Cogiendo en los baños públicos
Desperté con ganas de una buena verga y no quedaría satisfecho hasta encontrarla.
Cuando desperté, tenía muchas ganas de mamar una buena verga y sentirla perforando mi ano. Decidí ir a los baños de un centro comercial donde hay grandes orificios en las paredes que dividen los cubículos a ver si conseguía un buen pichón. Entré a un cubículo, me bajé los pantalones y la tanga y empecé a excitarme. Iba introduciendo mis dedos en mi culo para dilatarlo por si había oportunidad de que alguien me cogiera.
Escuché que alguien entró al cubículo de la izquierda y me acerqué al orificio para verlo. El tipo se dio cuenta de que lo estaba observando y se levantó para mostrarme el culo separando sus nalgas y dedeándose. Obviamente, ambos éramos pasivos y buscábamos lo mismo: un pito grueso, largo y cabezón que nos rompa el ano.
Pasaron unos minutos y escuché que otra persona entró al cubículo de la derecha. Esperé a que se bajara los pantalones y la trusa y se sentara en el inodoro. Me acerqué al orificio y pude ver que el tipo estaba jalándose la verga. Cuando se dio cuenta de que lo estaba observando, sonrió y me preguntó con señas si quería mamarle el pollo. Asentí con la cabeza. El tipo introdujo su verga por el orificio, la agarré con una mano y comencé a chupársela.
Era una verga rica, circuncidada; no muy grande, pero perfecta para tragármela toda. Mientras mamaba, escuchaba que varias personas entraban a los baños, meaban o cagaban y después se iban, lo que me excitaba mucho más. Estuve chupando pito como diez minutos y, de repente, el tipo se vino en mi boca y me tragué toda su leche. Él se subió la trusa y los pantalones y se fue. Pero yo no estaba satisfecho aún.
Vi con alegría que el tipo pasivo que estaba a mi izquierda ya se había marchado. De pronto, alguien entró a ese cubículo: un chico guapo como de unos veinte años. Se bajó los pantalones y pude ver sus piernas peludas en exceso. Cuando se sentó en el inodoro, noté que tenía un putero de vello púbico. Empezó a jugarse la verga mientras se le iba parando hasta que se puso durísima. Me gustó mucho su pito, así que tenía que lograr que me cogiera. Empezó a observarme a través del agujero en la pared, por lo que me levanté para mostrarle mi ano. Le hice una seña para que viniera a mi cubículo.
El chico entró, puso el seguro y se sentó en el inodoro. Yo me incliné y empecé a mamarle la verga. Me la tragaba toda hasta sentir sus vellos en mis labios. Él trataba de controlar sus gemidos para que nadie escuchara. De pronto, me volteó y empezó a chuparme el culo. Me metía toda su lengua y yo sentía delicioso. Me indicó que me colocara frente a él y fui sentándome poco a poco en su verga. Cada vez que me metía un poco más de su pito, más me gustaba
Cuando lo tuve todo dentro de mí, empecé a cabalgar a ese macho delicioso. La verga entraba y salía de mi culo que la apretaba para no dejarla escapar. Estaba tan concentrado en la cogida que no me había dado cuenta de que había gente en los cubículos de al lado y nos estaban viendo. No me importó y seguí ensartándome en ese pollo. De pronto, el chico me lo metió hasta el fondo y se vino dentro de mí. Sentir su leche caliente en mi culo me excitó mucho, me masturbé y me vine.
El chico se subió los pantalones y salió del cubículo. Me senté en el inodoro y encendí un cigarro recordando la deliciosa cogida. Después de eso, me acomodé el hilo de la tanga entre mis nalgas, me subí los pantalones y salí de ahí.