Coitos rurales: 09 Hermanos

Ah, el cariño fraternal...

CAPÍTULO 9º

HERMANOS

Huelga decir que los Dick están disfrutando de lo lindo de su estancia veraniega en el pintoresco pueblo de San Cipote, momento que aprovecho para comentarles que, dentro del círculo familiar tratan el sexo sin tabúes; tanto es así que Peter y Katy los hijos del matrimonio se llevan mejor que muchos hermanos. ¿Que por qué digo esto? Sigan leyendo y lo comprenderán…

Es de noche, y el matrimonio formado por Henry y Mary Dick ha decidido salir a disfrutar de las fiestas patronales de un pueblo cercano, dejando a sus hijos solos en la casa rural.

*-¿Qué, hermanito, te has follado a muchas pueblerinas estos días? –Inquiere Katy dejando a un lado la revista de cotilleos que estaba ojeando y fijándose en Peter que acaba de salir de la ducha vestido únicamente con una toalla en torno a la cintura, toalla donde, ¿cómo no? Se marca su tremenda herramienta.

*-Bueno, alguna que otra ha caído –Peter sonríe y luego añade en tono pícaro y atrevido pues conoce bien a su hermana pequeña-: ¿Y tú qué, has comido muchas pollas? Porque imagino que sigues con tu idea de llegar virgen al matrimonio…

*-Mmm… -Katy Dick estira su mano y acaricia la tranca de su hermano por encima de la toalla provocando, tal y como ella deseaba, una repentina y brutal erección.

*-S-sabes que esto no está bien, Katherine… -Susurra el muchacho aunque sin oponer demasiada resistencia tampoco mientras su hermana, de un tirón, le arranca la toalla de la cintura, dejando al aire los veintidós centímetros de verga ya dura y erecta, apuntando hacia ella.

*-Antes te gustaba… -Susurra la chiquilla mientras comienza a pajear el tremendo pollón de Peter con una mano, en tanto que con la otra acaricia los huevazos cargados de leche-. Además –añade con una sonrisa maliciosa en su lindo semblante de quinceañera-. Es sólo un juego entre hermanos…

*-¡JOOODER, HERMANITA! –Jadea Peter Dick al notar en la punta de su dura verga la infantil pero experta lengua de su hermana pequeña-. ¿POR QUÉ TENDRÁS QUE SER TAN SUMAMENTE GUARRA?

*-Chist… -Vuelve a sonreír Katy mientras acelera el ritmo del pajote-. Tú sólo calla y déjame hacer a mí, hermanito. Además, sé que te encanta que te la coma, y a mí siempre me ha gustado tu polla tan grande y tan dura.

*-ESO ES, HERMANITA… DEJEMOS DE HABLAR Y SIGAMOS JUGANDO –Jadea Peter mientras agarra la cabeza de su hermana y comienza a follar su dulce boquita con su tremendo cipote.

*-MMM… ME ENCANTA SENTIR TU POLLÓN EN MI BOCA, PETER… -Gime Katy mientras se mete la mano por debajo del pantaloncito de su pijama con dibujos de la muñeca “Barbie”, llegando hasta su rajita, donde introduce dos dedos para acariciar su hinchado clítoris, alcanzando pronto un bestial orgasmo que hace temblar de pies a cabeza su, todavía, cuerpecito de niña caliente y viciosa-. LOGRAS QUE ME CORRA COMO UNA LOCA.

*-¿Estás mojadita, hermanita? –Inquiere Peter sacado su tranca de la boca de Katy y dejándose caer, aún con la polla totalmente enhiesta, en el sillón, invitando a su hermana a hacer lo mismo a su lado.

Cuando la pequeña Katy Dick comprende lo que su hermano quiere hacer deja escapar una risita de pura excitación y acto seguido se deja caer ella también en el sofá, con las piernas y el coñito totalmente abiertos.

No bien lo ha hecho, cuando Peter pone su mano sobre su juvenil y virginal sexo y mete un dedo en su húmeda rajita, acariciando su hinchado clítoris con la yema.

Ella, por su parte, agarra con su manita el enorme pollón de Peter y empieza a pajearlo con movimientos lentos y expertos a pesar de su temprana edad.

Pronto, el pequeño pero coqueto salón comedor de la casita rural se llena con los gemidos y jadeos de los dos hermanos Dick.

Hasta que por fin…

-*-¡ME CORRO, KATY, ME CORROOO! –Peter Dick se levanta de un salto del sillón y acerca su hinchado y morado cipote a la boquita entreabierta de su hermana pequeña un segundo antes de que su pollón comience a soltar lefa y más lefa, que la chiquilla traga y saborea con placer mientras sigue masturbándose y manando fluidos vaginales por su intacto chochito.

Cuando sus padres regresen ya tarde de disfrutar de las fiestas patronales del pueblo vecino los encontrarán dormidos, cada uno en su cama, como si nada hubiera ocurrido.