Coitos rurales: 05 El Alcalde y su secretaria

Qué pillos son los Alcaldes de pueblo...

CAPÍTULO 5º

EL ALCALDE Y SU SECRETARIA

Es una mañana calurosa esta que ahora nos ocupa, y aquí tenemos al bueno de don Senén dictando un nuevo bando a Paquita, su bonita y eficiente secretaria que, después de que el Alcalde termine de dictárselo, se apresura a corregirlo y a imprimirlo en la nueva y flamante impresora.

-Ya está, señor Alcalde –dice una vez la circular con el bando recién impreso sale de la máquina.

Momento que aprovecha don Senén para acercarse a ella por detrás y restregar su abultada entrepierna por el prieto culito de Paquita.

-Mmm… Señor Alcalde… No sea malo –gime la bonita ayudante al notar los veinticinco centímetros de verga de su jefe contra su rabadilla-. ¿Qué podría pensar su señora si se enterase?

-Mi señora es una puta vieja y estrecha que no se entera de nada –responde don Senén mientras agarra por detrás a la joven y le soba las pequeñas y duras tetas por encima de la blusa.

-¡Ohhh, don Senén, es usted taaan travieso! –Ríe Paquita mientras se desabrocha la blusa y el sujetador, dejando libres sus casi inexistentes tetitas, de pezones grandes, oscuros y duros como piedras, cosa que, como es natural, hace las delicias de su superior, que se lanza a lamerlos con su lengua, húmeda y viciosa.

Una vez la joven secretaria tiene las tetas y el vientre bien ensalivados, don Senén se desabrocha el pantalón, dejando salir su largo y grueso miembro, casi del grosor de su muñeca, haciendo que su joven ayudante lance un gemido de pura y simple excitación, al tiempo que nota como su coño se inunda de jugos vaginales.

-¡MMM, DON SENÉN! –Exclama Paquita mientras se arrodilla para meterse el trabuco de carne en su boquita golosa-. ¡SIN DUDA SU POLLA ES LA MÁS GORDA DEL PUEBLO! ¡ME ENCANTA CHUPARLA Y SENTIRLA EN MI BOCA!

-¡OHHH, SÍ, QUERIDA, PAQUITA! –Gime don Senén, sintiéndose en el Séptimo Cielo al notar la experta lengua de su secretaria recorriendo cada centímetro de su largo y gordo cañón de carne dura y palpitante-. Eres sin duda la mejor secretaria que he tenido en mucho tiempo…

-¿LE GUSTA, DON SENÉN? ¿LE GUSTA CÓMO ME COMO SU POLLÓN Y LE ACARICIO SUS GORDOS COJONES LLENOS DE LECHE CALIENTE? –Inquiere Paquita acariciando con delicadeza las enormes pelotas del señor Alcalde.

-¡SABES QUÉ SÍ, SO GUARRA! –Replica el anciano agarrando a la joven por los cabellos e iniciando un cadencioso movimiento atrás y adelante, follándose su boquita experta y golosa.

Luego, y con brutal e instintivo movimiento, el viejo Alcalde de San Cipote, levanta la faldita de su empleada y le arranca las braguitas de encaje, dejando al aire el coñito ya chorreante de fluidos vaginales.

-¡AHORA TE VAS A ENTERAR TÚ DE LO QUE ES UNA BUENA POLLA Y DE PORQUÉ YO SOY EL MANDAMÁS DE SAN CIPOTE! –Jadea don Senén mientras, de un solo golpe, introduce su pollón en el estrecho chumino de la caliente Paquita, que lanza un grito desgarrador de dolor y placer intensos.

-¡JOOODER, DON SENENNN! –Exclama la muchacha mientras se acaricia los duros y oscuros pezones con una mano y el hinchado clítoris con la otra-. ¡ESO SE AVISA, ME HA HECHO DAÑO!

-YA YA –Responde el jadeante y viejo semental mientras sigue haciendo fuerza con su verga en el angosto sexo de su mecanógrafa para añadir luego con la voz cargada de lascivia-. ¡CALLA, SO PUTA Y MENÉATE MÁS, QUE SABES QUE ME PONGO BERRACO CUANDO LO HACES!

-¡OHHH, SÍÍÍ, DON SENEEEN! –Chilla Paquita fuera de sí, meneándose cual posesa para obedecer los calientes designios del Alcalde-. ¡PÁRTAME EL COÑITO EN DOS CON SU TRANCA DE CARNEEE! ¡FÓLLEME COMO LA PUTA QUE SOYYY!

-¡SÍÍÍ, SO PUTA, SÍÍÍ! –Grita también el Regidor de San Cipote haciendo toda la fuerza posible en el chochito de su ayudante, mientras goterones de sudor resbalan por su semblante y caen sobre la desnuda espalda de la joven.

En ese momento, una lasciva sonrisa ilumina su sudoroso rostro cuando saca la polla del coño de Paquita y la apoya en su estrecho orto, haciendo que la muchacha, consciente de lo que se le viene encima, lance un pequeño gritito, mezcla de miedo y placer.

Y, pensado y hecho…

De un solo y brutal golpe, don Senén encula a la pobre Paquita, que lanza un grito desgarrador al sentir su culito invadido por los veinticinco centímetros de gruesa polla de su jefe.

-¡AHORA SI QUE VAS A CAGAR A GUSTO, NIÑA! –Exclama el anciano bombeando con su cuerpo adelante y atrás mientras gruesos lagrimones de puro dolor y placer caen de los preciosos ojos castaños de Paquita.

Y entonces, lanzando un berrido casi animal, don Senén se corre en el recto de su eficiente secretaria, llenando su cavidad anal de semen espeso y caliente. Semen que luego chorrea por los prietos muslos de la joven formando un charquito blanquecino a sus pies.

-Bufff, Paquita –resopla el anciano Alcalde de San Cipote mientras se sube los pantalones después de que su ayudante le haya limpiado los restos de lefa de la punta del pollón-. Recuérdame que te suba el sueldo un día de estos.