Coitos rurales: 02 LA LLEGADA DE LOS VERANEANTES

Los veraneantos han llegado... ¿Qué sorpresas les aguardan?

CAPÍTULO 2º

LA LLEGADADELOS VERANEANTES

*-¡Hemos llegado, familia! –Exclama Henry Dick con elocuente alegría mientras saca las maletas del maletero del coche familiar y dedica una sonrisa a su bella esposa-. Preparaos para respirar aire puro y vivir unos días en plena naturaleza.

Por su parte, Mary, su mujer, arruga el entrecejo y se coloca las caras gafas de sol de marca sobre su naricita respingona y coqueta.

*-¿A qué mierda de lugar nos has traído esta vez, papá? –Inquiere Peter, su hijo mayor mientras le ayuda con el equipaje en tanto que su madre y su hermana permanecen dentro del coche a pesar del calor reinante en el interior del vehículo.

Cuando por fin las dos mujeres de la familia deciden salir del coche, lo primero que llama la atención de Mary es la presencia de Bartolo, el tonto del pueblo, que se le queda mirando con todo descaro, para luego llevarse la mano a la abultada entrepierna al tiempo que exclama…

-¡Menudo par de tetas se gasta la gachí!

Cosa que parece ser del agrado de Mary Dick, que nota como su coño se humedece al pensar en el tamaño de la tranca del pueblerino a pesar de que a duras penas ha entendido una palabra.

Dos horas más tarde, una vez instalados en la casa rural, y mientras Henry lee el “Times”, su esposa decide que es buen momento para salir a conocer el pueblo y a sus gentes.

“Sobretodo a uno que yo me sé” –Se dice, volviéndose a acordar del imponente paquetón del tonto Bartolo.

Y con este pensamiento en mente, sale a la calle vestida con un ligero vestidito de tirantes que deja muy poco a la imaginación de cómo de rotundas son sus formas.

Camina saludando amablemente a los vecinos de San Cipote que se va cruzando por la calle, cuando lo ve, apoyado contra una pared con expresión ausente y sobándose la entrepierna, según su sempiterna costumbre y, ni corta ni perezosa, encamina sus pasos hacia él…

-Hello, mi ser Mary –saluda mostrando sus blancos dientes en simpática sonrisa-; and you?

-¿Qué ice? –Replica Bartolo sin poder quitar los ojos de las grandes mamás, talla 120, de Mary Dick-. Buenas mamellas –añade luego el tonto del pueblo relamiéndose mientras sus enormes manazas estrujan los globos de carne de la inglesa por encima del escueto vestido de tirantes.

-¡Oh, my Goood! –Exclama Mary Dick mientras nota como su coño se empapa de fluidos vaginales con solo sentir el contacto de las manos del tonto Bartolo sobre sus tetazas.

-Lo que tú digas, reina –susurra Bartolo mientras sigue sobándole las tetas mientras ella comienza a acariciarle el tremendo bulto de la entrepierna, quedando gratamente sorprendida del tamaño del mismo, pues son nada menos que veinticinco centímetros de polla dura y dispuesta para ser comida, lamida y tragada.

-I wanna suck your cock! –Exclama de repente la caliente veraneante británica mientras lucha con la correa del tonto del pueblo, hasta lograr bajarle los pantalones, dejando a la vista su tremenda verga.

-¡Oooh, sí! –Replica Bartolo, sintiéndose en el Séptimo Cielo cuando Mary Dick se mete sus más de veinte centímetros de polla dura y palpitante en la boca y empieza a succionar con gran deleite para ambos-. Esto es mucho mejor que las pajas.

-Mmm… Delicious… -Murmura Mary sacándose el falo del tonto de la boca y besando el hinchado y morado capullo.

Luego, lo arrastra al interior de un callejón cercano y le pregunta mientras se baja el minúsculo tanguita de color negro…

-Tú querer fuck me?

-¿Que si quiero qué?

-Que si quieres, ya sabes… -explica la inglesa, mostrando al pueblerino el consabido gesto del metesaca.

-¿Qué si te quiero follar? –La cara de Bartolo se ilumina con una enorme sonrisa al tiempo que agarra a Mary Dick con cierta violencia no exenta de cariño y, sin dudarlo un instante, le clava el cipote en el ya encharcado chumino al tiempo que exclama-: ¡Eso ni se pregunta!

-¡OOOHHH, WHAT A BIG COOOCK! –Comienza a gemir y a jadear Mary Dick mientras Bartolo bombea con su polla cada vez con mas fuerza en su caliente y chorreante coño -¡FUCK ME, FUCK ME, FUCK MEEE!

-¡CALLA, CACHO GUARRA, QUE YA NO PUEDO MÁÁÁS! –Grita el tonto del pueblo mientras saca su durísima verga del chumino de la inglesa y la conmina a arrodillarse de nuevo, dispuesto a correrse sobre su cara y sus tetazas.

-Mmm… Mi gustar tu leche, machote –Mary Dick ríe feliz mientras Bartolo descarga sobre ella una ingente cantidad de lefa caliente y espesa como leche condensada.