Cogiendo con el pasado

Un famoso actor de cine retorna a su lugar natal en una noche fria lluviosa e insomne y se encuentra con su pasado y con un macho espectacular.

COGIENDO CON EL PASADO

Odio a los "papparazzi ", como llaman a los fotógrafos perseguidores de celebridades. Detesto también a los noteros de diarios , revistas y canales de TV. Mi vida es mía y estos pesados quieren retratarme en situaciones comprometidas para que sus diarios y revistas vendan mas. Para que sus estúpidos programas de televisión tengan mas audiencia . Hasta que no me fotografíen cagando, o chupando una garcha, no han de cesar en su persecución permanente. Que yo sea un actor de cine famoso, de esos que mueven multitudes, generan histerias, ocasionen tumultos, no les da derecho a meterse en mi vida.

Por ese motivo tal vez, me escapé esa noche. La noche en que lo conocí.

Soy argentino pero me habían recibido como si fuera un " big star· inglés o americano, con todos los honores, con decenas de periodistas, cámaras de TV, cronistas de espectáculos y fotógrafos. Todos preparados para preguntar tonterías , interrumpir mi paso, hacerme sentir tonto , negarme como persona. Yo no soy en realidad Terry Fox, mi verdadero nombre es Mario Ruiz, no nací en Liverpool, mi idioma materno no fue el ingles cockney . Todo eso es una máscara.

Si soy argentino , nací en Sarandí , un barrio que integra el suburbio de Avellaneda, al sur de Buenos Aires y que en aquella época era aún mas desolado que hoy. Vivìa en la parte mas pobre de ese barrio humilde y diversas casualidades me llevaron a ser modelo, actor y luego intentar la aventura de Hollywood. Hoy protagonizo películas de acción gracias a mi cuerpo hiperdesarrollado por el gym y las hormonas. En suma soy un producto mas de la sociedad de consumo. Como el desodorante de ambientes, la leche condensada, o el alimento para gatos.

En esta visita promocional a mi país , no estaba previsto la visita a mi barrio natal, pues mis representantes y managers me habían dicho que eso no mejoraría mi imagen., que era peligroso, que allí abundaban los robos, secuestros y cosas peores. Esos suburbios son cuevas de criminales, me dijeron. Yo lo sabía de primera mano pero habían pasado quince años desde que me fui.

Hacia veinte días que había roto con mi pareja de ocho años, un productor discográfico muy famoso y muy rico de Los Angeles, y el recuerdo de la ruptura me ponía mal. De modo que el retorno a mi país , tenía ese marco de tristeza y soledad que me hacía recordar aquellos años del pasado: cuando era un pobre chico gay que vagabundeaba por las calles humildes de Sarandí.

En aquella época me gustaba un macho. Un mecánico casado y ordinario que no me daba ni la hora y que jamás cruzó una palabra conmigo, salvo para insultarme. Se llamaba Rodolfo e integraba la comparsa de carnaval del Club Fuerte Pampeano de Sarandí y yo me volvìa loco pensando como hacer para seducirlo . Y soñaba con su pija gruesa y caliente en mi boca, con sus bolas en mi nariz, con su culo en mi lengua. Soñaba con ese macho cogiéndome y cuando estaba por ver el ansiado rostro de Rodolfo , me despertaba llorando a solas. Cruzaba el patio frio hasta el baño y allí muerto de frío, me hacía una paja solitaria como el vuelo de un gorrión gris que se ha herido..

Todavía recuerdo su pelo ondeado, sus cejas pobladas, aquellos rasgos que parecían cortados a cuchillo y el cuerpo largo y fuerte. Aún puedo recordar su cuello desabrochado y los vellos negros de su pecho saludando a su garganta. Aún puedo imaginar su pecho ancho y poderoso, sus brazos manchados de grasa como sus manos y aquel pantalón de trabajo gris azulado que marcaba su panza incipiente, su bulto impresionante y aquel culo pesado y gordo que me atraía tanto.

Un día de invierno, no lo he podido olvidar, el me encaró contra un muro sucio de la esquina de su taller y me preguntó porque lo miraba tanto y me dijo puto de mierda, marica asqueroso, enfermo, y algunas otras bellezas. Me miró con tanto odio que no me atreví a contestar nada, ni a defenderme por el terror de que me pegara o que me matara. Me escupió en la cara y se fue.

En esa época este puto que ven acá, sentía culpa miedo y vergüenza por gustar de la chota de otros hombres, por morirse por coger con otros machos. Era muy jóven.

Este puto que escribe todavía creía que los que defendían su hombría como lo había hecho Rodolfo eran los verdaderos machos. Pasaron muchas lluvias, mucho psicoanálisis y muchos sufrires hasta que comprendí que los que reaccionan con violencia son también homosexuales larvados o tienen terror de serlo por algun motivo

Por aquel escándalo, que trascendió por todas partes, me fui de mi casa a los 17 años y viví primero con un peluquero de damas, luego con un maquillador de artistas, mas tarde con un sombrerero de la alta sociedad y con una fotografa lesbiana que se apiadó de mi y me introdujo en el mundo de la moda y la fotografía y un dia me di cuenta que del chico de Sarandí que se depilaba las cejas, y que movia las caderas, al Este y al Oeste, sólo quedaba el recuerdo. Me habían sofisticado. También me habían roto el culo muchas veces y eso me hacía feliz y me tenía mas tranquilo. Cogía con uno, cogía con otro y algo sacaba de aquellos coitos nocturnos : cogiendo se conoce gente.

Empecé a moldear mi físico con un personal trainer (para los íntimos "la Simona") y a pulir mi inglés elemental con un profesor de esgrima búlgaro (cogía como los dioses y tenía una pija monumentalmente gruesa).

Del modelaje pasé al cine y a la televisión y ya casi nada queda de aquellas películas de clase B o aquellas novelas de una marca de jabón , donde mi físico de gym y mi cabellera teñida de peluquería, me habían hecho tan popular entre las jovencitas (y algunos jovencitos claro) del país. Con mi último amante, el autor de aquella cursi novela " Tus labios que no he besado", compartimos casa, cama, mesa, mantel y un perro boxer llamado Sarandí que fue lo único que extrañé cuando me fui por primera vez a Miami , para ampliar horizontes.

El cambio de cultura, la vida en otro tipo de sociedad, mi progreso como actor de cine, el paso del tiempo , me hicieron pensar que ya nada quedaba en mi vida de Sarandí mi barrio ni el recuerdo de mis padres ni el dolor de mis hermanos cuando me despedí, ni mi normbre y apellido, ni la memoria de Rodolfo y su amenaza violenta, ni el olor de la pobreza, olor a sopa con pocos fideos y mucho caldo , ni aquellas pajas solitarias en aquel baño helado.

En Miami me hice Terry Fox y conoci a mi amor Danny y este me llevó a la fama. Y fui la réplica latina de Van Damme, y el idolo adorado de millones de admiradoras desde la primera película que hice , ambientada en los bajos fondos de esa ciudad.

Hollywood me llevó a la fama mundial y cada uno de mis músculos rendían lo suficiente como para ganar fortunas, gastar millones y vivir con todos los privilegios y satisfacciones.

A los 32 años, recién divorciado de Danny, millonario y famoso se les ocurrió que era tiempo de volver a mi país a promocionar "Killer 2005" una pésima película que habia costado muchos dinero que había que recuperar.

Y es asi como desembarqué en el Aeropuerto Internacional de Buenos Aires en Ezeiza, , como un pasajero VIP que parecía que no había nacido en aquel paraje olvidado por la historia , llamado Sarandí.

Los paisajes que ve un viajero VIP son similares en cualquier ciudad del mundo: hoteles cinco estrellas, avenidas residenciales, autopistas, restaurantes, lugares de la noche dedicados a los turistas…… Estuve encerrado el primer dìa en mi cuarto de hotel y no di entrevistas. Estaba cansado por el viaje señalaba , y prometìa recibir al periodismo el dia siguiente.

Pero esa madrugada, junto con mi pija al palo , deseando coger y ser cogido, junto con la excitación de mis bolas llenas de leche intercontinental, volvió a mi mente Sarandí , la casa pobre de mis viejos, las canciones de mis hermanas, el ladrido de mis perros, las lágrimas de aquel chico que era gay y debía disimularlo , y recordé aquel club deportivo donde Rodolfo ensayaba con sus compañeros de comparsa y me tomé varias pastillas para dormir y no sentirme de nuevo el chico desguarecido de cejas depiladas y caderas al Este y al Oeste . Pero como no pude dormir , me levanté y tomé las llaves de la cuatro por cuatro de mi asistente argentino y sin que nadie me viera y con anteojos oscuros , salí del hotel. Eran como las cinco de la madrugada y a gran velocidad fui dejando el barrio residencial donde estaba el hotel y me dirigí al Sur, allí donde la pobreza no se puede disimular. Estaba empeñado en ir hasta Sarandí, hasta el centro mismo de mi pasado.

Ingresé a una autopista que no conocía y llovia, y tenia mucha tristeza y por el efecto de los tranquilizantes, terminé perdido entre colectoras y entradas de autopistas y cuando me quise dar cuenta estaba en Sarandí, pero no reconocía los lugares ni las calles , solo veía galpones y depósitos hasta que pasé por una estación de servicio y cuando me iba a parar a preguntar como salir de nuevo hacia el Hotel, vi a un muchacho parado , serio , de cabello bien negro, piel muy blanca, ojos oscuros y expresión amenazadora. Un macho de Sarandí. No me atreví a parar. Tuve miedo de ser asaltado , robado, secuestrado. Pero me calenté con el chico, tendria 24 años y por lo que pude ver antes de doblar, era hermoso.

Segui varias cuadras a la derecha sin encontrar la salida y finalmente al doblar a la izquierda volví a pasar por la estación de servicio y lo volví a ver y había encendido un cigarrillo y en la casi oscuridad de la noche confirmé que era joven , hermoso, y me atreví a llamarlo. Se acercó caminando bien a lo macho, como si la pija y los huevos le pesaran

Me dijo buen dia aunque no había amanecido y me indicó que si lo llevaba a la capital me indicaría el camino. Superando el miedo lo hice subir al auto y supe que no me reconoció. Mas tarde me enteré que en Sarandí ya no quedaban cines .

Me indicó la ruta y cuando ya estábamos llegando a la capital le pregunté su nombre y me dijo Gabriel y yo volví a ser Mario, como cuando era un Gabriel algo mas jóven que vivía en Sarandi. Faltaba poco para que el se bajara y sentí como que si lo dejaba ir perdería algo valioso… Pensé con la pija y no con el cerebro cuando lo invité a desayunar en el hotel , con la promesa de que lo devolvería más tarde en el lugar donde lo habia enontrado.

Me miró , lo miré. Tuve ganas de hablar, de decirle muchas cosas, pero el puso su mano joven y fría sobre mi mano en el volante y el contacto de su piel fue como sentir electricidad y apreté sus dedos como involuntariamente y senti que sus dedos se confiaban a los mios.

Cuando vio la suite donde yo estaba instalado sus ojos se asombraron , y comenzó a caminar con la misma forma casi arrogante de machito bien dotado. Comencé a sacarme la ropa para cambiarme y el me interrumpió y me dijo " No soy puto, me voy a ir ". Y yo que no supe que decir , lo miré a los ojos y le dije sonrojado " Qué lástima"….

Qué lastima que tenga tanto sueño , agregué y en slip me tiré en la cama king size y apagué el velador y el confundido no supo que hacer y terminó sacándose la ropa y colgándola con cuidado en una silla y sacándose los zapatos y las medias , se tiró a mi lado y como hacia algo de frío en la habitación, extendí las cobijas para que se tapara y nos quedamos profundamente dormidos.

Me despertó la lluvia y encendí el velador y lo miré, era hermoso, parecía mas jóven aún , la piel muy blanca apenas con vello los ojos enormes cerrados soñando no se qué mundos, y bajé su slip blanco y olí su pija grande, sus huevos húmedos , sus pubis llena de pelos, y mi deseo pudo mas que mi miedo y comencé a besar su garcha y al rato me metí la pija en la boca como quien sabe que eso lo dicta el destino y esa pija gorda y dormida comenzó a reaccionar, aunque el parecía seguir dormido y me llené la boca con su sexo y lo lamí , lo mamé , lo chupé. Cubrí con saliva su cabeza y su tronco y sus huevos y segui mamando hasta que el se movió y me inquieté hasta que puso su mano en mi nuca y comenzó a coger mi garganta, a penetrar mi boca, a hundirse contra mi lengua , a surcir mi paladar con su pija, verga, polla, miembro viril ,poronga, chota, y mamé mamé , y senti su leche saltar sobre mi cara, mi boca, mis ojos, mi frente.

Y al rato el repasaba con su lengua mi cara mi boca mis ojos y mi frente para beberse toda la leche que su pija y sus huevos habían volcado en mi como una lluvia nueva , una lluvia caliente que me había quemado como si fuera lava de un volcán.

Cuando bajó a bañarse, lo seguí y mi cuerpo musculoso impresionó su cara joven y casi ingenua y enjaboné su culo blanco y redondo como dos lunas llenas y su orto hermoso y sin pelos y lavé su garcha y sus brazos y su pelo y sus orejas y el hizo lo mismo conmigo mientras admirando mis músculos decía "sos una masa " "sos una masa" que era una forma de admirar mi físico hiper desarrollado.

Y alli enjabonados y oliendo a un jabón de fragancia extraña y exquisita me la puso en el orto , con fuerza , a lo macho , sin permitirse ninguna piedad y creí que me moría hasta que comencé a recordar a Rodolfo de Sarandí y a la comparsa de carnaval , y a mi barrio y cada estocada era como una vuelta del pasado , que lejos de darme dolor como hasta ahora, me traía una extraña dosis de felicidad, y me cogió tres veces mas ese día , hasta que lo llevé hasta el viaducto de Sarandí: ahí se bajó para perderse entre las sombras, entre los yuyos olorosos y verdes, entre las luces pálidas que adormecía la luna.

galansoy

A todos los que me escriben a mi mail muchas gracias. Valoren mis relatos si les han gustado. Muchos abrazos a todos . g.