Coitos De Lolitas- ¿Caricias Criminales?

Cuando el cuerpo arde solo resta apagar el incendio

Coitos De Lolitas- ¿Caricias Criminales?

Pablo: Teniente de la Policía,  1.84m, 80kg, 18cm, moreno, barba de tres días, ojos café oscuro, expresión facial ruda, complexi

ón atlética, brazos fuertes, 31 años.

Susy: Piel blanca, 1.55m, 49kg, tiernos labios rosas, cabello castaño a media espalda, ojos verdes, facciones finas, senos crecientes y erguidos, trasero firme y redondo, dulce olor a rosas

La puerta de la habitación se cierra bruscamente, es prohibido, lo saben, pero no les importa, a veces la carne solo pide ser poseída, la tensión sexual de días, se descarga en el ambiente, los abrazos, los besos en la mejilla, los roces en los muslos, no son más en escondidas; el teniente deja caer a su presa en la cama, atónita ella ve la naturalidad de un hombre, con cada prenda que cae al piso, su figura la embelese, la oscuridad apenas deja ver el vello de su pecho y el bulto latente, Susy aspira con demencia el olor a colonia y sudor de su amado, no es más su tío, es su hombre.

Él se aproxima a buscar sus labios rosas, los muerde con firmeza y degusta la saliva dulce, ella inexperta intenta

meter su mano dentro del slip de Pablo, la detiene, le ordena quitarse la ropa y ella obedece, se despoja de su blusa el observa esos pequeños volcanes que empiezan a nacer, ella desliza por sus tobillos la falda, como bestia se tira sobre ella, come su cuello, lame su oreja; intenta ser mujer y arque la espalda, se sujeta firmemente de los hombros del policía, sus cuerpos sudan, queman.

Se despega de su sobrina, que aun recostada en la cama siente nervio de lo que sigue, sus manos fuertes y grandes, deslizan sus bragas por sus caderas, las retira y siente su aroma virginal, ella abre las piernas sutilmente, para que observe su más grande tesoro, el parece ver el paraíso, delicadamente acaricia su vulva, siente en las yemas su terso vello creciente…gime y vuelve a gemir cada vez más fuerte, siente el picor de una barba y el jugar de una lengua, ella lo toma del cabello y trata de empujarlo fuera de sus muslos, él se aferra como gran guerrero bebiendo en un oasis después de caminar meses por el desierto.

Ni el vino más añejo de renombre se compara a los jugos que ha probado el teniente, con los labios húmedos, rodea las tetas de la joven y succiona, en ritual que le recuerda su infancia. Se ven fijamente, rozan sus narices, respiran su aliento, el deja caer su saliva entre sus labios abiertos, ella la recibe, siempre la ha sabido a menta. Pablo se desprende de su ropa interior, su pene largo y grueso sale con firmeza de su encierro, se dibuja ligeramente curvado, con grandes testículos y rodeado de vello púbico excelentemente rasurado, Susy queda hipnotizada con el latir de esa gran virilidad, él toma la cabellera castaña con su mano izquierda y con la diestra abre la boca de la chica, introduce su miembro, siente el rozar de los dientes por momentos, pero de igual forma ve el sutil esfuerzo de abrir la boca para respirar, las arcadas son notas melodiosas para sus oídos.

El policía se detiene por un momento, sintió que su arma se disparaba, aun no era el momento, la saliva se desliza por las comisuras de los labios de Susy, su paladar tiene un sabor extraño pero lo degusta, ve a su tío fijamente, cuando lo hacen parecen que ardieran, hincados en la cama, ella toma firmemente el miembro erecto, susurra –quiero sentirte dentro- la toma por la cintura y la recuesta en la cama, escupe en su mano y extiende su saliva por los labios vaginales, caliente de su sobrina, se acomoda entre sus piernas y la besa, una estocada sería suficiente pero algo lo detiene, sabe que la sed no se esfuma y él quiere seguir probando ese tierno vino, solo rosan su cuerpo, pero eso basta para despertar orgasmos en una vulva hinchada, su pene se conforma con la calidez y humedad ofrecida. Gemidos, bufidos, cada vez más constantes, le da vuelta y le hace poner en cuatro patas, sigue deslizando su miembro, ella gime y el dan un gran grito, ambos caen en la cama, Susy siente un líquido viscoso, caliente en el ombligo y su pecho, Pablo toma un poco de ese extraño liquido con los dedos, los desliza por los labios de la chica y luego los introduce en su boca, los devora, se besan… su virginidad está intacta, pero su lujuria es un pequeño brote que aun crecerá.