¿Coincidencias?

Un día dije que toda la culpa era de esta página, pero en realidad es de toda aquella gente que se anima a escribir su relato y nos provoca sensaciones que no podemos controlar.

Hoy en cambio empiezo con dos preguntas de las muchas que me hice al leer el relato de un amigo: ¿Cuándo podemos decir que algo es una "casualidad"? Y ¿cuando que son cosas del "destino"? No lo se, tal vez alguien lo sepa y si es así me gustaría saberlo, pues esto me trae comiendo el coco desde hace unos días cuando recibí dicho relato en mi correo, en el que me contaba una historia en la que todo lo que leía tenía que ver de cierta forma conmigo, ¿casualidad?, ¿intencionado? Tampoco lo sé

¿COINCIDENCIAS?

He leído ese relato suyo (del cual desconozco la fecha en que lo escribió y ese es su mayor misterio) y no he podido evitar poner mi cara a esa chica del otro lado del Atlántico, y el rostro de mi escritor a aquel hombre llamado particularmente "Jorge", pero no era el Jorge que yo conocía, no, éste era otro muy distinto al original. Éste en particular era rubio de ojos claros, mestizo y vestido de traje, se comportaba de un modo diferente al mío, pero igualmente apasionado, entregado, sincero.

Él me hizo imaginar…imaginar un momento, un lugar, una situación, una relación, todo parecía que narraba el futuro en medio de algunas fechas importantes para cualquier persona como es el fin de año. Yo no le conozco en persona, pero tengo su foto y no pude evitar el hecho de verle a mi lado, de compartir con él toda aquella historia en la que me hacía su pareja en una linda noche, en la que había la típica alegría por recibir un nuevo año. No faltaron los personajes impertinentes que muy lejos de distorsionar aquel sueño lo hicieron mas interesante, pues nos orillaron a estar solos en una linda habitación mirando el frío paisaje de invierno por una ventana, brindando por todo aquello que debía suceder en nuestro nuevo año.

Me dejé envolver por aquel vestido negro tan escotado que a él parecía gustarle y me vi feliz al lado de un chico tremendamente tierno que sabe tratar a una mujer, no era violento, desesperado o ansioso; mas bien era sereno, cariñoso y me daba una pequeña dosis de pasión que se disolvía lentamente en mi cuerpo, pude sentir sus manos sobre mi despojándome después del atuendo tan hermoso que me colocó en su imaginación (suponiendo que lo fuera) y pude ser capaz de imaginarle a él desnudo frente a mi, en esa habitación tan hermosa en donde se podía respirar el perfume de nuestros cuerpos, esa sensación que nos provoca la imaginación es tan fuerte que parece que te sumerges en una realidad a paso acelerado en cuestión de nanosegundos y nos permite ver y sentir todo aquello que queremos al leer en las líneas propias o ajenas de un relato erótico. Pues todo eso que él narraba podía verlo, sentirlo, olerlo, escucharlo; mi imaginación logró ver cada uno de los detalles que él plasmó y me dejé seducir por sus brazos, por su cuerpo, por su cariño, el cual a pesar de no ser mi pareja sentía latente en lo intenso de sus besos narrados.

Entré con él a ese jacuzzi (otra coincidencia con uno de mis relatos) y me dejé hacer lo que en cada momento dictaban nuestros cuerpos, esa chica llamada "Milli" me cedió su lugar en ese preciso instante le agradecí que así fuera, pues realmente deseaba estar con ese hombre que muy por encima de ser un macho semental era un caballero, al cual espero conocer en persona algún día para compartir experiencias al respecto. Pero en ese momento solo me centré la lectura, no en el futuro, un futuro que tal vez no dependa de mi, solo deseaba que esos segundos tan anhelados se hiciera realidad en mi mente y vaya si lo conseguí, pues un cosquilleo empezó a recorrerme de pies a cabeza y sentía como la sangre comenzaba a hervirme poco a poco conforme iba leyendo, dejé que mis dedos se convirtieran en su dulce lengua y permití que hiciera todo aquello que yo leía. Dejé que su lindo sexo penetrara en mi y me dejara exhausta de placer al ritmo de aquellas campanadas de media noche, que sin lugar a dudas fueron mejor que 12 uvas como él dice, me brindé el mayor placer manual que desde hace días él provoca en mi con sus relatos y me tome la libertad de llegar a aquel ansiado orgasmo que provocó con sus exquisitas palabras escritas.

No sé que lamento más, el hecho de que él lea esto y pueda pensar lo peor de mí, o el hecho de no poder confesarle abiertamente que me encantaría

En fin, gracias J. por regalarnos tan bellos, excitantes y emocionales relatos tan candentes y plagados de sensibilidad que nos dejan con la mente y el cuerpo aturdidos por un buen rato. Besotes y sigue así, pues habrá gente que no te anote comentarios, pero seguro que al leerte no pasas desapercibido.