atril. Ahora tocaba buscar si conocías a alguien más.... mientras yo me trataba de tapar con el programa. Creo que no me reconociste porque no paraste tu mirada en mí... bien, bien.

Siempre es una gozada disfrutarte en estos momentos. Desde hace un rato me negaba a ocultarme y me limitaba a gozar. La verdad es que se alargó bastante el concierto, más de lo que yo hubiera creído, y cuando terminasteis la propina fui el primero en levantarme para aplaudir bien fuerte. Cierto es que no fui el único, ya que muchos otros se levantaron pero... quería ser el primero para que, al mirarme por llamar al atención me reconocieras. Esa cara sí que me encantó... sonreías de una forma tímida por descubrir que estaba ahí, y cambiaste la mirada rápidamente hacia donde estaban tus padres. Yo te fijaba la vista porque no quería perderme detalle... tenías que ir formal, con un vestido negro pero sin buscar ser llamativa. Medias a juego, pelo recogido y gafas. El vestido caía por tus caderas y las remarcaba un poco, algo de escote pero no demasiado y sonrisa. Estabas increíble... no pensaba dejar de mirarte mientras tuviera fuerzas en las manos para seguir golpeando una contra la otra. Y me había gustado lo suficiente como para aguantar el último si hacía falta. Poco a poco el director salió de escena y fuisteis desalojando con cuidado. Tú tuviste que quedarte para recoger tu instrumento y vi como tu padre se colaba para llevarlo al coche... yo me limitaba a mirarte, todavía quieto y de pie en mi esquina, mientras evitabas mi mirada. ... .

Empezaba a creer que la sorpresa que te había tratado de dar no te gustaba lo más mínimo. Sin fijarte si quiera en mí te metiste tras el telón con tu padre para te ayudase recogiendo... mientras que yo no sabía dónde meterme. Esperé quieto, inmóvil y me dí cuenta que allí no tenía sentido seguir. Salí caminando mientras miraba al suelo... no podría creerme que pasases de mí, aunque en cierto modo lo entendía. Era lógico que si de verdad te habías creído que no iba a ir hicieras otros planes o... no te apeteciera verme. No sé... no lo entendía. Ni siquiera levanté la mirada a la entrada del teatro cuando intentaron darme publicidad de las obras de todo el mes. No lo había hecho bien... algo había fallado y no encontraba qué cojones podía pasar. Todos queremos que nos den una sorpresa... ¿No? Las sorpresas son divertidas. Cuando crees que ya no es posible, cuando has tirado la toalla... que alguien te recuerde que puede asombrarte está bien, ¿no? Si... tampoco pedía mucho. Una sonrisa, un abrazo tal vez, un "gracias", un.... 'Ey feo'. Sí... incluso eso mismo, no es bonito pero... 'Feo! ¿A dónde vas?'. ... . No, eso no lo estaba pensando, ¿de dónde cojones sale esa frase? Me dí la vuelta y...

Siempre es una gozada disfrutarte en estos momentos. Cuando me demuestras que lo que yo pienso no son más que tonterías. Venías moviéndote deprisa para alcanzarme, y sonreías casi a mi lado, ya que intentabas pararme tocándome el hombro. Eras tú... sí, no cabía duda. Ya no tenías las gafas pero la mirada brillaba un poco. '¿No se suponía que no podías venir?'. Si pero... mierda, mi boca no articulaba frases, aunque mi mente le diera la orden. Todavía seguía ensimismado creyendo que eras una de mis imaginaciones. 'De eso se tratan las sorpresas... ¿no?'. Sonreíste de nuevo. 'Espera un momento que tengo que ir a recoger mis cosas adentro'. 'Pero... ¿tienes que volverte ya, en coche?', 'no, no hace falta, aunque si debería volverme temprano... ¿me esperas aquí?'. '... Llevo esperándote ya un rato...', 'vale, ven conmigo!'. Y eso hice. Te comentaba qué era lo que más me había gustado y cotilleábamos un poco sobre todos, como siempre. Me guiabas por un laberinto de pasillos y me ibas diciendo dónde eran los camerinos de cada uno... 'la verdad es que esto es un poco sueño, ¿sabes? Estando en los camerinos de un teatro...', me mirabas y te reías. Como ya no había nadie por esos sitios, me había acercado a ti y caminábamos mientras yo rodeaba tu cintura y tú jugabas suavemente con mis manos. Era un cosquilleo agradable... '¿cada vez que te quiera ver arreglada tengo que organizar un concierto?', te susurré al oído aprovechando para acercarme cuando giramos una esquina.

Me había acercado a ti para poder abrazarte desde la espalda. '... arreglada.. ya ves'. Habías volteado un poco la cabeza para mirarme a los ojos mientras lo decías y señalabas tu ropa. 'Pues claro que arreglada!', dije mientras apoyaba la mano en la cadera y cogía el vestido, 'llevas vestido', cogí el borde inferior y le dí un poco de vuelo, 'se te ven un poco las piernas', apoyé mi mano en tu muslo y subí unos centímetros, 'llevas incluso un poco de escote', apoyé mi mano en tus costillas y por el costado subí haciendo presión, quedándome en el aro del sujetador mientras besaba tu cuello, 'y además llevas un colgante precioso...'. Era cierto, formal pero francamente bonito. Mis manos pegaron un salto y una se quedó en tu cadera cogiéndote con fuerza, mientras la otra se apoyaba en tu cuello para apartar suavemente el pelo y poder besarlo mejor. Lo necesitaba ya. Tú me miraste a los ojos y, esperando el beso, me lo correspondiste cuando yo me acerqué... en silencio, suave, y bonito. Después de unos segundos te separaste con delicadeza para seguir caminando... 'tengo que ir a recoger mis cosas todavía'. Yo me quedé quieto casi en la misma posición... así que me tendiste la mano para que te siguiera. Encontramos la puerta del camerino compartido, la abrimos y no había nadie. Estabas buscando tu mochila mientras me comentabas una anécdota de ese camerino... lo siento, mi cabeza no era capaz de asimilar. Mientras estabas distraída, apoyé la puerta con cuidado y se llegó a cerrar... oíste cuando se cerró y me miraste extrañada, mi mirada se entendía a la perfección mientras que tú tratabas de mostrar que no era el momento aunque la sonrisa se te dibujaba poco a poco. '... ten cuidado con lo que intentas...', susurraste dejando a un lado la mochila y mirándome. Yo me acercaba poco a poco.

'Lo has hecho genial y te mereces un premio... ¿No? qué mejor premio para un artista que si antes gozaron mis oídos, ahora lo que tiene que gozar es tu..'. Tratabas de contenerte... no sé porqué, tratabas de contenerte mientras una parte de ti lo estaba deseando incluso más que yo. Te cogí de la cintura y te besé, mientras tus brazos me rodearon y mi mano buscaba tu trasero... qué gozada con esta falda. Mientras le daba suaves mordisquitos a tu oreja tratabas de disuadirme.... 'no... ahora no... aquí no...'; pero mientras tu boca decía esas tonterías tu mano recorría mi espalda apoyándose en mi nuca para guiarme, para que bajase hasta tu cuello.

Siempre es más que una gozada disfrutarte en estos momentos. Ya habías desistido en el estúpido acto de contenerte y te limitabas a devorarme... aunque en estos momentos más bien te limitabas a dejar que te devorara. Te había apoyado en la mesita enfrente del espejo y estaba con una mano apoyada en él mientras te comía la boca y la otra mano subía por la cara externa de tu muslo. La falda ya estaba de adorno y me colaba bajo ella siguiendo la tela de las medias... y cuando llegué a la cintura enganché mis dedos y comencé a bajarla suavemente, tratando de no bajarte también la ropa interior. Sonreíste cuando lo notaste pero no trataste de pararme. Lo tomé como un "Sí, sigue... que me apetece"; así que a tus órdenes de nuevo.

Me separé de la pared para morder tu cuello hasta el escote mientras mi otra mano también se colaba bajo tu falda. Esta vez, antes de tratar de ayudarme a bajar las medias, no pude evitar levantarte un segundo para coger con fuerza tu trasero... estaban tus piernas cerradas por la posición entre las mías, y yo casi volcado sobre ti para cogerte el trasero mientras mordía tu clavícula... que se me escapó un mordisco notablemente más fuerte. Soltaste un suave grito y, avergonzada, subiste la mano con la que te estabas apoyando para taparte la boca... 'No te preocupes... los teatros están para montar espectáculos, ¿no?', te decía mientras bajaba con cuidado tus medias. Esta vez eras tú la que mordía mi cuello mientras yo estaba distraído... y me costaba demasiado tener cuidado con las medias.

En serio, yo no pretendía romperlas pero... sobraban desde hace demasiado tiempo, así que te las quité con más velocidad. No parecía molestarte. Recorriendo tu pierna con la mano mientras las bajaba aprovechaba para besarte la piel que quedaba expuesta... tus piernas me vuelven loco, y empezaba a notar como estos estúpidos vaqueros tan ajustados me estaban destrozando. Tú reíste cunado me viste aflojar el cinturón justo después de terminar de quitártelas. Me incorporé, abriste las piernas para rodear mi cadera con ellas y me cogiste de la camiseta para tirar como si fuera una corbata... 'no te vuelvas a alejar', se susurraste mientras me volvías a comer la boca.  Tus deseos son órdenes, y para demostrártelo te cogí con fuerza de los muslos y te levanté para que pudieses acercarte más a mí. Tú tuviste que agarrarte de mi espalda con fuerza, y sentiste como suavemente trataba de moverte como si no tuviésemos ropa.

Tu falda estaba subida y sentías perfectamente como en mi cadera había algo que buscaba tu atención... te encantaba sentirlo palpitar suavemente sobre la tela vaquera; por lo que buscaste acercarte más aún. 'Seguro que no me puedo alejar aunque sea... a un sitio mejor?', creo que llegaste a entender lo que me refería porque miraba tu entrepierna muerto de deseo. 'No.. como mucho te dejo alejarte hasta esa silla', si señalaste una que estaba detrás mía. Te dejaste caer para volver a ponerte de pie y me empujaste para que cayese sobre la silla... ahora eras tú la que me dominaba inclinada mientras me besabas, y yo el que se dejaba devorar.

Optaste por deshacerte de mi camiseta antes de que yo pudiese reaccionar. Cuando mi camiseta estaba acompañando a tus medias, con las manos trataste de recorrerme desnudo mientras daban dulces besos desde mi clavícula hasta el ombligo... yo no podía hacer más que disfrutar de la escena, mientras una de mis manos se colaba como podía por tu escote. Besabas, mordías y tus manos arañaban mi espalda y mi pecho hasta que comenzaste a acercarte demasiado a mis vaqueros. Notaba cómo tus dedos terminaban de quitar mi cinto y cómo volvías a subir los labios para resguardarse con los míos... tenía claro que era tu día, que no te tenía que dejar hacer esas cosas porque eras mi musa; era yo quien debía hacerte gozar... pero... hay veces que es tan... difícil. El pantalón cayó, me diste un suave beso e intentaste bajar los labios por mi cuerpo; pero una mano en tu nuca te paró.

Con los dedos ya jugabas sobre mis calzoncillos y notabas que estaba deseándote como nunca... te encantaba pasártela entre los dedos mientras me besabas. 'Aprovecha porque cuando recupere el control sobre mí mismo... te vas a cagar'. '¿De verdad crees que será posible?', sonreíste y caíste de rodillas. Yo... no pude hacer más... sentías como mis piernas se estremecían al compás de tu lengua, y como tenía que dejar caer la cabeza mientras me mordía el labio para no dejar que me oigas gimiendo. Mis dedos se entrelazaron con tu pelo recogido y te ayudaban a marcar el ritmo, mientras una parte de mí trataba de controlarse y... '¿Ves como era imposible que me pararas?', era pura perversión tu sonrisa mientras me lo decías. Lo suficiente como para hacerme perder el control. 'Cierto, aquí tendría que ser yo tu grupie'. La mano en tu pelo tiró con cierta rudeza, separándote de mí mientras me mirabas algo incrédula. Lo siento si te hice daño pero... no era la parte que te ama la que me controlaba en ese momento.

No, claramente en ese caso te necesitaba... mis manos se apoyaron bajo tus axilas y te ayudé a incorporarte un poco entre movimientos torpes, hasta que yo me incorporé y te levanté en peso acercándote a mí. Esta vez tu falda estaba absolutamente descolocada y notabas como mi miembro todavía húmedo buscaba cobijo entre tus muslos. Volví a apoyarte en la mesa del tocador entre suaves gritos de sorpresa tuyos. Tu miedo había desaparecido y ahora sólo tratabas de agarrarme fuerte para que no me alejara... pero tenía que hacerlo. Jugué a tratar de ganarle pulsos a tu lengua mientras mis manos se deleitaban con tu trasero... hasta que no pude más y fui yo quien me puse de rodillas. Apoyaste una de tus piernas sobre mi hombro y simplemente te dejaste llevar... mientras te apoyabas para no resbalarte del asiento. No tenía tiempo para juegos y me limitaba a hacerte gritar cada vez más y más fuerte mientras con mi lengua adaptaba la zona... era divertido que tú disimularas tratar de contenerte y yo tratarte de desconcontrolarte. Continué... continué hasta que una parte de mi cuerpo exigía participar también; y entonces aguanté un poco más hasta sentirte desesperada por estar cerca. Y entonces me levanté. Cogí como pude un preservativo del bolsillo, te miraba sonriendo y tú no dejabas de mirarme el rabo. No pensabas desaprovechar esos segundos para jugar con él, hasta que me puse el preservativo, tus piernas me rodearon y... comenzó el primer acto.

No sabría decir cuándo disfrutaron más mis oídos... pero que disfrutaban, estaba claro. Te levantaba ligeramente para poder coger una mejor posición y tú te abrazabas a mí, comenzando con suaves jadeos cada vez que entrada. Poco a poco cogimos ritmo y fuerza hasta que mis brazos comenzaban a bombear ácido en vez de sangre, y traté de mantenerte un poco más dándole más y más fuerza. Tú no dejabas de tratar susurrarme cerdadas al oído y eso me estaba haciendo perder el control. Cuando sentiste que mis brazos comenzaban a flojear me ofreciste que fuéramos al asiento y... yo sólo pude decir que sí. Te agarré fuerte tratando de moverme contigo en brazos y me senté mientras estabas encima... nada más sentarme, fuiste tú la que me cabalgaste para dejarme descansar. Yo optaba por apoyarme en tu trasero para acompañarte en los movimientos hasta que me pudieron las ganas de comerme tu pecho.... por lo que tuve que terminar de subir el vestido y te comí las tetas mientras tú estabas entretenida en cabalgarme. Se te veía decidida, sin poder parar y ahí fue cuando sentí que temblabas mientras casi no te podías mover... y entendí que pasaba. Con mis manos te ayudé a recorrerme de arriba abajo suavemente mientras tus piernas temblaban y dejaste los ojos en blancos; con la esperanza que eso fuera incluso mejor. Después de unos segundos que parecías desfallecer, volviste a mirarme con cara cansada... '¿De verdad pretendes parar?', te susurré mientras mordía tu oreja. 'Ni de coña...'. Así que me seguiste cabalgando otra, y otra, y otra vez...